Cardenal Burke: «La Sagrada Eucaristía es alimento de pecadores, pero de pecadores que se han arrepentido»

El cardenal estadounidense Raymond Burke, uno de los dos firmantes de las Dubia supervivientes, ha alertado en una homilía ante el avance de la apostasía dentro de la Iglesia. Cardenal Burke
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El cardenal estadounidense, Raymond Burke, acaba de quedarse sin cargos en el Vaticano tras ser sustituido como patrono de la Orden de Malta por el cardenal jesuita Gianfranco Ghirlanda por mandato del Papa.

El purpurado acaba de escribir un nuevo libro llamado “Respetar el Cuerpo y la Sangre del Señor. Cuándo se debe negar la Sagrada Comunión” que versa sobre el candente tema del deber de negar la Sagrada Comunión en las situaciones previstas por el Derecho Canónico (can. 915).

El texto muestra las enseñanzas sólidas, universales e ininterrumpidas de la Tradición de la Iglesia sobre el tema; enseñanzas que siempre han tenido como objetivo defender el Cuerpo de Cristo Sacramentado del sacrilegio y el Cuerpo Místico del escándalo. La ‘Brújula Cotidiana’ ha entrevistado al cardenal Burke y por su interés, reproducimos la entrevista a continuación:

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P-En una publicación suya de 1978 (actualmente en Opera Omnia, vol. II, bajo el título “Eucaristía – Corazón de la Iglesia”), Joseph Ratzinger aclaraba que la Eucaristía no es el sacramento de la reconciliación, sino de los reconciliados. De esta manera explicaba la exhortación de san Pablo a “discernir” el Cuerpo del Señor (1 Co 11,29). Hoy, sin embargo, predomina la idea de que la Eucaristía es el alimento de los pecadores, sin distinción alguna.

R-Como explica santo Tomás, la Sagrada Eucaristía es el mismo Señor Jesucristo, “todo el bien de nuestra salvación”. Para recibir dignamente la Sagrada Comunión, tenemos que reconocer la realidad a la que nos acercamos y, al mismo tiempo, reconocer nuestra propia indignidad para acercarnos a un misterio tan grande. En otras palabras, debemos reconciliarnos con Dios mediante el dolor por nuestros pecados, la confesión de los mismos y el compromiso de reparar la ofensa que nuestros pecados causan a Dios y el daño que causan a los demás. Sí, la Sagrada Eucaristía es alimento de pecadores, pero de pecadores que se han arrepentido, se han reconciliado y han creparado su ofensa. Si nos rebelamos abiertamente y sin arrepentimiento contra la ley de Dios, escrita en el corazón humano y proclamada en la doctrina de la Iglesia, es evidente que no estamos dispuestos a recibir a Nuestro Señor en la Sagrada Comunión. Sólo cuando hemos desistido de nuestra rebelión, buscado la reconciliación y nos hemos comprometido en la reparación, estamos bien dispuestos a recibir la Sagrada Comunión.

P-En cuanto al deber de rechazar la Eucaristía en ciertos casos previstos en el CIC, hay mucha confusión. En primer lugar, algunos sostienen que esto no es posible, porque no corresponde al ministro de la Eucaristía juzgar la conciencia de quienes se acercan a comulgar.

R-En el acto de recibir la Sagrada Comunión hay dos responsables: el que recibe la Sagrada Comunión y el ministro de la Sagrada Comunión. Ambos deben cuidar de que se respete plenamente el Cuerpo de Cristo, de que no se cometa ningún pecado contra el Santísimo Sacramento y de que no se escandalice a los fieles en un asunto tan fundamental y central para la fe. El canon 915 trata de la responsabilidad del ministro de la Sagrada Comunión, que no puede dar la Sagrada Comunión a personas excomulgadas o en entredicho o a quienes persistan en pecado grave y manifiesto, después de haber sido amonestados a no acercarse a recibir la Sagrada Comunión mientras permanezcan en dicho pecado. Una vez que la persona ha sido amonestada, ya no se trata de un posible falso juicio de su conciencia, como sería el caso de una persona que comulga en estado de pecado mortal, sin darse cuenta de que está en estado de pecado grave, porque su conciencia ha sido debidamente informada de su condición de pecado grave. El canon 916 trata entonces de la responsabilidad del receptor de asegurarse de que está bien dispuesto antes de acercarse a recibir la Sagrada Comunión.

