La ‘Trama maña’, una conspiración entre clérigos y cardenales en España

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El pasado miércoles supimos que el arzobispo de Barcelona, Juan José Omella, había sido imputado por un delito de falsedad continuada de documento con agravantes.

El purpurado declarará en julio como investigado por su implicación en una supuesta trama para apartar de la Iglesia a Miguel Ángel Barco, un sacerdote señalado por una presunta paternidad. 

Según informó el diario El País, la titular del juzgado de instrucción número 10 de Barcelona ha admitido a trámite la querella del religioso y ha ordenado una comisión rogatoria a la Ciudad del Vaticano para que envíe una “copia del expediente seguido” contra Barco, que fue expulsado del sacerdocio y reducido al estado laical.

En unas recientes declaraciones, el arzobispo de Barcelona -acusado de haber ocultado documentos al Vaticano-, ha señalado que quiere colaborar con la justicia y asegura que se llevó a cabo un juicio según el Derecho Canónico de la Iglesia Católica.

En declaraciones a Periodista Digital, el abogado Vladimir Lamsdorff-Galagne señaló que durante la reunión con Omella el cardenal defendió que «no se condena a un cura por tener un hijo».

«Por tener un hijo, no lo secularizan a uno. Yo creo que no… Normalmente no. Tiene que haber otras cosas. Esas otras cosas me imagino que deben estar, porque si no, no hacen esto por un hijo. Cuantos… perdón, algunos sacerdotes, pues han tenido esa debilidad, tienen un hijo, hemos conocido, yo conozco alguno. Y siguen ejerciendo el ministerio. Y ellos han resuelto el tema ese. Yo creo que por eso no tiene que ser», fueron las declaraciones de Omella.

Según el purpurado, Miguel Ángel Barco «no ha hecho por indagar, por ir a ver. Y se escuda en que le hacen una acusación infundada. Él, de alguna manera busca agarrarse donde sea. Pero él no hace nada por aclarar el tema. (…) La Congregación deben tener otros datos, -se lo digo yo, como se lo he dicho a él- ‘que tú no reconoces o no conoces’, no lo sé, y que yo no conozco. Yo este expediente no lo conozco. Y a mí siempre me ha extrañado que él no se haya movido».

Cabe destacar que Barco ha demostrado con pruebas de ADN que él no es el padre de una supuesta hija y Omella ha respondido que «el se ha obcecado con el tema de la niña. Ese tema es un aviso, para que él reaccionase, si quería reaccionar, para que se defendiese… al final lo iban a poner todo y discreción no lo han puesto. A veces lo hacen un poco por discreción y por prudencia».

«Si él se compromete a no celebrar la misa, él no puede celebrar, pero si él no se compromete, si él lo hace, yo tengo que comunicar en el Boletín Oficial (de la Archidiócesis de Barcelona) esa comunicación, porque normalmente esto…»», ha dicho el arzobispo de Barcelona.

Además, Omella ha defendido que Barco «merece todo respeto su conciencia y su persona. Entonces yo no lo voy a hacer público. Porque ahora mucha gente dirá, ¿y quién es este? aquí en Barcelona. Pero claro, si el me reta… (…) Y es más. Si él va también a Tarragona, o a Segur de Calafell, entonces tengo que hacer el comunicado al obispo de la diócesis. Y ahora lo que tengo que hacer es comunicarle, decirle (a la Santa Sede), no ha venido a firmar… mandó un abogado para ver si esto ta ta ta… Pero además diciendo que él de alguna manera quiere continuar porque es in aeternum sacerdote, y yo tendré que hacerlo… la comunicación. (…)

«Vamos a ver. Si él en su casa celebra misa, mal hecho. Allá él. Es como el cura que dice yo de noche en la parroquia me voy por ahí, nadie se entera… y dices, hombre, mal hecho. No nos hemos enterado. Se ha ido a otra ciudad fuera de Barcelona… pero le tengo que llamar inmediatamente. Como sepa que ha celebrado en algún lado, inmediatamente lo publico», ha dicho el purpurado.

