La Oficina de Prensa de la Santa Sede informa dio a conocer el martes 21 de noviembre, que el Santo Padre Francisco había nombrado obispo de la Diócesis de Mar del Plata a Mons. José María Baliña, hasta entonces obispo auxiliar de Buenos Aires.
Baliña iba a tomar posesión como obispo de esta diócesis en enero, pero por sorpresa, el Vaticano publicó el miércoles que el Papa había aceptado su renuncia. Ni un mes ha pasado desde que se hizo público su nombramiento.
Como es habitual, Roma no da detalles de estas renuncias sorprendentes. Ha sido el propio obispo el que a través de un comunicado publicado en la página web de la diócesis de la que había sido nombrado obispo ha alegado «problemas de salud» para no aceptar la encomienda del Papa.
Monseñor José María Baliña explica en la misiva dirigida a los feligreses de la diócesis que «cuando me propusieron asumir como obispo de Mar del Plata, agradecido por la confianza del Papa, me apresuré a aceptar enseguida, sin tomar conciencia del proceso que estaba pasando».
Baliña cuenta que «hace varios meses que vengo luchando con un desprendimiento de retina, con dos operaciones y otra prevista para febrero (aparte de otras situaciones personales y familiares)».
La situación parece haberle sobrepasado -más allá de los problemas de salud. «Cuando se publicó mi designación recibí tal avalancha de saludos, reportajes y recomendaciones que me di cuenta de que no estaba en condiciones para asumir la misión allí», escribe el ya obispo emérito de Mar del Plata.
«Después de discernirlo mejor y consultarlo con la Santa Sede, decidí presentar mi renuncia. Podría haber dilatado la decisión unos meses; pero preferí hacerlo rápidamente para que pudieran contar con el obispo diocesano cuanto antes», agrega.
El obispo se despide diciendo que seguirá ofreciendo su servicio sacerdotal «en la arquidiócesis donde estoy. Siento defraudar las expectativas, confío que este dolor se haga fecundo. Agradezco los innumerables saludos, buenos deseos, y la oración que nos sostiene unidos en el camino del Señor».
El Papa ya le ha buscado un sustituto y ha nombrado obispo de Mar del Plata a Mons. Gustavo Manuel Larrazábal, C.M.F., hasta ahora obispo auxiliar de la arquidiócesis de San Juan de Cuyo.
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Estar de obispo en esta iglesia de Bergoglio es una papa caliente. Se juega su salvación si no da escándalo como se lo proponen.
Parece que observan que el jefe ya no tiene mucho tiempo de ejercicio, y pasarse años ante un nuevo Papa, aquí sí le creo, es demasiado para la salud.
No se preocupe que Baliña lo sabe muy bien es Obispo gracias a Bergoglio, de lo contrario no pasaría de párroco… El gran tema es que sigue dejando en evidencia lo grave del proceso de nombramiento de Obispos y el deseo de poder que los lleva a aceptar y luego renuncian antes de asumir, pero luego de hacerse público.
No es la primera vez, ni creo que sea la ultima.
Invito a que quien quiera, entre a Wanderer, que ayer publicó un magnífico artículo sobre este asunto.
Gracias por la recomendación.
Advierto que Bergoglio fue siempre un individuo poco recomendable…
Tipo psicopático, estilo Sánchez…
Pfffff….
«problemas familiares»? Siempre creí que los Sacerdotes (y los Obispos) debían observar el celibato, que no es simplemente la castidad sino el estar libres de familia para dedicar sus vidas solamente al servicio de Dios y de la Iglesia…