El Papa se niega a recibir a los cuatro cardenales

El Papa se niega a recibir a los cuatro cardenales

 “Hemos decidido solicitarle, con respeto y humildad, audiencia juntos si le parece bien a Su Santidad”: Caffarra escribió una carta al Papa hace mes y medio, pero Francisco no respondió, y los cardenales se reunieron en Roma hace ahora un mes para decidir cómo continuar.

Han pasado ya catorce meses desde que en abril de 2016 el Papa Francisco estampara su rúbrica sobre la exhortación apostólica postsinodal Amoris Laetitia. Desde entonces, la confusión reinante en la Iglesia Católica ha sido enorme: Mientras en unos países, la conferencia episcopal interpretan la norma como una apertura a la comunión de los divorciados que viven en nueva unión, en otros consideran la norma en perfecta continuidad y sintonía con el magisterio precedente, expuesto fundamentalmente en Familiaris Consortio y Veritatis Splendor, ambas de San Juan Pablo II.

En esa situación, pasados unos meses, en septiembre del pasado año, cuatro cardenales decidieron pedir al Papa que aclarara unas cuestiones (dubia), a las que sólamente debía responder sí o no. Se trataba de unas preguntas en las que le pedían al Sumo Pontífice que, dado que sobre el mismo punto existen interpretaciones no ya diferentes, sino contradictorias explicara, en su autoridad petrina, cuál de las interpretaciones es la adecuada. (Puede leer aquella carta aquí).

Al no obtener respuesta, los cardenales decidieron reunirse el pasado viernes 19 de mayo, con ocasión de la presencia en Roma del cardenal Caffarra para asistir a un congreso para la defensa de la vida.  En aquella reunión se decidió esperar un mes a comprobar si el Papa respondía a la carta, o a la solicitud de audiencia.

Pasado un mes, la carta ha sido hecha pública por Sandro Magister, y puede leerla a continuación:

«NUESTRA CONCIENCIA NOS IMPULSA…»

Beatísimo Padre:

Es con cierta trepidación que, en estos días del tiempo pascual, me dirijo a Su Santidad y lo hago en nombre de Sus Eminencias los Cardenales Walter Brandmüller, Raymond L. Burke, Joachim Meisner y mío personal.

Deseamos, ante todo, renovar nuestra absoluta dedicación y nuestro amor incondicional a la Cátedra de Pedro y a Su Augusta persona, en la que reconocemos al Sucesor de Pedro y Vicario de Jesús: el «dulce Cristo en la tierra», como amaba decir Santa Catalina de Siena. No nos pertenece lo más mínimo la postura de quienes consideran que la Sede de Pedro está vacante, ni de quienes quieren atribuir a otros la indivisible responsabilidad del «munus» petrino. Nos mueve sólo la conciencia de la grave responsabilidad proveniente del «munus» cardenalicio: ser consejeros del Sucesor de Pedro en su soberano ministerio. Y del Sacramento del Episcopado, que «os ha puesto como guardianes para pastorear la Iglesia de Dios, que él se adquirió con la sangre de su propio Hijo» (Hch 20, 28).

El 19 de septiembre de 2016 le entregamos a Su Santidad y a la Congregación para la Doctrina de la Fe cinco «dubia», pidiéndole que disipara las incertezas y clarificara  algunos puntos de la Exhortación Apostólica post-sinodal «Amoris Laetitia».

No habiendo recibido respuesta alguna por parte de Su Santidad, hemos decidido solicitarle, con respeto y humildad, audiencia juntos si le parece bien a Su Santidad. Adjuntamos, como es la praxis, una Hoja de Audiencia  en la que exponemos los dos puntos sobre los que deseamos conversar con Usted.

Beatísimo Padre:

Ya ha transcurrido un año desde la publicación de «Amoris Laetitia». En este periodo se han publicado ciertas interpretaciones de algunos pasajes obviamente ambiguos de la Exhortación post-sinodal, no divergentes de, sino contrarios al Magisterio permanente de la Iglesia. A pesar de que el Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe ha declarado en distintas ocasiones que la Doctrina de la Iglesia no ha cambiado, han aparecido numerosas declaraciones individuales de obispos, cardenales e incluso conferencias episcopales que aprueban lo que el Magisterio de la Iglesia no ha aprobado nunca. No sólo el acceso a la Santa Eucaristía de quienes objetiva y públicamente viven en una situación de pecado grave y quieren permanecer en ella, sino también una concepción de la conciencia moral contraria a la Tradición de la Iglesia. Y, así, lo que sucede -¡qué dolor es constatarlo!- es que lo que es pecado en Polonia es un bien en Alemania, lo que está prohibido en la Archidiócesis de Filadelfia es lícito en Malta. Etcétera. Nos recuerda la amarga constatación de B. Pascal: «Justicia en este lado de los Pirineos; injusticia en el otro; justicia en la orilla izquierda del río, injusticia en la orilla derecha».

Numerosos laicos competentes, profundamente amantes de la Iglesia y firmemente fieles a la Sede Apostólica, se han dirigido a sus pastores y a Su Santidad para ser confirmados en la Santa Doctrina en relación a los tres sacramentos del Matrimonio, la Confesión y la Eucaristía. Y, precisamente en estos días, en Roma, seis laicos procedentes de cada continente han propuesto un seminario de estudio que ha tenido bastante participación, con el significativo título: «Aportar claridad».

Ante esta grave situación, que está dividiendo a muchas comunidades cristianas, sentimos el peso de nuestra responsabilidad, y nuestra conciencia nos impulsa a pedirle humilde y respetuosamente audiencia.

Pedimos a Su Santidad que se acuerde de nosotros en sus oraciones, como nosotros le aseguramos que haremos en las nuestras. Y le pedimos el don de Su Bendición Apostólica.

Carlo Card. Caffarra

Roma, a 25 de abril de 2017
Fiesta de San Marcos Evangelista

*

HOJA DE AUDIENCIA

1. Petición de clarificación de los cinco puntos indicados por los «dubia»; razones de dicha petición.

2. Situación de confusión y desconcierto, sobre todo en los pastores de almas, los párrocos «in primis».

 

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