¿Reforma, innovación o deformación? La Liturgia de la Semana Santa (III)

Misa tradicional
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UNA CATÓLICA PERPLEJA

30 marzo 2024

A la vista de todas estas innovaciones litúrgicas, que poco tienen que ver con el verdadero sentido católico de “reforma”, afirmaba Stefano Carusi: “No es un misterio que éste era el clima en los años cincuenta y sesenta durante la reforma. Con el pretexto de arqueologismo, la sabiduría milenaria de la Iglesia fue sustituida por el capricho de un juicio personal. Actuando de esta manera, no se reforma la liturgia, sino que se deforma. Con el pretexto de restaurar antiguas prácticas -sobre lo que han escrito estudios científicos de un valor dudoso y fluctuante – uno se libera de la tradición y, después de haber arrancado el tejido de la liturgia, hace un trabajo de parche defectuoso cosido sobre un descubrimiento arqueológico de autenticidad poco probable. La imposibilidad de una reactivación integral de ritos que ha estado muerta durante siglos -si es que alguna vez existieron-  resulta en la entrega de los trabajos restantes de «restauración» al libre vuelo de la imaginación de los «expertos» (…).

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El Sábado Santo se introdujo una bendición del cirio pascual usando un cirio que debía ser llevado por el diácono durante toda la ceremonia. Cuando esta reforma entró en vigor, todos los candelabros pascuales de la cristiandad fueron inutilizados para el Sábado Santo, a pesar de que algunos se remontan a los albores del cristianismo. Con el pretexto de volver a las fuentes, muchas obras maestras litúrgicas de la antigüedad se convirtieron en piezas de museo inutilizables. El canto triple de «lumen Christi» [«La luz de Cristo»] ya no tenía una razón litúrgica de existir. En el Misal de 1952, el fuego nuevo y los granos de incienso eran bendecidos fuera de la iglesia, pero no el cirio; el fuego se pasaba a una caña, una especie de polo con tres velas en la parte superior, que se iluminaban durante la procesión, sucesivamente, con cada invocación de la «Lumen Christi»; por tanto, la invocación triple. Con una de estas velas se encendía el cirio pascual, que se mantenía desde el inicio de la ceremonia en el candelabro pascual. Después de la fabricación de una procesión con el cirio, se decidió que se colocara en el centro del santuario, donde se convertía en el punto de referencia de las oraciones, como durante la procesión, volviéndose más importante que el altar y la cruz; una extraña novedad que cambiaba la orientación de la oración en etapas sucesivas. Mención especial merece la distorsión de la simbología del “Exultet” y su naturaleza: se preservó el texto tradicional, casado con un rito ahora totalmente alterado. Así sucedió que uno de los momentos más significativos del ciclo litúrgico se convirtió en una pieza teatral de asombrosa incoherencia. En el Misal de 1952, el canto del «Exultet» comenzaba con el cirio apagado; los granos de incienso se fijaban en él cuando el canto habla del incienso; el cirio era encendido por el diácono y las luces de la iglesia se iluminaban cuando el canto hacía mención de estas acciones. Estas acciones, en unión con el canto, conformaban la bendición. Se introdujo la colocación del agua bautismal en un cuenco en el centro del santuario, con el celebrante hacia los fieles, de espaldas al altar; elección dictada, en palabras de Carusi, “por la obsesión de que todos los ritos deben llevarse a cabo con los ministros sagrados de cara al pueblo”, pero de espaldas a Dios. Según esta lógica, los fieles se convertían en los verdaderos actores de la celebración. 

Las palabras de Stefano Carusi son duras. Vale la pena reproducirlas: “Estas decisiones imprudentes, fundadas en un populismo pastoral que las personas nunca solicitaron, terminaron por destruir todo el edificio sagrado, desde sus orígenes hasta la actualidad. En un tiempo, la pila bautismal estaba fuera de la iglesia o, en años sucesivos, dentro de las paredes del edificio, pero cerca de la puerta principal, ya que, según la teología católica, el bautismo es la puerta, el «Janua Sacramentorum» [«la puerta de los sacramentos»]. Es el sacramento que hace miembros de la Iglesia a los que siguen fuera. Como tal, fue simbolizado en estas costumbres litúrgicas. El catecúmeno recibe [en el bautismo] el carácter que lo hace miembro de la Iglesia; por lo tanto, debe ser recibido en la entrada, lavado en el agua del bautismo, y por lo tanto adquiere el derecho a entrar en la nave como un nuevo miembro de la Iglesia, como uno de los fieles. Sin embargo, como miembro de los fieles, entra sólo a la nave y no al santuario, en el que está el clero, que se compone de los que tienen el sacerdocio ministerial o que se mantienen en relación con ello. Se insistió en esta distinción tradicional porque el llamado sacerdocio «común» de los bautizados es distinto del sacerdocio ministerial y es distinto en esencia, no superficialmente. Son dos cosas diferentes, no grados de una sola esencia. Con los cambios obligatorios, sin embargo, no sólo los bautizados (como ya se hizo el Jueves Santo), sino incluso los no bautizados están convocados en el santuario, un lugar reservado para el clero. Uno que sigue siendo «presa del demonio» porque todavía tiene el pecado original, es tratado igual que aquel que ha recibido las órdenes sagradas y entra en el santuario a pesar de que sigue siendo un catecúmeno. El simbolismo tradicional, en consecuencia, está completamente masacrado”: en la liturgia del Sábado Santo se derribó el simbolismo relacionado con el pecado original y el bautismo como puerta de entrada a la Iglesia. Según el Misal de 1952, la bendición del agua bautismal se daba en la pila bautismal, fuera de la iglesia o cerca de la entrada. 

