Curas desorientados

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UNA CATÓLICA PERPLEJA

20 enero 2024

Lo que más me conmovió la primera vez que pude asistir a una Misa privada celebrada por el vetus ordo fue ver al sacerdote vuelto hacia Dios, o lo que se nos ha vendido como “de espaldas al pueblo”. Esta orientación del sacerdote, junto a los silencios por las muchas oraciones dirigidas a Dios en voz muy baja, inaudible para nosotros, además de transmitir la preciosa intimidad del ministro con el Señor, representa cómo el sacerdote nos lleva hacia Dios.

Desde aquel momento, puedo soportar cada vez menos ver al sacerdote celebrando de cara al pueblo en el novus ordo, por la pérdida de sentido que ello supone y por cuánto nos despista tanto a nosotros como él. Hace tiempo que en las celebraciones por el novus ordo cierro los ojos durante la “liturgia de la Eucaristía”; tanto para no ver al sacerdote mirándonos y no enterarme de sus acciones creativas, como para imaginar lo que debiera en realidad ser un acto íntimo con su Señor, pero que ha perdido esa intimidad, dicho en voz alta y mirando a las personas presentes. Ésta no es una cuestión de gustos litúrgicos personales; lo que está en juego es algo mucho más importante. Los cambios en la liturgia después del Concilio, que venían ensayándose en países centroeuropeos desde los años 1920, produjeron una teoría y una práctica litúrgica nuevas, en ruptura con la tradición. El quid de la cuestión es que en lo que respecta a la orientación del sacerdote no se trata de mirar al pueblo o de darle la espalda, sino de adorar a Dios mirando al Oriente, que ha sido una ininterrumpida tradición apostólica hasta el siglo XX. El historiador de la liturgia Klaus Gamber afirmó en los años 1970 que es posible probar con toda certeza que jamás ha existido, ni en la Iglesia de Oriente ni en la de Occidente, una celebración ´versus populum´, sino que únicamente todos (el sacerdote y los fieles) se volvían hacia el Oriente para orar”. Según Gamber, fue Martín Lutero el primero que pidió que el sacerdote en el altar se volviese al pueblo; Lutero, quien negó el carácter sacrificial de la Misa y que no veía en ella más que la proclamación de la Palabra de Dios seguida por la celebración de la Cena. En la Iglesia de Oriente, por otra parte, la costumbre de celebrar “versus populum” no ha existido jamás. 

No se trata de una cuestión secundaria porque, además, van unidos la orientación del sacerdote y del pueblo, el significado del altar y la importancia (mayor o menor) de la centralidad de Cristo en la celebración de la Misa. En la tradición bimilenaria de la Iglesia el sacerdote ofrece el sacrificio mirando hacia el Oriente; y por eso, porque es un sacrificio, el sacerdote está ante un altar, y no ante una mesa cualquiera. De hecho, el equívoco provocado por los reformistas litúrgicos entre el altar y la mesa se debe a la intención de fabricar un rito que pueda ser aceptable a los protestantes. Resulta duro admitir que no se trata de un cambio realizado desde la ignorancia de quienes realizaron la reforma litúrgica, sino que la meta de los reformadores, afirma Klaus Gamber, “no era obtener la mayor participación activa de los fieles, sino fabricar un rito que interpretara su nueva teología”. Así, con el sacerdote vuelto hacia el pueblo se ha producido, en palabras de Monseñor Athanasius Schneider, “una auténtica ruptura con la práctica litúrgica constante y milenaria”, que desenfatiza el carácter sacrificial y subraya la noción de banquete. En este sentido, W. Siebel piensa que el sacerdote vuelto hacia el pueblo puede considerarse como ´el más perfecto símbolo del nuevo espíritu de la liturgia´. Puesto que la costumbre hacía aparecer al sacerdote como el jefe y representante de la comunidad, que habla a Dios en representación de ella, mientras que el cambio de orientación del sacerdote implica que éste aparezca ahora apenas como el representante de la comunidad y más bien como un actor. El P. John Zuhlsdorf afirmaba que “el dar la vuelta a los altares del Vaticano II es, quizá, el cambio individual más dañino para la identidad católica que se ha impuesto a la fuerza a la Iglesia”.  

Con el sacerdote vuelto hacia el pueblo, la celebración se convierte en un círculo cerrado en el que la asamblea se celebra a sí misma; se pierde de vista que la Misa está absolutamente centrada en Dios. Cuando Cristo está presente en medio de nosotros, lo correcto es adorarlo a Él. Por eso, la celebración de la Misa coram populo ha tenido graves consecuencias, muchas de ellas negativas. La debilitación de la fe en que la Misa es principalmente un sacrificio, tanto entre los fieles como entre muchos sacerdotes, es la primera de ellas. El uso de la lengua vernácula y el estar el sacerdote de frente al pueblo, incluso en el momento del divino sacrificio, ha fortalecido la impresión de que lo que tiene lugar es algo directo y simple; ha contribuido en gran medida a la evidente pérdida de sacralidad, a la horizontalidad. En 1974, Klaus Gamber afirmaba ver las consecuencias desastrosas de todo ello, y vaticinaba que en 50 años se revelarían plenamente. No se equivocó. Ya pudimos observar durante el confinamiento de 2020 de manera dramática la falta de comprensión de la Misa por parte de muchos sacerdotes y fieles. Más grave, si cabe, cuando se trata de los sacerdotes. Como en la imagen que ilustra este texto, muchos sacerdotes mostraron no comprender que el centro de la Misa es Dios, al que se ofrece el Sacrificio, actualizando el sacrificio de Cristo en la Cruz. Se encontraron totalmente desorientados ante el hecho de celebrar sin pueblo, haciendo patente también que no comprendían que la asistencia de pueblo no es condición necesaria para la celebración. 

