¿Para qué se necesita un ‘experto en ecología’ para presentar una exhortación apostólica?

¿Para qué se necesita un ‘experto en ecología’ para presentar una exhortación apostólica?

La carta filtrada del cardenal Hummes a los obispos advirtiéndoles de la inminencia del documento papal sobre el pasado Sínodo de la Amazonía incluye una curiosa conminación sobre cómo deben presentarlo a los medios.

“Usted también podría comenzar a planificar una conferencia de prensa u otro evento lo más seguido posible a la promulgación de la Exhortación”, escribe Hummes a los obispos en el mensaje filtrado. “Por ejemplo, puede ser apropiado para usted presentar la Exhortación junto a un representante indígena, si es posible de vuestra zona, un responsable pastoral experto (ordenado o religioso, laico o laica), un experto en cuestiones ecológicas y un joven dedicado a la pastoral juvenil”.

Es curioso esa vena, tan común en los partidarios de la apertura y la absoluta libertad de espíritu, de microgestionar hasta el detalle y de dar una desmedida importancia a la imagen y la exposición a los medios. Pero no ha sido eso, ya tan habitual, lo que más nos ha llamado la atención, sino el elenco planeado por el cardenal, verdadero ‘factotum’ del sínodo y de su misma preparación.

De una exhortación papal uno espera doctrina, doctrina católica, sobre la que no puede haber mayor ‘experto’ que el Santo Padre y, quizá para explicarla, teólogos y pastores. Pero, ¿un ‘experto en cuesrtiones ecológicas? ¿Va a ser un texto científico lo que ofrezca Su Santidad? ¿Necesita el refrendo de la ciencia mundana un texto papal?

Uno no imagina a papas de cualquier otro tiempo rodeándose, no sé, de astrónomos o geógrafos para presentar un mensaje a la Iglesia de Dios, mucho menos un mensaje magisterial. Aunque solo sea porque los negociados de la Iglesia y la Ciencia, siendo perfectamente compatibles, están y deben estar perfectamente delimitados. Ya sabemos que Su Santidad estudió Químicas, pero eso no convierte sus opiniones científicas en especialmente atendibles. En cambio, es Papa, y lo que diga sobre cuestiones de doctrina sí tiene un peso incuestionable.

Ese mezclar campos nos confirma en nuestra sospecha de que la jerarquía actual parece aburrida de cuestiones sobrenaturales y demasiado pendiente de las que no corresponden a la fe, por más que se quieran vestir con el lenguaje vápido de cierta religiosidad residual y meramente declarativa.

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