Para la Vigilia Pascual se creó además ex nihilo la «renovación de las promesas bautismales”; siguiendo la idea de que los sacramentos deberían ser re-avivados en la conciencia, los reformadores pensaron en la renovación de las promesas bautismales. Esto se convirtió en una especie de “examen de conciencia” en relación con el sacramento recibido en el pasado. Esta práctica, aunque sin poner en tela de juicio la doctrina católica de la “ex opere operato” [«de la labor realizada»], hizo hincapié en el elemento subjetivo del sacramento sobre el objetivo. Parar Carusi, “el sustrato de estas innovaciones -que no tienen fundamento ni en la Escritura o en la práctica de la Iglesia- parece ser una convicción debilitada de la eficacia de los sacramentos. Parece inclinarse hacia las teorías de procedencia luterana, las cuales al tiempo que niegan que «ex opere operato» tiene un papel que desempeñar, sostiene que los ritos sacramentales sirven más para «despertar la fe» que para conferir gracia. La renovación de las promesas bautismales no existía en el Misal de 1952, como nunca ha existido en la historia tradicional de la liturgia occidental ni oriental. Finalmente, se procedió a la supresión de las oraciones al pie del altar, el Salmo «Judica me» (Sal 42), y el Confíteor al comienzo de la misa. Cuando se entiende la lógica litúrgica penitente subyacente en relación con el altar considerado como el «ara crucis» [«altar de la cruz»], un lugar sagrado y terrible, donde se hace presente la pasión redentora de Cristo, en una oración que expresa la falta de mérito de cualquiera para subir esos escalones tiene sentido. La desaparición del Salmo 42 (que en los años siguientes sería eliminado de todas las misas) parece, en cambio, ser un deseo por un ritual de preparación que tiene que ver con un altar que es simbólicamente, una mesa común en lugar de Calvario. Como consecuencia de ello, el santo temor y la sensación de falta de mérito afirmada por el salmo ya no son inculcados. 

Habrán notado el paralelismo entre la naturaleza de los cambios litúrgicos de la Semana Santa en los años 1950 y la reforma litúrgica de todo el año tras el Concilio Vaticano II. Las motivaciones y objetivos fueron los mismos (protestantización, desacralización, adaptación a la mentalidad mundana del momento) y muchos de sus impulsores, también. Queda claro que los cambios no se limitaron a las cuestiones del horarium, que legítimamente y de manera prudente podría haber sido modificado por el bien de los fieles, sino que, más bien, anularon los ritos antiguos de la Semana Santa. Sin pretender de ninguna manera sugerir que estos ritos carezcan de la ortodoxia necesaria, tanto porque sería infundada y porque la asistencia divina prometida por Cristo a la Iglesia, no podemos excusarnos de notar la incongruencia y la extravagancia de algunos de los ritos de la Semana Santa reformada, mientras que al mismo tiempo se mantiene la posibilidad y la licitud de una discusión teológica de lo mismo, con el fin de descubrir una verdadera continuidad de la expresión litúrgica de la tradición. Stefano Carusi afirma que “negar que el «Ordo Hebdomadae Sanctae Instauratus» sea el producto de un grupo de expertos académicos es negar la realidad de los hechos”. Con el debido respeto a la autoridad papal que promulgó la reforma, es posible someterla a crítica, ya que “su naturaleza experimental y su carácter revolucionario exigen que se establezca un equilibrio entre las críticas y respeto a la autoridad”.

Concluimos estas reflexiones con palabras textuales del mismo Carusi, que poseen gran fuerza: “La liturgia saca su fuerza de la tradición; del uso infalible de la tradición por la Iglesia; de esos gestos que se han empleado durante siglos; y de un simbolismo que no puede existir meramente en la mente de los académicos de libre pensamiento, sino que se corresponde con el consenso del clero y las personas que han orado de esa manera por años. Nuestro análisis se confirma por la síntesis del padre Braga, un protagonista extraordinario de estos eventos: «Lo que no era posible, psicológica y espiritualmente, en el momento de Pío V y Urbano VIII debido a la tradición [y nos gustaría hacer hincapié en «debido a la tradición»], debido a la formación espiritual y teológica insuficiente, y debido a la falta de conocimiento de las fuentes litúrgicas, era posible en el momento de Pío XII». Se nos va a permitir objetar que la tradición, lejos de representar un obstáculo para la obra de reforma litúrgica, es la base para ello. Tratar la época posterior al Consejo de Trento con desdén y definir a san Pío V y los Papas que le siguieron como hombres de «formación espiritual y teológica insuficientes» es presuntuoso y próximo a la heterodoxia en su rechazo de la centenaria obra de la Iglesia”. 