Si la posición del sacerdote mirando al pueblo contribuye a la pérdida de sentido de lo más sagrado, que afecta la fe de los bautizados y se traduce en una falta de comprensión de la Misa y en una cada vez mayor deserción del cumplimiento del precepto dominical, ¿qué se podría hacer? Como mínimo, liberar de nuevo la celebración por el vetus ordo que, en realidad, no puede prohibirse: en él se halla toda la riqueza doctrinal de siglos de la Iglesia, con su evolución orgánica. Pero, además, ¡sorpresa! La celebración ´ad orientem´ es una forma habitual de celebrar prevista en el misal de san Pablo VI, en el novus ordo Missae. Con la reforma litúrgica no se prescribió que el sacerdote celebrase la Misa de cara al pueblo, sino que, de forma cautelosa, se mandaba solamente que el altar en todas partes hiciese posible la celebración de cara al pueblo. Es decir, que la celebración coram populo no se exige como algo necesario en el novus ordo. No es obligatorio el altar vuelto hacia el pueblo. Así lo hace notar el P. Louis Bouyer, «Nada está más en contra no sólo de la auténtica tradición cristiana, sino también del “nuevo Misal”, si es que se toman tiempo para leer sus rúbricas. ¿No se prescribe que el sacerdote “se vuelva a los fieles” cada vez que se dirija a ellos y no a Dios en la plegaria común?

Que la desorientación es total y literal, aún con el Misal de Pablo VI enfatizando esta cuestión, es evidente también en el hecho de que en la construcción de nuevos templos católicos ya no se tiene en cuenta hacia dónde debería orientarse el sacerdote en la actualización del Santo Sacrificio.

Para quienes puedan estar interesados en ampliar conocimientos sobre esta importantísima cuestión, les dejo unas referencias bibliográficas básicas: Klaus Gamber, Vueltos hacia el Señor; Joseph Ratzinger, El espíritu de la liturgia; P. José María Iraburu, Misa de cara al Señor; Peter Kwasniewski, El rito romano de ayer y del futuro.

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Comentarios
76 comentarios en “Curas desorientados
  1. La reforma litúrgica de 1969 fue un grave error de Pablo VI, y de dudosa legalidad, porque la forma litúrgica precedente había sido establecida de forma irrevocable y codificada a perpetuidad por San Pío V en Quo Primum Tempore.

    1. Y tres graves males muy destacables de la era de Montini, y que lamentablemente ningún papa postconciliar ha estado acertado ni ha sido valiente para corregirlo son:
      1- La comunión en la mano (con la que se pierden partículas).
      2- La caída en desuso de la bandeja de comunión (con lo que también se pierden partículas).
      3- El ocultamiento del sagrario que ha perdido centralidad para esconderse en lugar secundario (cuando contiene lo más importante que guardamos en las iglesias).

        1. Nadie sabe de lo que está usted hablando; debe de ser algo viejuno del siglo pasado. Ah, y trátese esa dislexia (es evidente que no se cura por cambiar de nick, Carcahereje).

          1. Menos mal que lo reconoce: hace ya rato que ha caído usted en el absurdo. Y cuando se habla de pérdida de partículas no creo que nadie se refiera a sus neuronas , aunque éstas se pierden por cientos cada segundo que pasa, como es evidente por las majaderías que escribe. Hay que estar muy en las nubes, vamos, ser muy «aéreo», para no darse cuenta del ridículo que hace, por más caritas infantiles con las que se pretenda disimular la estulticia y cubrir carencias (no sólo las neuronales por las pérdidas, sino sobre todo culturales: hay que estudiar más, que si no uno acaba de troll).

          2. El único que ha caído es usted: en el más absoluto ridículo. Ya se dará cuenta cuando caiga del guindo… o cesen sus viajes atrales, tan aéreos: vive usted en las nubes. Pero, bueno, aquí está usted, de troll. Si hubiera estudiado, otro gallo le cantaría.

    2. Completamente de acuerdo. Al ser medio inglés descubrí el rito tradicional a los once años como estudiante interno. En Gran Bretaña los católicos han sido muy rebeldes al Novus Ordo, salvo idiotas conspicuos como Monseñor Roche o el actual obispo de Glasgow, de hecho la misa tradicional se ha celebrado durante todos estos años en varios lugares, por ejemplo en el Brompton Oratory de Londres. Viniendo de España, concretamente de Cataluña, donde la Iglesia estaba todavía peor, y donde las payasadas litúrgicas eran la norma aquello me impresionó. Yo entonces no sabía latín ni creo que sea necesario para comprender el sentido de la verdadera misa.

  2. Gran artículo.

    Las consecuencias de este cambio las estamos viendo hoy todos los fieles que queremos ir a misa a encontrarnos con Jesucristo y no con «curas estrella» que lo único que hacen es, precisamente, entorpecer ese encuentro.

    Ojalá se pudiera volver a esa liturgia, pero me parece que ya será imposible. La misa de hoy, incluso en los lugares en los que se celebra bien, es cierto que parece más un partido de tenis, entre el sacerdote y el pueblo de Dios, que una adoración, un encuentro. Casi casi, podríamos decir que la misa de hoy es asamblearia, como un encuentro de un partido comunista. Y si encima es una propuesta del mismísimo Lutero, ya sé porqué el Papa actual la quiere imponer prohibiendo la de siempre, precisamente porque quiere una Iglesia Católica Luterana y Comunista ¡Y la está consiguiendo!

    Recemos para que haya pronto un nuevo Papa valiente, educado, docto, fiel a la tradición y al magisterio, y que tenga la fuerza de arreglar todo lo que este ha destrozado.

