Francisco: «Los catequistas son un tesoro de la Iglesia»

Papa Francisco audiencia
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El Papa Francisco ha continuado este miércoles con el ciclo de catequesis sobre la pasión por la evangelización. En esta ocasión, ha focalizado la predicación en san Daniele Comboni, «un apóstol lleno de celo por África».

«Comboni, a la luz de Cristo, tomó conciencia del mal de la esclavitud; entendió, además, que la esclavitud social tiene sus raíces en una esclavitud más profunda, la del corazón, la del pecado, de la cual el Señor nos libera. Como cristianos, por tanto, estamos llamados a combatir contra toda forma de esclavitud», ha afirmado el Pontífice.

El Papa ha vuelto a denunciar el «colonialismo económico» que padece el continente africano y ha reiterado su petición que hizo en el Congo en enero de este año: «No toquen el África. Dejen de asfixiarla, porque África no es una mina que explotar ni una tierra que saquear».

Catequesis. La pasión por la evangelización: el celo apostólico del creyente. 21. San Daniele Comboni

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

En el camino de catequesis sobre la pasión evangelizadora, es decir el celo apostólico, hoy nos detenemos en el testimonio de san Daniel Camboni. Él fue un apóstol lleno de celo por África. De esos pueblos escribió: «se han adueñado de mi corazón que vive solamente para ellos» (Escritos, 941), «moriré con África en mis labios» (Escritos, 1441). ¡Es hermoso! …Y a ellos se dirigió así: «el más feliz de mis días será en el que pueda dar la vida por vosotros» (Escritos, 3159). Esta es la expresión de una persona enamorada de Dios y de los hermanos que servía en misión, a propósito de los cuales no se cansaba de recordar que «Jesucristo padeció y murió también por ellos» (Escritos, 2499; 4801).

Lo afirmaba en un contexto caracterizado por el horror de la esclavitud, de la que era testigo. La esclavitud “cosifica” al hombre, cuyo valor se reduce al ser útil a alguien o algo. Pero Jesús, Dios hecho hombre, ha elevado la dignidad de cada ser humano y ha desenmascarado la falsedad de toda esclavitud. Comboni, a la luz de Cristo, tomó conciencia del mal de la esclavitud; entendió, además, que la esclavitud social tiene sus raíces en una esclavitud más profunda, la del corazón, la del pecado, de la cual el Señor nos libera. Como cristianos, por tanto, estamos llamados a combatir contra toda forma de esclavitud. Pero lamentablemente la esclavitud, así como el colonialismo, no es un recuerdo del pasado, lamentablemente. En el África tan amada por Comboni, hoy desgarrada por tantos conflictos, «tras el colonialismo político, se ha desatado un “colonialismo económico”, igualmente esclavizador. (…). Es un drama ante el cual el mundo económicamente más avanzado suele cerrar los ojos, los oídos y la boca». Renuevo por tanto mi llamamiento: «No toquen el África. Dejen de asfixiarla, porque África no es una mina que explotar ni una tierra que saquear» (Encuentro con las Autoridades, Kinshasa, 31 de enero 2023).

Y volvemos a la historia de san Daniel. Pasado un primer periodo en África, tuvo que dejar la misión por motivos de salud. Demasiados misioneros habían muerto después de haber contraído enfermedades, a causa del poco conocimiento de la realidad local. Sin embargo, si otros abandonaban África, no lo hizo Comboni. Después de un tiempo de discernimiento, sintió que el Señor le inspiraba un nuevo camino de evangelización, que él sintetizó en estas palabras: «Salvar África con África» (Escritos, 2741s). Es una intuición poderosa, nada de colonialismo en esto: es una intuición poderosa que contribuyó a renovar el compromiso misionero: las personas evangelizadas no eran solo “objetos” sino “sujetos de la misión”. Y san Daniel Comboni deseaba hacer a todos los cristianos protagonistas de la acción evangelizadora. Y con este ánimo pensó y actuó de forma integral, involucrando al clero local y promoviendo el servicio laical de los catequistas. Los catequistas son un tesoro de la Iglesia: los catequistas son aquellos que van adelante en la evangelización. Concibió así también el desarrollo humano, cuidando las artes y las profesiones, favoreciendo el rol de la familia y de la mujer en la transformación de la cultura y de la sociedad. ¡Y qué importante, también hoy, hacer progresar la fe y el desarrollo humano desde dentro de los contextos de misión, en vez de trasplantar modelos externos o limitarse a un estéril asistencialismo!  Ni modelos externos ni asistencialismo. Tomar de la cultura de los pueblos el camino para hacer la evangelización. Evangelizar la cultura e inculturar el Evangelio: van juntos.

