Pocos rostros de prelados se han visto sin mascarilla en la reunión de esta mañana con la que daba comienzo la Asamblea Plenaria de los obispos españoles. Algunos al principio iban sin ella pero terminaron poniéndosela. Quienes han permanecido en todo momento sin ella puesta han sido, entre otros, el propio Omella y el obispo de Orihuela, José Ignacio Munilla.
Más allá de detalles curiosos, llama la atención un cierto cambio de tono por parte de los obispos españoles, que ha quedado de manifiesto con el discurso de Omella. El arzobispo de Barcelona ha denunciado la cultural del descarte, las críticas sistemáticas de algunos medios a la Iglesia por pensar distinto, el proselitismo del aborto por parte del Gobierno, e incluso ha recordado que los hijos no son del Estado, sino de los padres, entre otras cosas.
Juan José Omella, presidente de la Conferencia Episcopal española, ha comenzado su discurso comentando la situación que atraviesa Ucrania. Parafraseando al Papa Francisco, el arzobispo de Barcelona ha afirmado que la guerra es algo «sacrílego donde corren ríos de sangre». «Es necesario reivindicar la democracia y el orden internacional», ha asegurado Omella.
Sobre los refugiados, el presidente de la CEE ha sentenciado que la acogida hasta ahora está siendo «excepcional». El cardenal Omella ha insistido en que «va ser necesario un esfuerzo sostenido en el tiempo, al mismo tiempo que reclama una acción más coordinada entre todos los actores sociales tanto públicos como privados.
Omella preocupado por los jóvenes y ancianos
Sobre la situación social y política que vive España, Omella ha citado el informe de Foessa para denunciar la situación crítica que viven muchas familias. Omella también ha puesto de relieve que la pandemia ha afectado especialmente a jóvenes y a ancianos. A los jóvenes por su aislamiento social que deriva en vicios y adicciones, mientras que los mayores han palpado gran soledad.
Sobre la cuestión política Omella, se ha mostrado preocupado por la gran desconfianza que existe entre los españoles por las Instituciones y el Gobierno. «La bronca entre los políticos hace mucho daño y la desconexión entre políticos y el pueblo ha aumentado». Además existe el riesgo de que la convicción de que democracia es el mejor sistema posible se diluya. La democracia hay que cuidarla», ha insistido el purpurado. Sobre la Constitución, el arzobispo de Barcelona afirma que «la Constitución no es dogma, ni un texto inamovible, pero ofrece un marco que goza de un amplio consenso».
«Fenómenos como el de la cultura de la cancelación establecen un clima asfixiante para quienes cuestionen los nuevos dogmas. El Estado debe garantizar la libertad de quienes piensen distinto. En el caso del aborto, el Estado en lugar de potenciarlo, debería proteger con ayudas económicas y sociales a quien decide dar a luz una nueva vida. Al Estado no le corresponde hacer proselitismo del aborto. Un país que no apuesta por la vida está condenado a perder su cultura y su tradición», sostiene el cardenal.
Sobre el papel de los medios, ha reiterado que «deben promover la concordia, pero en ocasiones la comunicación se pone al servicio de intereses ideológicos. Cada medio, debe esforzarse en contar la realidad hasta el fondo. Los medios son hoy instrumentos que ayudan a la convivencia o la desgastan o incluso la rompen».
Ataques a la Iglesia por parte de medios, agentes sociales y políticos
Omella ha destacado que «la Iglesia Católica en España es una gran desconocida. El afeo sistemático, de esta gran familia, por parte de algunos medios y de diversos agentes sociales y políticos, contribuye a que no se conozca el verdadero rostro y misión de la Iglesia. Es cierto que miembros de la Iglesia han cometido pecados y delitos gravísimos por los que pedimos perdón, pero también es cierto que son una muy pequeña minoría. Los delitos y pecados de algunos ocultan las virtudes de personas maravillosas e iniciativas impresionantes que benefician profundamente a nuestra sociedad».
Sobre los abusos sexuales, Omella ha vuelto a insistir en que la Iglesia Católica manifiesta «su profundo dolor y vuelve a pedir perdón por los delitos cometidos por hermanos nuestros». Para investigar los abusos, Omella ha recordado la auditoría encargada al despacho Cremades&Calvo Sotelo, que se extenderá durante un año. «Esperamos que la auditoría sirva como instrumento de colaboración con las autoridades civiles. Este paso se inscribe dentro de un camino iniciado desde hace años y que pretende añadir transparencia y rigor técnico para abordar este drama», mantiene Omella al mismo tiempo que ha recordado que «las víctimas son nuestra prioridad absoluta».
