Schneider a InfoVaticana: «No debemos tener miedo de defender el matrimonio natural y la inocencia de nuestros hijos»

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Mons. Athanasius Schneider, obispo auxiliar de Astaná, Kazajistán, y uno de los tres firmantes originarios de la Profesión de las verdades inmutables sobre el matrimonio sacramental ha concedido una entrevista a InfoVaticana en la que explica los motivos que les llevaron a hacer una profesión pública de la doctrina y la praxis inmutables de la Iglesia.

El pasado 31 de diciembre, Tomash Peta, arzobispo Metropolitano de la archidiócesis de María Santísima en Astana, Athanasius Schneider, su obispo auxiliar, y Jan Pawel Lenga, obispo emérito de Karaganda, firmaron una carta defendiendo “la inmutable verdad y la igualmente inmutable disciplina sacramental concerniente a la indisolubilidad del matrimonio conforme a la enseñanza bimilenaria e inalterada del Magisterio de la Iglesia” ante la “creciente confusión en la Iglesia”.

Desde entonces se han adherido a la Profesión de las verdades inmutables sobre el matrimonio sacramental el arzobispo Carlo María Viganó, el arzobispo emérito de Ferrara, Luigi Negri, el cardenal Janis Pujats y el obispo auxiliar emérito de Salzburgo, Andreas Laun.

En una entrevista a InfoVaticana, Mons. Schneider, obispo auxiliar de Astaná, explica los motivos que les llevaron a firmar el documento y pone de manifiesto que la negación por medio de normas «pastorales» concretas de la indisolubilidad y de la unicidad del matrimonio debería ser motivo de inquietud para cada fiel católico.

Hace un año hicieron una llamada a la oración para que el Papa Francisco confirmara la práctica invariable de la Iglesia sobre la verdad de la indisolubilidad del matrimonio, pocos meses después de que cuatro cardenales solicitaran al Santo Padre que clarificara algunos puntos de su exhortación apostólica postsinodal. ¿Por qué han considerado necesaria ahora una profesión pública de las verdades inmutables respecto del matrimonio sacramental?

La llamada a la oración de hace un año tenía como objetivo implorar los dones necesarios para el Santo Padre para que pueda confirmar, de manera inequívoca, la doctrina inmutable concerniente a la indisolubilidad del matrimonio y la consiguiente praxis sacramental. Puesto que el Papa aún no lo ha hecho, e incluso ha aprobado las normas pastorales de los obispos de la región de Buenos Aires, ha sido necesario hacer una profesión pública de la doctrina y la praxis inmutables de la Iglesia. Sin embargo, de algo podemos estar seguros: ninguna oración sincera será en vano. Si un gran número de fieles y, sobre todo, los niños y los enfermos rezan con fervor, llegará el momento en que la Sede Apostólica confirmará de nuevo con claridad –tal como transmite el Magisterio ordinario y universal– la inmutable doctrina y la igualmente inmutable praxis sacramental relacionada con las personas que viven en relaciones sexuales no conyugales, es decir, personas que viven en adulterio. Tenemos que creer en estas palabras de Nuestro Señor: «Pues Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos que claman ante él día y noche?; ¿o les dará largas?» (Lc 18,7).

¿Qué implicaciones tiene la publicación en las Acta Apostolicae Sedis de la carta del Papa Francisco a los obispos bonaerenses sobre sus directrices para la aplicación de Amoris Laetitia?

Sería positivo para todos que se aclarasen, primero de todo, los términos y su significado. Dios ha proporcionado al Magisterio eclesiástico, sólo en los casos enumerados más adelante, el don de la infalibilidad, tratándose solamente en estos casos de una asistencia del Espíritu Santo que preserva del error, y no de una inspiración para crear una nueva verdad o un llamado «nuevo paradigma», el cual, si no en la teoría, en la práctica niega la verdad.

Los casos infalibles del Magisterio son: (1) decisiones solemnes y definitivas del Papa, llamadas «ex cathedra»; (2) decisiones dogmáticas solemnes y definitivas de un concilio general (ecuménico); (3) una doctrina ininterrumpida sobre la fe y las costumbres, y una praxis acerca de la sustancia de los sacramentos, custodiada y transmitida durante dos mil años en el mismo sentido y el mismo significado por el Magisterio ordinario y universal (todo el episcopado con el Papa) y, por lo tanto, no introducido como novedad o sustancialmente reinterpretado. En todos los otros casos, como es el caso del llamado Magisterio auténtico (es decir, cotidiano) del Papa y de los obispos, el Magisterio no está dotado del don de la infalibilidad y puede, en consecuencia, hacer afirmaciones y tomar decisiones erróneas, aunque no directamente heréticas.