P-Otro problema es el de evitar el escándalo. Se cree que este problema no existe, porque los fieles aceptan sin ningún problema que se dé la Comunión a todos y, por el contrario, se escandalizarían de lo contrario. ¿Qué entiende la Iglesia por “escándalo”?

R-Cuando inducimos a alguien al error o al pecado mediante una acción, creamos escándalo, lo reconozca o no la persona que ha sido inducida al error o al pecado. El escándalo es una realidad objetiva, es decir, no depende de sentimientos o emociones subjetivas. Por ejemplo, los legisladores católicos que pretenden garantizar por ley el ejercicio del llamado derecho al aborto confirman en su error a una persona que sostenga dicho derecho. Hace algunos años, hacia el final del pontificado de san Juan Pablo II, un alto funcionario gubernamental no católico me preguntó si un nuevo Papa podría cambiar la doctrina de la Iglesia sobre el aborto. Le expliqué que el Papa no puede cambiar los preceptos de la ley natural y le pregunté qué había motivado su pregunta. Me contestó que sabía de un gran número de miembros católicos de esa legislatura que apoyaban regularmente leyes para hacer el aborto provocado más accesible a la población y que, por tanto, había llegado a la conclusión de que la doctrina de la Iglesia sobre el aborto no debía ser realmente estable. Los legisladores católicos en cuestión habían escandalizado al legislador no católico haciéndole creer que la ley moral sobre la maldad intrínseca del aborto provocado no era definitiva.

P-En el memorándum del cardenal Ratzinger al cardenal McCarrick (2004), el entonces Prefecto de la CDF calificó la práctica de negar la Comunión a pecadores conocidos de “enseñanza perenne de la Iglesia”. Y lo es, como muestra en su libro. Pero la mayoría cree que es una mera práctica disciplinaria eclesiástica, que la Iglesia puede decidir cambiar. ¿Qué opina usted al respecto?

R-El canon 915 es una articulación de la enseñanza inalterada e inmutable de la Iglesia sobre la Sagrada Eucaristía, el pecado mortal y el escándalo. No es una cuestión de práctica disciplinaria, sino de vivir la verdad de la fe. Por lo tanto, es falso decir que la negación de la Sagrada Comunión a una persona que persiste en un pecado grave manifiesto es la imposición de una pena. No lo es. Es simplemente el reconocimiento de la verdad sobre la Sagrada Eucaristía y el pecado grave. Si la negación de la Eucaristía a una persona en pecado grave manifiesto fuera una mera práctica disciplinaria, estaría sujeta a cambios; pero, de hecho, no puede cambiar, como demuestra la enseñanza constante de la Iglesia sobre la materia.

P-Cuando se piensa en esta cuestión, se hace referencia a los políticos favorables al aborto. En realidad, ¿cuál es el alcance del canon 915?

R-El canon 915 se extiende a cualquiera que persista en un pecado grave y manifiesto. Por ejemplo, incluso a quienes persisten en adulterio manifiesto o fraude manifiesto u otras formas de actividad delictiva o injusta manifiesta se les debe negar la Sagrada Comunión, después de ser debidamente amonestados.

P-¿Quién tiene la responsabilidad de negar la Sagrada Comunión según el canon 915? ¿Y quién tiene el deber de amonestar?

R-Es el ministro de la Sagrada Comunión quien tiene la responsabilidad de negar la Sagrada Comunión. La amonestación, en cambio, corresponde al pastor del alma en cuestión, al párroco o al obispo diocesano. Normalmente es el párroco quien amonesta a los fieles en pecado grave manifiesto, para que no cometan sacrilegio y causen grave escándalo.

