Infovaticana en Roma entrevista al cardenal Francesco Coccopalmerio, el miembro de la Curia romana que termina cada frase con una sonrisa, se declara enemigo de la “moda femenina”, niega todas las acusaciones hechas en su contra y asegura que, si fuera el Papa, habría invitado a tomar el aperitivo a los cardenales de los Dubia.
El vuelo con destino a Roma salía dentro de una hora, todavía no éramos muchos en la puerta de embarque. El sol de enero entraba por uno de los grandes ventanales de la T4 de Barajas y alumbraba, como si de una aparición se tratara, a un hombre con alzacuellos que concentrado leía y subrayaba unos papeles colocados sobre un maletín negro.
Cuando alzó la mirada le reconocí enseguida. Se trataba del cardenal Francesco Coccopalmerio, presidente del Pontificio Consejo para los Textos Legislativos hasta el pasado mes de marzo. Antes de que nos llamaran para embarcar, me acerqué hasta su sitio y con unas torpes palabras que poco se asemejaban al italiano me presenté a su eminencia, que amablemente aceptó mantener un encuentro en Roma.
Un mes más tarde, desde el corazón de Italia, les cuento la historia de este miembro de la Curia romana que termina cada frase con una sonrisa, se declara enemigo de la “moda femenina”, niega todas las acusaciones hechas en su contra y que asegura que, si fuera el Papa, habría invitado a tomar el aperitivo a los cardenales de los Dubia.
¿Quién es Francesco Coccopalmerio?
Puedo definirme como un cristiano que cree en Jesús y espera en Él.
Nació en Milán, en San Giuliano Milanese. Durante la Segunda Guerra Mundial su familia se ve obligada a trasladarse al pueblo de su madre…
Sí, eso es cierto. Viví durante dos años en el pueblo de Sernio, en la provincia de Sondrio, en la zona de Valtelina, en las montañas que están al norte de Milán en la frontera con Suiza. Estuvimos ahí dos años, en casa de mis abuelos. Mi madre nació allí y esa era la casa de sus padres. Ahí recibí la primera comunión y cursé también los primeros años de colegio.
¿Fue en Sernio donde recibió la llamada de Dios al sacerdocio?
No…cuando supe mi vocación fue una percepción, digámoslo así, interior y espiritual. Fue en torno a la mitad de la segunda escuela media, en el año 1951.
¿Cuántos años tenía?
Trece.
Y desde entonces, ¿ha tenido alguna crisis de Fe?
Quizá durante mi vida no…durante mi vida reciente, aunque no puedo decir que he tenido una crisis, sí he tenido tentaciones.
¿Tentaciones?
Sí, pensar que nuestra Fe no sea verdadera. Yo creo que todos hemos tenido estos momentos de tentación, que deben ser superados con la Gracia del Espíritu Santo. He conocido recientemente un sacerdote muy bueno, un misionero que me decía que tenía grandes crisis de Fe, por lo que creo que el Señor no elude a ninguno esta experiencia.
Tenemos grandes santos como la Madre Teresa de Calcuta… o primero diría a Santa Teresita del Niño Jesús, que han tenido estas experiencias del “espíritu en la noche”, un oscurecimiento, como si el Señor se hubiese retirado completamente de su vida. Jesús también tuvo esta experiencia en la Cruz.
¿Ha logrado superarlas?
Lo he superado no gracias a mí, sino gracias al Espíritu Santo. Hay una bonita oración que de vez en cuando se dice en el Breviario que dice: “Señor te agradecemos que hoy también nos has conservado en la Fe”. Y ves como todo depende de su Gracia, es Él quien nos conserva en la Fe.
Echando la vista atrás, volviendo a sus 13 años cuando descubrió su vocación y entró en el seminario, ¿alguna vez pensó que llegaría donde se encuentra ahora?
No. Recibí propuestas para hacerme jesuita. Porque en la escuela veían en mí a una persona muy estudiosa, intelectual, y me invitaban a irme con ellos, donde me decían que podía cultivarme en estos aspectos. Pero yo siempre he querido ser un sacerdote diocesano, de mi diócesis de Milán, donde nací y crecí. Después, en un cierto punto, mi Arzobispo de aquel tiempo me preguntó si quería estudiar Derecho Canónico, algo que hice en Roma durante tres años y desde entonces comenzó mi vida como servidor de la Iglesia y operador del Derecho, como docente y sobre todo como operador en la Curia de Milán… y después se ha desarrollado así.
