“Es muy probable que Pell sea declarado inocente en apelación”

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Expertos juristas consultados por el diario británico The Guardian consideran que el cardenal australiano George Pell tiene muchas probabilidades de ganar el juicio de apelación.

 

Robert Richter, abogado del cardenal George Pell recientemente hallado culpable de abuso a menores, ha apelado la decisión del tribunal alegando tres causas: irracionalidad (‘unreasonableness’), prohibición de mostrar un vídeo como prueba en su alegato final y la composición del jurado.

El diario británico The Guardian ha consultado con expertos juristas que opinan mayoritariamente que, si bien los dos últimos motivos son de dudosa eficacia procesal, el primero tiene grandes posibilidades de propiciar un veredicto de inocencia para el cardenal.

‘Unreasonableness’ es, en este caso, un término jurídico específico que, en el caso que nos ocupa, indicaría que el veredicto del jurado no está sustanciado por las pruebas disponibles. Frente a los casos civiles, el derecho penal exige una certeza ‘más allá de toda duda razonable’, lo que en este caso no se cumpliría.

El profesor Jeremy Gans, experto en Derecho Procesal Penal de la Facultad de Derecho de la Universidad de Melbourne, sostiene en declaraciones al citado diario que se trata de una base frecuente en las apelaciones. «Es la mejor arma de la defensa y conlleva la ventaja añadida de que si ganan es casi seguro que no habrá un tercer juicio», señala Gans. «Porque una vez que un tribunal determina que un veredicto de culpabilidad no es razonable significa que no cree que deba a darse el mismo veredicto en un juicio posterior. Casi con toda seguridad absolvería. Básicamente, aceptando o rechazando esta causa para la apelación el tribunal estaría decidiendo si el jurado actuó bien».

En cuanto al vídeo que trataba de mostrar al jurado Richter, indicando básicamente la planta de la Catedral de Melbourne y edificios anexos para probar que Pell no pudo cometer los abusos alegados, el juez Peter Kidd lo prohibió sobre la base de que el jurado podría verlo como prueba, y en el alegato final del defensor no se pueden presentar pruebas nuevas.

La ley en el estado australiano de Victoria, confirma Gans a The Guardian, deja a la discrecionalidad del juez determinar que elementos accesorios puede usar el abogado en su intervención final y, de hecho, permitió que Richter mostrara una presentación en PowerPoint.

Pero, como base para una apelación, añade Gans, es muy débil, incluso si se considera que Kidd hizo mal prohibiendo el vídeo. En los juicios se cometen errores, pero no todos son ni mucho menos determinantes. Lo que se trata de demostrar es que se ha cometido una injusticia formal patente.

Algo parecido sucede con la composición del jurado. Quizá lo más comentado de este juicio en publicaciones católicas, no jurídicas, ha sido la enorme influencia sobre la opinión pública de una fuerte campaña anticlerical en Austrialia, con Pell como centro, anterior en años a la celebración del juicio y que podría haber condicionado la visión del jurado.

Pero, como señala Gans, deslegitimar un jurado a posteriori, tras la sentencia, es enormemente complicado y pocos jueces lo aceptarían salvo circunstancias clamorosas, como que uno de los miembros sea pariente en primer grado de la víctima o el acusado.

Por lo demás, es difícil que se deniegue la apelación en un caso tan relevante, y con toda probabilidad la base sea la ‘unreasonableness’. Gans está convencido, además, de que hay buenas perspectivas de ganar el juicio en apelación por varias razones, no siendo las menores que la acusación solo presentó un único testigo clave y que la segunda víctima negó el abuso antes de morir de sobredosis.