  3. Los prevaricadores eclesiásticos llegarían a convencer al rebaño de que el chófer de un bus conduce también «de espaldas al pueblo». Está clarísimo para quien tenga ojos que robaron el protagonismo a Dios para ponerse ellos. Que hicieron un boquete irreparable al patrimonio histórico-artístico arrancando los altares de los templos románicos, góticos o barrocos del mundo. Y que Dios seguirá sin bendecirles con vocaciones, aunque para ellos es su mayor triunfo sobre Él. Sed Deus non irridetur…

  4. Creo que el o la autora, más que católica perpleja debería firmar como católica desorientada…
    Hay muchas razones para no celebrar de espaldas al pueblo. Omito explicarlas. Sólo digo una. Si es capaz de saber dónde está el oriente y alguna vez ve salir el sol, quizá tenga sentido para ella rezar hacia el oriente. ¿Cuantas personas hoy saben dónde está el oriente?
    Ciertamente hay más. Pero es muy difícil reaccionar con quién tiene ideología.

    1. «Creo que el o la autora, más que católica perpleja debería firmar como católica desorientada…

      Que lo diga usted, después de lo que ha escrito, es de broma.

      «Hay muchas razones para no celebrar de espaldas al pueblo»

      Esa frase es tan ridícula como decir que hay muchas razones para no conducir un autobús de espaldas a los pasajeros. Y, tras ella, se oculta una gran ignorancia sobre lo que es la Santa Misa: el Sacrificio expiatonio del Calvario ofrecido por Cristo a Dios Padre y sólo a Él. ¿De qué «pueblo» habla? No existe ningún «pueblo» que sea constitutivo de la Santa Misa: para su validez y fin principal no se precisa público. Y, durante milenios, celebrante y congregación han estado orientados en la misma dirección. ¿Nadie se había dado cuenta hasta hace cuatro días de esas «muchas razones»? ¡Hay que ver qué tontos eran los católicos antiguos, desde santos y mártires, pasando por Padres y Doctores de la Iglesia, Papas, teólogos…!

      1. Y déjese de «orientes»: hace cientos de años que, cuando los ábsides de los templos no podían orientarse hacia el este, la Santa Misa seguía celebrándose hacia el «oriente litúrgico», es decir, todos mirando hacia el ábside, es decir, simbólicamente todos hacia Dios (que es lo que simbolizaba antiguamente el este, no que quisieran ponerse morenos cuando salía el sol).

        Ideología es decir que la misa hay que celebrarla del revés, o sea, mirando al público, cuando hasta el misal actual manda al sacerdote, en ciertos momentos de la celebración, «volverse hacia los fieles». ¿Cómo puede cumplir el sacerdote celebrante lo que le exige el misal, si ya está mirando hacia los fieles? No hace falta que conteste: es una pregunta retórica que evidencia uno más de muchos despropósitos.

      1. No lo creo exagerado en absoluto. Personalmente no impondría la Misa tradicional, simplemente facilitaría su asistencia obligando a que se ofreciera en varias parroquias, pero con todo y eso el argumento de que es Lutero el inventor de la mamarrachada del cura cara al puebolo lo dice todo, pues para el mencionado heresiarca la misa no era lo que significa para nosotros.

  5. Está bien el artículo, pero hay el peligro de idolatrar la misa tradicional, como remedio a todos los males. En tiempos de su vigencia, hacia los años 40 se le dijo una vidente italiana, por su ángel de la guarda que igual que en tiempos de Jesús, había en esa época también muchos fariseos en las celebraciones, muy practicantes pero de duro corazón. Yo lo asumo siendo muy practicante, no quiero pensar que me afecte el fariseísmo, pero dado que eso es imposible en mí y en otros, y si no acepto que a mi me afecte la levadura farisea no podré salir de ése que es el peor de los pecados. No por otra causa es el que entre la gente veterana muy practicante que a menudo nos conocemos por acudir a sitios similares, brilla por su ausencia la hermandad verdadera y se gestiona todo con un convencionalismo de palabras y maneras que lo dice todo.
    En ningún programa de youtubers que fomentan el vetus ordo se dice nada sobre eso.

    1. «En tiempos de su vigencia…»

      La Santa Misa en el Rito Romano (que es de origen apostólico) según el misal decretado a perpetuidad por el Concilio de Trento y promulgado por San Pío V, sigue vigente (la edición actual es la de Juan XXIII), sigue vigente. Si le habían dicho otra cosa, le han engañado.

      En cuanto al «fariseísmo» y la «dureza de corazón», ya nos explicará usted, sin recurrir a «videncias» de nadie, por qué regla de tres la evita el «novus ordo», creado en una «trattoria» romana (un restaurante) en los años 60 del siglo pasado, como confesaron sus autores, en el que se han eliminado el 80% de las oraciones del rito romano (cuyo nombre es prácticamente lo único que conserva), incluyendo el Ofertorio, y que se pasó por el forro lo dispuesto en la Constitución «Sacrosantum Concilium» sobre la Sagrada Liturgia del Concilio Vaticano II.

      «la levadura farisea […] que es el peor de los pecados»

      El peor pecado es el que…

      1. …atenta contra el primer Mandamiento del Decálogo (por algo es el primero), que ya dijo Cristo que era el más importante. Ciertamente, siendo el fariseísmo algo a evitar, no es casual que empleen ese término y acusen de ello a quienes cumplen con sus obligaciones cristianas (los fariseos no eran cristianos), aquellos que no cumplen, que pretenden que no se cumplan, o que justifican a quienes no los cumplen. Lo malo no son los ritos, los preceptos o el cumplimiento de los mandamientos, sino el que sólo se haga de forma externa y no de corazón. Pero el no cumplir no es garantía, en absoluto, de integridad, buenas intenciones o una fe muy grande. Más bien al contrario: evidencia desprecio por lo que manda la Iglesia. Más de uno debería tomar nota de los anatemas decretados en los cánones del Concilio de Trento:

        «CAN. VII. Si alguno dijere, que las ceremonias, vestiduras y signos externos, que usa la Iglesia católica en la celebración…

        1. …de las Misas, son más bien incentivos de impiedad, que obsequios de piedad; sea excomulgado».

          Afirmar, pues, que el presunto «fariseísmo» de los fieles (incomprobable, porque el interior de las personas solamente lo ve Dios) era debido al rito empleado desde época apostólica por la Iglesia Latina, o que éste lo propiciaba, no sólo constituye un juicio temerario y una falsedad, sino que conlleva la excomunión automática.