P-Según la legislación de la Iglesia, ¿puede un obispo ordenar que se niegue la Sagrada Comunión en el territorio de su diócesis por motivos distintos de los previstos en el canon 915?

R-La Sagrada Comunión sólo puede negarse a quienes están bajo la sanción de excomunión, en entredicho o persisten en pecado grave manifiesto. Fuera de estas dos situaciones, no se puede negar la Sagrada Comunión a ninguna persona que se acerque y demuestre la debida disposición para recibir la Sagrada Comunión, es decir, que muestre los signos habituales de reconocimiento del Cuerpo de Cristo y la debida reverencia. Por ejemplo, si alguien se acerca a recibir la Sagrada Comunión de un modo que pone en duda su fe eucarística, entonces el ministro de la Sagrada Comunión puede, con razón, negar el Sacramento hasta que se aclare la cuestión. En mi experiencia, sucedió que alguien se presentó a recibir la Sagrada Comunión sin mostrar los signos habituales de reverencia. Cuando le pregunté si era católico, me respondió que no lo era y que sólo quería hacer lo que hacían los demás. En ese caso, le di la bendición, pero evidentemente no podía darle la Sagrada Comunión.

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Comentarios
33 comentarios en “Cardenal Burke: «La Sagrada Eucaristía es alimento de pecadores, pero de pecadores que se han arrepentido»
  1. Mientras Francisco confunde deliberadamente, para fomentar su relativismo y sus proclamas ideológicas afines al NOM, con la connivencia de muchos que callan ante sus dislates, todavía quedan, sin embargo, buenos pastores como el Cardenal Burke para dar luz entre tanta confusión.

    1. Bueno, de facto «se niega» cuando en la mayoría de Iglesias no está el sacerdote en el confesionario ni siquiera cuando tienen «anunciado» que lo va a estar (usualmente es «media hora» antes de la misa). El que tiene todavía la disposición de hacer su labor, suele ir como mucho 15minutos antes. Esto yo lo he comprobado en varias parroquias de mi zona (en España) (incluida la Catedral, llena de confesionarios antiguos, y ninguno con sacerdote, NINGUNO media hora antes de la misa).
      La excusa de algunos es que «no viene nadie a confesar»… no va de eso, va de quedarte donde te toca (confesionario) y posibilitar que alguna persona NECESITADA de confesión se atreva a hacerlo cuando VE AL SACERDOTE dispuesto a escucharle donde debe…

      Pero la «protestantización» de la Iglesia católica, tan evidente cada día más, también va de prescindir de la confesión, como dicen los herejes «¿Para qué le voy a decir mis pecados a uno más pecador que yo?». Pues así estamos.

        1. El sacramento de la confesión se puede negar a quien no se arrepiente.
          El mismo Cristo dio poder a los Apóstoles para perdonar o retener los pecados.

        2. «Algunos escándalos en la Iglesia, han causado ese ‘para qué le voy a decir mis pecados a uno más pecador que yo?'»

          Eso viene desde décadas antes de que los fieles tuvieran conocimiento de escándalo alguno, así que es imposible que la causa sea posterior a la consecuencia. De lo que viene, como ha señalado Aliseya, es de la protestantización de la Iglesia y del modernismo rampante del último tercio del siglo pasado, sumado a las nulas catequesis (cuando no erradas catequesis).

    2. Horacio Castro. ¿Y quién niega la confesión a los católicos? Es la comunión la que debe negarse a todo católico que no demuestre estar arrepentido de sus pecados.

