Guerra Justa para frenar al Estado Islámico

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El representante del Vaticano en la ONU, Silvano Tomasi, justificaría una coalición internacional contra el grupo terrorista, agotadas todas las demás vías pacíficas. El representante del Vaticano en Naciones Unidas, Silvano Tomasi, se muestra partidario de una intervención militar para combatir al Estado Islámico en Siria e Irak. El jefe diplomático de la Santa Sede en la ONU explica su preocupación por el ataque a los cristianos por parte del yihadismo. «Tenemos que parar esta especie de genocidio(…). De lo contrario, en el futuro nos preguntaremos por qué no hicimos nada, por qué permitimos que una tragedia tan terrible sucediera», comenta el diplómatico vaticano en una entrevista a un diario católico. No es ésta, sin embargo, la prioridad de la Santa Sede. Monseñor Tomasi señala la necesidad de una gran coalición para lograr unasolución política que evite la violencia. »Si no es posible llegar a ese acuerdo, será necesario usar la fuerza», matiza Silvano Tomasi. Desde la Santa Sede descartan una iniciativa puramente occidental y apuestan por una coalición que aglutine a los estados musulmanes de Oriente Medio. Monseñor Tomasi considera imprescindible dar un papel protagonista a los estados musulmanes, principales damnificados de las barbaries cometidas por el IS, en una hipotética coalición antiyihadista. El diplomático, además, cree que la coalición debería aparecer, en todo caso, bajo la tutela y el amparo de Naciones Unidas. Pero no es ésta la primera vez que desde el Vaticano se apoya una hipotética intervención militar para combatir al yihadismo. El pasado noviembre, en una visita oficial a Turquía, el Papa Francisco justificó como lícitas las medidas que el mundo pueda tomar para detener al »agresor injusto». La condición que exigía el Pontífice era el respeto al derecho internacional y, en ese momento, también relegó la opción militar a una situación en la que ninguna otra vía hubiera funcionado.

¿Qué requisitos impone la Iglesia a la ‘guerra justa’?

La justificación hecha por Silvano Tomasi de un hipotético uso de fuerza militar puede resultar extraña pero no significa una opción carente de argumentos. La prioridad de la Iglesia Católica es evitar la guerra a toda costa. Sin embargo, cuando se trata de una ‘guerra justa’ y se cumplen unos delimitados requisitos, la »legítima defensa mediante la fuerza militar» es considerada lícita. “Mientras exista el riesgo de guerra y falte una autoridad internacional competente y provista de la fuerza correspondiente, una vez agotados todos los medios de acuerdo pacífico, no se podrá negar a los gobiernos el derecho a la legítima defensa”, reza el Catecismo de la Iglesia Católica. Las justificaciones detalladas por la normativa religiosa parecen ser viables, en su mayoría, si se aplican a la barbarie del IS. – Autoridad internacional competente: El riesgo de guerra que considera la doctrina católica para la actuación militar hoy en día no es un riesgo, es una realidad. La lista de asesinatos por parte del Estado Islámico es intermibale y no distingue de sexo, edad, raza o religión, aunque este último punto si parece haber sido el pretexto esgrimido por los terroristas para sesgar tantas vidas de cristianos en suelo musulmán. Monseñor Tomasi considera la creación de dicho organismo internacional, en caso de que el diálogo no prospere, bajo la tutela y organización de la ONU. –Un daño duradero y grave: Además de estos dos requisitos, debe ser cierto, es decir, demostrable y real. Los yihadistas tienen la costumbre de atestiguar mediante vídeos todas sus atrocidades demostrando al mundo de lo que son capaces. Aunque el IS no cuenta con mucho tiempo de vida, sus métodos sangrientos y continuados han provocado la muerte de cientos de personas. Ahorcamientos, cremaciones a hombres vivos, decapticaciones…¿Se trata de un daño duradero y grave? – Imposibilidad de una solución pacífica: »Todos los demás medios para poner fin a la agresión hayan resultado impracticables o ineficaces», explica el Catecismo católico. Los organismos internacionales y gobiernos de diferentes países han solicitado formalmente al Estado Islámico el cese de la violencia, desde la ONU hasta Obama, pasando por el propio Papa Francisco. – Existencia de condiciones serias de éxito: No está del todo claro que la fomación de una coalición internacional vaya a erradicar el terrorismo yihadista… Pero ¿Qué otra opción queda? Los cristianos siguen siendo aniquilados, los desertores son torturados, los homosexuales son despeñados, los extranjeros secuestrados sufren cruentos asesinatos… ¿Hasta cuándo? –Las armas empleadas no pueden entrañar más daños que el mal que se pretende eliminar: El Estado Islámico, financiado en su mayor parte mediante la venta de crudo obtenido de los campos petrolíferos que ocupan, puede obtener cualquier tipo de arma. Pese a sus métodos de aniquilamiento poco actualizados, más visibles para la propaganda que venden en forma de vídeo, como la horca o la quema, también utilizan armamento muy actual. Dentro de la doctrina católica, la modernización del material bélico es otro extremo muy sensible para justificar la »guerra justa», que en ningún caso debe ser extremadamente más potente que la del enemigo a eliminar. El empleo de medios armamentísticos muy potentes por parte de la hipotética coalición anti-IS no desmontaría este requisito, ya que el Estado Islámico cuenta con grandes reservas de armas del mismo calibre. No todo en la guerra vale, sin embargo. “Una vez estallada desgraciadamente la guerra, no todo es lícito entre los contendientes”, reza el Catecismo católico. La doctrina sostiene que es preciso respetar y tratar con humanidad a los no combatientes, a los soldados heridos y a los prisioneros. Estos son ya, por otra parte, extremos viables para el momento en el que pueda estallar una guerra para combatir el yihadismo. Una contienda que, contando ya con el respaldo de hasta el Vaticano, no tardará mucho en producirse. Gaceta.es