          1. ¿En la misa antigua sí se leían las sandeces esas de no os engañéis o que se callen las mujeres? JAJAJAJAJA

          2. Sí ya, y por eso la inmortalizaban los genios de la pintura. Desde las que tenían lugar en magníficas catedrales hasta las que se celebraban en humildes ermitas. Cualquier día vas a ver tú una misa entre posters, el cura con bambas y pulseras y la peña besuqueándose, colgada del Prado o la National Gallery…

          3. Pues hay uno que está en los altares que le quitó las sotanas a los sacerdotes, cuando el muy desgraciado debió de ser excomulgado. Claro que, un papa no se excomulga así mismo. Y es que la pifia conciliar fue tan gigantesca que para taparla beatificaron a todos los responsables y se quedaron tan panchos. Tengo el Concilio de Trento en una edición del siglo XVII de mis antepasados, muy bellamente ilustrada con grabados, pero no había caído en ese apartado de las vestiduras, en este caso el traje talar que de pequeño tanto me traumatizó, cuando en pleno franquismo los sacerdotes se despojaron de Cristo. Es muy interesante como los conciliares de Trento acertaron en lo que podía pasar en el futuro, hicieron un pleno absoluto. Nos estaban avisando pero no sirvió para nada.

          4. Y porque no cuenta usted todo lo que dejaron de rezar, orar y cantar al Señor obispos, canónigos, curas, frailes y monjas…

          5. Que conste en acta, para cuando al troll anticatólico de las histriónicas risas enlatadas le den sus pataletas de «¡Vosotros no dais carnets de católico!», que este sodomita confeso es tan «católico» que considera «sandeces» (sic) la Palabra de Dios (en Quien seguramente ni siquiera crea). Es algo que ya sabíamos, pero es bueno que lo ponga negro sobre blanco y no trata de engañar a otros (algo no imposible, aunque bastante improbable; salvo que quieran ser engañados).

          6. Donde dice me tratan de engañar
            debe decir
            Me entra una ansiedad mostrenca lefebvriana tecleando que me paso la vida añadiendo fes de erratas JAJAJAJAJAJA

          7. Donde dice: «el troll mostrenco que no sabe escribir sin cometer faltas, trata de engañar»,

            debe decir: «Me entra una ansiedad mostrenca sodomítica tecleando, que me paso la vida cometiendo faltas, a ver si supero mi récord de más de quince en una sola deposición (sobre todo de puntuación, ya que no hay corrector ortográfico automático que las corrija)».

            Firmado: el troll mostrenco (el que atribuía al fundador del Opus Dei, del que es un rebotado, una frase ya recogida en libros medio siglo antes).

            Aquí irían las histriónicas risas enlatadas de troll desquiciado que no sabe que decir, pero que quiere poner la guinda. En su lugar, mejor recordarle la verdad:

            «No os engañéis: ni los FORNICARIOS, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los AFEMINADOS, ni los SODOMITAS, ni los ladrones, ni los avaros, ni los ebrios, ni los maldicientes, ni los rapaces poseerán el reino de Dios» (I Cor 6,9-10).

            PALABRA DE DIOS.

    2. Hay que tener cuidado con argumentar así, por mucho que impresione a primera vista. Lo bueno (y la Misa tradicional lo es) es bueno por sí mismo y -naturalmente- la hipocresía se quiere disfrazar de lo bueno y recurre a lo que tenga que recurrir. Eso no compromete a lo bueno, que es utilizado por la hipocresía como medio, no como fin. Por ejemplo, la castidad es buena (y lo digo yo, que la he practicado muy poco) y es posible recurrir a ella de modo hipócrita, como las monjas de Port Royal, que eran castas como ángeles pero sobrebias como demonios. Para ellas (o gran número de ellas) la castidad era un medio para sentirse moral mente superiores a los demás. Eso no juzga la castidad sino su uso. Lo mismo puede predicarse de la Misa tradicional.

  6. No se dice porque es una verdad desde Adán y Eva. Y así no hubiera existido ni siquiera la Iglesia si todos los primeros cristianos se hubiesen «escandalizado» que hubo un Judas entre los elegidos de Jesús que pudo arreglar con los fariseos para vender a Su maestro. El planteo existencial de la vida no quita la esencia de las verdades perennes. La Misa no es algo para ser «manoseada» por nadie.

  7. Muy de acuerdo! Conocí la Misa celebrada cara a Dios hace pocos años. Lo que más me ha gustado es que se percibe más lo sagrado, el misterio, y el sacrificio.

  8. Cierto es que hay una fuerza especial en celebrar la Eucaristía «ad orientem», aunque no sea en rito «vetus ordo». El sacerdote parece que se centra mejor en Dios y los fieles también. Porque queda patente toda la fuerza sacerdotal de presentar las ofrendas y sacrificio a Dios orientándose, nunca mejor dicho, en dirección a la Fuente de la gracia dando las espaldas a lo que no es Dios. Esto es sin duda muy importante.

    Los sacerdotes de poca o ninguna vida espiritual que celebran solamente mirando al «público», es decir los fieles, lo hacen como un teatro, como representando un papel, sin transcendencia y sin transmitir esa fuerza mística que viene de Cristo.

    Sin embargo, alguna Misa novus ordo he asistido en la que el sacerdote, aunque siempre de cara a los fieles, parecía que se transfiguraba y vivía la Eucaristía totalmente inmerso en Dios. Pero son casos extraordinarios de sacerdotes santos y muy elevados por la gracia.

  9. Me parece muy bien que Lefebvristas y Carlistas nieguen el Concilio Vaticano II, pero para eso deben excindirse de la Iglesia de Roma, crear sus propias reglas y sus propias «tradiciones», como Lutero. Yo seguiré asistiendo a la misa creada por San Juan Pablo II.
    Y que sepa InfoVaticana que no hay mayor ni mejor munición para la Teología de la Liberación que dar la voz a Lefebvristas y Carlistas.