En la historia de la Iglesia se ha verificado, aunque en contadas ocasiones, este tipo de afirmaciones o decisiones. Ninguna autoridad, ni siquiera la autoridad suprema de la Iglesia, posee la competencia de permitir o aprobar –ni siquiera indirectamente– lo que Dios claramente prohíbe y la observancia de aquello con lo que Dios ha vinculado la salvación eterna de las almas. El Concilio de Trento (cfr. ses. 6, can. 18) enseña que es herético afirmar que los hombres no pueden observar o realizar («no factible», como dicen los obispos argentinos) un determinado mandamiento de Dios. Con dicha afirmación se consideraría, en última instancia, que Dios es cruel e injusto. Dicha doctrina del Concilio de Trento posee, indudablemente, un carácter infalible; algo que no se puede decir, claramente, de la aprobación concedida por el Papa Francisco a las normas de los obispos argentinos.

En una reciente entrevista usted advertía del peligro de ser víctimas de un “papacentrismo” insano, de una especie de “papalatría”, una actitud que es ajena a la tradición de los Apóstoles, de los Padres de la Iglesia y de la tradición de la Iglesia. ¿Cuál sería la actitud que habría que tener respecto al Papa?

El ministerio petrino del Papa es, por su naturaleza, un ministerio de sustituto, de representante, un embajador (cfr. 2 Cor 5, 20); es, por lo tanto, un ministerio fundamentalmente vicario. Por esta razón el Papa se llama «Vicario de Cristo» y no «sucesor de Cristo». El Papa es el supremo administrador de los misterios de Dios (cfr. 1 Cor 4, 1), del depósito de las verdades reveladas y de los sacramentos. La característica más importante de un administrador es que sea fiel: «Lo que se busca en los administradores es que sean fieles» (1 Cor 4, 2).

Las verdades reveladas por boca de Cristo, Dios encarnado, deben ser transmitidas a todas las generaciones hasta el retorno de Cristo al final de los tiempos, de manera inalterada e inequívoca. Ésta es la tarea más importante de los Apóstoles, de la que eran conscientes, pues habían oído estas solemnes palabras de Cristo, las últimas que pronunció aquí en la tierra: «Id, pues, y haced discípulos a todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado» (Mt 28, 19-20). La expresión decisiva en este mandamiento de Cristo es: «lo que yo os he mandado». El Magisterio y, en primer lugar, el Papa, deben ser siempre conscientes de éste «lo que yo os he mandado». Quienes poseen el Magisterio no pueden pensar o decir a los hombres: «Ahora os mandamos, os permitimos lo que nosotros queremos, lo que nosotros pensamos». Y aún menos pueden decir: «Ahora os mandamos, os permitimos hacer lo que os plazca o lo que plazca al mundo».

Para evitar un comportamiento tal por parte de los sucesores de los Apóstoles –y, en primer lugar, por parte de un sucesor de Pedro–, el Espíritu Santo le inspiró a san Pablo estas palabras: «Pues bien, aunque nosotros mismos o un ángel del cielo os predicara un evangelio distinto del que os hemos predicado, ¡sea anatema! Lo hemos dicho y lo repito: Si alguien os anuncia un evangelio diferente del que recibisteis, ¡sea anatema!» (Gal 1, 8-9). Según santo tomas de Aquino, san Pablo ha elegido deliberadamente la expresión «nosotros» y no «yo» para indicar que esto se refiere a todos los Apóstoles, y no sólo a él.

El Magisterio del sucesor de Pedro, es decir, el Magisterio pontificio, debe por su naturaleza transmitir en el ámbito doctrinal y en la praxis sacramental, cuando está vinculada a la doctrina, sólo lo que los fieles han recibido de los precedentes sucesores de Pedro y de todos los sucesores de los Apóstoles en común (del Magisterio ordinario y universal). San Pablo estaba preparado a ser condenado por sus fieles o por Dios si cambiaba algo en la doctrina que previamente les había transmitido. Cada Papa tiene que tener esta actitud de san Pablo y decir al inicio de su ministerio apostólico dichas palabras, o similares: «Mis venerables hermanos y colegas en el ministerio apostólico; mis amados fieles, queridísimos hijos e hijas: no me sigáis y corregidme públicamente si, Dios no lo quiera, os predicara doctrinas distintas de las que habéis recibido de todos mis predecesores y si os propusiera una disciplina sacramental fundamentalmente distinta de la que habéis recibido de todos mis predecesores».