“El juicio general sobre la reforma de la Semana Santa es principalmente negativo: ciertamente no constituye un modelo de reforma litúrgica (gracias en parte, a la manera artificial en que fue ensamblada y su uso de las intuiciones personales en desacuerdo con la tradición). La reforma de 1955-1956 fue, según Annibale Bugnini, la primera ocasión para inaugurar una nueva forma de concebir la liturgia. Los ritos producidos por esta reforma fueron utilizados universalmente por la Iglesia por muy pocos años, en medio de una sucesión continua de reformas. Hoy en día, esa manera artificial de concebir la liturgia se ha quedado atrás. El gran trabajo de volver a apreciar la riqueza de la liturgia del rito romano se abre camino. Nuestra mirada está sin cesar en lo que la Iglesia ha hecho durante siglos, con la certeza de que esos antiguos ritos tienen el beneficio de la «unción» del Espíritu Santo. Como tales, constituyen un modelo insustituible para toda obra de reforma. El entonces cardenal Ratzinger dijo lo siguiente: «En el curso de su historia, la Iglesia nunca ha abolido o prohibido formas ortodoxas de la liturgia, porque eso sería ajeno al alma misma de la Iglesia». Estas formas, especialmente aquellas que se remontan un milenio, siguen siendo la luz que guía a toda obra de reforma”.

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Comentarios
48 comentarios en “¿Reforma, innovación o deformación? La Liturgia de la Semana Santa (III)
  1. Muy útil, muchas gracias
    No entendía por qué no había oraciones al pie del altar ni confiteor durante la semana santa, entendido ahora, acabáramos, nos la volvieron a colar.
    Mejor no terminar con el confundido, en muchas cosas, de Ratzinger, que suprimió el epíteto perfidos de la plegaria por la conversión de los judíos. BXVI era un modernista influido por el relato de los vencedores de la segunda guerra mundial; solo tenía que mirar que Hitler jamás hubiera subido al poder con una Alemania católica, le votaron los protestantes, lógicamente.
    Tampoco había genuflexión cuando se pedía por la conversión de los judíos, eran plegarias perfectas

    1. Se equivoca: el que eliminó el «perfidis» (literalmente: ‘infieles a la palabra comprometida’) fue Juan XXIII, y sin dicho epíteto aparece ya el rito del Viernes Santo en el misal –«vetus ordo»– de 1962.

      1. Opino que la reforma litúrgica ha mejorado varios aspectos de la Semana Santa, de entre los que sólo por señalar algunos ejemplos, destacaría los siguientes:
        – En el Viernes Santo el cambio del color negro por el rojo. Antes se usaba el negro, que es propio del duelo por la muerte de Cristo, pero ahora se hace mejor porque se usa el rojo, que es el color de la sangre, y subraya la centralidad del Viernes Santo, que no es el duelo por la muerte del Señor, sino el ofrecimiento de su sangre para la Redención del hombre. Igual que de los demás mártires el día de su muerte utilizamos el rojo, con mayor motivo, el día de la muerte del Señor es más coherente usar el rojo.
        – La mejora del momento de la vigilia pascual, que antes se celebraba el sábado por la mañana, cuando Cristo no resucitó el sábado sino el domingo.

        1. Aunque antes de la resurrección corporal del domingo, Cristo descendió en su alma a los infiernos como luz entre las tinieblas para rescatar a los justos y conducirlos al Cielo, lo que permitiría una celebración festiva por ese acontecimiento, no obstante, si consideramos la forma de la vigilia pascual, tiene más sentido celebrarla el domingo.
          Y aunque considero que con la reforma se ha mejorado en este asunto, todavía no se ha logrado la hora ideal, que sería el domingo en el alba (comenzando antes de la salida del sol y acabando cuando ya ha salido) que es cuando resucitó y se aparecieron los ángeles y el mismo Señor, y no al anochecer del sábado como se hace comúnmente. Y de hecho, antiguamente se celebraban vigilias muy largas a altas horas de la noche, ya entrado el domingo, asegurándose de incluir el momento en que amanece.

          1. – También opino que han mejorado otros aspectos como la sustitución de la capa morada por la roja el Domingo de Ramos, el momento del lavatorio el Jueves Santo, la adoración de la cruz el Viernes Santo, la forma de la veneración del cirio pascual, etc.
            No obstante, también se han cambiado cosas para peor, como ocurre con ciertas oraciones del Viernes Santo que aplican la errática mentalidad del Vaticano II en temas como cuando hablando del pueblo judío dice: «llegue a conseguir la plenitud de la Redención», como si ellos tuvieran una especie de redención parcial, cuando está definido que no hay salvación fuera de la Iglesia. O como cuando hablando de los que no creen en Dios dice: «Creaste a todos los hombres para que cuando te encuentren descansen en ti», cuando debería decir «para que los que te encuentren descansen en ti.» O cuando habla de la «Libertad religiosa.» Etc.