    1. «Me parece muy bien que Lefebvristas y Carlistas nieguen el Concilio Vaticano II»

      ¿Cómo puede parecerle «muy bien» algo imposible? Primero: los «lefebvristas» son tan católicos como los dominicos, carmelitas o redentoristas. No tienen otra fe: creen sólo, y todo, lo que siempre ha creído la Iglesia («regla de fe» de S. Vicente de Lerins, citada en la Constitución Dogmática «Dei Filius» del Concilio Vaticano I, para reconocer la fe verdadera del error). Segundo: El carlismo es un movimiento político del siglo XIX. ¿Qué tiene que ver con esta noticia? Tercero: ¿existe quien «niegue» (sic) el CVII? ¿Qué niegan? ¿Que ocurriese? Nadie niega eso. Y, sobre su contenido, no hay nada que «negar», pues no definió nada. Los «despistados» deberían leer la Declaración de su Comisión Doctrinal (adjunta a la «Lumen gentium») que aclaró que los católicos sólo tienen obligación de creer lo definido previamente por la Iglesia, pues el CVII no definió nada.

      1. Y, ya el colmo del despropósito, son afirmaciones como «la misa creada por San Juan Pablo II» (qué será eso), o relacionar la Teología de la Liberación con un Instituto religioso y un movimiento político de hace dos siglos. Le convendría a usted informarse un poco antes de escribir disparates en una página católica, fe de la que es evidente que no tiene mucho conocimiento, si es que tiene alguno.

        1. Catholicus, eres contumaz en el yerro, el Concilio definió todo el modernismo eclesial que ahora sufrimos. Los masones y sus acólitos se agarraron a el como a un clavo ardiendo, en especial el Decreto de Libertad Religiosa, que para mi es EL SEGUNDO PECADO ORIGINAL DE LA HISTORIA, por el cual derrocaron a Cristo Rey y a su reinado social, sustituyéndolo por cualquier creencia que va desde el animismo primitivo que tanto le gusta a Francisco, como aquel mono reflejado en la fachada de San Pedro a la New way, pasando por todas las religiones falsas o paganas del mundo. Hubo dos papas que pudieron arreglar el entuerto, pero no lo hicieron y la bicha sigue en la iglesia. Mientras no se reponga a Cristo Rey en su trono no hay nada que hacer, esté Francisco o no lo esté.

          1. «Catholicus, eres contumaz en el yerro, el Concilio definió todo el modernismo eclesial»

            ¿En qué yerro? ¿En decirle a ese indocumentado que la mal llamada «teología» de la liberación no deriva del carlismo, que es de un siglo antes? Y anda, que usted también se luce: ¿el modernismo no existía más de medio siglo antes del Concilio Vaticano II? Entonces, ¿qué condenaba exactamente la encíclica «Pascendi Dominici gregis» de San Pío X, promulgada el 8 de septiembre de 1907? ¿Herejías inexistentes que surgirían en el futuro? Algo ya habría, y no poco extendido, para merecer tal condena, ¿no cree? Está muy bien que usted pretenda que vuelvan a ser católicas naciones que no lo son desde hace medio milenio (no desde el CVII, en que les importaba un pimiento lo que dijeran sus documentos no dogmáticos), pero aquí estamos hablando de la misa, Así que, no aproveche la ocasión para meter sus morcillas de siempre, que ya nos la sabemos.

      1. Juan Pablo II no creó ninguna misa, ignorante: el «novus ordo» se creó una década antes de que Juan Pablo II fuera elegido Papa, y se impuso un lustro después de concluir el Concilio Vaticano II, contra lo que éste decretó en materia litúrgica (véase la Constitución Apostólica «Sacrosanctum Concilium»).

        1. Cathólicus, claro que existía el modernismo mucho antes, pero fueron intentos infructuosos, salvo lo del Cardenal Rampolla nuncio en España de León XIII que abrió la iglesia a la política y que provocó el cisma integrista en el tradicionalismo español, y que estuvo a punto de ser nombrado papa, y no lo fue por el veto del emperador de Austria por sospecha de francmasón.
          Mis morcillas es que hay que resaltar hasta la extenuación, el hecho de que la serpiente sigue en la iglesia desde que el concilio le abrió la puerta, y hay que aplastarle la cabeza por segunda vez, cosa que no hicieron Juan Pablo II y Benedicto XVI. Echar todas las culpas a Francisco es inútil, la culpa de la apostasía generalizada del depósito de la Fe es de muchos, prácticamente de casi todos los prelados de Europa salvo los lefevbristas, y hasta que no se elimine a la bestia no hay nada que hacer.

    2. Para que hablas de lo que no sabes a propósito de carlismo. Para tu información te diré que al día de hoy hay una organización carlista que es la Comunión Tradicionalista cuyo abanderado es Don Sixto de Borbón Parma, que es desde el principio lefevbrista. En Granada que es mi patria como diría Cervantes, tiene un círculo muy activo llamado General Calderón Vasco, y una página web llamada Reino de Granada.

      La otra organización carlista es la Comunión Tradicionalista Carlista, de la cual soy militante, y desde su refundación en el 85 no se ha pronunciado al respecto, pero por el camino que vamos acabaremos todos en la FSSSPX.
      ahora informacion es

  10. Respeto lo que se dice en el artículo, pero no lo comparto en absoluto. Acostumbro a asistir a una misa según lo que suele llamarse «novus ordo»: el sacerdote es devoto y no se inventa nada que no esté establecido por el misal; en el momento de la consagración su recogimiento es contagioso y todo el pueblo lo puede ver y participar de él; no hace falta saber latín para entender las palabras que dirige a Dios y para participar, como pueblo, en las que junto a él, los demás dirigimos también a Dios; la música y los cantos están bien cuidados, son oportunos y acompañan perfectamente a la liturgia etc., ¿Dónde está el problema de que no sea una misa «vetus ordo»? El problema son los sacerdotes, no el misal. ¿Me van a decir que antes no había sacerdotes tibios, mediocres y que, en lugar de celebrar con devoción, celebraban llevados por la rutina e incluso la falta de fe? Yo respeto todos los ritos aceptados por la Iglesia y pido que se celebren como Dios manda. Punto.