En su profesión sobre las verdades inmutables sobre el matrimonio hablan de una «notable y creciente confusión entre fieles y en el clero». Sin embargo, sólo siete prelados han firmado esta declaración. ¿Por qué cree que no se han adherido más obispos y cardenales?

Uno de los comentarios más lúcidos sobre la publicación de la Profesión de las verdades inmutables sobre el matrimonio sacramental lo ha escrito el Rev. Padre Timothy Vaverek en el portal the catholicthing.org el pasado 10 de enero. En este comentario dice, entre otras cosas, que la publicación de la profesión parece haber dejado a los otros obispos tres opciones: 1) no decir nada; 2) publicar una profesión similar o apoyarla; 3) rechazarla públicamente. No decir nada parece, indudablemente, la opción más atractiva, porque se gana tiempo y se minimiza el riesgo de abordar el tema. A la mayoría de los obispos les resultará comprensiblemente difícil firmar la profesión o publicar una propia. Y los obispos que apoyan las innovaciones fomentarán la «diversidad» mientras puedan imponer las innovaciones en todas partes. A fin de cuentas, cada uno deberá pronunciarse y tomar posición. La fragmentación de la Comunidad Anglicana, por ejemplo, muestra el resultado que se obtiene cuando la autoridad no controla las contradicciones dentro de una comunidad. Lo más probable es que aquellos obispos que rechazan públicamente la profesión tomen la vía fácil del ataque ad hominem, un método popular hoy en día. Para ellos, «diversidad» significa, ciertamente, que los obispos que se oponen a las innovaciones serán tolerados sólo si enseñan con calma en sus propias diócesis. En caso contrario, se hará todo lo posible para acallarles. Lo dicho hasta aquí es un resumen del comentario mencionado más arriba.

¿Qué respondería a quienes aseguran que el debate público de estas cuestiones supone un motivo de escándalo y hace daño a la Iglesia?

Cuando está en peligro la causa de todos, todos deberían sentirse inquietos y pedir que se eliminaran las causas del peligro común. La negación por medio de normas «pastorales» concretas de la indisolubilidad y de la unicidad del matrimonio debería ser motivo de inquietud para cada fiel católico. En la crisis arriana del siglo IV, cuando la mayoría del episcopado había adoptado de hecho la herejía o la ambigüedad sobre la verdadera divinidad del Hijo de Dios, los fieles laicos estaban preocupados y discutían apasionadamente, incluso en las posadas y mercados, sobre la verdad inmutable de la verdadera divinidad del Hijo de Dios. Los paganos veían esto y se reían, lo encontraban divertido.

Hay otro aspecto que hay que considerar sobre esta cuestión. Muchos obispos fieles a la tradición inmutable de la Iglesia son, sin embargo, contrarios a hacer una profesión de fe pública que podría ser entendida como una corrección reverente e indirecta al Papa. Esto demuestra a qué situación ha llevado un exagerado «ultramontanismo» y una verdadera «papolatría», alimentada y fomentada con las mejores intenciones incluso por parte de los Santos durante dos siglos. Inconscientemente, se ha divinizado al Papa; inconscientemente se ha hecho del Papa un sucesor y no el vicario y siervo de Cristo. Cada palabra y gesto del Papa era, de hecho, considerado infalible. Dicha actitud caricaturesca y, a menudo, «papolátrica» de los obispos contradice el espíritu y el comportamiento de los grandes Padres de la Iglesia. Y contradice, por lo tanto, los testimonios privilegiados de la Tradición de la Iglesia. El Espíritu Santo, por boca de san Pablo, ha dicho que se puede y se debe –considerando la gravedad del caso– amonestar al Papa también públicamente (cfr. Gal 2, 11-14) si no se comporta correctamente, según la verdad del Evangelio (cfr. Gal. 2, 14). Si la Iglesia de hoy no vuelve a una actitud más equilibrada hacia la persona del Papa, según el espíritu de los Padres de la Iglesia, muchos esfuerzos ecuménicos, sobre todo en relación con los hermanos de las iglesias ortodoxas, serán ineficaces y las afirmaciones sobre la colegialidad de los obispos serán sólo palabras vacías.

