El cardenal Müller califica de «absurda» la visita de los obispos alemanes a Roma por tratar de «negociar sobre la fe y la moral»

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En una entrevista concedida a Kath.net, el cardenal Müller ha vuelto a criticar la actitud díscola de los obispos alemanes y la postura del Papa en la guerra entre Rusia y Ucrania.

El cardenal Müller ha criticado las ideologías (nacionalismo, socialismo y capitalismo) que prometen la salvación del hombre al asegurar que «han terminado todas en desastre». De igual modo ha señalado que «la ideología del “Nuevo Orden Mundial” del llamado “Capitalismo Inclusivo” del poder global y las elites financieras con su Agenda 2030 también resultará ser una utopía tan catastrófica como las religiones políticas sustitutivas del nihilismo gnóstico que las precedieron».

El ex prefecto de Doctrina de la Fe desvela que acaba de estar en Ucrania en donde ha impartido una serie de conferencias a los obispos de allí. Müller cuenta que el alcalde de Lviv le pidió que bendijera a varios jóvenes soldados muertos en la guerra y confirma que pudo hablar con varias madres que habían perdido a sus hijos y que «esperan más apoyo espiritual y moral de los obispos de Occidente y especialmente del Santo Padre en Roma».

«Nadie más que la persona que dio la orden de atacar es responsable de la muerte y mutilación de cientos de miles de ucranianos y de la violación y expulsión que muchos han sufrido», ha aseverado el purpurado alemán. El cardenal Müller ha afirmado que «ante el tribunal de Dios, los Biden con su guerra contra los niños no nacidos y los Putin con sus campañas contra las naciones vecinas difícilmente podrán justificar sus mentiras propagandísticas».

Críticas a los sinodales alemanes

Siguiendo su línea habitual, el cardenal Müller ha criticado que «los sinodales alemanes están completamente equivocados no sólo en términos de contenido sino también en términos de método» y lamenta que «son víctimas de sus propios trucos propagandísticos».

El cardenal Müller no duda en señalar que «en su ceguera ideológica y en su patológico anticlericalismo, no se dan cuenta de su ateísmo«.

Con gran claridad y nitidez, el cardenal Müller pone de relieve que «es insuperable en términos de absurdo que los obispos alemanes, como sucesores de los apóstoles, vinieran a Roma para reunirse con el sucesor de San Pedro para negociar sobre la fe y la moral como si las enseñanzas de la Iglesia fueran una oferta que pudiera encontrarse en el supermercado de las ideologías se vendió al mejor postor».