¿Quién es Dominique Mamberti?

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Dominique Mamberti es un Cardenal y Prefecto del Supremo Tribunal de la Signatura Apostólica. Ha recibido la más alta condecoración que concede el gobierno de México.

Nació en Marrakesh (Marruecos) el 7 de marzo de 1952, aunque en su niñez se trasladó a vivir a Francia junto a su familia. Residió en la Isla de Córcega, y años más tarde inició sus estudios en el seminario.

La trayectoria de Dominique Mamberti

Fue ordenado el 20 de setiembre de 1981 y cinco años más tarde, en 1986, empiezó a formar parte del cuerpo diplomático de la Santa Sede. Realizó diversas labores de servicio a la Iglesia, entre ellas representaciones pontificias en la Nunciatura Apostólica en Argelia y en Chile entre 1986 y 1993.

Fue nombrado Obispo el 18 de mayo del 2002. En ese mismo año, sirvió a la Nunciatura como consejero en asuntos con la Secretaría de Estado, en la sección de las relaciones con los Estados. Durante cuatro años, fue el Nuncio apostólico de Sudan, el delegado apostólico en Somalia. También trabajó en la Secretaría para las relaciones con los Estados del 2006 al 2014.

Nombrado Cardenal en 2015

El 8 de noviembre de 2014, Su Santidad el Papa Francisco lo nombró prefecto del Tribunal Supremo de la Firma Apostólica, y un año más tarde empezó a presidir la Comisión de Abogados. En 2015 el Sumo Pontífice lo designa Cardenal, celebrándose su creación un 15 de febrero del mismo año. Recibió el título de Santo Spirito en Sassia (Espíritu Santo en Sassia). Es miembro de tres Congregaciones: para le Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, de las Causas de los Santos y, por último, de la Evangelización de los Pueblos.

El 10 de marzo de 2016 concedió una entrevista al periodista Fran Otero que se publicó en el diario de tirada nacional español La Razón. En ella habló de diversos temas, como el de la nulidad matrimonial. Rescatamos varias preguntas para poder conocer más de cerca la forma de pensar de éste cardenal elector.

Su opinión en diferentes temas

¿Es la reforma de las nulidades matrimoniales el mayor reto que afrontan hoy?

La reforma del Papa Francisco es muy importante y necesita gente muy preparada para aplicarla. Lo que se busca es asegurar a todos los fieles un acceso ágil a la Justicia de la Iglesia y esto, naturalmente, no se puede hacer de un día para otro, pero es una tarea que los obispos tienen que tomar en serio.

No se pone en cuestión la indisolubilidad del matrimonio, ¿no?

El Papa lo afirma claramente. No está en cuestión la indisolubilidad del matriomonio. Lo que se pretende es hacer más facil la clarificación del estado de las parejas que están en esta situación para que no se alejen de la Iglesia. La primera intención de la reforma es la de agilizar los procesos, no reemplazar un sistema por otro. Hay cuestiones que ya se han aplicado, como la eliminación de la doble sentencia, aunque hay otras que todavía requieren tiempo. El criterio es el de asegurar la continuidad del acceso a la Justicia por todos. En este sentido, como ya he dicho, es importante tener personal preparado.

Miremos a España. Usted ha trabajado en la oficina de Relaciones con los Estados de la Santa Sede. ¿Qué le parece que algunas formaciones políticas, de izquierda fundamentalmente, quieran revisar o denunciar los acuerdos entre la Iglesia católica y el Estado?

No hay que olvidar que son muchos los países que mantienen acuerdos con la Santa Sede, y no sólo en Europa, también en África, Asia o América. Además, se han desarrollado en países que no necesariamente tienen una mayoría católica. De lo que se trata es de reconocer la personalidad jurídica de la Iglesia y consentir el desarrollo de sus actividades. La situación de España no es una excepción.

La libertad religiosa

Según Monseñor Dominique Mamberti «la libertad religiosa es un elemento muy importante para la defensa de los derechos humanos. Además, su ejercicio no se limita al interior de los templos, sino que tiene un reflejo social. Estoy hablando de estándares internacionales. En este sentido, conviene recordar todo lo que las instituciones de la Iglesia católica hacen en tantos países en favor de todos en los sectores de la educación, la salud y la caridad. Esta labor no sólo debe ser respetada, sino favorecida por las autoridades públicas, porque están al servicio de la gente».

En muchas ocasiones, se habla de privilegios de la Iglesia…

La presencia de la Iglesia, por ejemplo, en las cárceles no es un privilegio de la Iglesia, es un derecho de los fieles. ¿Cómo pueden ejercer su derecho a la libertad religiosa si en la cárcel no hay un capellán? Esto es el ejercicio de la libertad religiosa. Y no es un privilegio de la Iglesia, porque la Santa Sede defiende el derecho de todos a la libertad religiosa y no el derecho de la Iglesia católica. También el de los evangélicos, musulmanes… El acceso a la atención religiosa es un derecho humano, negarlo es ir contra un elemento de esa libertad.

¿Ha estado Europa a la altura con los refugiados y en otras cuestiones? ¿Ha perdido sus raíces cristianas?

Tenemos la esperanza de que no las pierda. Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco han insistido en que son estas raíces las que han permitido desarrollar la civilización en la que vivimos, una civilización basada en el respeto a la persona y a sus derechos. Es una herencia que no podemos dejar de lado y es lo que la Iglesia quiere reafirmar en este tiempo. Naturalmente, no todas las personas se reconocen en el cristianismo, pero es la base sobre la que se ha construido nuestra civilización.

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