    1. Habría mediocres y dejados, pero en la misa de siempre el celebrante casi no se ve, integrado como está en el todo. Apenas pone el careto: todo tiende continuamente a Dios. Como un día te pille poco inspirado, como mucho te entretienes con el simbolismo de su casulla… Pero si un tipo ya de entrada te viene de cara, es que te va a dar una clase o una charla y a recabar tu atención. De ahí que tanta gente comente las misas, con gusto o con disgusto, siempre en torno al cura que las dice y sus sermones, como si la misa no fuera algo de Dios.

    2. «Acostumbro a asistir a una misa según lo que suele llamarse «novus ordo» […] el sacerdote es devoto y no se inventa nada que no esté establecido por el misal»

      Apuesto a que sí inventa: pida a ese sacerdote que le muestre el misal de altar «novus ordo» que usa para la misa (que es el vigente en la actualidad), en el que constan las rúbricas, y pregúntele por qué no obedece lo que dicho misal estipula. Por ejemplo, volverse HACIA LOS FIELES en determinados momentos de la celebración (lo que indica que, durante el resto del tiempo, no debe estar orientado hacia ellos). Y, aunque quizás sí lo haga ese cura concreto, cada vez son menos los que no realizan el LAVABO (que es obligatorio, no opcional).

      «que se celebren como Dios manda. Punto»

      Dios no mandó inventar un rito en 1969 (que encima nadie cumple), ni lo pidió el CVII, cuyas disposiciones en materia litúrgica contradice. Fue obra de Bugnini, aunque lo permitiera Pablo VI. Punto.

      1. Donde dice: «cada vez son menos los que no realizan el LAVABO»,

        debe decir: «cada vez son menos los que realizan el LAVABO».

        [Vamos, que no lo realizan].

          1. Para usted nada es pecado (seguramente ya se lo habrá comunicado el espíritu de La Veneno en la misma «revelación privada» en la que se le ha comunicado a usted que las Sagradas Escrituras no son la Palabra de Dios). Así que, cuando termine de hacer sus guarrerías, lávese las manos, que luego vienen infecciones.

          2. Pecado es toda gilipollez, blasfemia, herejía, insultos, faltas de respeto a consagrados, mentiras, ataques contra la Fe y la Santa Iglesia Católica, y demás majaderías que salen por tu hedionda boca.

      2. Comentarios como el suyo son en los que se basó Francisco para elaborar Traditiones custodes. Por ese camino le va a acabar usted dando la razón y quitándosela a Benedicto XVI.

        1. ¿Otro troll llamando mentiroso Francisco? Cuando publicó la infame «Traditiones custodes», escrita por los amanuenses del Instituto San Anselmo de Roma, además de decirlo el propio texto, envió una carta a todos los obispos explicando la razón de su publicación, y no es por nada de lo dicho por usted, que es un auténtico disparate, además de falso. Así que, deje de inventarse razones que no existen, poniendo en duda las que firmó el propio Francisco (con independencia de que algunas de las cosas que dijo fueran falsas). Ahora resulta que «Tradiciones custodes» se promulgó por culpa de la ignorancia de usted sobre las cosas de las que habla y no sabe. ¡Si no lo leo no lo creo!

          1. Donde dice: «llamando mentiroso Francisco»,

            debe decir: «llamando mentiroso a Francisco».

          2. Ni soy un troll, ni miento. Si aquí hay un mentiroso, aparte de soberbio y prepotente, es usted. Copio y pego de la carta de Francisco a la que usted se refiere: «Una oportunidad ofrecida por san Juan Pablo II y con mayor magnanimidad aún por Benedicto XVI para restaurar la unidad del cuerpo eclesial, respetando las diversas sensibilidades litúrgicas, ha sido aprovechada para aumentar las distancias, endurecer las diferencias y construir oposiciones». Al margen de lo que los obispos dijeran o no a Francisco, justo esto (no respetar las diversas sensibilidades litúrgicas aprobadas por la Iglesia, endurecer las diferencias y construir oposiciones entre ellas) es lo que ha hecho usted en su comentario anterior, así que no me diga que miento. ¡Qué desgracia que Infovaticana tenga un «comentarista» tan desagradable y maleducado como usted! No creo que sus permanentes salidas de tono la hagan ningún bien.

          3. «Ni soy un troll, ni miento»

            Yo no le he tachado de troll, sino que le he preguntado, retóricamente, si usted también va a acusar a Francisco de mentir, como hace un conocido troll de esta página, que finge «defenderlo» pero le llama mentiroso cuando no le gusta lo que dice (aunque sea cierto). Y si usted miente o no, usted sabrá, que es quien ha dicho que la razón de «Traditiones custodes» se debe a lo que yo he escrito en mis comentarios (debían de tener una bola de cristal, para saber lo que iba a decir en el futuro), cuando usted no puede señalar ni una sola cosa incierta en mis comentarios.

            «Si aquí hay un mentiroso, aparte de soberbio y prepotente, es usted»

            Ahórrese la rabieta, porque yo no miento. Y, salvo que tenga rayos x, le recuerdo que el interior de las personas sólo lo conoce Dios. Que alguien no le dé la razón cuando no la tiene, no convierte a esa persona en soberbio y prepotente. A ver si para ser humilde (que es…

          4. …una virtud, no un mandamiento), hay que transigir con errores y falsedades (no mentir sí es un mandamiento).