Los cardenales Brandmüller y Burke han escrito una carta dirigida a los asistentes a la cumbre sobre abusos sexuales a menores que comienza esta semana en el Vaticano. En ella advierten de “la plaga homosexual que se ha extendido dentro de la Iglesia” e invitan a los obispos a “romper el silencio” durante el Encuentro. Por su parte, el Arzobispo Charles Scicluna ha señalado que el 80% de las víctimas de abuso sexual son varones. ¿Cree usted que existe un vínculo entre la homosexualidad y los abusos clericales?
Yo no soy psicólogo, esto tiene muchos problemas y es difícil juzgarlo. Tampoco podría si fuera psicólogo, debería ser un especialista de este sector, entonces no puedo hacer ningún juicio. Es cierto que la homosexualidad es difusa, es un hecho notorio. Que existe una relación entre la homosexualidad y el abuso, puede ser, pero no puedo asegurarlo porque no soy un competente del sector.
¿Cree que se debería de tratar este tema durante la cumbre?
Pienso que podrían hablar de esto, sí. Pero no conozco de qué van a hablar.
En el contexto de la plaga de abusos que está sufriendo la Iglesia, ¿qué medidas cree que tendrían que tomarse en el control de los candidatos al sacerdocio?
Se debería estudiar y profundizar en este tema. Yo por ejemplo siempre he sostenido la necesidad, no la oportunidad, la necesidad de que todos aquellos que quieren ser admitidos al seminario para ordenarse presbíteros o diáconos, deben ser todos sometidos a un serio examen psicológico.
El Código del Derecho Canónico dice que cuando el rector o el obispo admiten a una persona al seminario, son solo ellos los que pueden dar un testimonio de salud psíquica y física del candidato. El testimonio de salud física puede darla un médico, pero la prueba psíquica debe ser dada por un psicólogo, de un médico de la psique. Es necesario entonces que exista este examen, no basta decir: “Sí, es una persona que parece buena”. La psique debe ser examinada con una cierta atención, yo siempre he sostenido esto.
Mi posición, que creo que es la justa, siempre ha sido contrariada. “No es necesario, alguno puede hacer este examen, pero no todos…” Esto no, es necesario que se haga este examen y que se demuestren los aspectos de cada personalidad.
¿Y qué ocurre si se descubre que la persona tiene problemas psíquicos una vez ordenado?
Se le puede decir: “Mira, ya no eres idóneo para el sacerdocio y te dispensamos de esto”. Se debe ver cada caso, porque hay casos simples que pueden resolverse con una terapia y casos más complejos. Pero en el caso de que no sea curable, podemos decirle también: “No es tu posición, tu ministerio”.
En febrero de 2007 fue nombrado presidente del Pontificio Consejo para los Textos Legislativos, cargo que ha desempeñado hasta el año pasado. ¿Cuáles son los mayores retos a los que se ha enfrentado como presidente de este Consejo?
El primer reto es hacer entender que el Derecho es una realidad importante, más bien esencial. Una cosa que pasa desgraciadamente en la Iglesia es que se piensa que el Derecho no es una realidad eclesial, que no es una realidad espiritual. Está considerado como algo externo, como algo relacionada con el Estado. Existe una dificultad de aceptar el Derecho. Probablemente porque se ha entendido en un modo incorrecto. Lo primero es hacer entender que el Derecho es una cosa importante, porque está esencialmente conectado con la persona. Cuando hablamos del Derecho no hablamos de cualquier cosa externa a la persona, sino que hablamos de la persona en sí misma con esta cualidad. El primer reto siempre ha sido este.
Y después hay otros problemas relacionados con varias cuestiones del Derecho. Hemos trabajado mucho en aspectos sobre todo del derecho penal, porque es algo que nos pidió el Papa Benedicto, de modo que lo teníamos que lograr que fuera algo útil para la Iglesia. Estas son las cuestiones en las que hemos trabajado más. Hemos hecho muchos cambios. Si ves el libro que yo he escrito, “El Pontificio Consejo de Textos legislativos”, verás que ahí explico la identidad de este dicasterio, que se ocupa del Derecho de la Iglesia, y también su evolución.
Recientemente he concedido una entrevista a un periodista italiano que me preguntaba también sobre este problema, qué es el Derecho. El Derecho es una realidad muy compleja. Son una serie de normas e indicaciones que te dicen quién eres y qué debes hacer. Tú, por ejemplo, eres una periodista y debes dar noticias buenas, sujetas a la verdad y con juicios correctos que ayuden a las personas, y debes hacerlo a través de los medios de comunicación. El Derecho de la Iglesia es aquel que te dice “tú eres un hombre de Fe, seguidor de Jesús, y tu comportamiento como tal debe ser este”. Estas normas son propias de la persona. El Derecho de la Iglesia es el código que recoge estas indicaciones y estas normativas. Algunas normas ya están en la Sagrada Escritura, Jesús nos dice por ejemplo “ve a curar al enfermo”. Otras normas se van creando con el paso del tiempo.
