La necesidad de defender la fe

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(Philippe-Marie Margelidon, dominicano y director de la Revue Thomiste, en La Nef)-Si la apologética es una parte de la teología, una parte integrante de la labor teológica, no debemos olvidar que la teología dogmática tiene una doble función. En primer lugar, es ostensiva; es decir, muestra y manifiesta la inteligibilidad y el significado del contenido de las verdades de la fe.

Debe sacarlas a la luz, de manera positiva, poniendo de manifiesto la coherencia y los vínculos que unen estas verdades, que forman un todo. El teólogo, a partir de lo que conoce por la razón y la fe sobre el misterio de Dios, vinculará todo lo que se cree en el acto de fe con lo que es principio, contenido y fin de la revelación, en la que se fundamenta; a saber, Dios Trinidad.

Es un ejercicio de sabiduría y de ciencia, un ejercicio de contemplación teológica. Todo debe reconducirse a Dios, Él es la luz según la cual y en la cual el teólogo en busca de sabiduría considerará todas las cosas. Esta es su tarea principal, su función primordial. Pero también es su tarea mostrar, y a veces demostrar, la coherencia de las verdades de la fe, su fiabilidad, su verdad, frente a sus negaciones. Esta es la segunda función de la teología. El teólogo católico debe mostrar que las verdades enseñadas por la Iglesia están contenidas en el depósito de la fe -de ahí la importancia de la fase positiva de su trabajo en el inventario de los datos escriturísticos y de la tradición- o que las afirmaciones de fe, en la enseñanza de la Iglesia, no implican ninguna imposibilidad racional. No se trata de demostrar las verdades de fe, ni siquiera de establecer su credibilidad -esa es la función de la apologética-, sino de hacer percibir a la mente creyente que no son contradictorias, ilógicas o irracionales. Es necesario demostrar positivamente que las afirmaciones dogmáticas no contienen imposibilidades, que no hay error en su enunciado.

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Mostrar qué es el error

El teólogo debe tomarse en serio los argumentos de los adversarios, de los que contradicen o son escépticos, y responder a ellos. No se trata de hacer apología de la fe ante los de fuera, los incrédulos, sino de que los de dentro muestren la inanidad de los argumentos que se pueden oponer a tal o cual verdad definida por la Iglesia. La función defensiva de la teología consiste en dar una respuesta razonada y racional, pero en modo alguno racionalista, a las objeciones que el teólogo debe afrontar. Es tarea de la sabiduría teológica demostrar que no hay contradicción en afirmar, por ejemplo, que Dios es a la vez uno y trino. Esta era la cuestión que estaba en juego en los debates entre los nicenos, que defendían el carácter consustancial del Credo de Nicea (325), los antinicenos, que lo rechazaban, como los anomeos, es decir, los seguidores de Arrio y, más tarde, hacia el año 350, de Eunomio de Cízico, todos ellos conocidos como eunomianos, que decían que el Hijo era de una sustancia distinta de Dios Padre, y los acacianos, que sostenían la afirmación amplia de la semejanza.

Era conveniente que los ortodoxos, los que tienen la fe correcta, como Atanasio de Alejandría, mostraran que cualquier otra opinión es fundamentalmente insuficiente o herética, porque el Hijo es de la misma e idéntica naturaleza o sustancia que el Padre, es consustancial con él; en términos técnicos, hay pura y simple identidad de sustancia entre el Padre y el Hijo (cf. Denzinger, n. 125). Así pues, Dios es numéricamente uno en cuanto a la esencia divina, y tres en cuanto a las tres personas que poseen esta única naturaleza, sin compartirla ni dividirla. El teólogo utiliza el razonamiento, la lógica, la historia de las doctrinas y la teología de las fuentes (Escritura, Magisterio y Tradición). Argumenta en contemplación del misterio, a su servicio. No es un lógico de las verdades de la fe. Si utiliza la demostración como parte de su argumentación, no está demostrando verdades que son esencialmente indemostrables, sino que está mostrando que la razón humana no puede demostrar su ininteligibilidad, su sinsentido o, peor aún, su aberración.

