El Papa recibe al cardenal Cupich tras su disenso público con el episcopado americano

El Papa recibe al cardenal Cupich tras su disenso público con el episcopado americano

La pandemia obliga al Pontífice a una vida retirada, con escasas audiencias, pero la semana pasada tuvo tiempo para recibir al cardenal estadounidense Blaise Cupich, arzobispo de Chicago, que hizo público su malestar y disenso con la nota de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos condenando la política abortista del nuevo presidente, Joe Biden.

Ya es casualidad: hablábamos del lenguaje de los gestos en el último artículo y he aquí que Su Santidad nos brinda un excelente ejemplo al recibir en audiencia, una ocasión cada vez más insólita en estos tiempos de restricciones pandémicas, al arzobispo de Chicago, cardenal Cupich, que recientemente adoptó la decisión sin precedentes de criticar en público, desde su cuenta en Twitter, la nota consensuada por su propio episcopado y firmada por el presidente de la conferencia episcopal, José Gómez, arzobispo de Los Angeles, en la que se condenaban las políticas frontalmente contrarias a la doctrina católica del presidente Joe Biden en cuestiones de vida y familia.

Cupich había sido previamente uno de los obispos que se opuso a la redacción de la nota, junto a su colega de Newark, Joseph Tobin, ambos del ala más ‘progresista’ del episcopado. De hecho, como contó en primicia The Pillar, la Secretaría de Estado fue alertada de la dureza de la nota, llevando a que se demorase su publicación hasta después de la investidura presidencial.

Y es, asimismo, curioso que un vaticanista con el que tan rara vez coincidimos en sesgo, John Allen, escriba en Crux sobre el asunto en el mismo sentido que hemos hecho nosotros: viendo en el gesto el mensaje, más poderoso que las palabras.

“Al reunirse con Cupich -titula Allen-, Francisco domina el lenguaje sin palabras”. Quod erat demonstrandum, precisamente. Aunque no nos duelen prendas para reconocer que Allen lo explica mejor: “A lo largo de los siglos, los Papas siempre han encontrado formas abundantes de hablar sin palabras, especialmente cuando las palabras puede resultar inconvenientes o difíciles de desmentir. Los Papas hablan por gestos, por quién nombran para puestos clave, por dónde ponen su dinero, por el país al que eligen viajar. Incluso una cita en la agenda del Papa es un modo de lanzar un mensaje”.

Y el mensaje, en este caso, es un claro espaldarazo a la oposición de Cupich a la hostilidad episcopal frente a una nueva administración por la que, cerrando los ojos a sus ‘pecadillos’ en asuntos como el aborto o la ideología de género, la Santa Sede ha apostado con entusiasmo y escaso disimulo.

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