En este contexto se debería reflexionar también sobre el deseo del Papa Juan Pablo II de encontrar una nueva forma de ejercicio del primado, aunque sin renunciar de ninguna manera a lo esencial de su misión (cfr. Enciclica Ut unum sint, 95). Sería una ayuda dar la posibilidad a los obispos de presentar una advertencia fraterna y reverente al Sumo Pontífice –sin temor a ser castigados o difamados–, en los raros casos de confusión doctrinal general y de difusión de una praxis sacramental ajena a la tradición apostólica constante, para así encontrar una forma adecuada de ejercicio del primado, probablemente aceptable para el episcopado y los patriarcas de las iglesias ortodoxas.

Quienes han advertido de la confusión generada en la Iglesia por las interpretaciones de Amoris Laetitia han sufrido con frecuencia incomprensión, críticas y ataques, como el fallecido Cardenal Caffarra lamentaba antes de morir. ¿Cómo afrontar esta situación?

En esta situación se debe sencillamente profesar con claridad y caridad las verdades inmutables sobre la inmutabilidad y la unicidad del vínculo matrimonial, y sobre las condiciones objetivas para recibir la Santa Comunión, tal como se encuentran en el Nuevo Testamento, en los textos del Magisterio constante de la Iglesia y en el Catecismo de la Iglesia católica. Debemos repetir con firmeza y, al mismo tiempo, con modestia y caridad, las palabras: «¡El divorcio no es lícito, ni implícita ni explícitamente!»; es decir, debemos repetir las palabras de san Juan Bautista y de otros santos confesores del matrimonio.

En estas circunstancias extraordinarias de la historia de la Iglesia debemos decir: «¡Yo sé lo que he creído!». Especialmente los laicos deberían solicitar a los Pastores de la Iglesia y, ciertamente, también al Supremo Pastor de la Iglesia, diciendo: «¡Dadnos la leche pura de la verdad teórica y práctica acerca de la indisolubilidad del matrimonio!». El propio Papa Francisco ha mencionado la siguiente imagen de san Cesáreo de Arles, muy sugestiva: «San Cesáreo explicaba cómo el pueblo de Dios debe ayudar al pastor, y ponía este ejemplo: cuando el ternerillo tiene hambre va donde la vaca, a su madre, para tomar la leche. Pero la vaca no se la da enseguida: parece que la conserva para ella. ¿Y qué hace el ternerillo? Llama con la nariz a la teta de la vaca, para que salga la leche. ¡Qué hermosa imagen! «Así vosotros —dice este santo— debéis ser con los pastores: llamar siempre a su puerta, a su corazón, para que os den la leche de la doctrina, la leche de la gracia, la leche de la guía». Y os pido, por favor, que importunéis a los pastores, que molestéis a los pastores, a todos nosotros pastores, para que os demos la leche de la gracia, de la doctrina y de la guía. ¡Importunar! Pensad en esa hermosa imagen del ternerillo, cómo importuna a su mamá para que le dé de comer» (Palabras pronunciadas después del Regina caeli, 11 de mayo de 2014).

En el Rome Life Forum celebrado hace unos meses Usted defendió que lo que el mundo y la Iglesia necesitan hoy son verdaderas familias católicas. ¿Cuáles considera que son hoy en día las mayores amenazas para el matrimonio y la familia?

Las mayores amenazas para el matrimonio y la familia son, claramente, la difusión de la ideología llamada de género, a través de la perversión jurídica de la noción de matrimonio y familia. Dicha difusión se realiza de manera totalitaria, similar a una dictadura política, a través del adoctrinamiento a todos los niveles, desde los jardines de infancia hasta la universidad. Se trata de un ataque generalizado de los enemigos de Dios y, al mismo tiempo, de los enemigos de los hombres. Somos testigos de una de las dictaduras más inhumanas de toda la historia de la humanidad, porque se está destruyendo la célula vital de la sociedad humana, se está violando la inocencia de los niños. Sin embargo, quienes difunden esta ideología antihumana experimentarán, un día, la verdad de estas palabras de la Sagrada Escritura: «No os engañéis: de Dios nadie se burla» (Gal 6, 7).

¿Cómo puede un católico hacer frente a la creciente imposición de la ideología de género?