        2. La muerte de Cristo no es martirial, sino redentora. Su muerte no fue, como la de los mártires, un testimonio de fe, sino que nos trajo la Redención. Es absolutamente equívoco y confuso utilizar el rojo en una liturgia en la que el negro expresa el dolor de la Iglesia por la muerte de Cristo en la cruz.

          El único cambio razonable en la reforma es el del horario.

          1. Apreciada Rostova: Precisamente he dicho que porque la muerte de Cristo fue redentora, en ella pagó al Padre el precio de su sangre para remisión de los pecados, y el color de la sangre es rojo (que por ello se utiliza el rojo en las fiestas de los mártires), luego tiene más sentido utilizar el rojo en la liturgia de Viernes Santo, en honor de la preciosa sangre de Cristo, que es lo más importante. El duelo, al que le correspondería el negro, no es lo principal, sino que queda en segundo término.
            Además, el rojo le da un carácter más festivo, que es lo que corresponde al día más importante de la historia, el Viernes Santo, en que Nuestro Señor nos ofreció la Salvación.

          2. Sacerdote mariano expresa bien lo que es la contaminación conciliar novus ordina, donde la fiesta de la resurrección intento opacar el Sacrificio, eso es el novus ordo, eso es el CV2, opacar la Cruz, el Sacrificio. Llegamos a la ridiculez de poner el Viernes Santo de ayuno con el carácter festivo que refiere el sacerdote mariano.

          3. Apreciado Óscar: No se trata de opacar el sacrificio, sino todo lo contrario, destacarlo. Porque en el sacrificio que ha ofrecido Cristo al Padre, ha renovado la Creación. Todo empieza el Viernes Santo, y por eso de Cristo crucificado brotó sangre y agua, que son la Eucaristía y el Bautismo. El Cielo se abrió el Viernes. En el Sacrificio del Viernes se derrotó al demonio. Por eso San Juan Crisóstomo dice en su homilía sobre la Cruz: «El Viernes Santo es un día de fiesta.»

          4. Vana es nuestra fé si no hubiera resucitado, la fiesta es en la resurrección, el ayuno y la muerte, en Cruz, es el Viernes Santo. Lo propio es el luto por la muerte del Justo, no mezclemos indebidamente ni anticipadamente, esto no es el banquete festivo de la misa modernista.

          5. Es que muerte sin resurrección no sería victoria.
            El gran acontecimiento forma un mismo misterio pascual: la muerte y resurrección de Cristo, y ésta es la mayor fiesta de los cristianos.

        3. El viernes santo no es un día de fiesta, es un día de duelo. No creo que necesitemos argumentar este extremo, lo espero al menos.

          1. Sacerdote mariano, si hay un día de luto en el mundo, incluso en el universo, ese es el día que Cristo se inmoló por todos nosotros. El color rojo de la sangre se convirtió en luto negro como la boca de un lobo. Lo que pasa es que el modernismo se tomó a chufla la Redención, pero no solo de Cristo sino también de los mártires. Estamos salvados, esto es un chollo, fue el grito del concilio, el pecado ha sido abolido, chillaban los renegados, coladero que continúa aún mas agravado por Francisco, faltandose al respeto al Salvador con toda clase escarnios.

            Somos corredentores de Cristo y el que no se agarre a su cruz y le siga no se salvará. Lo contrario es tomar a Cristo necio, y eso es lo último. Negro debería de ser color de los ornamentos litúrgicos, pero no solo el viernes santo, sino durante todo el año.

          2. Apreciado Caradeplata: El Viernes Santo es el triunfo de Cristo, y por eso santos como Juan Crisóstomo, lo han definido como un día de fiesta, y por eso nuestro símbolo es la cruz.
            Cristo deseó morir en la cruz para ofrecer el sacrificio de la Redención. El Viernes Santo es un día gratísimo. Ningún otro día le iguala.

          3. Sacerdote mariano, eso mismo dicen los protestantes, cuyo día más importante del año es el Viernes Santo.
            Quita quita, por algo Lutero sabía que sin dar el cambiazo a la misa su herejía no triunfaría, por algo Pablo vi sabía y dijo que la teología del CV2 no triunfaría sin su misa novus ordo, copiada de Lutero

          4. Sacerdote mariano: si durante la muerte de Jesus, la tierra se cubrio de tinieblas, en señal de luto, creo que el color litúrgico mas adecuado seria el negro para Viernes Santo.

          5. «por algo Pablo vi sabía y dijo que la teología del CV2 no triunfaría sin su misa novus ordo, copiada de Lutero»

            Ni Pablo VI dijo tal cosa, ni existe ninguna «teología del CV2» (que dejó claro que los católicos sólo deben creer lo definido previamente por la Iglesia), ni
            el novus ordo, creado cuatro años después de terminado ese concilio pastoral del siglo pasado,
            tiene mucho que ver con la Constitución Apostólica «Sacrosanctum Concilium» sobre la Sagrada Liturgia (lo más parecido fue la misa normativa de 1965, que duró dos telediarios). En cualquier caso, no sé qué puede copiar de Lutero, cuando los luteranos ni siquiera tienen misa, ni la han tenido jamás. A ver si para defender algo (no se sabe muy bien qué) no suelta tanto disparate.