¿Podría darme un ejemplo?
Por ejemplo la prudencia en la relación con los menores, metemos esta cuestión de la pedofilia. Esta norma es una norma que se dirige a los fieles y en modo particular al sacerdote. Antes no estaba porque quizá no era necesario y ahora está porque es necesario. El Derecho es el conjunto de todas esas normas que si los fieles las ponen en práctica, son buenos fieles. Es importante que haya un conjunto de normas que se puedan conocer y que haya también un código que contenga estas normas, porque si no, tú no sabes qué eres ni que debes hacer. Es importante que exista.
Yo siempre hago esta comparación: Está la Congregación para la Doctrina de la Fe, que dice que la doctrina debe ser correcta, debe ser buena, debe corresponder a la Revelación divina. Es un dicasterio que garantiza el correcto ejercicio de la doctrina. Y también debe haber otro dicasterio que garantice el comportamiento correcto y que diga “un buen cristiano debe comportarse de este modo”. Yo pongo en paralelo estos dos dicasterios. Uno te habla de la doctrina y el otro del comportamiento.
Después de que el Papa aceptara su renuncia en marzo del año pasado, Filippo Iannone fue designado como su sucesor al frente del Pontificio Consejo para los Textos Legislativos. Sin embargo, todo apuntaba a que el elegido sería Juan Ignacio Arrieta Ochoa, su número dos.
Esto no corresponde a la realidad. No sabemos cuál es la orientación del Papa. Es verdad que Arrieta Ochoa estaba al mismo tiempo que yo estaba en el dicasterio y esto puede hacer que alguno piense espontáneamente que él era el sucesor, pero el Papa puede decidir de modo diverso.
Se le considera uno de los cardenales más cercanos a Francisco. En una ocasión dijo que “si el Papa es atacado, significa que está haciendo las cosas bien”…
Sí. Sobre esto quiero decir que, si la Iglesia, el Papa, no solo el Papa pero el Papa digamos como cabeza de la Iglesia, no hiciese nada o hiciera cosas sin significado, ninguno haría nada en contra de la Iglesia, la Iglesia sería ignorada, la dejarían en paz. Si en lugar de esto, la Iglesia con el Papa hace cualquier cosa, digamos de profético que acaba con cualquier cosa mala, cualquier persona, cualquier sujeto que hace el mal, lo ataca. Pero esto no debe sorprender porque todos los profetas han vivido este tipo de ataques. Los profetas hablaban de Dios y Jesús profeta también sufrió ataques en su contra. Y estos ataques pueden ser verdaderamente un signo de que la Iglesia está haciendo bien, está diciendo las cosas buenas que inevitablemente fastidian a quien no es bueno. Si todos fuésemos buenos, ciertamente no habría reacciones en contra de la Iglesia.
Para mí es un signo que puede ser negativo porque es un obstáculo, una guerra contra la Iglesia, pero también positivo porque significa que la Iglesia está haciendo bien, a mi juicio. Que luego la Iglesia tenga muchas cosas negativas, no tanto como Iglesia pero como personas que forman la Iglesia, no se puede evitar.
En febrero de 2018 publicó un libro sobre el capítulo octavo de la exhortación Amoris Laetitia. ¿Por qué encontró necesario hablar de este apartado?
Escribí sobre este capítulo porque es el que tiene una mayor relación con mi especialización. El Derecho laboral, el comportamiento, las intenciones, la praxis. Pongo atención sobre todo en este capítulo porque es un capítulo muy rico y más bien confuso.
¿Por qué confuso?
Confuso en el sentido que hay cosas que podrían ser dichas con más claridad o con un orden lógico mayor. A veces se dice una cosa que podría haberse dicho antes, que podría a su vez haberse dicho después…Quería hacer una lectura guiada tratando de hacer más legible y más claro el texto. Pero no he querido hacer un comentario mío al capítulo octavo, ni añadir nada sobre el capítulo, simplemente hacer una lectura guiada y aclaratoria, espero, de este texto.
En septiembre de 2016, cuatro cardenales solicitaron una aclaración al Papa Francisco sobre Amoris Laetitia. ¿Qué opina que todavía a día de hoy el Santo padre no haya contestado a los Dubia?