        1. Es un hecho que algunos católicos no pueden recibir la Sagrada Eucaristía. Pero hay algunos comprendidos en las llamadas uniones irregulares que configuran casos especiales (aunque no idénticos). El sacramento de la Confesión es obligatorio y su cumplimiento podría constituir un gran beneficio y alivio moral cristiano, para las personas divorciadas vueltas a casar (pese a estar vigentes sus matrimonios sacramentales), para las que se encuentran en uniones homosexuales y otras en uniones civiles o ajenas al Matrimonio. Este enorme beneficio moral lo representaría la posibilidad de que en el sacramento de la Confesión se puedan perdonar o retener selectivamente los pecados. En los casos mencionados, los penitentes no quedarían autorizados para la Sagrada Comunión sino para una comunión espiritual de deseo.

  2. Para comulgar el cuerpo de Cristo, es imprescindible estar en Gracia de Dios, lo diga quien lo diga. Si no es así, sería un sacrilegio

        1. ¿Y qué tiene que ver que se lo encontrara con que le perdonara? Si no hay arrepentimiento, no hay perdón. Ni con encuentro, ni sin él (dogma de fe).

          1. Catholicvs y cia,

            En el encuentro Dios te manifiesta su amor y te abraza como el Padre al hijo pródigo. Y en ese abrazo nos devuelve la dignidad de hijos y nos regala un festín.
            Quien vive esto està embobado con lo q le està pasando y ni siquiera piensa en el pecado. ( del q el ateo no tiene conciencia) Se enamora locamente de Cristo y todo lo demàs se convierte en basura para él. Dice SÍ! Y le sigue. Es después q el Esp.Santo le va haciendo ver sus pecados, q no veía(a la luz de Cristo) y se arrepiente profundamente. Llega la confesión de vida, q puede tardar meses, q es un valle de làgrimas. Y también el perdón por los pecados q se confiesa. Pero en el momento del abrazo el Padre ya le ha perdonado. Y si usted, por un momento, pudiera sentir ese abrazo infinito e inefable lo entendería.

            Es una oveja perdida fuera del redil, y moribunda. Cuando Cristo la recoge ya la ha perdonado sino no la recogería.No sea absurdo.

          2. La secuencia es:

            Encuentro -enamoramiento y fiat (en el mismo instante) – conciencia de nuestros pecados a la luz de Cristo ( instantanea o casi siempre lenta)-confesión de vida ( puede llegar a tardar meses a veces)- perdón por la via correcta: el Sacramento.

            Pero en el encuentro ya somos perdonados. Si es pq Dios, en su presente eterno, ya conoce nuestra futura confesión o por cualquier otro motivo, no lo sé.
            Lo q sé es q en ese abrazo de Amor infinito Dios ya nos ha perdonado.

            Si no lo entiende lo siento. Lo entenderà cuando le ocurra.

            El dogma es para los católicos, los q ya estamos en casa. A las ovejas perdidas q Cristo encuentra moribundas, las recoge,cuida y lleva en brazos a casa, a esas las ha perdonado en el momento en q su misericordia las recoge con esa suavidad y ternura inefable.

          3. ACS, el problema no es de falta de entendimiento, entendemos perfectamente que no profesas nuestra misma fe, en donde el perdón de los pecados siempre, sin excepciones, pasa por el arrepentimiento.

          4. ACS, hombre, por una vez hay que alabarle el desliz, digamos que el subconsciente afloró y le delató.

            En efecto, el dogma para los católicos. Y como usted no asume el dogma, y lo reemplaza «por lo que YO sé», lo de reconocerse «oveja perdida» es un detalle de sinceridad verdaderamente conmovedor.

            Oramos para que deje de estar perdido, y se convierta a la misma fe que profesamos nosotros, camino único de salvación.

          5. ACs, sin arrepentimiento no hay conversión, porque es el primer paso de la conversión.

            Usted mismo nos certifica que su «encuentro» es una farsa, y caso de ser verídico, no es a Cristo a lo que se convirtió.

            Le guste o no, Cristo nos otorga la gracia de liberarnos de la esclavitud del pecado, y para eso debemos comenzar por el arrepentimiento. Jesucristo lo aclaró: «En verdad, en verdad les digo: el que vive en el pecado es esclavo del pecado. Pero el esclavo no se quedará en la casa para siempre; el hijo, en cambio, permanece para siempre.»

