Cardenal Müller: «El Papa no puede deponer arbitrariamente a obispos»

Cardenal Müller: «El Papa no puede deponer arbitrariamente a obispos»

El blog ‘Messa in Latino’ ha publicado la reciente conferencia pronunciada en Turín por el cardenal Müller sobre ‘El mandato divino del Papa en la Iglesia de Jesucristo’.

El purpurado alemán aseguró que «el papado es, en su esencia más íntima, un servicio a la unidad de toda la Iglesia en la verdad del Evangelio. El ministerio de Pedro no es un oficio secular de gobernante a la manera de los reyes absolutistas y los zares autocráticos, sino un ministerio pastoral-espiritual».

El ex prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe afirmó que «los obispos y los papas no deben seguir el ejemplo de los gobernantes seculares que oprimen y explotan a su pueblo. Más bien, deben sobresalir en una mayor devoción a la salvación eterna de los creyentes».

Müller hizo mención a una diferencia crucial entre apóstoles y obispos. «Los apóstoles, con Pedro a la cabeza, fueron los destinatarios y portadores directos de la plena autorrevelación de Dios en Cristo. Los obispos y el Papa, en cambio, están vinculados en contenido a la realización de la revelación en la Sagrada Escritura y en la Tradición Apostólica».

“El oficio (…) de interpretar auténticamente la palabra de Dios, escrita o transmitida, está encomendado al único magisterio vivo de la Iglesia, cuya autoridad se ejerce en el nombre de Jesucristo. Este magisterio, sin embargo, no es superior a la palabra de Dios, sino que la sirve, enseñando sólo lo que le ha sido transmitido, en cuanto, por mandato divino y con la asistencia del Espíritu Santo, escucha piadosamente, guarda santamente y expone fielmente que palabra», agregó el cardenal Müller.

‘Recado’ el Consejo de cardenales

El cardenal Müller se refirió aludió de forma implícita al recién renovado Consejo de cardenales que creó el Papa Francisco al ser elegido Papa.

«Como en todos los casos, un órgano consultivo constituido por el máximo decisor según criterios de complacencia y clientelismo es de poca utilidad y hace más mal que bien a los responsables«, dijo Müller.

El purpurado alemán insistió en que este último- en alusión a quien crea el órgano consultivo- «no necesita las alabanzas que halagan la vanidad humana, sino la pericia crítica de los colaboradores que no están interesados ​​en los gestos benévolos del superior sino en el éxito de su oficio, es decir, del pontificado, para la Iglesia del Dios Uno y Trino.

Además, Gerhard Müller señaló que «mirando las debilidades humanas que nos pueden afligir de manera inminente, como ya en el caso de Simón Pedro, Joseph Ratzinger también habló en términos de la historia de la Iglesia del hecho de que incluso los Papas pueden convertirse en un escándalo porque, como seres humanos creen que quieren abrir un camino que es populista al gusto del público pero que contradice el espíritu de Cristo».

De igual modo hizo hincapié en que «cada Papa debe distinguir precisamente entre su mandato divino y él mismo como individuo con todas sus limitaciones. No debe imponer sus opiniones privadas sobre política o economía y ciencias no teológicas a otros cristianos».

Abusos de poder y corrección filial

Müller afirmó que «tampoco puede un papa, un obispo u otro superior eclesiástico abusar de la confianza que se deposita fácilmente en él en una atmósfera fraternal para proporcionar sinecuras eclesiásticas a «amigos» incompetentes o corruptos o, en contra del derecho divino, deponer arbitrariamente a obispos personalmente no bienvenidos o para interferir sin justa causa en el oficio pastoral ordinario del obispo diocesano». A día de hoy, monseñor Daniel Fernández, obispo emérito de Arecibo sigue sin saber el motivo de sus destitución arbitraria hace más de un año. Quizá a este tipo de casos pudo referirse el cardenal alemán.

Por otro lado, señaló que «nuestra vinculación afectiva y efectiva con el Papa y con nuestro obispo o pastor no tiene nada que ver con el indigno culto a la personalidad de los autócratas seculares, sino con el amor fraterno a un hermano cristiano al que se le ha confiado la más alta responsabilidad en la Iglesia. También puede fallar en esto. Por eso la amonestación amorosa promueve más a la Iglesia que la hipocresía servil».

Müller concluyó su conferencia recordando que «la mejor manera de ayudar al Papa y a los obispos es a través de la oración. Confiamos en Jesús, el Señor de la Iglesia, que antes de su Pasión dijo a Simón, roca sobre la que edificaría su Iglesia (Mt 16,18): «Simón, Simón, mira: Satanás te ha buscado para zarandearte como trigo; pero yo he rogado por ti, para que tu fe no desfallezca. Y vosotros, una vez convertidos, fortaleced a vuestros hermanos» (Lc 22, 31-32)».

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