La masacre perpetrada por un grupo terrorista en Nigeria ha conseguido traspasar las fronteras del país y que la comunidad internacional, por lo menos, condene el atroz ataque contra los cristianos.
Tanto la ONU como Josep Borrel en representación de la Unión Europea han condenado el ataque a su estilo. «Los ataques, secuestros y asesinatos de civiles por parte de grupos armados en el norte de Nigeria han causado la muerte de más de 160 personas, incluidos 130 civiles, desde el 28 de mayo. Tales actos atroces de terrorismo y violencia son intolerables. Estos ataques suponen una grave amenaza para la seguridad de Nigeria y de la región en general, incluso en el noroeste del país, cada vez más conflictivo», reza el comunicado de la UE.
Ninguna palabra hace referencia a la que la masacre fue en una iglesia el día de Pentecostés contra un grupo de católicos que estaban en Misa.
Por otro lado, el lunes el ministro de Relaciones Exteriores de Hungría, Peter Szijjartó, condenó el sangriento ataque perpetrado contra una iglesia católica en Owe, Nigeria.
El ministro húngaro del gobierno de Viktor Orbán anunció una ayuda de 25.500 euros en ayuda de emergencia a la diócesis afectada por el ataque.
A diferencia del resto de mandatarios europeos, el ministro de Relaciones Exteriores de Hungría declaró que «el cristianismo sigue siendo la religión más perseguida del mundo, como se vio en el ataque terrorista cometido en la ciudad nigeriana de Owe».
Peter Szijjartó afirmó que «como país que ha sido una nación cristiana durante mil años, Hungría tiene el deber moral de actuar en estos momentos».
De este modo, Hungría afirma destinar 25.000 euros a la diócesis afectada «para contribuir al cuidado y tratamiento hospitalario de los huérfanos y personas que perdieron familiares», dijo Szijjartó