El cardenal Christoph Schönborn, quien cumplirá 80 años en enero, confía en que el Papa Francisco acepte su renuncia como arzobispo de Viena, presentada hace cinco años.
En la que calificó como su última comparecencia ante la prensa, Schönborn afirmó que, a pesar de los desafíos, “el cristianismo tiene muchos recursos” para el futuro de la Iglesia y la fe.
En su intervención, el cardenal reconoció la pérdida de fieles en Austria y Europa como una realidad difícil: “No hay nada que endulzar”, señaló. Explicó que las causas radican tanto en la propia Iglesia como en un desvinculamiento general de las instituciones. No obstante, se mostró contrario a idealizar el pasado: “Restaurar la Iglesia de los años 50 no solucionaría nada”.
Schönborn insistió en la necesidad de ofrecer respuestas a las inquietudes actuales: “Hay muchas personas en Europa que buscan respuestas a preguntas existenciales. Aquí, el cristianismo tiene mucho que ofrecer, contamos con recursos amplios”. Como ejemplo, destacó los 13.000 bautismos de adultos registrados en Francia esta Pascua: “Personas que no crecieron con el cristianismo redescubren la fe en busca de significado”.
El cardenal subrayó que la Iglesia puede aportar valores esenciales en una democracia liberal basada en los derechos humanos y la libertad. Defendió la importancia de la dignidad humana y la apertura a la trascendencia como pilares para el futuro de la sociedad.
Diálogo interreligioso
Schönborn, arzobispo de Viena desde 1995, dijo que «la ortodoxia no puede ser sustituida por la arbitrariedad”. A su juicio, una postura firme en las creencias es fundamental para dialogar con otras religiones, como el islam. Recordó su participación en el desarrollo del Catecismo de la Iglesia Católica, afirmando que “la fe y el conocimiento van de la mano”.
El cardenal evocó la figura de Joseph Ratzinger –posterior Papa Benedicto XVI–, a quien consideró “un hombre abierto y con visión de futuro”, alejado de la imagen que a menudo se le atribuía.
Retos globales y tensiones geopolíticas
En relación a la situación internacional, Schönborn expresó su preocupación por las crecientes tensiones mundiales y el rearme en Europa: “El acero se destina a armamentos; el rearme continuará porque Estados Unidos se retira”. Propuso reflexionar sobre la cohesión social, tal como ocurrió en Europa tras la Segunda Guerra Mundial: “Solo unidos podremos superar la crisis actual”, sostuvo, alineándose con la línea del Papa Francisco.
Schönborn recordó su relación con los últimos pontífices. Reveló que conoció a Francisco en Buenos Aires en los años 90, cuando el entonces obispo auxiliar Bergoglio apoyaba la “Comunidad del Cordero”. De Juan Pablo II y Benedicto XVI, afirmó: “Admiro a los tres Papas, aunque en ocasiones tuve discrepancias con ellos”. Sobre la Ostpolitik de Pablo VI, expresó dudas, aunque reconoció no estar en posición de juzgar.
Celibato y papel de la mujer
En cuanto a temas como el celibato sacerdotal y el papel de la mujer en la Iglesia, el cardenal reiteró sus conocidas posiciones: “La posibilidad de sacerdotes casados existe en la Iglesia católica, y yo mismo he ordenado a hombres casados con permiso de Roma”.
«Y la cuestión de la mujer es sin duda una de las cuestiones candentes para la Iglesia y para la sociedad en su conjunto en todo el mundo. Y no está descartado. Tampoco se descartará porque la igualdad de género sigue siendo una cuestión legítima y necesaria”, añadió el cardenal.
Schönborn lamentó el estancamiento en las relaciones con la Iglesia ortodoxa rusa, agravado por la guerra en Ucrania. No obstante, expresó su esperanza en una futura reconciliación: “Volverán tiempos mejores”.