            «Copio y pego de la carta de Francisco a la que usted se refiere»

            No hace falta: todo el mundo que ha querido leerla, ya lo ha hecho; y el que no, la tiene publicada en la web de la Santa Sede. Y, como ya le dije, ese mismo documento contiene afirmaciones falsas, como la última que ha escrito (que sería indemostrable aunque fuera cierta, que no lo es).

            «no respetar las diversas sensibilidades litúrgicas…»

            La fe católica no está basada en sentimentalismos, por más que Francisco recurra a ese comodín, que, además, y en todo caso, le retrataría a él, que es quien no respeta «sensibilidades» ajenas e impone sus gustos personales a base de rodillo, pasándose lo decretado por un Concilio ecuménico dogmático (el de Trento), y recordado por BXVl, por el Arco de Trajano.

          5. «¡Qué desgracia que Infovaticana tenga un «comentarista» tan desagradable y maleducado como usted!»

            Lamento que no le agrade la verdad o que sea alérgico a ella. Tome antihistamínicos, porque la verdad es muy testaruda y no cambia, se la expongan crudamente o en verso.

            «No creo que sus permanentes salidas de tono la hagan ningún bien»

            A lo mejor, que le digan la verdad («salida de tono», en su argot) le hace algún bien a usted. De momento, vaya preguntando a ese sacerdote del que hablaba antes, si celebra alguna parte de la misa en latín y conservando el canto gregoriano, como ordena la «Sacrosanctum Concilium» del Concilio Vaticano II. O, más concretamente: pregúntele si no es verdad que en el misal (en todas sus ediciones, incluida la última y actual) se manda al oficiante darse la vuelta hacia los fieles en algunas partes de la misa. Luego, vuelva y me repite, si tiene el cuajo, que miento.

  11. Josen, yo le entiendo cuando dice «falta de hermandad verdadera». Desde hace algún tiempo voy reconociendo y lo confirmo cada vez más que muchos católicos(da igual lugar, rito, edad, piedad, etc) ni entienden ni practican «la auténtica caridad cristiana» con el prójimo, no digo ya el lejano, sino el más próximo y del día a día(familia, amigos, compañeros de trabajo, conocidos). El que se dice llamar católico se ha embarrado con el mundo. La caridad como virtud profundísima se vive hoy de forma muy deficiente.

    1. No existe caridad sin verdad. Tras décadas de «deseducación» algunos creen que caridad es sinónimo de complacencia, de ser blandito o de transigir con el error y el pecado. Imagino que, entre los «poco caritativos» contarán al apóstol San Pablo también, a quien se deben estas verdaderas palabras caritativas:

      «Lo que ahora os escribo es que NO OS MEZCLÉlS con ninguno que llevando el nombre de hermano sea fornicario, avaro, idólatra, maldiciente, borracho o ladrón; CON ÉSTOS NI COMER, ¿pues qué a mí juzgar a los de fuera? ¿No es a los de dentro a quienes os toca JUZGAR? Dios juzgará a los de fuera. ¡EXTIRPAD al perverso de entre vosotros!» (I Cor 5,11-13).

      PALABRA DE DIOS.

      Caridad de golpe, no la falsa caridad que predican algunos (y mejor no citemos los improperios del Señor contra quienes los merecían, o sus caritativos latigazos contra quienes profanaban el Templo, pese a que aún nadie había osado «bendecir» el pecado en su interior).

      1. «In necesariis unitas, in dubiis libertas, in omnibus caritas» (San Agustín). Me acuerdo de esta afortunada máxima siempre que le leo eso de que «no hay caridad sin verdad». Esto es, en cuestiones donde debe haber libertad la caridad sigue siendo exigible, pues este es un concepto que designa una realidad mucho más amplia que el de verdad.

        1. Eso no es de la autoría de San Agustín, aunque se le haya atribuido falsamente, como recordó hace tan sólo dos días el comentarista Urbel en el blog del P. Jorge González Guadalix. Cito:

          «aparece por primera vez en un tratado teológico protestante: ‘Paraenesis votiva pro pace Ecclesiae ad Theologos Augustanae Confessionis’ (Exhortación y voto por la paz de la Iglesia a los teólogos de la Confesión de Augusto) publicado en 1526. Su autor es Petrus Meiderlin […] Teólogo protestante, por lo tanto, y no San Agustín.En realidad, lo necesario se opone a lo contingente, y no a lo dudoso. A lo dudoso se opone lo cierto o seguro. Necesidad y contingencia nos remiten al ser. Cierto o seguro y dudoso, como falso, nos remiten a la verdad. ¡Mal filósofo y teólogo el protestante Meiderlin!».

        2. «pues este es un concepto que designa una realidad mucho más amplia que el de verdad».

          Desde ya que en todo caridad (bien entendida) pero ¿la caridad es un concepto mayor que la verdad? ¿Qué puede ser mayor que la verdad? En Juan 16:4 podemos leer «Yo soy el camino, LA VERDAD y la vida». Entonces, si Cristo es la verdad, ¿qué, quien puede ser mayor a Cristo?

          No puede haber caridad sin verdad porque no puede haber caridad sin Cristo. Y dónde no está Cristo, no hay vida. Si no vamos con la verdad, vamos con la muerte. Por eso no existe caridad sin verdad; caridad sin verdad es un oxímoron.

          1. Donde dice Juan 16:4, debe decir Juan 14:6. Pido disculpas, cité de memoria y la mía me jugó una mala pasada.

          2. La caridad cristiana realmente solo puede ser cristiana, y puesto que es la verdadera caridad porque nos viene de la Verdad que es Cristo, fuera de Cristo no puede haber otra «caridad» y otra «verdad» que se le asemeje a la de Cristo. Y si viene de Cristo, viene también del Padre. Siendo Cristo LA VERDAD Y LA VIDA, concluimos que Dios es VERDAD Y VIDA, además de CARIDAD.

