Comprométete

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Es un gozo ver largometrajes como el que nos ocupa, ya que recuperan el verdadero sentido del amor y lo dotan de las auténticas cualidades que este debe manifestar.

José María Pérez Chaves– Encontrar una película reciente que afronte la temática del amor desde el prisma correcto se ha convertido en una hazaña difícil; más aún cuando aborda la del matrimonio y la de sus diferentes aspectos, puesto que el cine moderno tiende a trivializar la relación conyugal. En efecto, hoy el amor es presentado por el celuloide como un sentimiento particularmente intenso que debe ser alcanzado por cualquier persona para hallar la plenitud de su propia vida. Aunque a primera vista se trate de una premisa acertada, dicho sentimiento es confundido constantemente por la sola afectividad, algo que conduce a una búsqueda egoísta de la alegría personal y que, por ende, justifica cualquier ruptura de la unión familiar. Por este motivo, es un gozo ver largometrajes como el que nos ocupa, ya que recuperan el verdadero sentido del amor y lo dotan de las auténticas cualidades que este debe manifestar.

Estefanía y Tomás (Stefania Rocca y Fabio Volo, respectivamente) son una joven pareja que desea contraer matrimonio. Como esperan que su enlace se diferencie de los demás, acuden a una hermosa iglesia rural, donde le revelan al párroco su propósito. Sin dudarlo, este acepta, por lo que, durante la celebración de la boda, imagina para ellos cómo será la vida que ambos compartirán desde ese instante. En su recorrido, y basándose en el consentimiento mutuo que exige el sacramento, no solo les detallará la felicidad de la que disfrutarán, sino que también les advertirá acerca de las dificultades con las que tropezarán. Pese a la realista descripción que el sacerdote les plantea, sus palabras les servirán para aprender que deben encontrar la fortaleza del amor en el compromiso que harán ese mismo día delante del altar.

Como anunciábamos arriba, la película expone con claridad el auténtico sentido del amor, que no es un mero afecto, sino un verdadero compromiso con el amado. Para profundizar en esta tesis, el largometraje precisa los diferentes estados que atraviesa dicho sentimiento, comenzando por el que conduce al noviazgo y concluyendo por el que desemboca en el matrimonio. Todos estos pasos, cuidados con esmero por el guion, ayudan a que el espectador identifique el primer amor, que es en efecto particularmente pasional, y a que acompañe a la paradigmática pareja en la evolución que este sufre. Por este motivo, en la pantalla veremos reflejados tanto los momentos de alegría que caracterizan a cualquier pareja, como aquellos que están marcados por el hastío o por la adversidad. No obstante este crudo retrato, el filme apuesta por el amor esponsalicio y presenta la entrega mutua como la única vía para alcanzar esa felicidad que el hombre anhela.

Por desgracia, la película tuvo muy poca repercusión fuera de Italia, su país de origen, donde sin embargo fue nominada a varios premios de la Academia de Cine. Posiblemente, esto responda a la tendencia actual que hemos denunciado, en la que prima una divulgación deformada de la felicidad humana sobre la auténtica. Por este motivo, es muy recomendable ver este largometraje, que, alejándose de la moda imperante, nos recuerda que la dicha del hombre se halla en la entrega y que esta se manifiesta de manera especial en el amor verdadero y en el matrimonio.

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