Juan Vicente Boo despelleja al purpurado australiano George Pell, en un artículo en ABC en el que da por bueno -y merecido- que la causa por pedofilia sea la venganza de los curiales por descubrir cientos de millones ocultos de los que Secretaría de Estado «ya sabía».
Mea culpa, mea culpa, mea maxima culpa: confieso que el género no me es extraño, y que he dedicado alguna que otra columna en mi ya larga carrera periodística a la crítica de un personaje concreto que consideraba dañino. Es por eso que sé reconocer de un vistazo una ‘labor del hacha’ cuando la veo, aunque la que le dedica Juan Vicente Boo en ABC al cardenal australiano George Pell desconcierta por lo mezquino y banal.
Hablamos de un cardenal de la Iglesia Católica, el único de toda Australia, que aún figura en el exclusivísimo consejo privado del Papa, el C9, y que hoy es noticia por el juicio infamante que se instruye contra él por unas acusaciones de abuso sexual con más de dos décadas de antigüedad. Uno esperaría del corresponsal en el Vaticano del decano de la prensa madrileña, no necesariamente un perfil benigno del cardenal, ni siquiera respetuoso, pero sí al menos, mínimamente relevante. Tener en el punto de mira a un personaje tan polémico y titular «Autoritario y sin empatía: así es George Pell, el cardenal será procesado por abusos sexuales» no es meramente estúpido: es pueril.
En tan grave situación, Boo no tiene otra cosa que destacar que su ‘autoritarismo’ y su ‘falta de empatía’, dos rasgos de apreciación subjetiva y sobre los que poner énfasis parece diseñado para indignar y halagar a un público que ya ve autoritarismo en toda autoridad y que ha hecho de la elusiva ‘empatía’ un sustituto de la caridad y casi un criterio de verdad.
Observadores más serios que Boo han señalado que la acusación es tan endeble y traída por los pelos -y, si vamos a impresiones personales, tan ajena al carácter del Pell según quienes más le conocen, como el prolífico autor americano George Weigel- que hace difícil no relacionar el estallido del caso con el escándalo que destapó Pell después de que Su Santidad lo trajera de Sidney a Roma para ocuparse de las finanzas vaticanas y se topara con operaciones contables poco claras.
Boo, que elude por completo el asunto de las acusaciones, sí tiene abundantes palabras para cargar contra su paso por las finanzas vaticanos donde pasó, dice, «como un elefante por una cacharrería».
Oigámosle:
«Como secretario de Economía, un cargo de nueva creación destinado a unificar las finanzas, Pell logró irritar a tantas personas que el Papa Francisco tuvo que retirarle parte de las competencias y devolverlas a la APSA -Administración del Patrimonio de la Santa Sede- al tiempo que la secretaría de Estado le frenaba en un par de ocasiones en que excedió sus competencias».
Y luego: «Su aire de superioridad anglosajona y su actitud derogatoria hacia los italianos llegaron al colmo cuando denunció en una publicación inglesa haber descubierto «fondos ocultos» de gran envergadura que eran, en realidad, reservas fuera de balance perfectamente conocidas por la secretaría de Estado».
Es evidente que a Boo no le gusta Pell, aunque quizá el momento elegido para soltar todas estas flores sobre el cardenal recuerde a lo de hacer leña del árbol caído, lo que sin duda congraciará al corresponsal con todos esos altos vaticanos ofendidos por los «aires de superioridad anglosajona» de Pell.
En cualquier caso, no está de más recordar que esas «reservas fuera de balance» descubiertas por Pell ascendían a cientos de millones de euros, y que si eran «perfectamente conocidas por la Secretaría de Estado», eso no tiene necesariamente por qué restar gravedad al hallazgo, si no más bien al contrario. Quizá -y aquí me estoy aventurando- parte de los problemas de las finanzas vaticanas, que se alargan ya desde hace tanto, procedan de esa actitud relajada de la Secretaría de Estado en particular y la Curia en general ante ese camuflaje consentido.
Todo parece indicar, por la nula defensa de Roma a uno de los suyos ante ataques coordinados y multitudinarios, que en Roma hubieran preferido que la existencia de esos fondos siguiera siendo solo conocida «perfectamente» por la Secretaría de Estado, y no por los fieles, que se lían con estas cosas de dinero.
