En medio de la tormenta mediática que afecta al episcopado italiano la financiación directa e indirecta de la ONG Mediterránea Saving Humans, de la que el exlíder antiglobalización Luca Casarini es jefe de misión, el Papa no insiste en su actitud maximalista proinmigración.
En la audiencia concedida ayer a los prefectos de la República Italiana, Francisco les aleccionó sobre el deber de acoger, recordando a los representantes gubernamentales a nivel local que los inmigrantes «son rostros y no números». Aunque son los números, precisamente los de cuentas corrientes, los que han hecho estallar el escándalo de Mediterranea Saving Humans, cuyo rostro público es Luca Casarini, activista y amigo del Pontífice, que lo invitó al reciente sínodo.
Sin distinguir entre masiva o moderada, económica o huyendo de la guerra, legal o ilegal, el Papa sigue exhortando a los gobernantes de todo el mundo, ahora a los italianos, para que acepten tantos extranjeros como lleguen a sus costas, los acojan y les provean de todo lo necesario. Ellos, claro. Porque él, siendo el jefe de Estado de un territorio independiente reconocido por la comunidad internacional como tal, no acoge a uno solo.
La reciente polémica sobre la financiación de la ONG Mediterranea Saving Humans por parte de la Iglesia no ha disuadido a Bergoglio de hablar sobre la acogida. El Papa afirmó que los inmigrantes «son rostros y no números» y los definió como «personas que no pueden simplemente clasificarse, sino que deben ser abrazadas».
A los prefectos que se ocupan diariamente del problema de la gestión de los flujos migratorios, el Pontífice argentino dijo que los migrantes son “hermanos y hermanas que necesitan ser alejados de los tentáculos de las organizaciones criminales, capaces de especular sin piedad sobre sus desgracias”. Los prefectos tienen la tarea de «organizar una acogida ordenada en la zona, basada en la integración y la inserción constructiva en el tejido local».
No se debe dejar solos a estos funcionarios estatales para gestionar situaciones de desorden o para escuchar lo que Bergoglio definió como las «aprehensiones» y «tensiones que pueden generarse en los residentes».
Quiere a todos, todos, todos los que lleguen de África. Pero los quiere en Italia, en España, en Alemania, en Francia. No dentro de los muros aurelianos que, aunque pequeño, no es un territorio menor que la isla de Lampedusa, donde se hacinan tantos recién llegados. Santo Padre, por una vez, predique con el ejemplo.
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Francisco, en sintonía con el nuevo orden mundial, está fomentando la invasión musulmana, que al ritmo actual, antes de que acabe el presente siglo, provocará un reemplazo poblacional que convertirá Europa en un continente mahometano. Y cuando eso ocurra, es previsible que arrecie la persecución contra los cristianos, como ocurre actualmente en la mayoría de naciones musulmanas.
Yo creo que el papa no está bien de la cabeza. ¿Es que no se ha dado cuenta todavía de que a los islamistas no se les puede integrar? ¿No ve lo que está pasando en todas las naciones de Europa que han acogido a la inmigración ilegal, cómo están dando marcha atrás? Son ellos los primeros que no quieren integrarse, sólo vienen a destruirnos. Es puro NOM este hombre; un NOM cuyo principal objetivo es destruir la religión católica, como producto que es de la masonería.
Èl no quiere que se integren. Eso le da igual. Dios quiere la religión musulmana. El Verbo se encarnó por un momento tonto que tuvo, su Encarnación y Cruz fueron innecesarias. ya que todas las religiones valen. Bueno, y si alguien no sigue una religión, pues también. Todos se salvan. Salvo los rígidos.
Si Europa sucumbe, como sucumbirá, ante la marea de la invasión, pues no pasa nada. Tampoco pasa nada por las personas violadas y macheteadas por los invasores mientras tanto. Tampoco les importa a la conferencia episcopal ni su caritas (no me refiero a la virtud mayor, sino a esa organización que descarta a casi todos los españoles porque «no lo necesitan tanto», y se hace imprescincible para esa invasiòn, para esa traición inmensa.
Y es que, si los obispos, también el de Roma, traicionan a la Cristiandad, qué importancia tiene traicionar a sus naciones, es decir a sus pueblos. Y los pueblos no son sólo quienes vivimos hoy, sino quienes nos precedieron y quienes deberían sucedernos
Han puesto a un perfecto loco a los mandos de la Iglesia, igual que en el gobierno de España. Así que, papólatras, ya sabéis lo que tenéis: la religión que habéis abrazado. Quitar a Dios para poner al hombre acaba siempre como acaba.
