
Porque lo de la rigidez, y no solo ella, el proselitismo, la chismorrería, el cuidado del universo, el mundo homo y el trans… parecen síntomas muy evidentes de que Francisco está tocado del trastorno obsesivo compulsivo.
Que no es de las alteraciones psíquicas más graves pero sí muy molesta. Para quien la padece y sobre todo para quienes le rodean y para la misma religión que se convierte el algo líquido, sin normas, certezas, obligaciones…
El tratamiento es bastante sencillo y con buenos resultados. Pero requiere acudir al psiquiatra y seguir el tratamiento.