Tenemos el honor de poder defender junto a todos los hombres con sentido común y de buena voluntad una de las más bellas creaciones de Dios, a saber: el matrimonio y la familia. No debemos tener miedo de defender el matrimonio natural, la familia y la inocencia de nuestros hijos. Tenemos que utilizar todos los medios legales en esta ardua tarea, necesaria y meritoria, que tiene un alcance verdaderamente histórico para el bien de las generaciones futuras. Debemos recordar esta verdad: «No importa lo que se diga de nosotros hoy, sino lo que se dirá de nosotros cien años después de nuestra muerte». Reflexionemos también sobre estas palabras de Dios: «Donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia» (Rm 5, 20).

Usted ha manifestado públicamente su deseo de que la Hermandad Sacerdotal San Pío X (FSSPX) sea reconocida y establecida cuanto antes en la estructura normal de la Iglesia. ¿Cree que este deseo será pronto una realidad?

En mi opinión, una cosa es cierta: una presencia plenamente canónica de la Hermandad Sacerdotal San Pío X en la vida y en la misión de la Iglesia traerá un gran bien tanto a la FSSPX como a la Iglesia. Se puede pensar que dicha presencia contribuirá para aclarar o, si es necesario, para corregir ciertos desarrollos ambiguos en determinados aspectos doctrinales y, también, en el ámbito de la vida litúrgica y pastoral de la Iglesia de los últimos decenios.

Una institución plenamente canónica de la FSSPX exige por parte de la FSSPX, así como también de todas las otras realidades eclesiales, una actitud de mutua benevolencia, libre del espíritu de sospecha, prejuicio, envidia, rivalidad o sentido de superioridad. Se necesita una actitud que vea y valorice el bien objetivo y la verdad objetiva del otro. Una institución plenamente canónica de la FSSPX y una aceptación mutua verdaderamente cristiana entre la FSSPX y las otras realidades eclesiales será un indicador de la veracidad de las palabras sobre la necesidad de diálogo y del clima de la fraternidad dentro de la Iglesia, temas que se resaltan en los documentos del Concilio Vaticano II y que han sido repetidos, a veces de manera estereotipada, en la vida de la Iglesia en los últimos cincuenta años. Quiera Dios que la institución plenamente canónica de la FSSPX pueda poner en práctica estas advertencias de san Pablo: «No obréis por rivalidad ni por ostentación, considerando por la humildad a los demás superiores a vosotros. No os encerréis en vuestros intereses, sino buscad todos el interés de los demás. Tened entre vosotros los sentimientos propios de Cristo Jesús» (Fil 2, 3-5).

(Esta entrevista puede ser reproducida por otros medios con la petición de citar la fuente)

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Comentarios
34 comentarios en “Schneider a InfoVaticana: «No debemos tener miedo de defender el matrimonio natural y la inocencia de nuestros hijos»
  1. Este Cardenal se está aficionado a los medios de comunicación para romper la comunión eclesial sencillamente porque no entiende AL o peor busca publicidad. Debería seguir el camino de Burke más silencio y más oración. Por lo demás, su admiración por lo lefebristas es un indicio de su ideología religiosa.

  2. Quien puede lo más puede lo menos. Espero que este Cardenal sea tolerante con su párrocos y también con sus fieles lo critiquen abiertamente en público ya que su autoridad no es mayor de la del Santo Padre. De modo que Sr. Cardenal este abierto a las críticas públicas en silencio.

  3. Nunca hay que olvidar que las normas morales se hacen para guiar al hombre y ayudar a que se realice más como persona y como cristiano. Cuando en un matrimonio católico, uno deja al otro, y se niega reiteradamente a volver, el abandonado queda, según la doctrina tradicional de la Iglesia, en una situación insostenible: no puede rehacer su vida con otra persona,- sería pecado mortal estando casado legalmente por la Iglesia-, En este caso, que afecta a muchos millones de personas, las normas son catastróficas, un auténtico cepo sin posibilidad de salir. Por tanto la tan cacareada «inmutabilidad» es una barbaridad que va contra el hombre y solo salvaguarda la desgracia. Lo inmutable, es que Dios quiere que el hombre sea feliz, por tanto la posibilidad que abre el Papa en Amoris Laetitia es claramente positiva. La doctrina tiene que ser aplicada al aquí y ahora siempre.