Defensa de la perseguida libertad de conciencia
Omella ha alertado sobre «la dificultad creciente para encontrar certezas comunes sobre las que asentar la vida civil en temas cruciales como el inicio y final de la vida humana, la configuración del matrimonio y de la familia» y ha insistido en que «la objeción de conciencia es un derecho necesario en la vida democrática, es una garantía de verdadera convivencia».
Así mismo, el presidente de los obispos españoles ha remarcado que «vemos intentos de limitar el derecho a la objeción de conciencia, de desterrar de la vida pública fiestas y símbolos religiosos, especialmente el crucifijo así como la tentación de crear un monopolio estatal educativo bajo apariencia de neutralidad».
Defesa del matrimonio, hombre y mujer, y de la familia
El arzobispo de Barcelona ha hecho referencia a que «la Iglesia desea presentar la belleza del matrimonio, de la unión fiel y definitiva entre un hombre y una mujer abiertos a la vida. Que la Iglesia celebre el matrimonio es una auténtica profecía para el mundo.
Omella ha puesto el foco en apostar por «la familia, que es la cuna de la vida y del amor donde nacemos y crecemos. Por ello, se ha de afirmar la prioridad de la familia como primera forma de sociedad respecto al resto de instituciones sociales y también del Estado».
En referencia a la defensa de la vida, el cardenal Omella ha sentenciado que «todas las vidas merecen ser vividas. La defensa de la vida en su integridad es fundamental. Una sociedad que no protege la vida de sus integrantes es una sociedad abocada al fracaso y a la barbarie».
Omella apuesta por la sinodalidad como nueva forma de gobierno
La mención al camino sinodal no podía faltar, a pesar de que el interés en España por esta cuestión es bastante testimonial. «La Iglesia está redescubriendo el camino de la sinodalidad, que no es el de las mayorías simples de votos, sino el camino más lento, pero más seguro y firme del consenso. Esta nueva forma de gobierno corresponsable puede ayudar a renovar nuestras democracias», afirma el cardenal.
«Puede que recuperar esta manera de hacer sinodal en la Iglesia nos cuestione y nos inquiete», ha dicho Omella quien ha concluido su discurso reiterando «nuestra comunión y afecto al papa Francisco que se han visto fortalecidos por la visita ad limina que los obispos de la CEE».
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Es un discurso que podría haber firmado Rouco Varela…
Monseñor Rouco Varela era directo y hablaba claro, mientras Omella se limita a un discurso mediocre, que pasa por encima de los temas espinosos. Por ejemplo, no ha hecho ni una sola condena a la ideología de género, a pesar de que estamos sufriendo el adoctrinamiento de la misma.
Omella: la democracia está hecha justo para disolver certezas comunes sobre los q asentar la vida civil en temas cruciales
Déjate de defender la democracia ni la constitución, q son masónicas, ni el orden internacional en ucrania, que es el de la otan, q es masonico, y ponte a defender los derechos de Dios en la sociedad, con un par que no tienes.
La democracia hay que cuidarla dice el cretino, el régimen que expulsó a Dios de la sociedad expropiándole sus derechos, sustituyéndolo por la diosa razón. Yo la verdad es que no sé si es que son tan necios que no saben lo que dicen, o es que son tal malvados como parecen. Lo que si es cierto, es que han tragado tanta filosofía masónica desde el concilio, que ya no saben hablar en cristiano, solo hablan en masonés. Así, son tan ignorantes, que ya no son capaces de elaborar y mucho menos defender un régimen basado en el Derecho Público Cristiano que instaure el Reinado social de Cristo. Estos ya se han acostumbrado a vivir a cuerpo de rey bajo las prebendas del liberalismo que no se imaginan otra realidad. Se vendieron al maligno y ahora viven plácidamente en su reino de maldad sin inmutarse. Les da igual ocho que ochenta, solo vegetan en la iniquidad. Si cambiaran las tornas, estos caraduras saldrían gritando Vivas a Cristo Rey, seguro.
Tesis católica; Es el Derecho que tiene Dios y el Evangelio a reinar exclusivamente en la esfera social, y el deber de todos estos órdenes sociales a sujetarse a Dios y al Evangelio.
Tesis liberal revolucionaria; Es el falso Derecho que pretende tener la sociedad a vivir por sí sola y sin sujetarse a la Ley de Dios y de su Fe, en completa emancipación de todo lo que no provenga de ella misma.
Con la postura de la iglesia modernista de la libertad de cultos y de la exclusión de la iglesia del gobierno de las naciones declarada en el concilio, ha provocado el encumbramiento de la soberanía social del maligno.