Esta es una elección suya. Yo, si estuviese en su lugar, habría llamado a los cuatro y les habría dicho: Hermanos, vayamos a tomar un café, un aperitivo, o cenemos juntos para hablar. Yo habría actuado así, pero él se ve que piensa distinto.
A finales de junio de 2017, los medios informaron que la Gendarmería vaticana había interrumpido una orgía homosexual con drogas en las estancias vaticanas de Monseñor Luigi Capozzi, su secretario de entonces. Unos meses más tarde, un periódico estadounidense aseguraba que usted también se encontraba en el piso de su secretario esa noche. ¿Estuvo realmente ahí, cardenal?
Todo lo que han dicho es falso. Lo increíble es que se han inventado todo.
¿También lo de Capozzi?
Todo. Él no ha hecho nada grave. Se han inventado que en su apartamento había un encuentro entre homosexuales, con droga, y que yo no podía saberlo…¡Todo falso, todo inventado!. Y ¿por qué es así? Para hacerme daño principalmente a mí y para hacer daño al Papa.
Como decirlo… mira, en la Curia, en el Vaticano ¿quién hay? Está uno como Coccopalmerio que es amigo del Papa y entonces… ¿entiendes? Desgraciadamente las cosas vienen así. Y ¿qué puedes hacer? Cuando uno te encuentra por la calle, saca el arma y te dispara, ¿qué puedes hacer luego si estás muerto? El problema es que no quieren creerlo. Ahora se ha desmentido, cada cierto tiempo vuelve a salir este tema y hace algunos meses hubo una noticia de este caso y ahora ha habido un desmentido oficial. Pero, mientras la noticia falsa se da con gran magnitud, el desmentido siempre es más pequeño.
¿Han tomado medidas contras aquellos que aseguran lo opuesto?
No hemos hecho nada… Pero es triste que sea así.
Y su eminencia, si eso es cierto, ¿no le desespera que digan esas cosas sobre usted?
Sí. Porque también quien no te conoce dice «él también estaba». Es una carga pesada.
¿Qué opina sobre la ideología de género, aquella corriente que niega la existencia de diferencias biológicas entre hombres y mujeres y del llamado grupo LGBT?
Esta teoría del género es muy compleja. Como he dicho antes, yo no soy un psicólogo ni experto en esta materia. Lo mismo puedo decir ahora sobre este tema. Hay cosas que deben estudiarse y ser profundizadas por varios expertos. Pero me parece que hay algunas cosas que de inmediatamente no se pueden aceptar. Que tú por ejemplo eres un hombre y después declaras que eres una mujer, esto me parece una cosa… O también negar que exista una diferencia, al menos de tipo físico, entre un hombre y una mujer. Algunas cosas me parecen que no se pueden negar. “Yo decido que no hay ninguna diferencia, entonces debe ser así”, eso no es correcto.
He estado estos últimos meses en un país de América Latina donde me han dicho algo que no sabía y me he quedado sorprendido que existe esta teoría del “machista” por la cual el hombre domina a la mujer, sobre todo a la esposa. Y me explicaban un ejemplo de un hombre que llega al banco con una mujer, y el funcionario del banco cuando hablaba con él era respetuoso y cordial. En cuanto la mujer abría la boca, el funcionario se daba la vuelta y no la escuchaba. Una cosa increíble. Se debería estudiar toda esta parte.
También aprovecho la ocasión para decir que estoy muy preocupado y que creo que hay que hacer algo contra la moda femenina.
¿La moda femenina?
Sí. Ahora cuando comienza el verano, se puede ver, también en la Plaza de San Pedro, como en general todas las chicas van vestidas casi como si estuvieran en la playa. Para mí esto no es una cosa aceptable, porque suscitan al hombre diversas reacciones que pueden ser superadas con la inteligencia, con la bondad y con la virtud. Pero ¿por qué se debe poner en dificultad a las personas? Deben saber que también hay personas “no normales” que no tienen esta inteligencia, esta virtud, y caen fácilmente. Aquí se debe hacer algo. Las chicas no pueden salir así, deben vestirse de un modo no provocativo de forma que no susciten al otro sexo unas reacciones de este tipo. Esto querría que se dijera. Mi opinión puede ser popular o impopular, pero me parece justo decirlo.
Este jueves sale a la luz el libro «Sodoma», del sociólogo francés Frédéric Martel, quien defiende a partir de extensas entrevistas a los más altos cargos del Vaticano que el 80% de los consagrados que hay en el Vaticano son homosexuales. ¿Qué puede decirme de estas afirmaciones?
