Indignación y malestar entre el clero por la confusión del documento aprobado por el Papa que permite la bendición de parejas homosexuales

sacerdotes sotana
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Desde la publicación de la declaración del cardenal Víctor Manuel Fernández y firmada por el Papa Francisco sobre la bendición a parejas homosexuales e irregulares, numerosos sacerdotes han mostrado públicamente su malestar ante esta nueva medida del Papa.

Aunque siempre hay quien movido por la ingenuidad intenta convencerse de que nada cambia, lo cierto es que sí. Este es un paso en una dirección muy concreta.

El propio jefe editorial de Vatican News (medio oficial de la Santa Sede) Andrea Tornielli, reconoce en un editorial publicado en dicho medio que «la Declaración del Dicasterio para la Doctrina de la Fe sobre el significado de las bendiciones, abre la posibilidad de bendecir a parejas irregulares, incluso del mismo sexo, aclarando claramente que bendecir en este caso no significa aprobar sus opciones de vida, y reiterando también la necesidad de evitar cualquier ritualización u otros elementos que puedan imitar remotamente un matrimonio».

Ante el silencio (otra vez más) de los obispos españoles sobre una cuestión de tan importante calado, son los curas de siempre los que han tenido que salir públicamente a denunciar lo que este documento papal trata de legitimar.

Páter Góngora: «Conmigo no cuenten para bendecir parejas de personas en estado de pecado mortal»

El conocido Páter Góngora, sacerdote de la diócesis de Almería ha escrito lo siguiente en sus redes sociales:

«Tras leer íntegramente el documento, afirmo:

Primero. A la luz de la Tradición de la Iglesia, el principio de no contradicción y el discernimiento en conciencia como sacerdote de Jesucristo, bendigo a la persona que busca la gracia de Dios y la conversión continua que todos necesitamos por medio de los sacramentos y la Palabra de Dios.

Segundo. Conmigo no cuenten para bendecir parejas de personas en estado de pecado mortal. Jamás impartiré pública o privadamente ninguna bendición, que de forma ambigua al carecer explícitamente de ritual (n. 38), pueda dar a entender que se justifiquen situaciones vitales en pecado mortal entre adúlteros o sodomitas practicantes, tal y como explicita el documento.

Tercero. La comunión en la Iglesia brota de la fidelidad al depósito de la fe que Cristo confió a los apóstoles. La Tradición viva que busca la salvación de las almas, no el compadreo con una sociedad imbuida en la disolución de la familia y la ideología de género.

Cuarto. Recemos».

González Guadalix: «No se molesten en venir a Braojos, La Serna o Piñuécar pidiendo bendiciones raras»

El sacerdote de la archidiócesis de Madrid, Jorge González Guadalix, ha expresado también su malestar con este documento papal a través de su blog.

«Hace años que venimos asistiendo a una bajada de pantalones, normal en este caso, ante las exigencias de los movimientos por lo que ellos llaman los derechos homosexuales», asegura González Guadalix.

El sacerdote, escribe en su último artículo que «hasta ahora hemos ido observando que si bien en la práctica aquí todo vale, empezando por las bendiciones de facto en Alemania y la matraca con el asunto en el sínodo, es verdad que la cosa doctrinal parecía inamovible».

«Porque dos años después de que se nos dijera solemnemente desde Doctrina de la Fe que la Iglesia no puede bendecir parejas del mismo sexo, insisto, dos años después, ahora resulta que las cosas han cambiado, porque lo que era imposible, ahora es posible, conveniente y bueno. En dos años», agrega.

Defiende que «la doctrina sobre este punto es clarísima con la Escritura, la tradición, el magisterio, Astete, Ripalda, el catecismo de san Juan Pablo II. Y ahora me viene el prefecto de Doctrina de la Fe y me dice, evidentemente con el visto bueno del jefe, que bueno, que sí, pero que no, pero que cómo va a ser pecado, que depende y según. Cachondos ellos que se han puesto por solideo blanco o rojo una doctrina de dos mil años».

Por todo ello, pide que «no se molesten en venir a Braojos, La Serna o Piñuécar pidiendo bendiciones raras porque va a ser que no. No es por nada, sino porque uno es de pueblo y serrano, y por tanto poco misericordioso, duro, intransigente, carpetovetónico e Infocatólico. No se preocupen. Estoy seguro de que encontrarán sin problemas sacerdotes francisquistas y truchanos que estarán encantados de bendecir lo que sea. Con su pan se lo coman».

Pablo Pich: «Son tiempos confusos»

El padre Pablo Pich de la archidiócesis de Barcelona ha puntualizado -a raíz de toda esta polémica- que «el agraviado siempre es Cristo, y la Iglesia como Cuerpo Místico. ¿Los vas a abandonar? ¿Dónde irás? Ya te lo digo yo: al nihilismo, a la desesperación y a la muerte».

Por ello, subraya que «nosotros, miserables pecadores que no merecemos nada, debemos sufrir y padecer con Cristo y la Iglesia, siendo fieles y defendiéndola hasta el final. Pidamos esa gracia y dejémonos de tonterías como si fuese algo personal».

«Son tiempos confusos; sí; hay que resistir: sí; pero no podemos perder ni la Fe, ni la Esperanza, y mucho menos la Caridad», añade en su cuenta de twitter/X.

También ha denunciado que «ya son varias las ocurrencias que aparecen cerquísima de fechas señaladísimas». Ha pedido que «no nos empañen la Navidad, que nada nos impida vivir la unión con Dios en este tiempo. Pidamos siempre la fidelidad a Dios, a la Iglesia y al Papa. Siempre. Sin ella sí estamos perdidos».