La gran pasión misionera de Comboni, sin embargo, no fue principalmente fruto de un empeño humano: él no estuvo impulsado por su valentía o motivado solo por valores importantes, como la libertad, la justicia o la paz; su celo nació de la alegría del Evangelio, ¡acudía al amor de Cristo y llevaba al amor por Cristo! San Daniel escribió: «Una misión tan ardua y laboriosa como la nuestra no puede vivir de pátina, de sujetos con el cuello torcido y llenos de egoísmo y de ellos mismos, que no cuidan adecuadamente la salud y la conversión de las almas». Este es el drama del clericalismo, que lleva a los cristianos, también los laicos, a clericalizarse y a transformarlos – como dice aquí – en sujetos del cuello torcido llenos de egoísmo. Esta es la peste del clericalismo. Y añadió: «es necesario encenderles de caridad, que tenga su fuente de Dios, y del amor de Cristo; y cuando se ama realmente a Cristo, entonces son dulces las privaciones, los sufrimientos y el martirio» (Escritos, 6656). Su deseo era el de ver misioneros ardientes, alegres, comprometidos: misioneros – escribió – «santos y capaces. […] Primero: santos, es decir ajenos al pecado y humildes. Pero no basta: es necesaria caridad que hace capaces los sujetos» (Escritos, 6655). La fuente de la capacidad misionera, para Comboni, es por tanto la caridad, en particular el celo en el hacer propios los sufrimientos de los otros.

Su pasión evangelizadora, además, no le llevó nunca a actuar como solista, sino siempre en comunión, en la Iglesia. «Yo no tengo otra cosa que la vida para consagrar a la salud de esas almas – escribió – quisiera tener mil para consumarlas con tal fin» (Escritos, 2271).

Hermanos y hermanas, san Daniel testimonia el amor del buen Pastor, que va a buscar a quien está perdido y da la vida por el rebaño. Su celo fue enérgico y profético en el oponerse a la indiferencia y a la exclusión. En las cartas se refería apremiante a su amada Iglesia, que por demasiado tiempo había olvidado a África. El sueño de Comboni es una Iglesia que hace causa común con los crucificados de la historia, para experimentar con ellos la resurrección. Yo, en este momento, os sugiero algo. Pensad en los crucificados de la historia de hoy: hombres, mujeres, niños, ancianos que son crucificados por historias de injusticia y de dominación. Pensemos en ellos y recemos. Su testimonio parece repetir a todos nosotros, hombres y mujeres de Iglesia: “No os olvidéis los pobres, amadlos, porque en ellos está presente Jesús crucificado, esperando resucitar”. No os olvidéis de los pobres: antes de venir aquí, he tenido una reunión con legisladores brasileños que trabajan por los pobres, que tratan de promover a los pobres con la asistencia y la justicia social. Y ellos no se olvidan de los pobres: trabajan por los pobres. A vosotros os digo: no os olvidéis de los pobres, porque serán ellos los que os abran la puerta del Cielo.


Saludos:

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española. Por intercesión de san Daniel Comboni, pidamos al Señor que nos conceda un corazón semejante al suyo, sensible a los crucificados de hoy, que sufren a causa de la indiferencia y la exclusión. Que Jesús los bendiga y la Virgen Santa los cuide. Muchas gracias.


LLAMAMIENTO

Ayer me llegaron noticias preocupantes de Nagorno Karabaj, en el Cáucaso meridional, donde la ya crítica situación humanitaria ahora se ha agravado por ulteriores enfrentamientos armados. Dirijo mi llamamiento sentido a todas las partes en causa y a la comunidad internacional, para que callen las armas y se realice todo esfuerzo para encontrar soluciones pacíficas para el bien de las personas y el respeto de la dignidad.

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Comentarios
16 comentarios en “Francisco: «Los catequistas son un tesoro de la Iglesia»
  1. Estas catequesis de Francisco son lamentables, pues en ellas se entretiene hablando de muchas cosas políticamente correctas, pero se niega a asumir los verdaderos y más urgentes retos de la Iglesia como son combatir la ideología de género, el aborto, los errores doctrinales, etc.
    ¡Francisco dimisión!

