Munilla propone al Arcángel San Gabriel como patrono de las nuevas tecnologías

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El obispo de San Sebastián subraya que es el comunicador por excelencia al que se le confió la misión más importante que jamás se haya dado a una criatura: el anuncio de la Encarnación del Hijo de Dios.

En el programa Sexto Continente de Radio María del pasado viernes 11 de agosto, el obispo de San Sebastián, José Ignacio Munilla, quiso hacer un anuncio: «Se busca patrono para la evangelización de este Sexto Continente, del mundo digital.»

Munilla recordó en su programa que es costumbre en la Iglesia buscar un patrono. Por este motivo, planteó en Radio María cuál podría ser el patrono de las nuevas tecnologías.

El obispo de San Sebastián señaló que hay varias páginas web católicas que están hablando de ello y abriendo un pequeño debate sobre cuál podría ser, de la amplísima tradición católica, el santo o la advocación más adecuada para ser calificado como patrono de internet.

Según informa el portal Aleteia, en un sitio de santoral famoso en Italia se está llevando a cabo una encuesta con propuestas sobre quién debería ser el santo patrono de internet.

Esta clasificación la encabeza por el momento el beato Santiago Alberione, fundador de la Familia Paulina, seguido de cerca por San Juan Bosco, a quien el Papa Pío XII proclamó patrono de los editores. En la lista también se encuentran San Alfonso Maria de Ligorio, obispo y doctor de la Iglesia, San Gabriel Arcángel, San Maximiliano Kolbe y Santa Clara.

Entre estas candidaturas, Munilla ha explicado cuál sería su propuesta: «Yo creo que podría ser un maravilloso patrono para este mundo de las nuevas tecnologías el Arcángel San Gabriel.»

El obispo de San Sebastián propone como patrono al Arcángel San Gabriel por ser el comunicador por excelencia». Fue él quién transmitió al profeta Daniel la noticia de que vendría la plena restauración, el retorno del exilio hasta el advenimiento del Mesías. A él se le confió la tarea de anunciar el nacimiento del precursor y, sobre todo, se le dio la misión más importante que jamás se haya dado a una criatura: el anuncio de la Encarnación del Hijo de Dios.