La decisión sin precedentes de prohibir las ordenaciones previstas para finales de junio en la diócesis de Fréjus-Toulon, tras la convocatoria del obispo Dominique Rey en Roma, contrasta poderosamente con la imagen que pretende transmitir Roma, en vísperas del sínodo sobre la sinodalidad, de colegialidad y descentralización, hasta el punto de que la prensa secular ha entrado en el debate.
¿Una autoridad autoritaria en la Iglesia católica?, se pregunta, desde el mismo titular de su análisis, el vaticanista Jean-Marie Guénois en las páginas del prestigioso diario francés Le Figaro. «La decisión sin precedentes, tomada por Roma, al «suspender» las ordenaciones sacerdotales que deberían haber sido celebradas el 26 de junio por el arzobispo Rey, está creando problemas en la Iglesia católica”, escribe Guénois. “En la memoria de teólogos y obispos, tal sanción nunca se ha visto en la Iglesia Católica. Porque la «suspensión» -ordenada por Roma- de las ordenaciones sacerdotales previstas para el 26 de junio en la diócesis de Fréjus-Toulon debe definirse como una sanción. Es decir, una forma brutal de imponer un mensaje romano al obispo local, Monseñor Dominique Rey, de 69 años, quien está al frente de este lugar desde hace veintidós años”.
El periodista, explicando la historia, la llega a calificar de “toma de rehenes”, y añade: “Es también el signo de una inquietante deriva autoritaria. Es una contradicción con el espíritu sinodal particularmente defendido este año cuando Roma está preparando un sínodo sobre la sinodalidad que quiere inculcar más democracia y participación en la Iglesia”.
Guénois termina su análisis recordando que “ la autoridad no necesita ser autoritaria para ser ejercida. ¿Deberíamos pensar en Carlos de Foucauld que fue canonizado? La autoridad que recurre al autoritarismo se muestra tiesa porque ya no es capaz de imponerse, por supuesto. Esto suele ser un signo de una crisis de confianza en el líder. La Iglesia ha tropezado muchas veces durante 2000 años, no le gusta andar a paso de asalto”.
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