Nancy Pelosi, la ‘católica’ fanáticamente proabortista, ha perdido su puesto de privilegio como tercera autoridad del estado en Estados Unidos, presidente de la Cámara de Representantes, tras la victoria de los republicanos en las elecciones de medio mandato.
La demócrata Nancy Pelosi no está pasando su mejor momento. No solo pierde su puesto como ‘speaker’ de la Cámara de Representantes, lo que la convertía en tercera autoridad en Estados Unidos solo por detrás del presidente y la vicepresidente, sino que ve cómo la Conferencia Episcopal de Estados Unidos elige como presidente de su Comité Provida al obispo Michael Burbidge de Arlington, Virginia, que mostró su apoyo a su colega de San Francisco, Salvatore Cordileone, en su decisión de negarle la comunión por sus acciones en favor del aborto.
Lo primero ha sido la puntilla, ya que la hasta ahora presidente de la Cámara ha anunciado que se corta la coleta y deja la vida política. Lo que, teniendo en cuenta que ya no cumplirá 82 años, no puede decirse que sea una iniciativa prematura.
Las elecciones no han sido, ni de lejos, el paseo triunfal que esperaban los republicanos, pero les han bastado para hacerse con el decisivo control de la Cámara, aunque el Senado es ya más improbable (el recuento aún no ha terminado). La bancada republicana de la Cámara votó a principios de esta semana para mantener a McCarthy como su líder, lo que lo convierte en el claro favorito para suceder a Nancy Pelosi como presidenta de la Cámara.
En lo que afecta a su espinosa relación con la Iglesia, esta segunda derrota es más evidente. a elección de Burbidge como presidente pro-vida fue una de varias decisiones de liderazgo que los obispos estadounidenses tomaron durante su asamblea. El arzobispo Timothy Broglio fue elegido para desempeñar un mandato de tres años como nuevo presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos (USCCB), y el arzobispo William Lori fue elegido vicepresidente. Burbidge sucederá a Lori, quien ocupó el cargo de presidenta del comité pro-vida antes que él.
Cuando el arzobispo de San Francisco, Salvatore Cordileone, prohibió a la política pro-aborto Nancy Pelosi recibir la comunión en mayo, Burbidge confirmó la prohibición en su diócesis de Arlington. Dijo que la directiva de Cordileone «no se limita solo a un área geográfica» y que » respetaría la decisión del Arzobispo Cordileone y sería consistente con esa decisión aquí en la Diócesis de Arlington, en caso de que ocurra esa situación».