En la mañana de este sábado 25 de enero, el corresponsal de El País en Roma, Íñigo Domínguez (el mismo que se tragó el famoso caso falso de abusos conocido como ‘operación bollycao’) ha publicado que el Papa Francisco aceptó con celeridad la renuncia del cardenal Juan Luis Cipriani como arzobispo de Lima tras una denuncia por presuntos abusos.
Según la noticia de El País, el denunciante acusó en 2018 al purpurado del Opus Dei de tocamientos en el ámbito de la confesión cuando era sacerdote. Los hechos que se denuncian habría ocurrido supuestamente en el año 1983.
Ante este escándalo, el cardenal Cipriani no ha tardado en reaccionar y ha emitido un comunicado desmintiendo cualquier acusación aunque sí reconoce que el Papa Francisco le impuso una serie de medidas punitivas sin investigación ni juicio previo.
El arzobispo emérito de Lima asegura en el comunicado que «los hechos que describen son completamente falsos. No he cometido ningún delito ni he abusado sexualmente de nadie ni en 1983, ni antes, ni después».
El purpurado peruano explica que se recogen unas acusaciones presentadas a la Santa Sede en 2018, referentes a unos hechos presuntamente acaecidos en 1983. Cipriani confirma que en agosto de 2018 fue informado de que había llegado «una denuncia que no se me entregó».
«A continuación, sin haber sido escuchado, sin haber sabido más y sin que se abriera un proceso, el 18 de diciembre de 2019 el Nuncio Apostólico me comunicó verbalmente que la Congregación para la Doctrina de la Fe me había impuesto una serie de penas limitando mi ministerio sacerdotal y pidiendo que tuviera una residencia estable fuera del Perú», se lee en la nota difundida por el cardenal. Además, también narra que se le pidió que guardara silencio,» cosa que he hecho hasta ahora».
Juan Luis Cipriani asegura que «el 4 de febrero de 2020 tuve una audiencia con el papa Francisco, y el Santo Padre me permitió reanudar mis tareas pastorales. Así lo demuestra mi amplia actividad pastoral realizada durante estos años, predicación de retiros espirituales, administración de sacramentos, etc».
«Resulta grave que se publique de manera parcial información que parece proceder de documentación reservada por la Santa Sede que ni siquiera yo tengo en mi poder», ha denunciado el cardenal quien también se queja de que «no es la primera vez que se acusa a un cardenal en falso, con relatos llenos de detalles escabrosos». Estos hechos confirman de nuevo que ha habido una denuncia interesada por algún alto cargo de la Santa Sede.
Por último, Cipriani aprovecha esta ocasión para manifestar su rechazo y repulsa total a los abusos sexuales a menores y personas vulnerables, «y reitero mi compromiso con la lucha de la Iglesia para erradicar esta lacra, siguiendo las indicaciones de Juan Pablo II, Benedicto XVI y el especial liderazgo del papa Francisco, poniendo en el centro a las víctimas».
Comunicado de el vicario del Opus Dei en Perú
Quien también se ha manifestado ha sido el vicario del Opus Dei en Perú, a quien señalan por no haber querido escuchar a la presunta víctima. Este es el comunicado emitido por el Opus Dei en Perú:
«Como vicario regional del Opus Dei en el Perú, me dirijo a ustedes a propósito de una noticia en que se recogen serias acusaciones contra el cardenal Juan Luis Cipriani, arzobispo emérito de Lima. Además de invitarlos a leer una aclaración que el cardenal ha publicado esta mañana, les comparto algunas consideraciones.
En sus años como sacerdote incardinado en el Opus Dei (1977-1988), el entonces padre Juan Luis Cipriani desarrolló una amplia y generosa labor pastoral con miles de fieles, jóvenes y adultos en nuestro país, hasta que fue nombrado obispo por el papa Juan Pablo II (1988).
Con independencia de lo anterior, y como vicario regional, pido perdón de todo corazón si no he sabido atender con plena acogida a una persona que deseaba ser escuchada. En 2018, ante la solicitud de una entrevista con el denunciante, sabía que no podía interferir en una acusación formal ya iniciada ante la Santa Sede, que es la vía que corresponde cuando se trata de un cardenal. Al no tener competencia jurídica sobre el caso, cuando una persona de la confianza del denunciante me pidió que me entrevistara con él, reaccioné pensando que ese encuentro podía no ser positivo. Hoy me doy cuenta de que podría haberle ofrecido una acogida personal, humana y espiritual, que sí me consta que recibió de otras personas del Opus Dei.
También les aclaro que no hay registro de ningún proceso formal durante los años en que, como sacerdote, el padre Juan Luis Cipriani estaba incardinado en el Opus Dei.
Con la versión de los protocolos de la prelatura sobre abusos actualizada en 2020, hoy sería imposible que una denuncia quede sin registro. En esa época no se tenía la misma conciencia que hoy sobre los procedimientos más adecuados para acompañar a los implicados. En la actualidad, con el aprendizaje de todos en la Iglesia, cualquier denuncia tiene un itinerario claro y no podría quedar en el ámbito de las conversaciones privadas, con personas que hoy han fallecido y con otras no identificables.
Con estas letras, renovamos el compromiso de trabajar por la prevención y en seguir aprendiendo el mejor modo posible de gestionar denuncias y acompañar a los implicados.
No quiero terminar sin reiterar mi solidaridad que nunca será suficiente con todas las personas que hayan sufrido alguna situación de abuso dentro y fuera de la Iglesia».