Francisco José Delgado y Juan Razo analizan el documento

El sacerdote de la archidiócesis de Toledo, que actualmente se encuentra de misionero en Estados Unidos, ha escrito lo siguiente desde su cuenta de ‘X’: «A ver, entonces, según el Card. Fernández, la idea es bendecir uniones homosexuales para que los homosexuales se conviertan y dejen de serlo. ¿Es así? Pues va a ser que no».

El sacerdote, uno de los protagonistas del programa de La Sacristía de la Vendée, ha abordado junto con el sacerdote mexicano Juan Razo en un vídeo de dos horas lo que supone esta declaración de Doctrina de la Fe y la bendición de parejas homosexuales.

Jesús Silva: «Dame la pureza del corazón, de la mente y del cuerpo»

Por su parte, el sacerdote de la archidiócesis de Madrid, Jesús Silva ha tirado de imaginación y ha compartido la siguiente propuesta de bendición: «Señor, bendice a tus hijos N y N, y concédeles darse cuenta de que su relación desordenada no es conforme a tu voluntad, para que, con tu gracia, puedan empezar a vivir en continencia permanente. Amén».

También ha difundido una oración en la que se encomienda a dos santos que fueron mártires por defender la virtud de la castidad:

«Padre Celestial, te pido que imitando a tus santos me vea libre de toda impureza sexual y deseo pecaminoso. Sella mi mente y mi corazón como propiedad tuya, dame la pureza del corazón, de la mente y del cuerpo; el don del dominio propio y el control de mis emociones. Te rogamos, Señor, nos ayudes, en medio de las dificultades que se nos presentan a permanecer firmes en la fe y en el amor. Por la entrega que llevó a los jóvenes mártires de África Carlos Lwanga y sus compañeros a morir antes que ofenderte escúchanos Señor. Danos Señor la perseverancia de los santos, la valentía, la fortaleza, la templanza, que contigo habitan. Para tener el honor y el gozo de pertenecer por completo a la familia celestial».

Por último, ha citado un punto del Catecismo de la Iglesia católica sobre la conciencia personal que reza lo siguiente: «El hombre tiene el derecho de actuar en conciencia. No debe ser obligado a actuar contra su conciencia, ni se le debe impedir que actúe según su conciencia, sobre todo en materia religiosa. La conciencia es el primero de todos los vicarios de Cristo». (CCE 1782. 1779)

Patxi Bronchalo: «Aquí se busca la justificación de la irregularidad»

El sacerdote de la diócesis de Getafe, Patxi Bronchalo, ha hablado a menudo en charlas y conferencias sobre esta cuestión. Es por ello que ha lanzado un ‘hilo’ en la red social Twitter/X para dar su parecer y que no tiene desperdicio:

“Padre, ¿hasta dónde puedo llegar con mi novia?”. Me disgusta esta pregunta, me hace pensar: “aún no ha entendido nada, vive en el moralismo”. Con la Declaración sobre la bendición de parejas homosexuales me pasa igual. Lo que se plantea es dar una vuelta de tuerca.

«Y se me hace perverso porque la moralina no la plantea un novio despistado sino la CDF: “¿Hasta donde puedo bendecir a una pareja que vive algo que no es querido por Dios?”. “¿Cómo se puede dar más que una bendición y menos que un sacramento?”.

«Está claro que las bendiciones se le dan al pecador no al pecado, pero lo que plantea el documento no es eso. Para ello no haría falta una Declaración, ya hubo hace dos años una nota que lo señalaba. Aquí se busca la justificación de la irregularidad».

«Se prefiere eso a presentar un acompañamiento que les diga la verdad, con Caridad, por supuesto, pero la verdad. ¿Hay miedo de que nos rechacen a nosotros por hablar a las personas de las enseñanzas de Dios? Eso sería apego a nuestro amor propio».

«El caso que plantea dar la bendición es: “reconociéndose desamparados y necesitados de su ayuda, no pretenden la legitimidad de su propio status, sino que ruegan que todo lo que hay de verdadero, bueno y humanamente válido en sus vidas y relaciones, sea investido, santificado”.

«Esta es la moralina puesta en clave de “¿hasta dónde puedo llegar?”. Planteando un caso extremo que nunca se da. Nunca me he encontrado nadie así. Desamparados si. Pero personas que quieren no legitimar su unión pero si que se reconozca lo bueno de esta, nunca».

«En mí años de sacerdote he acompañado a chicos que presentaban atracción a personas del mismo sexo. He tratado de ayudarles a vivir la virtud de la castidad, he visto como la oración, la Eucaristía, la confesión les han fortalecido continuamente. Están bien, en paz».

«No son tontos, saben de sobra lo que está bien y lo que está mal, ven lo que en su vida les ayuda y lo que les daña, por eso piden auxilio y vienen. ¿Qué les decimos ahora? ¿Qué se han equivocado? ¿Qué para contentar a un mundo que jamás estará contento les hemos traicionado?»

«Me parece que esto de las bendiciones es darles un palo a ellos. No es Caridad. Otro palo a quien se esfuerza en ayudar a vivir a cada persona en las enseñanzas de Dios. Esto no es el Evangelio de Jesús sino el que inventamos nosotros. No es misericordia, es buenismo nuestro».

«Hasta aquí. Me encuentro contrariado pero con esperanza porque la historia la lleva el Señor y no hay nada que ÉL permita que suceda de lo que no saque bien en el cumplimiento final. Hasta entonces oración y fidelidad, amor a Dios y a la Madre Iglesia, también con sus arrugas».