En la homilía de la Misa de celebración del 125 aniversario de un templo en Coblenza, Georg Bätzing, presidente de la Conferencia Episcopal Alemana, ha pedido “nuevas ideas” para fundar la Iglesia de modo diferente.
La pretensión de crear la Iglesia desde cero, de fundar una nueva Iglesia, como si estos dos mil años de cristianismo hubieran sido un error o, al menos, un engorroso malentendido que aún estamos a tiempo de subsanar, acabando con la ilusión de continuidad que Benedicto XVI defendió hasta su último aliento, es lo que no pocos católicos definen como “la crisis de la Iglesia” o el cisma tácito que no ha hecho más que acelerarse en los últimos años.
Y en esa renovación radical los alemanes son la punta de lanza. Por eso es significativo el sermón que ha dado el jefe de su episcopado, Georg Bätzing, en una iglesia de Coblenza.
“Se necesitan nuevas ideas para fundar la Iglesia de manera diferente, para atraer a las personas de nuevas maneras a los actos fundamentales de adoración, predicación y servicio desinteresado”, afirmó Bätzing. Se necesita, añadió, “coraje para experimentar” y para resistir a quienes dicen “que esto nunca se ha hecho antes”.
“La antigua estructura ya no es adecuada para el futuro”, argumentó Bätzing. “Todo esto no significa el fin de la Iglesia, de eso estoy seguro, pero sí significa el fin de cierta forma institucional de iglesia que fue formativa durante apenas 100 años, pero de la que tenemos la impresión de que siempre ha existido, ha sido así y en realidad debería permanecer así”.