            No se puede creer en Cristo sin arrepentimiento de los pecados, igual que no se puede ser libre y esclavo a la vez.

          6. Catholicvs. Es que ACS Araceli Campos Sarmiento, mientras caminaba por una calle en una noche muy oscura, ha hallado a alguien que le dijo que era Jesús, y lo creyó.

      1. ACS, ya, ¡qué bonito! Pero el perdón de Dios sigue demandando el arrepentimiento de los pecados, sea cual sea el relleno que quieras lanzar.

    1. Igual no es que no sepan que en pecado no se pueda comulgar, sino que no aceptan que la Iglesia les recuerde que lo que ellos hacen, o quieren seguir haciendo, es pecado (lo que no les exime de culpa, pues comenten un mal objetivo consciente y deliberadamente o con plena advertencia; da igual cómo consideren ellos ese mal), y que el arrepentimiento también implica el propósito de la enmienda y la reparación (cuando proceda). Igualmente, el arrepentimiento o contrición debe ser Interno (un acto del entendimiento y de la voluntad, pero que también debe manifestarse al exterior), Sobrenatural (bajo el influjo de la gracia; se concibe el pecado como una ofensa personal), Universal (se extiende a todos los pecados cometidos: no es posible que un pecado mortal se perdone desligado de todos los demás), y Máxima (el pecador aborrece el pecado como el mayor mal y está dispuesto a sufrir cualquier mal antes que volver a ofender a Dios).

  3. La consumación del Templo nuevo será en la parusía, al fin de los tiempos, cuando venga Cristo con sus ángeles y santos. «Vi la Ciudad Santa, la nueva Jerusalén… Oí una voz potente, que del trono decía: “He aquí el Tabernáculo de Dios entre los hombres”» (Ap 21,2-5).

    1. Aeropagita,

      Sí, ese tabernàculo, la nueva Jerusalén, el templo nuevo, es el Cuerpo de Cristo.

      Es tan impresionante, preciosa e inefable, la obra de Dios…q sólo podemos caer al suelo de rodillas, con el corazón contrito y humillado, y dar gracias por tan maravillosa obra.

      Conozco una señora mayor, mejicana, q se llama aeropagita. Me ha recordado a ella 🙂

      1. ACS, de lo conmovedor pasamos al surrealismo de un diálogo entre las dos personalidades de una misma persona, enorme.

        Pero claro, entre tanto farfulleo de provocación gratuita, se le cuelan inevitables contradicciones, felices en este caso porque, aunque sea de pura casualidad. ha deslizado una gran verdad de fe en medio de su discurso de confusión maligna y deliberada. En efecto, «humillados» comparecemos ante el Señor. ¿Y sabe por qué? Porque nos arrepentimos de nuestros pecados y tomamos nota del daño causado.

        Tomen nota los que dicen haber abrazado al Señor sin arrepentimiento ni humillación previa. Sólo de farsantes se les puede tildar. ¿O ahora se va a desdecir, ACS?

      2. Es tan impresionante, preciosa e inefable, la obra de Dios…q sólo podemos caer al suelo de rodillas, con el corazón contrito y humillado, y dar gracias por tan maravillosa obra.

        1. ACS:
          «Es tan impresionante, preciosa e inefable, la obra de Dios…q sólo podemos caer al suelo de rodillas, con el corazón contrito y humillado, y dar gracias por tan maravillosa obra.»
          Pero por favor !!!!esto viniendo de usted que comulga de PIÉ Y EN LA MANO no hay quién se lo crea.
          Farsante.
          Si usted no se pone de rodillas ante esa obra maravillos que es Él mismo en la Eucaristía.
          Aquí es evidentísimo que lo suyo es palabrería HUECA Y POSTUREO.
          Sométase a un exorcismo.
          Farsante.

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