El cardenal Hollerich dice que la Iglesia debe revisar su doctrina sobre la homosexualidad, el Santo Padre afirma que los apóstatas están en la comunión de los santos y, ahora, el cardenal Marx dice que para algunos sacerdotes sería mejor estar casados. Ha sido una semana bastante completa.
“Para algunos sacerdotes, sería mejor si estuvieran casados”, ha dicho el cardenal Reinhard Marx, arzobispo de Munich-Frisinga, en una entrevista concedida al Süddeutsche Zeitung. “No solo por razones sexuales, sino también porque su vida sería mejor si no estuvieran solos. Esta discusión debe ser abordada”.
Y lo será, nos caben pocas dudas, porque a juzgar por las últimas declaraciones cardenalicias, los vientos soplan en esa dirección ‘renovadora’. Ya se ocupará de ello el sínodo de la sinodalidad, a las puertas.
Todo esto de Marx venía a cuento del cuento de nunca acabar del informe sobre abusos clericales encargado por la propia archidiócesis, es decir, por el propio Marx. Y a propósito de esto, Marx no propone la abolición del celibato sacerdotal, sin más, sino algo más sutil, algo así como un sacerdocio de dos velocidades.
“Creo que no podemos seguir como hasta ahora”, insiste. “Siempre les digo a los sacerdotes jóvenes que vivir solo no es fácil”.
Hay una objeción que suele hacerse al cardenal cuando expone su conveniencia de establecer un sacerdocio para casados: que todos querrán casarse; pero para Marx esa sería la prueba definitiva de que la reforma es necesaria.
Hollerich, el mismo arzobispo de Luxemburgo que esta misma semana llamaba a la Iglesia a “revisar” su doctrina sobre las relaciones homosexuales, también opinó sobre este asunto. “Preguntémonos con franqueza si un sacerdote debe ser necesariamente célibe”, dijo. “Tengo una opinión muy alta del celibato, pero ¿es esencial? Tengo diáconos casados en mi mi diócesis que ejercen su ministerio de una manera maravillosa. ¿Por qué no tener también sacerdotes casados?”.
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