Blanca , estoy totalmente de acuerdo con usted. Y desde hace mucho creo que Bergoglio no anda bien de la cabeza. Y lo más siniestro son los que le rodean y aplauden sus actos y sus intervenciones. ¿ Qué pretenden o buscan ésos ?.
Bergoglio es un peón de los del NOM. Estos le bailan el agua, y él, encantado.
Es la misma obcecación tozuda del ególatra narcisista que ve el fracaso total y absoluto de su programa (empresarial, político, social económico, religioso), en este caso de emigración, y en lugar de revisar a dicho programa porque contiene omisiones, prejuicios, pseudociencia, premisas no verificadas y graves errores, decide que el problema no es SU programa gravemente equivocado que causa grave perjuicio, sino que la solución consiste en aplicar íntegramente todo el programa equivocado y perjudicial en su máxima extensión e intensidad, castigando a cualquier objetor.
Esto se ve en España cuando los políticos dicen que el fracaso del Estado de las autonomías consiste en aplicar más autonomía; o el fracaso escolar consiste en aplicar más el programa fracasado…
Ese inmigracionismo masivo e irresponsable, sospechoso de complicidad con mafias criminales, nada tiene que ver con la fe católica, por más que quiera revestirse de pretendida filantropía humanitaria.
Que propone…?
Ayuda en origen y refuerzo de controles fronterizos.
Yo propongo la devolución en caliente y echar a todos los inmigrantes delincuentes a sus países de origen . No hay otra.
Confiaria en Mons . Schneider para la gestión de ese problema .
No es misión de un obispo combatir la delincuencia organizada, sino de las autoridades civiles.
He decidido no seguir pagando el obolo para el culto mientras los obispos aprueben al papa sobre la cuestion de la inmigracion. El unico en rebelarse contra esta traicion de los cristianos de Europa es el cardenal Müller pero ya no tiene ningun poder.
No hay que dar ni un duro a Roma. El dinero sirve para pagar a los que promueven la invasion islamica.
Entiendo la postura del autor. Ahora que yo NO quiero que invadan el mini Estado Vaticano al que profeso todo afecto y es casi mi «patria espiritual» como para millones de católicos (no es q tenga q ser así, pero lo es en muchos casos). O sea, entiendo lo s quiere decir… pero men9s mal que NO abre las puertas vaticanas.
Porque entonces se perdería para todos
Bergoglio ya abrió el Vaticano de par en par para que frailes, monjas y monseñores adoraran en él a Pachamama y al otro ídolo fálico. Aquello ya está perdido y en manos de los demonios.
Amigos Blanca, MÁngeles, Alvar: estoy totalmente de acuerdo con vosotros y con los demás intervinientes. JMB ha perdido la cabeza ya hace unos años, como ahora está perdiendo las rodillas…el daño que está haciendo a la Iglesia será muy difícil de reparar. Cómo autócrata redomado, completamente sobrepasado por la responsabilidad que se le adjudicó de manera insospechada, falto de formación y capacidad para ejercerla, sigue dando machetazos en total coordinación con el globalismo masón y «woke» cuyo fin último es acabar con la fe católica y la Iglesia. Da lastima ya ver cómo no le hace caso nadie, ni siquiera aquella izquierda bolchevique que tanto lo aplaudió al principio, solo los lacayos que favifo nombrando en la Curia o poniendo en algunas conferencias episcopales. Se me antoja patético el final de este desastroso pontificado que está deteriorando tanto el prestigio de la Iglesia en otros tiempos, algo que ya el oscuro Pablo VI empezó a trabajarse bien…
Cada vez me resulta mas difícil catalogar a este tío como simplemente un berzas, un ido o algo así; cada vez me veo mas inclilnado a considerarlo un malvado, cómplice consciente del plan Kalergi, la simple estupidez no puede justificar las continuas muestras de idiocia del porteño. Rezo por el, pero me cae gordísimo, me importa un ácaro y … ¡tengo muchísimas ganas de ver otro cónclave!
Tene razón, Tannhäuser, porque está ido sólo para lo que quiere…