«Fue la gota que colmó el vaso», concluye, sentencioso, Boo. «La arrogancia provocó su caída para alivio general de una Curia vaticana, que prefiere trabajar sin sobresaltos y con buenas maneras».
Ah, las buenas maneras, qué importantes son. Si Cristo no aparece en los Evangelios hablando de ellas en alguna parábola fue sin duda por un despiste de los evangelistas que, como sabrán por el general de los jesuitas, no tenían grabadoras.
Por no hablar de la conveniencia de «trabajar sin sobresaltos». Lo de «montar lío» se refiere a cualquier otro lugar, que a la Curia le gusta la discreción y el silencio y cierto grado de amable opacidad.
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Lamentable Boo
Desde hace tiempo Boo, miembro del Opus Dei, se ha convertido en uno de esos personajes peligrosos que, con su actitud taimada en sus crónicas y artículos, confunde a muchísimos lectores y fieles respecto a la situación de este pontificado. Oculta y/o tergiversa, según le convenga, comportamientos y actitudes. En una crónica suya para ABC, hace poco, analizando los años que Bergoglio llevaba en el Vaticano, afirmaba que este Papa era conservador en lo doctrinal y así tranquilizaba las conciencias que podían albergar dudas respecto a la deriva, precisamente a nivel doctrinal, a la que iba encaminada la Iglesia bajo la autoridad, y autoritarismo, de Bergoglio. Sin olvidar el vergonzoso ataque al cardenal Burke, uno de los firmantes de las Dubia.
Leí que una frase favorita de Voltaire, era la de , -Calumnia, que algo queda, -, Pues, si son calumnias contra ése Sr. la van a pagar, bien cara, pues aunque demostrara su inocencia, la mancha se la dejan, que Dios se apiade de quienes calumnian a buenos sacerdotes
Boo es un adulador, simplemente.
Soy un sacerdote de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz. Lo de Boo, numerario del Opus Dei, es impresentable: parcial en su información (si es que eso es informar) hasta la náusea. Seguro que no se ha molestado en leer (a lo mejor no sabe italiano, tras tantos años en Roma) los datos ofrecidos por Marco Tosatti en La Nuova Bussola Quotidiana acerca de las irregularidades del proceso a Su Eminencia, que huelen a complot.
http://www.lanuovabq.it/it/pedofilia-sulle-accuse-a-pell-lombra-del-complotto
Boo debería sentirse agradecido de que S. E. R. George Pell fuera uno de los pocos cardenales que se hizo presente en la Misa funeral por Mons. Javier Echevarría en Roma. Seguro que, desde el Cielo, D. Javier está contentísimo con las «buenas maneras» hacia el cardenal de este hijo de san Josemaría (para los despistados: modo ironía activado).
¡Ay, Boo! Has quedado para halagador (al que Roma no pagará) y escribidor de infumables panfletos laudatorios. ¡Que vendas muchos a los ingenuos!
Lo de Boo, numerario del Opus Dei, es impresentable: parcial en su información (si es que eso es informar) hasta la náusea. Seguro que no se ha molestado en leer (a lo mejor no sabe italiano, tras tantos años en Roma) los datos ofrecidos por Marco Tosatti en La Nuova Bussola Quotidiana acerca de las irregularidades del proceso a Su Eminencia, que huelen a complot. http://www.lanuovabq.it/it/pedofilia-sulle-accuse-a-pell-lombra-del-complotto
Boo debería sentirse agradecido de que S. E. R. George Pell fuera uno de los pocos cardenales que se hizo presente en la Misa funeral por Mons. Javier Echevarría en Roma. Seguro que, desde el Cielo, D. Javier está contentísimo con las «buenas maneras» hacia el cardenal de este hijo de san Josemaría (para los despistados: modo ironía activado). ¡Ay, Boo! Has quedado para halagador (al que Roma no pagará) y escribidor de infumables panfletos laudatorios. ¡Que vendas muchos a los ingenuos!
Más que Boo, parece bobo útil a intereses mafiosos…
ay aya Boooo , no conviene para acrecentar poder y mantener casa de retiro fastuosas un comentario así :
¿y si Pell llega a ser papa??? vas a tener que andar diciendo que siempre fuiste su mas fiel devoto y que sus enseñanzas son lo mas parecido que hay a las de San Josemaría y que te re copa su estilo, etc y nadie te va a creer….
…sorry mala mía, es verdad, te desdecís después y listo.