          6. Si lo dijo, lo siento. Te enredas con tretas del listillo de la clase, cuando lo tienes muy fácil, mirate en Youtube un tutorial para celebrar la misa luterana y luego la comparas con la novus ordo, y me avisas si no fue una copia
            Ya puestos, de Pablo vi hay unos cuantos testimonios de lo más variado de desviados que atestiguaban la desviación de este papa.

          7. «Si lo dijo, lo siento»

            No, no lo dijo. En vez de responder como un niño pequeño, transcriba sus palabras literales y diga dónde y cuándo lo dijo. ¿A que no lo va a hacer?

            «Te enredas con tretas del listillo de la clase»

            Es usted tan infantil que piensa que aún está en el cole.

            «cuando lo tienes muy fácil, mirate en Youtube un tutorial para celebrar la misa luterana y…»

            Youtube, como el papel, lo aguanta todo. Seguro que hasta es capaz de encontrar cómo preparar recetas marcianas. Pero, al igual que éstas, no existen «misas luteranas». Como todos sus «conocimientos» provengan de la misma fuente, no me extraña que diga los disparates que dice.

            «de Pablo vi hay unos cuantos testimonios de lo más variado de desviados que atestiguaban la desviación de este papa»

            Cómo va cambiando de tema, ¿eh? Ahora, a abrir otro melón; que a usted le gusta tocar todos los palos. ¿Relación con la misa? Ninguna. ¿Pruebas? Ninguna. En un juicio, pierde.

          8. CATHOLICVS
            “… ni existe ninguna «teología del CV2”.

            Puede usted cerrar los ojos a la realidad, que no va a cambiarla.
            En el CVII los obispos de la Alianza Europea (con los tunantes de los obispos alemanes al frente), siguiendo a sus teólogos modernistas, absolutamente empoderados (Congar, Karl Rahner, Schillebeeckx, Hans Küng, Ratzinger… se dieron a la «demolición de los bastiones» (doctrinas tradicionales que cuestionaban), cuya demolición el mismo Ratzinger aprueba en “Teoría de los principios teológicos, pág. 469”.
            Esos mismos teólogos valoran así los cambios doctrinales introducidos por el CVII:
            “La Iglesia ha hecho pacíficamente su revolución de octubre” (Yves Congar, Le Concile au jour le jour, 2ª session, París: Cerf, 1964, p. 115).
            “Lumen Gentium abandonó la tesis que la Iglesia Católica sería Iglesia de modo exclusivo” (Yves Congar, Essais Ecuméniques, Le Centurion, 1984, p. 216).
            Continúa…

          9. “Es claro, sería vano de esconderlo, que el decreto conciliar ‘Unitatis redintegratio’ dice sobre varios puntos otra cosa que el ‘fuera de la Iglesia no hay salvación’, en el sentido en que se entendió, durante siglos, este axioma” (Yves Congar, Essais Ecuméniques, Le Centurion, 1984, p. 85)
            “Es innegable que la declaración del Vaticano II sobre la libertad religiosa expresa algo netamente distinto de aquello que afirmó el Syllabus de 1864, y logra ser justamente lo contrario de las proposiciones 16, 17 y 19 de ese documento” (Yves Congar, La Crise d’Eglise et Msgr. Lefebvre,París: Cerf, 1977, p. 54.).
            “Si se desea emitir un diagnóstico global sobre este texto [Gaudium et spes)], podría decirse que significa (junto con los textos sobre la libertad religiosa y sobre las religiones mundiales) una revisión del Syllabus de Pío IX, una especie de Antisyllabus…Contentémonos aquí con la …
            Continúa…

          10. … comprobación de que el documento juega el papel de un Antisyllabus y, en consecuencia, expresa el intento de una reconciliación oficial de la Iglesia con la nueva época establecida a partir del año 1789 [Revolución Francesa] (Ratzinger, Teoría de los principios teológicos, pág. 457,458).
            Y por último, uno de los cardenales más sinvergüenzas de la AE.
            “Podríamos hacer una lista impresionante de las tesis enseñadas en Roma antes del Concilio como las únicas válidas, y que fueron eliminadas por los Padres conciliares” (Cardenal Suenens, I.C.I., 15/05/1969).

            “… los luteranos ni siquiera tienen misa, ni la han tenido jamás”.

            Si nos va a argumentar que su misa no es válida, pase; pero tienen misa y siempre la han tenido. Puede usted encontrar en internet el actual Misal Luterano, cuyos orígenes son la “Fórmula misase” y la “Misa alemana” de Lutero.
            Continúa…

          11. “Santo eres Tú Señor, fuente de toda santidad. Te pedimos ahora que santifiques estos dones, de pan y vino, con tu Espíritu Santo, de modo que sean para nosotros verdadero cuerpo y verdadera sangre de nuestro Señor Jesucristo.
            La noche en que fue entregado, nuestro Señor Jesús tomó pan y habiendo dado gracias, lo partió y dio a sus discípulos diciendo: Tomen y coman; esto es mi cuerpo que por ustedes es dado. Hagan eso en memoria de Mí.
            Después de haber cenado, tomó la copa y habiendo dado gracias, la dio a ellos diciendo: Beban todos de ella, esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que es derramada por ustedes y por muchos para el perdón de los pecados. Hagan esto todas las veces que beban en memoria de Mí.
            ¡Cada vez que comemos de este pan y bebemos de esta copa, proclamamos la muerte y resurrección de nuestro Señor, hasta que Él vuelva en gloria! (De la Liturgia Luterana ILV).