            ¿Dios es amor? Sí, lo es. ¿Dios es vida? Sí, lo es. ¿Dios es vida? Sí, lo es. Y si Dios nos revela la verdad, no podemos salirnos de esta verdad para no perder el amor y la vida de Dios…

          3. Donde dice «¿Dios es vida?» por segunda vez, debe decir «¿Dios es verdad?» (Mi hijo me vino a interrumpir de una manera muy poco ortodoxa y perdi la concentración por un momento. Los hijos a veces pueden parecer «diablillos». ).

  12. Yo sí que estoy perplejo por las barbaridades que dice la católica desorientada. Me pregunto si sabría decir donde está el oriente, esto es el este, por donde sale el sol, pues casi nadie lo sabe ya …
    Pobrecita. Rezaré por ella.
    Relaciona celebrar de cara el público con la negación del carácter sacrificial de la Misa. ¡Pero si el primero que celebró de cara a sus discípulos fue nuestro Señor en la última cena!
    No sigo con los disparates que dice. No merece la pena.
    No creo que haga bien Infovaticana publicando cosas de tan escaso nivel intelectual y teológico. Tampoco los comentaristas muestran mucho conocimiento del tema …

    1. Estimado Abraracurcix,

      Que usted llame «público» al pueblo presente en la Misa lo dice todo.
      Pero por caridad cristiana y como acto de corrección fraterna le diré que la Misa no reproduce ni representa la Última Cena y que en aquélla Jesús no estaba «de cara a los discípulos, pues todos estaban en el mismo lado de la mesa.

      De nada,
      Perpleja

    2. «Pobrecita. Rezaré por ella»

      Rece lo que quiera, pero, sobre todo, estudie, en vez de leer cómics de Astérix (no hace falta que nos vuelva a contar sus ingeniosísimas ocurrencias: ya las ha puesto más arriba como «Asurancegiturix»).

      «¡Pero si el primero que celebró de cara a sus discípulos fue nuestro Señor en la última cena!»

      ¿En serio? ¿Estuvo usted allí y da fe? Igual también cree que lo hizo estando todos sentados en sillas alrededor de una mesa… (qué atrevida es la ignorancia).

      1. Por otro lado, no sé si sabía que los apóstoles (no había nadie más) ya eran obispos, no simples fieles. O que la Misa es el Sacrificio del Calvario, no la Útima Cena, que sólo se celebró una vez (jamás ha vuelto a repetirse), y en la que Cristo anticipó dicho Sacrificio por primera y única vez (después, todas las misas actualizan un hecho histórico del pasado, no del futuro, como en esa sola ocasión). Es evidente su escaso nivel intelectual y teológico, y su desconocimiento del tema. Recuerda usted al Trucho, que tiene el cuajo de insinuar, de forma condescendiente, que, dado su «altísimo nivel», no es que él diga disparates (o herejías), sino que los demás no lo entienden (nadie está a su «altura», salvo que le dé la razón). En fin, usted rece, rece; a ver si así, por ciencia infusa, le llegan los conocimientos, de los que evidentemente carece, sin tener que estudiar ni copiar errores ajenos conocidos hace tiempo (y refutados hace más).

  13. Personalmente, asisto a los dos ritos
    al Vetus Ordo (siempre que las circunstancias me lo permiten) y al Novus Ordo (Bien celebrado, en buenas parroquias con sacerdotes buenos, bien formados y fieles) y puedo decir abiertamente que ojalá volviese la misa tridentina a cada iglesia católica romana del mundo.

    En mi caso, cambió mi vida de fe para siempre. Por describir sólo un poco de lo que uno vive en ella: Solemnidad, respeto, piedad y devoción a raudales. No hay punto de comparación. Te ensalza muchísimo espiritualmente, y hace que no pierdas detalle por un segundo.

    Hay que defenderla a toda costa de los enemigos de la Fe (sobre todo, los de dentro) y hablarle de ella a todo católico que nunca la haya conocido.

    1. Totalmente de acuerdo. Me ha pasado lo mismo. La misa tradicional permite adorar al Señor, permite entender la maravilla de lo que sucede en el momento en que el sacerdote consagra. Donde voy también suele haber cantos gregorianos…

      Pero todo esto Bergoglio y secuaces quieren extinguirlo. Si no hacemos nada, lo harán. Esta parroquia tradicional a la que asisto ha pedido al obispo progre que si pueden hacer la Confirmación en rito tradicional y se ha negado en rotundo. Los obispos bergoglianos que presumen de ser «inclusivos» y de que «caben todos, todos, todos» (este obispo habla así, adulando a Bergoglio)… anticatólicos es lo que son…

  14. Y lo de gente normal, nombres o mujeres, dando la comunión, para «aligerar» aunque en la misa no haya ni 30 personas? ¿y lo de quitar los reclinatorios ADREDE para que la gente no se pueda arrodillar? Es que ya hasta están poniendo bancos que no tienen para ponerse de rodillas, así pretenden que la gente NO SE PONGA DE RODILLAS ADREDE… ¿Y lo de las guitarras terribles y música espantosa como esa de «la misa es UNA FIESTA MUY ALEGRE»? ¿Y lo de usar la Iglesia, cada vez con menos imágenes como si fuera el salón de actos del colegio? ¿Y lo del «paseo» de los feligreses para las lecturas, que a veces no se entiende ni lo que leen? Una nueva moda es que al principio un feligrés salga a «explicar» de qué va la misa… ¿Y las preces? Tuve que aguantar que el día de la Santa Madre de Dios pidieran por EL PLANETA TIERRA y una ECOLOGÍA INTEGRAL y nada de condenar el aborto… en fin…

  15. Para cuando una Misa vetus ordo pública en Madrid para demostrar a estos francisquitos cual es la realidad de los católicos españoles. Ya está bien de complejos y de esconderse aqui. Hay que llevar al corazón de España la brillantez del culto divino de verdad. Ni Pachamamas ni Kunbayas ni narices, Ya está bien, y veran como muchos monseñores se acongojan ante nuestra Verdad, Nuestra dDecisión y nuestra Fuerza. Ya está bien de cobardías

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