  4. Señor Blaine: «brocardo antiguo», «quien puede lo más puede lo menos» , etc. Tufillo jurídico-canónico por todas partes. Alejémonos un poco de la técnica verbal al servicio de la arriesgada innovación Vox populi, vox Dei, en palabras de Agustín. ¿Vox populi christianorum en sintonía con el actual papa? ¿De dónde procede el grueso de los aplausos? Supongo que preguntar no es ofender: es una demanda de obra de caridad, enseñar a quien no sabe. Servire debemus, sine iactantia sed cum humilitate.

  5. Siempre me resulta un gozo leer a Mons Scheneider. Su profundidad espiritual, claridad teológica y celo pastoral son evidentes. Estoy seguro de que estos entrevistas serán estudiadas proféticamente dentro de cien años cuando todo esta confusión haya desaparecido y la Iglesia mas purificada reconozca el valor de esta dignos pastores mientras la inmensa mayoria callaba sin preocupación alguna.

  6. Algunos confunden interesadamente la opinión personal con las enseñanzas de Magisterio. Francisco merece corrección formal porque se aparta de las enseñanzas de Cristo y no por si nos cae simpático o no.
    El obispo Schneider no defiende opiniones personales, sino que defiende las enseñanzas de la Iglesia.

  7. Lucas: no se trata de tufillo Canonico sino que se actualice en materia de interpretación. Dicho esto Ud. deja intacto mi crítica al Cardenal parlanchin. Espero que sea tan abierto a un estado asambleario en su diócesis.

  8. El Concilio de Trento (cfr. ses. 6, can. 18) enseña que es herético afirmar que los hombres no pueden observar o realizar («no factible», como dicen los obispos argentinos) un determinado mandamiento de Dios. Con dicha afirmación se consideraría, en última instancia, que Dios es cruel e injusto. Dicha doctrina del Concilio de Trento posee, indudablemente, un carácter infalible; algo que no se puede decir, claramente, de la aprobación concedida por el Papa Francisco a las normas de los obispos argentinos.
    Le falta a Schneider llegar a la conclusión : Si Francisco, con los obispos argentinos, dice exactamente lo contrario de la doctrina infalible del Concilio de Trento, es que el papa ha incurrido en herejía, máxime cuando, en las AAS, pide el asentimiento de la inteligencia y la voluntad a esa herejía. Y , si ha incurrido en herejía, ha cesado automáticamente como papa y así debe de ser declarado por los cardenales, salvo rectificación inmediata, que no parece se vaya a dar.

  9. Eso de que el abandonado queda en una situación insostenible es un sofisma. Hay miles de viudas con hijos y sin recursos que no se vuelven a casar y siguen adelante, y miles de abandonadas. Dios ayuda si se acude a Él. Y si se tiene la debilidad de no ser un héroe, y se busca uno un apaño, lo que no hace falta en ningún caso es comulgar. Se abandona uno en las manos y la misericordia de Dios, y espera a ver qué pasa. Pero no hace falta comulgar para nada. E incluso se puede seguir practicando, porque antiguamente casi nadie comulgaba, y no pasaba nada. Los casos planteados en AL no existen, son un puro sofisma.

  10. La obsesión por comulgar es un problema que han creado algunos sacerdotes y algunas comunidades anglosajonas, en las que viven todo de forma rara. Y por supuesto, los alemanes por la pasta. El resto estaban muy tranquilos sin comulgar cuando era pecado mortal, hasta que la gente perdió la fe y las primeras comuniones se convirtieron en un asqueroso acto social perverso y sacrílego. Todos los párrocos tienen ese problema, y lo bandean como pueden, los pobres, porque no pueden hacer otra cosa. Pero es una gran cobardía ceder en la doctrina general y darle a la conciencia subjetiva una supremacía que no tiene. Tiene razón este cardenal, y todo lo demás son cuentos chinos. Por cierto, hablando de chinos, ya han desautorizado al cardenal Zen.

  11. Hay un error fundamental en mi opinión, el artículo dice «la verdad inmutable y la disciplina igualmente inmutable».
    Hay confusión sobre «doctrina» y «Prassi», lo que no cambia es la doctrina, es decir, una verdad de fe basada en la enseñanza de Cristo.
    Por el contrario, la «Práctica o Disciplina» es cómo actualizar la doctrina, pero si bien la doctrina es inmutable, la Praxis o Disciplina es Mutable, para demostrar esto, doy un ejemplo.
    «A los que perdones los pecados se les perdonará, los que no los devuelvan no serán perdonados»
    Esta es la verdad de la fe, que es inmutable, esta es la doctrina.
    Cómo revertir los pecados, cómo devolverlos, a quién devolverlos, cuándo y cuánto devolverlos, entonces es la Praxis o Disciplina la que actualiza esta verdad, solo vea cómo la Iglesia antigua ha actualizado esta verdad.
    Las prácticas actualizan todos los sacramentos sin disminuir la verdad de la fe.

