Pietro Parolin es un Cardenal y Secretario de Estado de la Santa Sede.
Pietro Parolin nació en Schiavon, en la provincia y en la diócesis de Vicenza (Italia), el 17 de enero de 1955. Su fe en Jesús la absorbió desde su primera infancia en el entorno de la “civilización parroquial” en la que vivió inmerso, la del Véneto blanco de corazón magnánimo y trabajador. Su padre, católico “de misa diaria”, trabajaba en una ferretería y después empezó a vender vehículos agrícolas. Su madre era maestra de educación primaria.
La infancia de Pietro Parolin
Cuando Pietro tenía diez años, la familia Parolin fue tocada por el dolor: el padre fue arrollado por un automóvil mientras se disponía a recorrer la carretera entre Bassano y Vicenza. Murió en el acto. Desde entonces, los tres hijos (Pietro, su hermana y su hermano, que tenía ocho meses cuando sucedió la desgracia) fueron testigos de los pequeños gestos heroicos y cotidianos de su madre, que se empeñaba por hacer que no les faltara de nada.
En 1969, a los 14 años, Pietro entró al seminario de Vicenza. Después de acabar sus estudios superiores, prosiguió con el estudio de la filosofía y la teología. Las inquietudes fecundas y aquellas más corrosivas del post-concilio también agitaban la vida en los seminarios. Pietro se mantuvo alejado de las turbulencias de este periodo. Apreciaba la línea pastoral del obispo Arnoldo Onisto, su capacidad de escuchar a la gente, de meditar y de atender los problemas de los obreros.
En el seminario, los superiores se dieron cuenta de que Pietro era un my buen estudiante. Después de su ordenación sacerdotal (recibida en 1980 de manos del obispo Onisto) y después de dos años como vicepárroco en la parroquia de la Santísima Trinidad de Schio, lo enviaron a estudiar derecho canónico en la Pontificia Universidad Gregoriana, con la idea de enviarlo después al tribunal diocesano y al sector de la pastoral familiar.
Pero en Roma (Pietro habitaba en el Colegio Teutónico de la Vía de la Paz) alguien pidió al obispo que pusieran a ese joven sacerdote discreto y trabajador a disposición de la Santa Sede. Él, como siempre, aceptaba ir a donde le dijeran. Con los sistemas de elección “anónimos” que funcionaron durante un tiempo en los palacios vaticanos, acabó casi por casualidad en la órbita del servicio diplomático vaticano, sin ni siquiera saber quién fue su primer “talent scout”.
En verano de 1983 entró a la Pontificia Academia eclesiástica. En 1986 obtuvo la licenciatura en derecho canónico con una tesis sobre el Sínodo de los Obispos. Después partió hacia la que sería su primera misión: tres años en la nunciatura de Nigeria, a los que seguirían otros tres (de 1989 a 1992) en la nunciatura de México. En Nigeria se involucró en las actividades pastorales de las comunidades locales y conoció en primera persona los problemas de la relación entre los cristianos y musulmanes. En México, en cambio, ofreció su aporte a la fase final del largo trabajo que había puesto en marcha el nuncio Girolamo Prigione, que justamente en 1992 culminaría con el reconocimiento jurídico de la Iglesia católica y con el establecimiento de relaciones diplomáticas entre la Santa Sede y la nación mexicana. Durante esas delicadas negociaciones diplomáticas se habría diluido el carácter laico y anticlerical que caracterizaba al país desde su definición constitucional.
En 1992, Parolin fue llamado nuevamente a Roma para trabajar en la segunda sección de la Secretaría de Estado. Eran los años del “wojtylismo” de fuerte proyección geopolítica, en el contexto del colapso del bloque comunista y de los efectos de la primera Guerra del Golfo. Como líder de la diplomacia pontificia estaba el cardenal Angelo Sodano, que en diciembre de 1999 sustituyó a Agostino Casaroli. Al joven funcionario que acababa de volver de México fueron encomendados casos especiales: países e Iglesias africanas y latinoamericanas, España, Indonesia…
En 2002 comenzó a ocuparse de la “sección” italiana; colaboró con monseñor Attilio Nicora (hoy cardenal) en cuestiones pendientes relacionadas con la revisión del Concordato (de 1984) y con los asuntos relacionados con el Ordinariato militar o con la asistencia religiosa en las cárceles y en los hospitales.