En resumen, si las verdades cristianas son «paradójicas», como la creencia de que Jesús es a la vez Dios y hombre, que es una persona divina, la segunda de la Trinidad, que subsiste en dos naturalezas distintas, la divina y la humana, «sin separación, sin división, sin confusión ni cambio» (cf. Denzinger, n. 302), el teólogo tiene que mostrar que no se trata de una afirmación absurda, contraria a la razón, que exigiría su renuncia frente a la fe, que debería someterse en nombre de la superioridad de la fe sobre la razón. Nada más provechoso que poner de relieve cómo una verdad sostenida por la fe es inteligible, «razonable», nos da a conocer a Dios y no se impone al hombre como algo que haya que creer ciegamente, por fideísmo.

Aquí es donde la función defensiva de la teología se encuentra con la apologética.

 

Publicado por el padre Philippe-Marie Margelidon, dominicano y director de la Revue Thomiste, en La Nef

Traducido por Verbum Caro para InfoVaticana

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Comentarios
25 comentarios en “La necesidad de defender la fe
  1. Con motivo del Jubileo del 2000 mantuve durante años una web de apologética que me salió cañera y amena. Internet era todavía para muchos «terra incognita», por lo que me movía a mis anchas y sin gran competencia en la Red. Recibía muchos visitantes que se comunicaban conmigo quedando luego como amigos. Salió en los medios católicos (salvo en los progres, que tampoco por ello dejaban de curiosear) y tuve entrevistas en la radio. Allí me preguntaban: «¿Te ha llamado algún obispo?» Mas nunca encontré la más mínima palabra por parte de nadie del entramado eclesiástico. La única felicitación provino de un sacerdote libre y creyente: el padre Loring. Ahora comprendo el desdén de la jerarquía por la defensa de la fe, y no os recomiendo que dediquéis un minuto a sacar la cara por su tinglado, que no es el de Cristo.

      1. La adoptó un portal católico conocido. Luego cambiaron, como cambian todos, y la eliminaron sin comunicármelo. Ahora dormirá el sueño de los justos (porque al menos como iniciativa lo fue). Se titulaba «Non praevalebunt», cuando todavía no se había convertido en un ritornello…

        1. Estimado Lector: con independencia de algunos roces que hemos tenido aquí, le aconsejo que sea usted prudente, pues Internet no es tan inofensivo como a veces parece. Sé que es un comentario un poco críptico, pero si, por ejemplo, le cito a Gracia, a José María, a Pilar o a Octavio, usted comprenderá a qué me refiero, aunque los demás no lo hagan.

          1. Sí, gracias, pero hasta ahora siempre había defendido la fe y la razón en Internet con mi identidad por aquello de ser responsable. Pero esto de desayunarme todos los días con una o más provocaciones eclesiásticas, me ha llevado al desafecto y a que no quiera ya ligarme con ese mundo. Pero sí, nunca he ido camuflado ni nada.

          2. Catholice, usted aconsejando “la prudencia”? 😂Me alegró el día! No me queda más que agradecer su sentido del buen humor! La Apologética hay que hacerla según lo ordenado por el primer Papa (sino es mejor dedicarse a otro menester): “Estad siempre pronto a dar razón de vuestra esperanza a todo el que os la pidiere; pero con mansedumbre y respeto y en buena conciencia, para que aquello en que sois calumniados queden confundidos los que denigran vuestra buena conducta en Cristo; que mejor es padecer haciendo el bien, si tal es la voluntad de Dios, que padecer haciendo el mal” (1 Pe 3, 15-17). La Apologética se hace siempre con la verdad, (no con detracciones, difamaciones ni calumnias a nadie, según todo lo que implica el “Octavo Mandamiento”, de acuerdo al Catecismo Romano y al Catecismo de la Iglesia Católica. La Apologética se hace con máximo respeto al Magisterio, no con tergiversaciones. “Respetad a todos, amad a los hermanos , temed a Dios y honrad al rey” (1Pe 2,17).

          3. Como decía Santa Teresa de Jesús, Doctora de la Iglesia, son «tiempos recios», por lo que su recomendación no puede ser más actual. Transcribo su poema, en su versión larga, que ella siempre llevaba en un papel como separador de su breviario, y que sin duda usted ya conocerá:

            Nada te turbe,
            Nada te espante,
            Todo se pasa,
            Dios no se muda,
            La paciencia
            Todo lo alcanza;
            Quien a Dios tiene
            Nada le falta:
            Sólo Dios basta.

            Eleva el pensamiento,
            al cielo sube,
            por nada te acongojes,
            Nada te turbe.

            A Jesucristo sigue
            con pecho grande,
            y, venga lo que venga,
            Nada te espante.