No lo sé…me parecen unas afirmaciones que no convencen. Puede haber homosexuales que tengan esta tendencia, y al mismo tiempo superen esta condición. Y puede que haya otros que de vez en cuando pueden caer en esto. Pero me parece una cosa excesiva que necesita una demostración.
El excardenal McCarrick ha sido reducido al estado laical. ¿Es el caso de los abusos un ejemplo de que la misericordia debe ser superada por la justicia?
Esto es un tema del derecho penal. Si dices “yo debo perdonar, tengo que tener misericordia hacia incluso aquellos que son graves pecadores”. Al mismo tiempo la Iglesia debe también decir que no está de acuerdo, que este tipo de acción no es un bien, no puede aceptarse. Debe de haber una reacción al mal que inmediatamente se dirige a la persona que ha hecho el mal. Cuando tu das a una persona una posición oficial, un encargo, es porque esa persona debe realizar esa función que se le ha encargado. Si esta persona no está en grado de cumplir esto que se le ha dado, hay una reacción contra el acto cometido, pero también una sanción digamos de imposibilidad de continuar con su trabajo, con su actividad.
Tú puedes también tener misericordia por la persona, pero se debe también acabar con el mal y quitar a la persona el encargo que ha recibido. Esto no va en contra de la misericordia, porque la misericordia también se puede demostrar a la persona con la cercanía, con la oración y también con la amistad. Esto sería en el plano personal. La sanción penal y administrativa es algo público. La amistad, la cercanía y la oración es algo privado. Hay que hacer esta distinción. Pero si la Iglesia ve que este sacerdote ha cometido abusos y no se hiciera nada, rápidamente se diría que la Iglesia aprueba este comportamiento. La reacción significa que este comportamiento está equivocado y es un mal.
¿Cree que se debería pedir responsabilidades a aquellos que sabían lo que ocurría y callaron?
Esto no puedo decírtelo porque no he examinado el caso. Que lo supieran o no lo supieran no lo puedo decir. Sobre estas cosas, sobre este problema de haber cubierto estos comportamientos, puede ser explicado también. Cuando tú tienes un hijo…¿tú estás casada?
No…
Pues si tu tuvieras un hijo, que hace algo malo, algo grave, ¿cuál es tu reacción inmediata? “Esperemos que ninguno lo sepa, porque quiero que mi hijo sea respetado». Con esto me refiero a que no se trata de un encubrimiento que justifica la mala acción. También se puede cubrir porque muchos fieles harían un escándalo de esto. Entonces el pastor, el obispo, dice: «Esperemos que no se sepa para evitar un escándalo».
Pero ellos permitieron que McCarrick continuara haciendo el mal…
Si cubrir significa dejar que se continúe, esto no…se debe intervenir y decir «mira, tú no puedes seguir haciendo lo que estás haciendo, te quito tu oficio». No se debe cubrir en este sentido. Pero se puede entender también que pueden existir este tipo de encubrimientos, en el sentido propio de decir «esperamos que no se sepa para que no haya un escándalo». Se puede entender que ha habido también encubrimientos en este sentido, pero si esto significa que se permite que continúe haciendo el mal, entonces evidentemente no está bien. Se necesita ver que ha ocurrido, caso por caso.
Durante la Audiencia General del pasado miércoles, el Papa Francisco dijo que “no se puede rezar como cotorras”. ¿Cómo reza usted, cardenal?
Yo tengo, como creo que todas las personas, una rutina de oración cada día. Como sacerdote celebro la santa Misa, también celebro la liturgia de las horas. Luego doy mucha importancia a la Lectio Divina, una parte de la Sagrada Escritura y lo leo no como si fuera un libro cualquiera, sino como palabra de Dios, como algo que Jesús te está diciendo en ese momento. También doy mucha importancia a la visita al Santísimo. Suelo permanecer delante de Jesús un cuarto de hora, porque permite una relación de amistad, de tú a tú. Y también dedico siempre un tiempo de oración a la Virgen, rezando el Santo rosario. Y luego está la confesión, que lo hago no sé, una vez al mes.
Cuando uno reza, por ejemplo a la Virgen María, hay que pensar a quién estamos dirigiéndonos, a esta extraordinaria persona que es la madre de Dios y hay que rezar pensando en ella. Pero muchas veces no es fácil, te puedes distraer. Pero en este sentido es importante también la vocalización.
Bajando las escaleras del palazzo del ex Sant’Uffizio para volver a casa recordé aquella mañana en el aeropuerto de Barajas, cuando reconocí al cardenal por todo aquello de lo que se le acusaba. Dicen que la mirada es el reflejo del alma, y aunque solo Dios lo sabe, sus ojos parecían decir la verdad.
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