¿Quién es la monja a la que Francisco ha escrito para felicitarla por su trabajo con personas LGTB?

Jeannine Gramick Jeannine Gramick, en el centro de la imagen durante una marcha por LGTB
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«Acceptance, la segunda organización católica LGBTQ+ más antigua del mundo, está encantada de haber recibido un mensaje especial de felicitación del Papa Francisco en junio por su 50º aniversario«, reza el comunicado emitido por la asociación homosexualista.

A finales de junio de 2023, Acceptance Perth y Sydney revelaon una nota escrita a mano del Papa Francisco a través de la hermana Jeannine Gramick SL felicitando a los católicos LGBTIQA+ por los 50 años de reuniones a través de Acceptance. Por ahora, Acceptance Melbourne no ha revelado esta carta formalmente a su grupo, ya que sus celebraciones son en septiembre de 2023. Pero, ¿quién es Jeannine Gramick?

Nacida en Estados Unidos, pero de origen polaco, Gramick es una activista, matemática y monja católica estadounidense. Se proclama defensora de los derechos de lesbianas, gais, bisexuales y transexuales. Gramick es cofundadora de Ministerio de nuevos Caminos con el Hno. Robert Nugent, que pertenece a un ministerio de defensa y justicia para lesbianas, gays, bisexuales y transgénero católicos.

El documental «In Good Conscience: Sister Jeannine Gramick’s Journey of Faith» («En buena conciencia: el viaje de fe de Sor Jeannine Gramick»), por Barbara Rick, detalla las décadas de ministerio de Gramick con la comunidad LGBT y las controversias con la Santa Sede.​ La película narra su historia real, quien desafió nada más y nada menos que al cardenal Joseph Ratzinger.

La reprobación de Ratzinger a Gramick

En mayo de 1999, el entonces prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Joseph Ratzinger, emitió una nota pública sobre Jeannine Gramick y Robert Nugent. Ratzinger escribió que «desde el inicio, al presentar la doctrina de la Iglesia sobre la homosexualidad, el Padre Nugent y la Hermana Gramick han cuestionado continuamente elementos centrales de esa doctrina. Por esta razón, en 1984 el Cardenal James Hickey, Arzobispo de Washington, después de fracasar en numerosos intentos de clarificación, les informó de que a partir de ese momento no podían seguir desarrollando sus actividades en aquella Archidiócesis. Al mismo tiempo, la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica les ordenó que se separaran total y completamente del New Ways Ministry, añadiendo que no podían ejercer ningún apostolado a menos que presentaran fielmente la doctrina de la Iglesia acerca del mal intrínseco de los actos homosexuales».

En aquel momento, Ratzinger criticó que «han seguido manteniendo y promoviendo posiciones ambiguas sobre la homosexualidad y han criticado explícitamente los documentos del Magisterio de la Iglesia sobre el tema». Una posición que dista mucho de la confusión que reina ahora dentro de la Iglesia. Quienes promueven estas posturas, lejos de ser reprobados, son aupados a cargos de responsabilidad.

Joseph Ratzinger montó una comisión para estudiar los escritos de esta monja estadounidensa. La conclusión a la que llegó la comisión es que la Hermana Gramick, tenía en sus escritos y actividades pastorales «serias deficiencias, que resultaban incompatibles con la integridad de la moral cristiana«.

El sucesor de san Juan Pablo II, sentenció lo siguiente: «la Congregación para la Doctrina de la Fe se ve obligada a declarar, por el bien de los fieles católicos, que las posiciones de la Hermana Jeannine Gramick y del Padre Robert Nugent, en lo que se refiere al mal intrínseco de los actos homosexuales y al desorden objetivo de la inclinación homosexual, son doctrinalmente inaceptables en cuanto incompatibles con la doctrina clara y constante de la Iglesia Católica en este campo».

Francisco contradice (otra vez) a Ratzinger

Durante este pontificado, Francisco lejos de reprobar a aquellos cardenales, obispos y sacerdotes que crean confusión, ha premiado y alentado a muchos de ellos. Ejemplo de ello son el polémico sacerdote James Martin (consultor del Dicasterio de Comunicación) o el ascenso del cardenal Hollerich al Consejo de cardenales que asesora al Papa.

El Papa Francisco, lejos de sentar cátedra y arrojar luz, se ha apuntado a jugar a dos bandas. Por un lado, defiende que en la Iglesia caben todos, entre ellos los homosexuales, tal y como dice el catecismo de la Iglesia Católica. El problema subyace cuando el Santo Padre no distingue la tendencia del acto pecaminoso. El famoso «todos, todos, todos» de Francisco en la JMJ ha sido utilizado por aquellos que pretenden cambiar la Iglesia para sentirse legitimados por el Papa. Es por ello, que se hace cada vez más necesario una urgente aclaración por parte del Papa Francisco sobre si él considera pecado mortal el acto sexual homosexual. Todos cabemos en la Iglesia pero no el pecado, y es lo que Francisco debe aclarar para disipar dudas y dejar de expandir esa nebulosa de confusión que reina entre no pocos católicos.

No es la primera vez que el Pontífice contradice a sus antecesores. Con esa carta se entiende una ‘rehabilitación’ de esta controvertida monja a la que Ratzinger puso en su sitio hace más de dos décadas. Francisco tampoco tuvo problema en contradecir en el 2021 al Papa alemán al cargarse Summorun pontificum para restringir la Misa tradicional que fue ‘liberalizada’ por Benedicto XVI.

Más recientemente, el Papa Francisco tampoco ha visto inconveniente en deslegitimar a san Juan Pablo II 40 años más tarde al ‘romper’ la bula Ut sit con la que el Papa polaco erigió el Opus Dei en prelatura personal, estableciendo su naturaleza jerárquica dentro de la Iglesia.

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