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Comentarios
0 comentarios en “Guerra Justa para frenar al Estado Islámico
  1. Fallan la primera, la cuarta y la quinta pero por intentarlo que no quede. El Estado Islámico es sólo el cebo para que se levanten todos los países que van desde Mauritania hasta Indonesia, la mayoría de los cuales están representados en la ONU, y aprovechar las divisiones y recelos históricos entre los países denominados cristianos para su propia destrucción.
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    Lo que está en juego para las potencias occidentales parece estar cada vez más claro. Pero lo que se juega el Islam no tiene nada que ver con intereses económicos o políticos. El Islam mahometano desea confrontar, una vez más, la veracidad de su Libro Sagrado -El Corán- y siempre lo ha hecho mediante la guerra porque lo considera el juicio definitivo de Allah. Algo así como la comprobación experimental de una teoría científica.
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    Sólo hay una opción para no desencadenar una conflagración de dimensiones apocalípticas y es el envío de una fuerza expedicionaria terrestre a la zona donde está el origen del conflicto para la defensa de aquellos que están siendo asesinados por los mahometanos. Es un órdago a la civilización cristiana, un cuestionamiento sobre cuántos hombres están dispuestos a perder los países occidentales por defender a aquellos que practican su misma fe y descubrir, de ese modo, de parte de quién está Allah.
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    Una acción exclusivamente tecnocrática tendrá una respuesta indistinta de naturaleza nihilista que es lo que significa yihad -la muerte por una idea-. Ellos nunca han negado la veracidad del judaísmo o cristianismo pero se está poniendo en duda la mística del islam.

  2. Es verdad que no se puede dialogar, ni ir por la vía pacífica con los yihadistas. Pero por favor, que tampoco se pongan a lanzar bombas a diestro y siniestro, que en esos países viven también civiles (musulmanes o cristianos, eso es lo de menos porque no dejan de ser personas), que están huyendo de esos energúmenos.

    Lo peor de todo es que será la excusa perfecta de los ateos para atacar a la Iglesia «pues vaya un ejemplo, tanto predicar el amor…» etc.

    Si un grupo de musulmanes mata a unos inocentes, sin piedad alguna «no no, el Islam es una religión de paz, stopislamofobia, blablabla».

    Pero si es la Iglesia quien dice de parar a los yihadistas, porque se han agotado todas las vías pacíficas, porque están cometiendo masacres y no hay forma de frenar eso, entonces somos unos hipócritas y la peor religión del mundo. (Y ya si pueden nos sacan más mierdas y corrupciones).

    Por ejemplo el otro día leí uno en Twitter que se puso a hablar de los problemas que ha habido en la Iglesia, metió los temas del mundo que trata como la homosexualidad, y no sé que más. Y para terminar dijo que defendería antes al ISIS que al Vaticano.

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