Cuelgan un cartel en la iglesia más antigua de Viena contra el desafío a Roma

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En la iglesia de San Ruperto, la más antigua de Viena, cuelga, como en muchas otras de Occidente, la bandera LGTBQ. Pero unos jóvenes han decidido añadir su opinión, un cartel que reza: “Dios no puede bendecir el pecado. Roma locuta, causa finita”.

Roma ha hablado, se cierra la causa. Ese viejo adagio católico, en latín, cuelga ya de la parroquia de San Ruperto de Viena, regentado por jesuitas, junto a la obviedad olvidada de que “Dios no puede bendecir el pecado” y, sobre todo, acompañando a la bandera arcoiris que el templo, como tantos otros en los países de habla alemana, exhibe orgulloso en su fachada.

Un vídeo viral en Youtube, como sucediera cuando el austriaco Alexander Tschugguel arrojó las pachamamas al Tíber, ilustra la hazaña de unos jóvenes que el pasado 26 de abril escalaron de noche las paredes de la iglesia para colgar su mensaje.

 En el vídeo, sus autores explican que el cartel es una respuesta a la bandera del arcoiris colgada por la propia parroquia en la vieja fachada, pero es también un gesto de rebeldía contra la rebeldía de tantos clérigos de habla alemana a la decisión de la Congregación para la Doctrina de la Fe, con el refrendo de Francisco, de negar la licitud a las bendiciones eclesiales a parejas homosexuales, en un ‘responsum’ que contiene la frase “Dios no puede bendecir el pecado”.

La rebeldía de los germanos (en sentido amplio, incluyendo a los austriacos) se va a escenificar, de hecho, el próximo 10 de mayo, cuando 2.500 párrocos y diáconos alemanes celebren una multitudinaria bendición a todos los enamorados, incluidas las parejas homosexuales, un gesto que algunos consideran el pistoletazo de salida para el cisma.

Representantes del ‘comando’ que actuó en San Ruperto -un grupo conocido como Christus Vincit- declararon a CNA Deutsch que consideran la bandera LGTBQ “una provocación”.

Por un lado, queríamos mostrar que no se va a tolerar en Viena semejante provocación y, por otro, esperamos que el gesto haga que ciertos responsables se replanteen su actitud.

También pensamos que esta acción puede dar a otros católicos valor y esperanza”.

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