            ¿Ves la gloria del mundo?
            Es gloria vana;
            nada tiene de estable,
            Todo se pasa.

            Aspira a lo celeste,
            que siempre dura;
            fiel y rico en promesas,
            Dios no se muda.

            Ámala cual merece
            Bondad inmensa;
            pero no hay amor fino
            Sin la paciencia.

            Confianza y fe viva
            mantenga el alma,
            que quien cree y espera
            Todo lo alcanza.

            Del infierno acosado
            aunque se viere,
            burlará sus furores
            Quien a Dios tiene.

          4. Como decía Santa Teresa de Jesús, Doctora de la Iglesia, son «tiempos recios», por lo que su recomendación no puede ser más actual. Transcribo su poema, en su versión larga, que ella siempre llevaba en un papel como separador de su breviario, y que sin duda usted ya conocerá:

            Nada te turbe,
            Nada te espante,
            Todo se pasa,
            Dios no se muda,
            La paciencia
            Todo lo alcanza;
            Quien a Dios tiene
            Nada le falta:
            Sólo Dios basta.

            Eleva el pensamiento,
            al cielo sube,
            por nada te acongojes,
            Nada te turbe.

            A Jesucristo sigue
            con pecho grande,
            y, venga lo que venga,
            Nada te espante.

            ¿Ves la gloria del mundo?
            Es gloria vana;
            nada tiene de estable,
            Todo se pasa.

            Aspira a lo celeste,
            que siempre dura;
            fiel y rico en promesas,
            Dios no se muda.

            Ámala cual merece
            Bondad inmensa;
            pero no hay amor fino
            Sin la paciencia.

            Confianza y fe viva
            mantenga el alma,
            que quien cree y espera
            Todo lo alcanza.

          5. Del infierno acosado
            aunque se viere,
            burlará sus furores
            Quien a Dios tiene.

            Vénganle desamparos,
            cruces, desgracias;
            siendo Dios su tesoro,
            Nada le falta.

            Y recuerde: no hay mal que cien años dure. Non prevalebunt.

          6. Del infierno acosado
            aunque se viere,
            burlará sus furores
            Quien a Dios tiene.

            Vénganle desamparos,
            cruces, desgracias;
            siendo Dios su tesoro,
            Nada le falta.

            Id, pues, bienes del mundo;
            id, dichas vanas,
            aunque todo lo pierda,
            Sólo Dios basta.

            Y recuerde: no hay mal que cien años dure. Non praevalebunt.

          7. Perdón por la repetición de la última parte: es que no parecía querer publicarse. Aunque me ha permitido corregir el «praevalebunt», del que me había comido la «e».

          8. Grande, Catholice! Después de su citación de santa Teresa, no me queda más que desearle una buena “ortopraxis” con su propósito de ser heroicamente paciente, como los Apóstoles y los Mártires, en su apostolado apologético. También le deseo que sea menos “inquisidor” y “censor deputatus” de lo que los demás escriben. Usted me entiende, no?

          9. «usted aconsejando “la prudencia”?»

            El diálogo en el que se ha metido es mucho más prosaico de lo que usted se piensa: la prudencia al aportar datos personales en Internet, no la virtud cardinal.

            «La Apologética hay que hacerla…»

            Muchas gracias por sus recomendaciones, pero mi comentario no está relacionado con la apologética.

            «La Apologética se hace siempre con la verdad, (no con detracciones, difamaciones ni calumnias a nadie…»

            Pues ya sabe: cuando usted haga apologética se lo aplica.

            «La Apologética se hace con máximo respeto al Magisterio, no con tergiversaciones»

            Eso, en vez de a mí, que no lo hago, tendrá que decírselo al autor de «Amoris laetitia» (que es un buen ejemplo de tergiversación del magisterio, la doctrina y la moral católica), así como a Francisco, por firmarlo.

            La próxima vez que se dirija a mí, aunque no esté relacionado con el artículo o noticia, procure al menos que esté relacionado con mi comentario.

    1. Los obispos o no tienen fe o si algo son es modernistas, y en algunos países como Usa lo que tienen en común la mayoría es ser afeminados.
      Francisco hace apologética de su fe en la religión mundial anticatólica, de ahí su obsesión contra el proselitismo. Y los obispillos también hacen apologética de su fe, a sus poltronas, torpedeando la fe catolica. Por eso le tienen urticaria a la verdadera apologética y se derriten con cualquier falsa religión y los gobiernos masónicos.