Viceministro de exteriores de la Santa Sede
En 2002, a los 47 años fue nombrado “viceministro de exteriores” de la Santa Sede por Juan Pablo II, cargo que desempeñó hasta 2009. Como “viceministro del Exterior” vaticano, se ocupó de los casos delicados sobre las relaciones de la Santa Sede y Vietnam (que, gracias a su intervención, fueron paulatinamente acercándose al establecimiento de la plena relación diplomática) y sobre las cuestiones jurídicas pendientes entre el Vaticano e Israel. A partir de 2005, con el nuevo Pontificado ratzingeriano, volvieron a entablarse contactos directos con la China popular. En ese contexto maduró la Carta que Benedicto XVI dirigió en junio de 2007 a los católicos chinos, y que sigue siendo uno de los textos magisteriales más relevantes del pontificado.
Durante esos años, el subsecretario guió la delegación vaticana que se ocupó de las negociaciones reservadas con los funcionarios chinos para desatar los nudos que todavía pesan en la condición de los católicos chinos. En dos ocasiones fue a Pekín en compañía de los demás miembros de la delegación vaticana. En esos años parecía delinearse el comienzo de un cambio concreto en las difíciles relaciones sino-vaticanas. Después, en verano de 2009, Parolin fue nombrado nuncio en Caracas, en donde tuvo que vérselas con el caudillo Chávez y sus relaciones borrascosas con la jerarquía católica local. El 12 de septiembre de ese año, Parolin recibió la ordenación episcopal de manos de Benedicto XVI. Acababa de explotar el “caso Boffo”. Las escaramuzas entre bandas eclesiales, con tragicómica ferocidad, acabaron en una fase virulenta. Papa Ratzinger en la homilía en la que también consagró a Parolin recordó, en referencia a esas “luchas” siempre presentes en la Iglesia que «el sacerdocio no es dominio, sino servicio» y que «las cosas en la sociedad civil y, no raramente, incluso en la iglesia sufren por el hecho de que muchos de aquellos, a quienes ha sido conferida una responsabilidad, trabajan para sí mismos y no para la comunidad».
A los 54 años, en 2009, fue ordenado arzobispo por Papa Benedicto XVI y enviado a Venezuela como Nuncio, después de haber sido, durante siete años, “viceministro del Exterior” vaticano.
Con ocasión de su traslado a Caracas, algunos trataron de acreditar en los medios de comunicación la afinidad de Parolin con la «corriente» de ascendencia casaroliana relacionada con el cardenal Achille Silvestrini, que fue secretario de la segunda sección de la Secretaría de Estado de 1979 a 1988. Maniobras que en el caso de Parolin se revelaron inmediatamente un prejucio. Si se consideran los hechos, se demuestra evidente que en la Secretaría de Estado su perfil de funcionario leal y competente fue apreciado en diferentes ocasiones por superiores de orientaciones y sensibilidades diversas. Parolin colaboró discretamente con Casaroli y Silvestrini, Sodano y Tauran, Lajolo, Bertone y Mamberti.
Secretario de Estado en 2013
En 2013 el Papa Francisco lo nombró Secretario de Estado de la Santa Sede, coronando con su nombramiento un proceso de transformación de la Secretaría de Estado en una “Secretaría papal”. Parolin se convertiría entonces en el más joven de los que han ocupado el puesto desde la época de Eugenio Pacelli.
