La investigación por «agresión sexual agravada» abierta el pasado otoño y dirigida contra el cardenal francés Jean-Pierre Ricard, arzobispo emérito de Burdeos, fue sobreseída por prescripción, según ha informado la fiscalía de Marsella.
La Agence France-Presse confirmó el sábado 25 de febrero que «el procedimiento se ha cerrado por prescripción» , ha dicho el fiscal de la acusación, Dominique Laurens, subrayando que los hechos denunciados se remontan a finales de la década de 1980.
El procedimiento lo abrió la fiscalía a principios de noviembre tras la confesión del cardenal Ricard, que admitió haberse comportado «reprobablemente» con una menor hace treinta y cinco años, cuando estaba destinado en Marsella. Las investigaciones apuntaron a “verificar primero la naturaleza exacta de los hechos denunciados así como su datación”.
El obispo Ricard, de 78 años, fue detenido el 2 de febrero. Ante los investigadores, admitió haber «besado» a una joven de 13 años, «haberla abrazado y acariciado sobre su ropa» pero «no hubo relaciones sexuales», dijo la fiscalía de Marsella. Durante esta custodia policial, el purpurado “pidió perdón” a su víctima, entonces adolescente, y con quien fue confrontado. Estos hechos habrían perdurado en el tiempo, tres años según la víctima que finalmente había interpuesto una denuncia. Tuvieron lugar cuando Jean-Pierre Ricard estaba destinado en Marsella y cesaron tras ser cambiado de parroquia.
El 11 de noviembre, el Vaticano a su vez anunció la apertura de una investigación preliminar. Las declaraciones de este exarzobispo de Burdeos de 2001 a 2019, presidente de la Conferencia Episcopal de Francia (CEF) de 2001 a 2007, que había sido nombrado cardenal en 2006 por Benedicto XVI y que estaba retirado desde 2019 en un monasterio de los Alpes-de-Haute-Provence, había provocado un nuevo terremoto en la Iglesia de Francia.
Las disculpas del cardenal Ricard
Jean-Pierre Ricard, arzobispo emérito de Burdeos, emitió un comunicado en noviembre en el que confirmó que «lo primero es el sufrimiento que experimentan las personas víctimas y el reconocimiento de los hechos cometidos, sin querer ocultar mi responsabilidad». Es por ello, que el purpurado reconoció públicamente que «hace 35 años, cuando era párroco, me comporté de manera reprobable con una joven 14 años de edad. Mi comportamiento necesariamente causó serias y duraderas consecuencias para esta persona».
«Le pedí perdón, y renuevo aquí mi pedido de perdón así como a toda su familia». El cardenal desveló entonces que había decidido tomarse un tiempo de recogimiento y oración. «Finalmente, pido disculpas a aquellos a quienes he lastimado y que vivirán esta noticia como una verdadera prueba», concluía el comunicado del cardenal francés.
Seguirá siendo un misterio cómo es posible que alguien con semejante historial llegué a ser presidente de la Conferencia Episcopal de un país o elevado al cardenalato.
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De arrepentidos está el Cielo lleno. Si este cardenal tuvo una debilidad, ya se confesó y han transcurrido treinta y cinco años, por lo que eso eso ha prescrito y no es más que agua pasada.
También Agustín de Hipona tuvo una relación pecaminosa en su juventud y luego fue uno de los santos más grandes de la Iglesia.
Probablemente se confesó, pero parece que nunca hizo nada para reparar el daño cometido, que como ahora reconoce, ha tenido efecto duradero en la menor de 14 años.
«Seguirá siendo un misterio cómo es posible que alguien con semejante historial llegué a ser presidente de la Conferencia Episcopal de un país o elevado al cardenalato»
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