    2. Qué buena obra. Si tienes el don de la predicación, deberías buscar ahora cómo darle cauce. Esto me recuerda a el apologeta Miguel Arraiz que tiene conversaciones con herejes, que además tienen sus seguidores, para refutarles sus disparates y enseñarles. Eso sí es salir a la cancha y va a prender en la conciencia de quien esté destinado a salvarse.

  2. Hay que predicar con ocasión o sin ella. Puede que sea la única explicación católica que reciba una persona. Como están tan desinteresados todos en hacer conversos. Y muchos pertenecen a las redes del mundo.

  3. Un consejo para los de aquí que sean tradicionalistas. Hay un programa en Radio María que se llama; Hay mucha gente buena, que nada tiene que ver con su título, bien podría llamarse, Hay muchos herejes en esa querida radio. Es un programa de varios apartados inspirada al parecer en el periódico Alfa y Omega, y que incluye elogios sin fin a Francisco, críticas a los tradicionalistas, ayer por la noche afirmaron que eran unos extremistas que solo se dedican a criticar y nada de construir. En el programa anterior a las elecciones animaron a los oyentes a votar, por que la democracia la había inventado la iglesia. Elogios al concilio, a diversos herejes rehabilitados por Pablo VI o Juan Pablo II, ecumenismo, ecologismo, etc, etc, etc,. En fin una de cal y otra de arena, pero el caso es que me fui a la cama bastante triste. Si nos falla Radio María no hay esperanza.

    1. No sé cómo te conectas, tienes YouTube y webs tradicionalistas. Nunca he escuchado Radio María, el tiempo es sagrado y no voy a dar cancha donde abrevan modernistas. A estas alturas de ka película elogiar a Francisco, no se entraría en una nueva categoria de pecado. Supongo que esta radio os da caramelos y hace rifas entre su audiencia

  4. Empecé hace muchos años escuchando la emisora cuando estaba todavía Benedicto XVI, en momentos duros para mi, todavía hay gente muy buena de aquellos tiempos como monseñor Munilla, pero con Francisco poco a poco la están minando con modernistas, la están desactivando, destrozando, aniquilando. Escuchándola ves a las claras la división real que ya existe en la iglesia. Allí dentro ya hay división como anunció Cristo, Es la única radio que nos queda, you tube, las webs tradis, no son radio. son otra cosa que no tiene la magia de las ondas.

  5. Magnífica exposición del dominico sobre el mester de la teología. Luminosa en estos momentos en que el Papa se esfuerza cada día en denostarla. Recordar su trayectoria en el campo doctrinal es sufrir, es como una galería de espejos a cual más deformante. Coloca a Lutero como testigo del evangelio, casi como mártir, cuando negaba el fundamento del Cristianismo, la Eucaristía y el sacerdocio ordenado. No se quedó satisfecho con su logro el Pontífice y concede entrevistas donde flaquea la Divinidad del Hijo de Dios, según entendió el avezado entrevistador, Hipostasia la sinodalidad como acto de la Colegialidad, cuando los sinodales han sido en altísima medida impuestos por él. Desbarra como un mal estudiante cuando le preguntan por la administración de la eucaristía a un protestante. Por no ir detallando ese elenco larguísimo de disparates, recordaré el último, su exaltación del panteísta Theilard de Chardin.

    1. Mejor es que vos no te mires en el espejo, apológeta de la “sana” teología! Saludos al católico Eck y a su amiguito The Wanderer! 😂😂😂😂😂😂😂😂😂😂😂😂😂

  6. Yo tuve varias web en el ambito conservador dedicado a politica, pero siempre defendiendo a la Iglesia. Escribí en una conocida revista liberal. Después de convertido me ofrecieron colaborar en varias web pero llegué a la conclusión de que el orgullo había no solo estropeado mi vida, sino también que podía destruir cualquier misión apologética. Me propuse escribir solo en comentarios de noticias en webs como éstas de forma anónima y no dedicarme en el fondo, a crearme un nombre y una reputación aprovechándome de la fe. Esa es una hipoteca que conlleva autocensuras y respetos humanos que no merecen la pena. Y a la hora de la verdad, te hacen enmudecer cuando es más necesario que te oigan.

    Contra la humildad, el diablo no tiene nada que hacer. Eso es algo que llevo presente siempre.

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