Si hay un rasgo que se puede identificar en el “modus operandi” de Parolin es el que se conecta con la gran tradición diplomática vaticana: realismo, estudio profundo de los contextos y de los problemas que hay que afrontar, búsqueda de soluciones posibles. Ante los conflictos regionales que siguen estremeciendo al planeta (a partir del Medio Oriente) y ante los peligros de nuevos enfrentamientos globales entre super-potencias viejas y nuevas, la Santa Sede podrá ofrecer una vez más su sabiduría y clarividencia para favorecer los caminos de la paz.
Tomó posesión de su cargo el 15 de Octubre de 2013, en ausencia ya que se encontraba siendo sometido a una misteriosa intervención quirúrgica en el norte de Italia.
Sobre todo, con Parolin acabarían en el olvido las falsas dialécticas que durante los últimos años han intentado con insistencia oponer la diplomacia y la proclamación de la fe, el realismo dialogante y la defensa de la identidad y de los valores cristianos. Toda la historia de la Iglesia sugiere que justamente la fe evangélica puede ser mucho más clarividente a la hora de ejercer la inteligencia y la prudencia ante las dinámicas reales del mundo y del poder. Para Parolin, el servicio que ha ofrecido a la Santa Sede siempre ha sido una forma para ejercer la propia espiritualidad sacerdotal. La misma expresada en el entusiasmo que él mismo manifestó ante la fe de los neófitos “montagnards” vietnamitas, o en la alegría con la que se sumergió en la vida latiente del catolicismo venezolano. Como lema episcopal eligió la pregunta retórica de San Pablo en la Carta a los Romanos: «¿Quién nos separará del amor de Cristo?». Suceda lo que suceda, es fácil intuir en quién confiará “don Pietro” para custodiar la paz de su corazón. Habla italiano, francés, inglés y español. El 12 de enero de 2014 el Papa Francisco incluyó el nombre de Pietro Parolin en la lista de 19 nuevos cardenales que serían creados el 22 de febrero siguiente. Información tomada del perfil elaborado por Vatican Insider el día que se hizo público su nombramiento como Secretario de Estado. Entrevista tras ser nombrado Secretario de Estado.
Reconoce que no es posible dialogar con ISIS
El secretario de Estado de la Santa Sede, el cardenal Pietro Parolin, ha reconocido que no es posible un diálogo con el fundamentalismo islámico, a pesar de los esfuerzos de la Iglesia católica en los últimos tiempos por favorecer el diálogo interreligioso.
En declaraciones a la agencia de noticias católica Aciprensa, Parolin ha defendido la intención de la Santa Sede de establecer un encuentro con todas las religiones, especialmente cuando la Iglesia católica celebra los 50 años de la publicación de Nostra Aetate, la declaración del Concilio Vaticano II sobre la relación con otras confesiones. S
in embargo, el secretario de Estado del Vaticano se ha rendido a la evidencia de que“no es posible dialogar con los fundamentalistas”, especialmente porque “no están interesados” establecer ningún tipo de diálogo. “Uno puede ofrecer el dialogo, pero no veo muchas oportunidades para establecerlo”, ha reconocido.
‘El Papa tiene cierto deseo de escapar del Vaticano’
El día que quiso cambiar de gafas, el Papa Francisco salió de la Ciudad Vaticana para comprar solo unas nuevas, obviando todos los protocolos de seguridad. Este gesto es una muestra de que en ocasiones al Santo Padre le cuesta vivir en el Vaticano, según ha afirmado el secretario de Estado de la Santa Sede, Pietro Parolin, en una entrevista al programa televisivo La Strada dei Miracoli.
“Incluso el Papa tiene cierto deseo de escapar del Vaticano”, aseguró el cardenal, aunque también aclaró que el Santo Padre cada vez de adapta mejor a la vida como pontífice. “Ha tenido que irse adaptando poco a poco a la vida de la Curia”, ha declarado Parolin, al tiempo que no ha dudado en señalar que Francisco siempre ha gozado de “auténtica y gran libertad”.
En opinión del secretario de Estado de la Santa Sede, el hecho de mudarse a la Casa de Santa Marta ha permitido al Papa sentirse más cómodo. “Eso le ha ayudado a sentirse más en casa”, ha afirmado el prelado.