En el día de la festividad de Santa Inés, el cardenal Gerhard Müller celebró la Misa de la tarde en la iglesia de Santa Inés en Agonía ubicada en la popular plaza Navona en Roma.
Sobre esta santa, el purpurado germano dijo que «la joven de doce años rechazó la lucrativa oferta de compromiso y matrimonio con el hijo del prefecto de la ciudad de Roma. Los paganos, tanto antiguos como modernos, solo podían interpretar el rechazo a una vida despreocupada y lujosa como un error, motivado por una ilusión religiosa irrealista y contraria a la vida. Pero la joven cristiana Inés se sentía profundamente y definitivamente unida a su voto de virginidad por amor a Jesucristo, quien es en verdad el Esposo de la Iglesia y de nuestras almas. No es el mundo, con todo su seductor esplendor de poder, riqueza y placer, el que puede traer paz al corazón humano, sino solo el amor de Dios».
En su homilía, el cardenal Müller remarcó que «Inés, a pesar de todas las dulces promesas y amenazas brutales, prefirió la comunión con Jesús a las tentadoras ofertas de este mundo. Al final, fue decapitada con una espada, después de que fracasaran los intentos de quebrar su voluntad por la fuerza».
«Nuestra vida cristiana siempre está sometida a la prueba de si seguimos a Cristo solo cuando la Iglesia es socialmente aceptada y obtenemos beneficios de ser cristianos, o si seguimos a Cristo incluso en su camino de sufrimiento que nos lleva hasta el Gólgota», añadió el exprefecto de Doctrina de la Fe.
Persecución religiosa
Müller también hizo un repaso histórico de momentos graves de persecución contra los cristianos como en «las sangrientas persecuciones de los cristianos en la Revolución Francesa, en las luchas culturales anticlericales de los llamados liberales, en el nacionalsocialismo alemán y en el comunismo soviético». «Pero al igual que en los primeros siglos de su expansión, hoy el cristianismo es nuevamente la religión más perseguida en el mundo. En 78 países, 380 millones de cristianos enfrentan persecuciones intensas y discriminaciones diariamente», destacó el cardenal germano.
En ese sentido, Gerhard Müller denunció que «en el Occidente aparentemente libre, la propaganda anticristiana repite constantemente a niños y jóvenes que la fe en Cristo está científicamente superada y contradice la libre autodeterminación de una persona ilustrada, que, según ellos, hace tiempo se ha elevado por encima de los deseos religiosos y de los dogmas «medievales» de la Iglesia, que consideran obsoletos».
«Sin embargo, la fe en Cristo, el único Salvador del mundo, no depende de nuestras condiciones de vida técnicas o políticas. De hecho, en todo momento y circunstancia nos acompaña una intuición fundamental: nadie puede depositar su confianza en el hombre en la vida y en la muerte, porque solo Dios es suficiente», agregó.
Carlo Acutis como modelo
En la festividad de la joven santa Inés, el cardenal Müller también quiso poner como modelo de santidad para los jóvenes al beato Carlo Acutis quien «orientó toda su existencia hacia Cristo hasta entregar su joven alma en manos de su Creador».
Sobre Cutis, el cardenal Müller aseguró que «para él, el amor a Jesús y la familiaridad con la tecnología moderna no eran cosas contradictorias. Los nuevos medios de comunicación pueden ser mal utilizados para la propaganda anticristiana, pero también ofrecen una oportunidad positiva para llegar a quienes están alejados de la Iglesia o no conocen aún a Cristo, su Salvador. Desde joven, usó sus extraordinarios conocimientos para hacer de Internet un medio moderno de evangelización. Lo llaman el influencer de Dios y el patrón del apostolado informático».
«No es la edad lo que determina la madurez humana, sino la sabiduría. El sentido de nuestra existencia en el mundo permanecería para siempre oculto, incluso si pudiéramos almacenar todo el conocimiento del mundo en nuestra mente o en la memoria colectiva de la humanidad, si la razón viva del niño no estuviera naturalmente abierta a la verdad», zanjó el cardenal Müller.
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