Con motivo de la Memoria Litúrgica de Santo Tomás de Aquino, el Dicasterio para la Doctrina de la Fe y el Dicasterio para la Cultura y la Educación han publicado la Nota Antiqua et Nova, un documento que analiza los desafíos éticos, antropológicos y sociales que plantea el desarrollo de la inteligencia artificial (IA).
Este texto, que fue aprobado por el Papa Francisco durante la audiencia en la que recibió a ambos prefectos a la vez, aborda de manera integral el impacto de esta tecnología desde la perspectiva cristiana.
La Nota de ambos Dicasterios subraya que la inteligencia humana, creada «a imagen de Dios» (Gn 1,27), posee una dimensión espiritual, relacional y ética que trasciende la capacidad funcional de la IA. Mientras que los sistemas artificiales pueden simular ciertas actividades intelectuales humanas, el documento advierte que carecen de aspectos esenciales como la moralidad, la empatía y la creatividad genuina. Según el texto, la IA debe entenderse como un producto de la inteligencia humana, no como un sustituto.
En palabras del Papa Francisco, el uso de la palabra «inteligencia» para describir estas tecnologías puede ser «engañoso» y puede llevar a descuidar lo más valioso de la persona humana. Por ello, la Iglesia propone considerar la IA dentro del horizonte de una «sabiduría del corazón», que oriente su desarrollo hacia el bien común.
Retos éticos y sociales
Entre las preocupaciones del documento, destaca el impacto de la IA en la verdad y la responsabilidad moral. La capacidad de la IA para generar textos, imágenes y decisiones autónomas plantea riesgos en el ámbito de la desinformación y la manipulación, como ocurre con los deepfakes. Además, la concentración del poder tecnológico en pocas empresas amenaza con aumentar las desigualdades sociales y económicas.
Asimismo, el documento advierte sobre el uso de la IA en contextos críticos como la sanidad, la educación, el trabajo y la guerra. En el ámbito laboral, por ejemplo, se insta a evitar que las tecnologías reduzcan el valor del trabajo humano a una mera función económica. En cuanto a la guerra, el texto rechaza firmemente el desarrollo de armas autónomas, calificándolas como «un grave motivo de preocupación ética».
La IA al servicio de la dignidad humana
La Iglesia propone un enfoque ético que garantice que la IA respete la dignidad humana y promueva el desarrollo integral de las personas. Para ello, se hace un llamado a desarrollar marcos normativos que regulen esta tecnología con transparencia, responsabilidad y solidaridad.
El documento también enfatiza la importancia de la educación en el uso responsable de la IA, especialmente entre los jóvenes. Se destaca la necesidad de formar a las personas en el pensamiento crítico y la reflexión ética, evitando una dependencia excesiva de la tecnología.
Finalmente, la Nota aborda también el supuesto impacto ambiental de la IA, señalando que su desarrollo intensivo en recursos energéticos y materiales debe ser sostenible. Además, se advierte sobre el uso bélico de estas tecnologías y se pide una regulación internacional que prohíba aplicaciones que atenten contra la vida y la dignidad humanas.