Hace ya algunas semanas que venimos informando de lo que sucede en la diócesis francesa de Fréjus-Toulon.
La semana pasada, el obispo de la diócesis Monseñor Dominique Rey, decretó el cierre de la comunidad monástica de Brignoles quienes ordenaron sacerdotes a varios de sus miembros a escondidas del propio obispo.
Días antes de este sucesos, el obispo Rey informó a la diócesis de que Roma había ordenado la suspensión de las ordenaciones sacerdotales que debía haberse celebrado este pasado domingo.
Comunicado del obispo
Ante tantos acontecimientos que han sacudido la vida de esta diócesis del sur de Francia, el obispo Rey escribió este pasado domingo 26 de junio una carta a todos los sacerdotes y fieles de la diócesis para intentar aclarar lo que sucede.
La carta publicada en la web del obispado comienza haciendo alusión a la suspensión de las ordenaciones. «Esta noticia causó gran revuelo en toda la diócesis, sobre todo porque afectó a nuestro seminario de Castilla, al que todos estamos muy unidos. Entre los sacerdotes, como entre vosotros, queridos fieles, esta decisión romana ha sembrado legítimas molestias, cuya magnitud puedo medir», escribe Monseñor Rey.
El obispo francés reconoce que está siendo para los seminaristas «un momento de dolor y seriedad, aceptado en la fe la cruz que se les pide llevar. A ellos, pero también a sus hermanos en el Seminario, tanto si acaban de incorporarse como si llevan allí varios años, quiero repetirles que pueden contar con mi acción y mi vigilancia en beneficio de su formación, así como mis oraciones», afirma el prelado.
«Esta suspensión de ordenaciones requiere seguimiento y aclaración», agrega Rey quien asegura que está «en diálogo con las autoridades romanas, más directamente con el cardenal Ouellet, para plantear las cuestiones que quedan y encontrar todos los medios posibles para mejorar el funcionamiento de la diócesis, el acompañamiento de las comunidades, la acogida y la formación de las vocaciones».
Pluralidad de sensibilidades dentro del seminario
El obispo de Toulón afirma en la carta que el seminario «se distingue por la presencia de candidatos pertenecientes a comunidades de sensibilidades litúrgicas y diversos carismas eclesiales». Durante las recientes visitas recibidas por parte de personas enviadas por Roma, Rey dice que «la armonía de este conjunto fue percibida por nuestros visitantes, al mismo tiempo que notaron el desafío constante que representaba esta unidad».
El obispo Rey, además de renovar su confianza en el rector Benoit Moradei, enumera algunas consignas recibidas de Roma como «el proyecto de afiliación a la facultad católica de Lyon, el proyecto de formación interseminario en Provenza o la mejora del seguimiento y discernimiento de los seminaristas».
Dominique Rey reconoce que «es el origen de las vocaciones y la pluralidad de caminos formativos lo que puede haber suscitado interrogantes en Roma y no cuestiones morales».
Comunidades tradicionalistas
El prelado también habla de que «el mundo tradicionalista en nuestro seminario y en la diócesis es también uno de los puntos sensibles planteados por las congregaciones romanas». Rey asegura que «siempre he buscado integrar esta corriente, dentro de una verdadera comunión eclesial, en fidelidad con el Santo Padre y con el magisterio romano, en particular el Concilio Vaticano II» y que «la diversidad de sensibilidades y carismas de nuestras comunidades contribuye para infundir un verdadero dinamismo al anuncio del Evangelio».
El obispo de Toulón subraya que «las comunidades religiosas están muy vivas, algunas de las cuales incluso proceden del extranjero, aportan un testimonio evangélico y un espíritu misionero edificante y estimulante. Pienso, por ejemplo, en las hermanas argentinas que tienen el santuario de Saint-Joseph du Bessillon en Cotignac, o en las hermanas brasileñas de O’Caminho que sirven a los más pobres en el centro de Toulon». Dicho esto, Rey sostiene que «todas las comunidades de nuestra Diócesis deben estar sujetas a un seguimiento aún más regular».
Posibles errores y áreas de mejora
«Las debilidades, los fracasos, las dificultades que se observan en algunas de estas comunidades nos exigen estar cada vez más atentos», afirma Monseñor Rey quien confiesa que «en 22 años de episcopado he podido cometer errores de discernimiento en su acogida o en el acompañamiento de sus miembros, como en el de ciertos sacerdotes de la Diócesis. A todos los que han tenido que sufrir, les pido sinceramente perdón. Con toda vuestra ayuda, ciertamente necesitamos avanzar y mejorar nuestra manera de conciliar audacia y prudencia, libertad y responsabilidad, y tomar todas las medidas necesarias».
«Mientras permanecemos a la espera de las decisiones romanas, nuestro corazón permanece en la oración y la confianza. Seguimos sirviendo fielmente a la Iglesia. Cada uno permanece investido en sus responsabilidades donde el Señor mismo lo ha colocado», pide el obispo a sus fieles.
Por último, Dominique Rey anuncia que en las próximas semanas pensará sobre como mejorar varias áreas de la gobernanza, «incluidas tres que están cerca de mi corazón» que son «fortalecer los métodos de seguimiento de las distintas comunidades recibidas», «fluidificar las relaciones entre las diferentes sensibilidades litúrgicas, trabajar por la unidad y la comunión en torno al Magisterio de la Iglesia» y «reforzar con una mayor presencia fraterna de mi parte el trabajo realizado por los 250 sacerdotes que trabajan para la animación pastoral de nuestra diócesis».
«Reitero con todos vosotros, clérigos, religiosos y fieles laicos, nuestra inquebrantable adhesión al Santo Padre y nuestra confianza en la Santa Providencia, para superar este delicado período», concluye la carta del obispo Rey.