Se lo dijo el cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado del Vaticano, al director editorial de los medios de la Santa Sede, Andrea Tornielli, en una entrevista en L’Osservatore Romano.
El cardenal explica así el origen de la nota que tanto revuelo ha causado, en la que la Santa Sede protesta ante la tramitación de la ley contra la homofobia que está teniendo lugar en Italia. “Había aprobado la Nota Verbal enviada al embajador italiano y ciertamente pensé que podría haber reacciones”, dijo Parolin. Sin embargo, “era un documento interno”, señaló, “para comunicar algunas inquietudes y ciertamente no para ser publicado”.
En primer lugar, quisiera señalar que de ninguna manera se ha pedido que se bloquee la ley. Estamos en contra de cualquier actitud o gesto de intolerancia u odio hacia las personas por su orientación sexual, así como por su etnia o sus creencias.
«Nuestra preocupación concierne a los problemas interpretativos que podrían surgir si se adoptara un texto con contenidos vagos e inciertos, lo que terminaría trasladando la definición de qué es delito y qué no lo es a la etapa judicial», indicó el cardenal italiano. «El concepto de discriminación sigue siendo de contenido demasiado vago».
«A falta de una especificación adecuada, corre el riesgo de juntar los más diversos comportamientos y por tanto hacer punible cualquier posible distinción entre hombre y mujer, con consecuencias que pueden resultar paradójicas y que a nuestro juicio conviene evitar», advirtió.
El Secretario de Estado del Vaticano consideró que la nota “no fue una interferencia”. “El estado italiano es laico, no es un estado confesional, como reiteró el primer ministro. Estoy totalmente de acuerdo con el presidente Draghi sobre el carácter secular del Estado y sobre la soberanía del Parlamento italiano”, comentó Parolin.
“Por ello, se eligió el instrumento de la Nota Verbal, que es el medio adecuado de diálogo en las relaciones internacionales”, afirmó. Con la nota “nos limitamos a recordar el texto de las principales disposiciones del Acuerdo con el Estado italiano, que podrían verse afectadas”, argumentó el purpurado.
Sobre por qué intervino la Santa Sede y no la Conferencia Episcopal Italiana, el cardenal dijo que la CEI “ha hecho todo lo posible para plantear objeciones al proyecto de ley”. “Hubo dos declaraciones sobre el tema y el diario católico italiano Avvenire siguió el debate muy de cerca. Incluso la CEI, con la que hay plena continuidad de visiones y acciones, no ha pedido que se bloquee la ley, pero ha sugerido cambios. Así, también la Nota Verbal concluye con la solicitud de una «modulación» diferente del texto. Siempre se permite la discusión”, afirmó Parolin.
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