Cada día mueren de hambre en el mundo 25.000 personas

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La Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) volvió a denunciar este verano que el derroche de alimentos ha vuelto a crecer el último año. A continuación, traemos un comunicado de los hijos de Don Bosco que heroicamente tratan de hacer lo imposible en los lugares más inhóspitos del planeta. 

El hecho de que cada día mueran de hambre en el mundo 25.000 personas es algo que no podemos ni debemos ignorar. A ello hay que sumarle los 815 millones de personas que sufren desnutrición. Hoy, las imágenes de niños famélicos en Etiopía no se cuelan en nuestros salones a través de los informativos, simplemente dejaron de ser noticia de tanto repetirlas.

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Las cifras de los últimos informes de la FAO son esclarecedoras: 165 millones de niños (uno de cada cuatro menores de cinco años) están malnutridos y nunca alcanzarán su potencial físico y cognitivo. Por otro lado, 1.400 millones de personas sufren sobrepeso y alrededor de un tercio de ellas son obesas. Son dos datos dolorosos de un mundo mal repartido. En esta semana se nos presentan dos conmemoraciones que guardan una gran relación entre sí. Por un lado, el día 16 es el Día Mundial de la Alimentación, por otro, el día 17, está dedicado a la Erradicación de la Pobreza.

En MISIONES SALESIANAS, ante el Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza, queremos destacar el papel de la educación como herramienta fundamental para luchar contra la miseria. “Una persona formada es una persona que no será fácilmente explotada, conocedora de sus derechos, luchará por ellos”, explica uno de los misioneros salesianos que dirige un centro educativo para menores en riesgo en Brasil.

Educar a un niño o a un joven hambriento se convierte en una tarea tan difícil como tratar de llenar de agua una lata agujereada. El misionero salesiano Gonçalo Carlos cuenta su experiencia en Cabo Verde: “Los niños llegan al colegio sin desayunar, los lunes incluso pueden haber pasado más de 48 horas sin probar bocado, es bastante frecuente ver cómo se desmayan en clase, se quedan dormidos o son incapaces de asimilar los conocimientos más básicos. En esta situación el apoyo alimenticio que damos en nuestra escuela es de vital importancia. Sin él no tendría sentido nuestro trabajo”.

Desde MISIONES SALESIANAS creemos firmemente en la educación de niños y jóvenes como motor del cambio social, pero sabemos que nadie puede cambiar el mundo con el estómago vacío. Por ello, la gran mayoría de nuestras escuelas y centros de formación en las misiones cuenta con comedores donde, al menos, se sirve a los alumnos una comida diaria. Aprovechando la conmemoración de estos dos días pedimos a la Comunidad Internacional un mayor control ante el derroche de alimentos por parte de los países desarrollados del norte.

 

 

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