          12. Y, después de tanto rollo patatero, ¿dónde están las supuestas palabras de Pablo VI diciendo las palabras que le han atribuido? En ninguna parte. Usted, como siempre, saliendo por peteneras para sostener… ¿qué cosa exactamente? Por cierto, entre tanto corta-pega que hace usted de documentos de hace más de medio siglo, siempre se le olvida copiar la Declaración de la Comisión Doctrinal del Concilio Vaticano II en la que recuerda que los católicos no tienen obligación de creer nada salvo lo definido antes de dicho concilio. ¿Por qué le da usted a unos textos «horribles» (según usted) una autoridad que sus propios autores le niegan? No hace falta que responda: ya sé que es parte de su TOC, y que si reconoce la verdad se le acaba la matraca, a la cual no está dispuesto a renunciar. Pero, al menos, aunque usted no descanse ni siquiera el día de Pascua, dé un respiro a los lectores, que es usted muy pesado.

          13. Por cierto, ¿para qué ha transcrito un fragmento de la «liturgia luterana» (que no es ninguna «misa», porque no existe «misa luterana»), que está copiado de forma casi exacta del Misal Romano (del de aquella época, no del de ahora)? Lejos de demostrar que la misa ha copiado una inexistente «misa luterana», lo que hace es demostrar justo lo contrario: que los luteranos copiaron la misa católica. Eso en cuanto a la forma, porque en la esencia es totalmente normal que no crean en la transustanciación: ni tienen clero, ni, por tanto, pueden consagrar. Realmente comen una galleta y beben vino aguado, por más que repitan la fórmula de la consagración (la cual, como puede comprobar, dice «por muchos», lo que significa que el «por todos» o » por todos los hombres» repetido durante décadas en muchos países, no era por ninguna «influencia luterana»). En fin, que tenga usted felices pascuas y que se recupere pronto (o, al menos, que no vaya a peor).

          14. «… siempre se le olvida copiar la Declaración de la Comisión Doctrinal del Concilio Vaticano II en la que recuerda que los católicos no tienen obligación de creer nada salvo lo definido antes de dicho concilio».

            La he puesto muchas veces. Los que se ve que no se la leyeron fueron los papas postconciliares: Pablo VI, afirmando que el Concilio es, en cierto modo, más importante que el de Nicea; JPII, exigiendo a Lefebvre, como condición para levantarle la excomunión, que reconozca la ortodoxia de toda la doctrina del CVII; y Benedicto afirmando que el CVII a redefinido lo que es Iglesia y que por lo tanto ningún papa puede ya ir en contra de lo redefinido, que es vinculante.
            Usted se hace trampas jugando al solitario. Ante la acusación de que han tergiversado el Magisterio y protestantizado, argumenta que no pueden hacerlo porque hay una nota que dice que nadie está obligado a creer nada que no sea ortodoxo (???).

          15. «Los que se ve que no se la leyeron fueron los papas postconciliares: Pablo VI, afirmando que el Concilio es, en cierto modo, más importante que el de Nicea»

            Una opinión personal. Cada uno tiene la suya, aunque no se corresponda con la realidad (otra prueba de que no sólo «San Agatón, papa» y Francisco dicen disparates).

            «…JPII, exigiendo a Lefebvre…»

            Se ve que Lefebvre tampoco se la leyó y que andaba despistadillo: «primero firmo las actas conciliares, luego me retracto, luego me niego a aceptar que el propio concilio declara que no hay nada que aceptar…».

            «Benedicto afirmando que el CVII a redefinido lo que es Iglesia…»

            Ídem.

          16. «Ante la acusación de que han tergiversado el Magisterio […] argumenta que no pueden hacerlo»

            Acusación gratuita, porque decir que el CVll es más importante que Nicea será una opinión errada, pero no magisterio, por lo que, ¿qué han tergiversado? Y si un texto conciliar tergiversa presuntamente el magisterio, y el propio concilio le dice que no tiene obligación de creerse esa presunta tergiversación porque no es magisterio, sino que sólo lo es lo que el concilio haya definido expresamente como tal (que fue nada), no es que «no puedan» porque esté prohibido o sea inmoral, sino que simplemente ni siquiera lo han hecho (las opiniones personales no son magisterio, y cada uno tergiversa lo que le da la gana –como prueba: usted mismo–, mientras no pretendan obligar a los fieles a creérselo, cosa que no sólo no hacen, sino que lo han dejado meridianamente claro de forma oficial, negro sobre el blanco).