  12. Me temo que largo es el camino y estrecho es el sendero, largo porque hace mucho tiempo que Dios nos puso en el camino y estrecho porque todos a la vez no podemos pasar y nos caemos; por tanto la iglesia ha de mantenerse dentro del sendero que Jesucristo nos marco y los cristianos debemos de mantenernos sin salirnos del camino, es fundamental tener la ideas claras y mantener nuestra esencia que nos más, que nuestra propia fe, ya que el día que la perdamos con el todo vale, dejaremos de ser la verdad de nuestra propia existencia y esto ocasionara el derrumbe de la visión del señor que ahora tenemos los cristianos.
    Ni este Papa ni nadie puede desoír las palabras de Jesús ya que, nosotros no somos quienes para cambiar lo que miles de cristianos han creído y han practicado en su seguimiento a Dios y a su iglesia y estamos obligados a mantener el camino limpio para que su estrechez, no sea el motivo de distorsiones de nuestra realidad cristiana.

  13. Me temo que largo es el camino y estrecho es el sendero, largo porque hace mucho tiempo que Dios nos puso en el camino y estrecho porque todos a la vez no podemos pasar y nos caemos; por tanto la iglesia ha de mantenerse dentro del sendero que Jesucristo nos marco y los cristianos debemos de mantenernos sin salirnos del camino, es fundamental tener la ideas claras y mantener nuestra esencia que no es más, que nuestra propia fe, ya que el día que la perdamos con el todo vale, dejaremos de ser la verdad de nuestra propia existencia y esto ocasionara el derrumbe de la visión del señor que ahora tenemos los cristianos.
    Ni este Papa ni nadie puede desoír las palabras de Jesús ya que, nosotros no somos quienes para cambiar lo que miles de cristianos han creído y han practicado en su seguimiento a Dios y a su iglesia y estamos obligados a mantener el camino limpio para que su estrechez, no sea el motivo de distorsiones de nuestra realidad cristiana.

  14. Este Caerdenal esta exponiendo la doctrina de la Iglesia, argumentando con documentos oficiales de la Iglesia, el que no este de acuerdo que apoye su postura de la misma manera apoyándose en los Evangelios y en los documentos oficiales de la Iglesia. Sean serios y no conviertan estos foros en discusiones del cafe de la esquina
    Es la sociedad la que debe adaptarse su vida a las enseñanzas de Jesucristo no al reves

  15. Y ¿ por qué nadie , ni siquiera un ángel, puede predicarnos un Evangelio distinto ?. Pues nos lo explica el mismo S. Pablo unos versículos más adelante : «Os hago saber, hermanos, que el Evangelio por mi predicado no es según hombre, que yo no lo recibí ni aprendí de hombre alguno, sino por REVELACIÓN de Jesucristo». ¡Cómo reconforta leer la entrevista de este obispo católico! . Es otra ventana que Dios nos abre para que sigamos teniendo luz. La Luz de Cristo.

  16. Es interesante ver como este Papa ha permitido que en el mundo conservador hoy se vean argumentos tan semejantes y diría que en algunos casos hasta idénticos que los que en su momento tuvo M. Lefebvre. Para mí estos son signos claros de que, aunque tímidamente, la Iglesia terminará restaurándose por mucho que hoy los modernistas crean que van a poder conservar su hegemonía, simplemente porque Dios no está de su lado.
    Cuando escucho a gente como Ricardo Blanco decir que Sneider no entiende AL y que M. Lefebvre fue una ideología no puedo menos que reírme y preguntarme qué entenderá este hombre por ideología y, sobre todo, por doctrina católica. me encantaría me señalara una sola doctrina defendida por M. Lefebvre que no sea católica y no que se vaya por las típicas vaguedades de que desobedeció al Papa o que era un reaccionario. Bien a lo concreto. Ahí esta gente simplemente no es capaz.