En una carta escrita por Miguel Ángel Barco dirigida al arzobispo de Zaragoza, el sacerdote acusado señala que Vicente Jiménez le manifestó «en persona el 30 de enero de 2015, (única vez que hablé con usted y en cuestión de cinco breves minutos) que el tema sobre los presuntos abusos a un diácono en Épila, aparecido en prensa a finales de noviembre 2014, estaba cerrado, pues no había contra mi denuncia alguna civil ni canónica. El 27 de febrero 2015, usted acudió ante los micrófonos de Cadena Ser-Zaragoza, y de viva voz manifestó exactamente lo mismo».

«No obstante, en nuestra breve conversación del 30 de enero [de 2018], usted me dijo que ‘había contra mí otras acusaciones’ y que bastaba con buscar en internet en fechas anteriores al escándalo del diácono de Épila. (…) Por más que buscamos en internet con mi nombre en fechas anteriores al tema diácono de Épila, lo único que aparecía eran noticias sobre varias celebraciones litúrgicas en Épila con el Misal Tridentino de San Pio V, renombrado por S.S. Benedicto XVI, como: ‘Forma extraordinaria del Misal Romano’. Con lo cual no fueron pocos los que relacionaron mi cese en Épila con esa cuestión, que de ser así resultaría injusto a todas luces».

La «Trama maña»

Tal y como explica Periodista Digital, a Miguel Ángel Barco se le conoce como el “cura de Épila” en la “Trama Maña”, «presunto chivo expiatorio de una confabulación entre clérigos y cardenales en España y Roma animados por el Papa Francisco, que acabó con la destitución por parte del Papa del arzobispo de Zaragoza monseñor Manuel Ureña en 2014».

La conocida como «trama maña» es una purga llevada a cabo por Vicente Jiménez, arzobispo de Zaragoza, que involucra a Germán Arana -«asesor» y amigo del Papa Francisco-, al ex arzobispo de Zaragoza, Manuel Ureña, a Juan José Omella y a Miguel Ángel Barco.

El citado diario explica que el mismo Papa Francisco entró en la campaña contra el obispo Vicente Jiménez en 2015, aconsejado por Arana: «Su Santidad Francisco, Ciudad del Vaticano, Muy querido Santo Padre, con inmenso dolor, movido por un imperativo moral indeclinable, (…) deseo informarle acerca de la grave situación en que se encuentra la archidiócesis de Zaragoza por el desorden de vida y ministerio de su Arzobispo Mons. Manuel Ureña Pastor”, escribió Arana a Francisco en 2014.

Según informa Periodista Digital, al cardenal Omella se le acusa de ocultar las declaraciones de monseñor Vicente Jiménez, y también de rechazar unas pruebas que refutaban la paternidad de Barco, quien ha asegurado que «si esas pruebas hubieran sido enviadas a Roma, Roma no hubiera podido redactar esa pena contra él».

El cardenal Omella es uno de los actores principales de esta trama, ya que ha sido colaborador directo del Jesuita español Germán Arana, rector del Seminario Pontificio de Comillas de los Jesuitas en Madrid, para recabar información contra monseñor Ureña, y Miguel Ángel Barco, la pieza clave en torno a la cual giraron los argumentos contra el entonces arzobispo de Zaragoza.

Cabe destacar que el cardenal que firmó la condena sin haber considerado las pruebas definitivas es el Prefecto de la Congregación del Clero, el cardenal Beniamino Stella, quien, según recoge el citado diario, dirigió desde la sombra la “Trama Maña”.

 

 

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Comentarios
1 comentarios en “La ‘Trama maña’, una conspiración entre clérigos y cardenales en España
  1. El abogado que mencionan, Vladimir Lamsdorff, que fue catedrático de Derecho Penal en España, sabe bien de qué habla y defiende lo que, en conciencia, ante Dios, cree que debe defender. Es ruso y habrá padecido en sus carnes la crueldad inmisericorde stalinista. No es extraño que haya asumido el caso. En los medios se habla del tema con asombrosa ligereza. Y la confusión está servida. Pero el caso es gravísimo. El propio Papa ha definido la gravedad del tema: «donde hay calumnias, está Satanás mismo».

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