          17. Sobre la firma de los actas del Concilio por parte de Lefebvre, ya se lo expliqué una vez.
            En los órganos colegiados la firma de las actas suele ser obligatoria, lo que no significa que todos los miembros que firman estén de acuerdo con la resolución final adoptada. Dichas discrepancias pueden quedar contempladas, tanto en el sentido del voto (positivo o negativo) como en los registros del desarrollo de las sesiones; en algunos casos, como los tribunales judiciales colegiados, con la emisión de un voto particular.
            Es algo parecido a lo que ocurre en determinadas funciones públicas con la firma de la notificación de sanción disciplinaria; la firma es obligatoria (la negativa a firmar es objeto de nueva sanción disciplinaria) sin que implique en ningún caso aceptación de la sanción impuesta o limitación en el derecho a recurrirla.
            ¡Búsquese otro argumento!

          18. «Sobre la firma de los actas del Concilio por parte de Lefebvre, ya se lo expliqué una vez»

            No aisle frases, porque el argumento llega hasta la no aceptación en 1988 de lo que el concilio de su obsesión aseguró: a saber, que no hay nada que «aceptar» en él (salvo el magisterio previo). Conclusión: no se lo leyó. ¿Quién se iba a negar a aceptar, si no, algo que es verdad?

            «En los órganos colegiados la firma de las actas suele ser obligatoria, lo que no significa que todos los miembros que firman estén de acuerdo con la resolución final adoptada»

            Y un cuerno: uno no firma algo porque forme parte de un órgano colegiado, si piensa que con ello se va a ir al infierno. Y sigue sin explicar que no aceptara que ese concilio dijera que no había nada que aceptar en él. No se lo leyó.

            «la negativa a firmar es objeto de nueva sanción disciplinaria»

            ¿Y eso le preocupa cuando está en juego su propia salvación? Y, ¿más sanción que ser excomulgado?

          19. Le digo como a Kiko con su «defensa» de Francisco: con amigos como usted, ¿quién necesita enemigos? Casi mejor que no haga de abogado defensor de algo que no es tema de esta noticia.

            «¡Búsquese otro argumento!»

            Mejor busque usted otro tema, que sus rollos nos lo conocemos de memoria del derecho y del revés.

  2. Celebrar la liturgia Tradicional me ha permitido vivir la Semana Santa con una intensidad que nunca había conocido. Nada que ver, como ocurre con la Misa.

    1. A partir de ahí, se hace inconcebible que papado y jerarquía lleven medio siglo favoreciendo francachelas como la ‘misa’ de los jesuitas de Murcia con los confirmandos: en una pieza desolada que recuerda a las novelas distópicas, con pantalla de plasma por retablo y con el oficiante esclafado en su silla, las manos más caídas aún que el alma y la estola indigenista como único y antiestético ‘ornamento’…

      1. Los papas postconciliares son hijos del CV2 y su novus ordo, que es una protestantizacion de la Iglesia, que es dar el cambiazo del Santo Sacrificio por la fiesta comunitaria. Todos los nuevos movimientos son protestantizantes o judaizantes, una payasada. Y las otras ordenes como lo que comentas de los jesuitas, no llegan ni a eso, esos si que tenían que ir de negro, su propio entierro

        1. Sacerdote mariano; Absorpta est mors in Victoria, la resurrección aniquila la muerte vigente hasta esos momentos por el pecado original, pero recuerda que Cristo no fue contento a su pasión, sudó lágrimas de sangre, lo hizo por obediencia al Padre y por amor al mundo. Para mí ver a Cristo crucificado es terrible, por que no me considero digno de su redención, y ver a su Madre dolorosa al pie de la cruz aún peor, No obstante la Redención aunque gratuita, requiere unos requisitos muy duros para que pueda ser aplicada al hombre, y desde luego muy alejada de la misericordia abusiva que el modernismo le ha impuesto a Cristo como a un coladero en el concilio. No me alegro de los que se condenan, pero sin justicia tampoco hay redención. En todo caso estamos en unos tiempos en que la apostasía de la iglesia y gran parte del pueblo cristiano pueden dejar sin sentido e inútil la redención.

    1. Ya, la vía ancha: la opuesta e incompatible con la que señaló Jesucristo. Ahí ya por fin cabéis ”tutti», sobra además mucho espacio y hasta podéis ir dando cabriolas e improvisando creatividades. Dejadnos en paz, pues, si ya tenéis lo que ansiabais y a san Pedro que lo bendiga, y no deis más la brasa con nuevos líos de conciencia…

  3. Si te refieres al camino que recorre la iglesia jerarquía, te diré que los infieles son ellos, a las pruebas y frutos me remito, y su camino solo va a un sitio directo, al averno, de lo cual yo me alegraré por que por fin se hará justicia. Mira, cualquier cofradía que haya hecho estación de penitencia en estos días, aunque sea del pueblo o barrio mas humilde de nuestra España, a buen seguro que la liturgia aplicada a sus titulares, habrá sido hecha con mas devoción, amor, entrega y Tradición que cualquier jerarquía renegada de las que nos oprime en Europa, incluida la Santa Sede.

  4. Vivo en la amargura de saber que me han tomado el pelo, lo que bergoglio ha ahondado con más cara que cemento armado. A ver si llega un papa Pío que ponga orden en esta zahúrda.