  2. Bueno, Santidad. Efectivamente, algo bueno hacemos.

    Pero no será gracias a lo que usted nos ampara y defiende. Llevo siendo catequista desde hace 5 años ya, y he tenido que vérmelas con todo tipo de gente, desde padres de familia a los que la fe de sus hijos les importa un bledo (sólo quieren que ellos vayan muy guapos el día de su Comunión. Después, no pisarán una iglesia en años) hasta compañeros catequistas que se dedican a hacer de todo menos enseñar doctrina (eso sí, sus cancioncitas ridículas, bailecitos y demás payasadas que no se las quite nadie).

    ¿Pero sabe qué es lo mejor, Santidad? Que en un colegio católico supuestamente de renombre (y no, no del Opus Dei) me quitaron de catequesis por decir que el demonio es el Príncipe del Mundo, que hay que tener cuidado con lo que se ve en la tele, y que usar preservativo (un niño me llegó a decir que papá y mamá lo usaban) es pecado mortal.

    En fin, practicaron conmigo lo que a usted tanto le gusta con otros, Santidad: misericordiar.

  3. A decir verdad, Santidad, nos vemos obligados a hacer lo que muchos sacerdotes no hacen: formar en la Sana Doctrina para que los muchachos que tenemos en el aula amen de verdad la fe católica y tengan recursos para defenderse.

    Y aparte de eso, también lo hacemos para que ninguno de ellos se deje engañar por pastores mediocres como usted y eche a perder algún día de cualquier manera.

    En fin, Santidad, que no nos tragamos su discurso barato, así que no venga poniéndonos por las nubes, que usted y los de su calaña son MUY culpables de lo que nos está pasando.

    1. PD: Santidad, ¿sabe qué Catecismo utilizo en mis clases?

      Espere, le digo el título literal: «Catecismo de la Doctrina Cristiana, según el texto de San Pío X, Papa», editorial La Hormiga de Oro.

      Es el que se utilizaba para alumnos de tercer grado en los años 50. Es muy buen material (vamos, de lo mejorcito que hay. Se puede adquirir muy barato por Wallapop).

      ¿O qué se pensaba, Santidad? Que usaría la basura que dan hoy en día en las parroquias por medio de la CEE? No nos haga reír, que eso no vale ni para echarlo al fuego de la chimenea.

  4. PD: Santidad, ¿sabe qué Catecismo utilizo en mis clases?

    Espere, le digo el título literal: «Catecismo de la Doctrina Cristiana, según el texto de San Pío X, Papa», editorial La Hormiga de Oro.

    Es el que se utilizaba para alumnos de tercer grado en los años 50. Es muy buen material (vamos, de lo mejorcito que hay. Se puede adquirir muy barato por Wallapop).

    ¿O qué se pensaba, Santidad? Que usaría la basura que dan hoy en día en las parroquias por medio de la CEE? No nos haga reír, que eso no vale ni para echarlo al fuego de la chimenea.

    1. Felicidades por su encomiable labor…. por su celo apostólico. Yo también soy catequista y también me han censurado cuando hablo de los temas fuertes de hoy: aborto, LGBT, eutanasia, comunismo, masonería, etc….. En mi México querido donde este cáncer llamado Morena se ha apoderado hasta de la mayoría de católicos. Que Dios Nuestro Señor siga iluminando su hoy llamado Ministerio.

  5. Creo que es el momento y el lugar para agradecer a los innumerables catequistas sacedotes y laicos, que catequizan tan ortodoxamente en Youtube… ·Especialmente a tantos ex protestantes conversos al catolicismo, que traen del protestantismo su costumbre de estudiar en profundidad las cosas de la fe, al no haber tenido una Iglesia maestra en la cual confiar, ni un Sumo Pontìfice que les asegurara el mantenimiento de la recta doctrina. Por tales antecedentes, aprecian las certidumbres de la recta doctrina catòlica, la defienden y la promueven con el amor y el entusiasmo
    de todo converso, que los catòlicos «de toda la vida» quizàs ya no tenemos tanto… Dios los bendiga y los proteja! ! !

    1. Toda la razón. Se suelen criticar las redes sociales como si fueran diabólicas, pero es como todo, el uso que se le dé es lo que hay que valorar. Igual que se dice «hay que leer» pero si se pone a leer basura de pseudointelectuales progres (la hay, y mucha), pues mejor no leer nada, realmente… Pero si se escoge bien a los autores, entonces todo redunda en aprendizaje correcto y sabiduría..

  6. Comboni fue un gran santo, de los que amaba a Dios y hacía proselitismo, queriendo convertir a los africanos a Cristo. Prefirió morir en África joven que vivir en un palacio o residencia en Europa. Un gran y verdadero misionero, no como muchos de los de ahora que solo les preocupa lo social y a nadie quieren convertir.

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