  17. El Espirutu Santo es quien guia a la iglesia en su totalidad, y, ¿quien es la iglesia? la iglesia somos todos y quien es la cabeza de la iglesia «CRISTO» por lo tanto no se debe cambiar lo que el por medio de sus discipulos guiados por el espiritu santo nos han enseñado. La palabra de dios es concreta, exacta e inigualable y recordemos que dios es un dios celoso de lo suyo y de los suyos. Por lo tanto si la palabra de dios esta bien cimentada y se nos manda a leerla y comprenderla para guiarnos en este transitar de la vida es porque es asi y asi tiene queser. Recordemos las palabras finales del apocalipsis que dice asi: Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad y de las cosas que están escritas en este libro. Apocalipsis 22, 19

  18. Francisco: Los puntos centrales de la controversia entre Lefebvre y la Santa Sede son esencialmente cuatro: La protestantización del nuevo ritual de la Misa, el ecumenismo, la libertad religiosa y la colegialidad.
    Lefebvre fue excomulgado pública y formalmente por el papa Juan Pablo II, el cual en su carta Apostólica «Ecclesia Dei», escrita el 2 de julio de 1988 en forma de motu proprio, decía: «Al realizar ese acto, a pesar del monitum público que le hizo el cardenal Prefecto de la Congregación para los Obispos el pasado día 17 de junio, el reverendísmo mons. Lefebvre y los sacerdotes Bernard Fellay, Bernard Tissier de Mallerais, Richard Williamson y Alfonso de Galarreta, han incurrido en la grave pena de excomunión prevista por la disciplina eclesiástica» (Código de Derecho Canónico, can. 1.382).
    Deberías actualizarte en los cuatro puntos de controversia con la Iglesia. Realmente ustedes los rígidos y atrincherados en la «doctrina tóxica» son de no creer

  19. Hoy fiesta de

    San Juan Bosco …..ruega por nosotros .

    Mons. Lefebvre estaba fuera de la Comunión Eclesial , también Schneider lo es de palabras .

    Para San Juan Bosco , los Obispos , más lejos …..mejor . Fidelidad total al Vicario de Cristo .

  20. ¿ No se dan cuenta los francisquitas que la comunión para todos y el cielo para todos hacen totalmente innecesaria la nueva iglesia de la acogida ? Si todos estamos salvados no necesitamos de ningún pastor que viva del cuento del pastor y la oveja y el olor a oveja, que tanto les gusta.

  21. Sin comentario; pero realmente es un ambiente donde se entra esquivando pedradas, más parece el ágora de lapidación contra el Papa y todo el que se atreva a pensar y manifestar cosa distinta.

  22. Sin comentario; pero realmente es un ambiente donde se entra esquivando pedradas, más parece el ágora de la lapidación contra el Papa y todo el que se atreva a pensar y manifestar cosa distinta. El contagio mimético del que habla René Girard es palpable aquí.

  23. ¡Qué tiempos aquellos en los que la Iglesia y el Estado eran una misma cosa y desde el Palacio de El Pardo se ordenaban obispos! Eso es lo q añora el Alfeñique este, seguidor del soberbio prelado farisaico kazajo. Vuestros tiempos ya pasaron. Y vuestro discurso ya… a pocas camisas viejas llegan.

  24. Alexis Canelones ..

    Ud es ¿ Luterano , Calvinista , Mormon , testigo de Jehova , o de algunas de esa centenar de sectas que proliferan …?

  25. Que le pregunten a las personas abandonadas si es insostenible no poder rehacer su vida con otra persona. Es muy fácil teorizar con doctrinas ideales, y decir lo que deben hacer otras personas antes graves problemas. Los que así opinan me recuerdan lo que dijo Jesús de los doctores de la ley: «Atan pesadas cargas sobre los hombros de los demás, que ellos no mueven ni con un dedo». El obispo Shneider pide al Papa que confirme la doctrina «inmutable» de la indisolubilidad del matrimonio. Digo yo, si es inmutable, no se necesita pedir confirmación, ¿o es que quiere someter al Papa a un examen?, a una especie de auto de fé. ¿no debería ser al revés? La Iglesia ha sostenido siempre que la autoridad máxima es el Papa. ¿Ahora, ya no vale eso? Cuando Pablo VI promulgó la Humane Vitae en oposición de muchos obispos y de la comisión que él creó, se aceptó, era el Papa. Ahora se cuestiona (por algunos) continuamente su autoridad. ¡Qué flaco favor están haciendo a la Iglesia!

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