  5. Los tenemos canas hemos vivido otra Semana Santa y puedo asegurar, de primera mano, que los ortodoxos la vivían de forma parecida.
    Se destemplaban las cajas de los tambores de las bandas de música (como se hacía antiguamente cuando se escoltaba al patíbulo a un reo), nadie cantaba en estos días, en radio y televisión no se escuchaba más música que saetas o gregoriano, en los cuarteles las armas se colocaban en los armeros y se portaban a la funerala (con las bocas de fuego apuntando al suelo)…
    La diferencia de entonces con ahora era que la Iglesia hacía su trabajo: preocuparse por la salvación de las almas. ¿Qué gano yo celebrando que Cristo murió por mí? ¡Ese por mí, incluye por mi culpa!
    La Iglesia lo entendió bien 20 siglos:
    «Cuando pases por aquí,
    Ven y contempla mis llagas
    Y verás que mal me pagas
    Lo que he sufrido por ti»;
    dice un cartel bajo un crucifijo.
    » No me mueve mi Dios para quererte…», decía Santa Teresa.

    1. En la Semana Santa se nos invitaba a meditar en la gravedad de nuestros pecados, en lo que le costaron a Cristo y en pedir que el Señor nos concediera el don de lágrimas.
      Cuando el viernes empezaron los Santos Oficios y empezó el 🎼churrín🎼churrín de las guitarras, no me salí de la Iglesia por vergüenza torera.
      Otro tanto pasa con la Misa. A lo tonto a lo tonto, el CVII dijo algo que jamás había dicho la Iglesia, que la Misa es: «Memorial de su Muerte y Resurrección».
      Ya en el «Breve Examen Crítico Del Novus Ordo Missae», presentado a Pablo VI por el Cardenal Prefecto de los Congregación para la Doctrina de la Fe, los teólogos matizaban: «… la fórmula: «Memorial de la Pasión y de la Resurrección» no es correcta. La Misa se refiere formalmente sólo al Sacrificio, que es en sí mismo redentor; la Resurrección es su fruto… Si la intención era recuperar el Unde et memores, se habría tenido que añadir también la Ascensión…

      1. … Pero el Unde et memores no mezcla realidades de naturaleza diferente, sino que distingue con fineza: «…acordándonos… de la dichosa Pasión de tu mismo Hijo y Señor nuestro Jesucristo, así como de su resurrección del sepulcro, y también de su gloriosa Ascensión a los cielos».
        Benedicto XVI, estira el chicle:
        «La Eucaristía es por tanto el memorial de todo el misterio pascual: pasión, muerte, descenso a los infiernos, resurrección y ascensión al cielo…’ (Benedicto XVI, Ángelus del domingo, 11 septiembre 2005).
        Resultado: ya no hay que estar en Misa como San Juan y Nuestra Señora junto a la cruz, que decían los santos, ahora, como dicen los progres, es mucho el motivo de alegría y hay que celebrarlo.
        ¡Barra libre a cualquier manifestación, algarada, aplausos, guitarreo, bailes…

        1. Bravo! Muy bien dicho! Lo del «memorial de la muerte y resurrección» fue por primera vez publicado en 1965, con «Ad Gentes». Nunca antes en la historia de la Iglesia había aparecido esa barbaridad para definir la misa, que es (y siempre a sido) la renovación de manera INCRUENTA del sacrificio CRUENTO de Cristo en la Cruz. Eso del «memorial» es un invento de la nueva teología. Y en la misa no solo se ofrece Cristo en sacrificio (que es lo que vale) sino también todos los fieles, y ese sacrificio debe hacerse con «espíritu compungido» como dice la Escritura y bien enseña Santo Tomás de Aquino. La misa no es un evento festivo (basta con leer lo que dice San Pío de Pietrelcina para darse cuenta de ello) como nos quieren hacer creer ahora.

        2. Guitarreo el Viernes santo, sin ningún sentido, es un día de dolor, pero se ponen con la guitarra y la pandereta a meter ruido (en medio de la lectura de la Pasión, ojo)… en fin…

  6. No tengo tanta sabiduría teológica, pero mi sentimiento el Viernes Santo es vestir de negro yo misma porque cuando rezo el Via Crucis o rezo las oraciones de la Pasión de Santa Brígida de Suecia o simplemente viendo la película de La Pasión de Mel Gibson, es evidente que no hay nada festivo ni alegre, en previsión de saber que «como va a resucitar» no tengo que ponerme triste, pelillos a la mar, no tiene sentido pensar así… La propia Virgen de la Dolorosa, de las Angustias, de la Soledad (en numerosas advocaciones) es revestida de negro, porque la Virgen María ESTÁ DE LUTO, por el SACRIFICIO de Cristo en la Cruz…

  7. Estos artículos de “una católica perpleja” debieran ser titulados: “de una ignorante maliciosa”. Me parece que desprestigian a toda la publicación de INFOVATICANA. Con argumentos prejuiciados y viscerales no se convence. El Concilio Vaticano II ha sido una bendición para la Iglesia; la desobediencia ignorante no lo es.

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