Hemos pasado la jornada del primero de mayo, las aguas están muy revueltas, mucho más de lo que se trasluce y de lo que podemos ver, que ya es mucho. El Papa Francisco ya no está y parece que algunos no se han enterado, lo que era ya no es, los mecanismos de los últimos años ya no existen y lo que venga, será mejor o peor, ya veremos, sin duda será muy distinto. Los males nunca vienen solos, son muchos los que pueden ver en Parolin un mal menor, nunca un bien, no creemos que tenga muchas posibilidades y menos después del episodio vivido. Ayer momentos de enorme tensión en el Vaticano, han saltado todas las alarmas, Parolin no es un niño, tiene setenta años, y aunque controla sus emociones, todos sabemos que cuenta con una personalidad muy influenciable, no son momentos fáciles y ha necesitado un equipo médico por una hora. Parece que está fuera de peligro, eso nos dicen, y que todo era una subida de tensión. Nos vamos a enfrentar a los artículos de hoy que más que noticias nos acercan a aire que tira entre los cardenales, una cosa es lo que se dice en público y otra, muy distinta, lo que se comenta en privado.
Los ‘Novendiali’, el ciclo de santas misas en sufragio por el Sumo Pontífice difunto, ven cómo se reduce el reducido número de asistentes, ya de por sí escasos, a medida que pasan los días. Los organizadores intentan distribuir a los cardenales en semicírculo para dar sensación de plenitud, pero las sillas, ya disminuidas en los días anteriores, eran visiblemente menos, algunas de las cuales permanecieron vacías. Algunos cardenales siguen prefiriendo las celebraciones con pequeñas comunidades que no ven desde hace tiempo en la ciudad y prefieren dedicar tiempo a las conversaciones personales para poder aclarar los pensamientos y conocer a sus hermanos. «Hay más libertad para hablar personalmente sobre algunas ‘candidaturas’ que uno suele hacer».
¿Qué tipo de Iglesia encontrará el 267º Pontífice? A medida que se acerca el Cónclave, crece la anticipación y, con ella, el peso de las preguntas sobre el futuro de la Iglesia Católica. ¿Qué Papa será elegido por los cardenales? ¿Qué prioridades deberá abordar? La conversaciones se desarrollan entre recuerdos y reflexiones: lo que ha sucedido en los últimos doce años, de lo que está surgiendo en las Congregaciones Generales, de esperanzas y de temores. Pesa y mucho el documento que ha circulado anónimamente en 2022 entre los miembros del Colegio Cardenalicio, atribuido a Pell, que pinta un cuadro dramático del estado de la Iglesia bajo el pontificado de Francisco.
La primera prioridad indicada por el memorando es quizás también la más urgente: la restauración de la unidad de la Iglesia a través de la claridad en la doctrina de la fe y de la moral. En los últimos años, la falta de intervención correctiva del papado ante las propuestas heterodoxas surgidas en diversos contextos –desde el Sínodo alemán hasta el cardenal Hollerich– ha generado confusión, reforzando la impresión de que Roma ya no es un líder, sino un espectador. El autor escribió: “Roma loquitur, confusio augetur” , denunciando la pérdida de la función del Papa como garante de la ortodoxia. El próximo Papa, espera el documento, tendrá que volver a poner a Cristo y la enseñanza apostólica en el centro, reafirmando con valentía verdades incómodas para el mundo pero esenciales para la Iglesia: la indisolubilidad del matrimonio, la verdad sobre el hombre y la sexualidad, la centralidad de la Misa y del sacramento de la Penitencia, la necesidad de la misión.
El memorándum acusa al pontificado de Francisco de haber reducido el Estado de la Ciudad del Vaticano a una zona de inestabilidad jurídica y autoritarismo procesal. La justicia ha sido manipulada: juicios realizados sin garantías, leyes modificadas ad hoc, falta de transparencia, despidos arbitrarios. El nuevo Pontífice deberá restablecer urgentemente el primado del derecho en la Iglesia, a partir de la Curia Romana y el respeto de los derechos fundamentales de toda persona. La reforma de la justicia vaticana, así como la de las finanzas, no puede ignorar criterios de verdad, equidad y legalidad. Los continuos escándalos financieros han minado gravemente la confianza en la gestión del Vaticano. El nuevo Papa deberá completar la reforma financiera iniciada y luego interrumpida por Francisco, garantizando competencia, transparencia e independencia en los procesos de toma de decisiones. Pero el memorando advierte: la verdadera emergencia no es el presupuesto, sino la fe . El mayor peligro para la Iglesia no es el déficit económico , sino el espiritual. Las reformas financieras son importantes, pero no deben convertirse en el objetivo de la Iglesia.
El mayor riesgo que señala el documento es que la Iglesia universal se fragmente en una especie de federación de iglesias locales, cada una con su propia doctrina. El Sínodo Universal, según este memorando , ha perdido su rumbo, convirtiéndose en un proceso indefinido, costoso y dispersivo. El nuevo Papa tendrá que redefinir los límites del proceso sinodal, evitando que se convierta en una plataforma de cambios doctrinales, y reafirmar el principio de “unitas in necessariis” : unidad en las cosas esenciales. Una de las acusaciones más duras contra el pontificado de Francisco es la disparidad de trato: tolerancia hacia las derivas teológicas, severidad hacia los fieles atados a la Tradición. Los monasterios contemplativos y los sacerdotes tridentinos fueron perseguidos sin motivo. Además, muchos superiores generales han aprovechado la ola de la violación de la ley para poder cometer abusos de autoridad y de conciencia contra monjes, monjas y monasterios que tienen en la mira por motivos personales. La autonomía de los monasterios sui iuris ha desaparecido. El nuevo Papa tendrá que sanar estas heridas, promover la reconciliación litúrgica y devolver la dignidad a los carismas que han sido marginados. También es necesario volver a conectar con los jóvenes clérigos y seminaristas, que a menudo se sienten decepcionados y desorientados.
El próximo Papa heredará una Iglesia cansada, herida y dividida. Pero es precisamente en los momentos de crisis que la Providencia suscita figuras capaces de guiar al pueblo de Dios hacia la verdad. El próximo Pontífice debe ser, ante todo, un hombre de fe profunda, firme en la doctrina, libre de lógicas mundanas, capaz de devolver la esperanza mediante la claridad y la caridad. Ahora más que nunca la Iglesia necesita un pastor, no un administrador ; de un testigo, no de un promotor publicitario; de un sucesor de Pedro, no de un portavoz del pensamiento de los medios de comunicación.
¿Qué quieren los cardenales, un sucesor de Francisco o de Pedro? Ésta es una pregunta fundamental que debe responderse con la ayuda de la teología y de la historia de la Iglesia y no simplemente con ideas personales o de grupos de poder. Es hora ahora de iniciar una reconciliación interna en la Iglesia, con una clara conexión con toda la Tradición y no con sus últimos destellos, como ha sido costumbre desde hace algún tiempo, desde el Vaticano II en adelante. El último Concilio no es el año cero de la Iglesia, cuando todo comenzó. Se trata de un momento eclesial, un concilio ecuménico, uno de los veintiún concilios de la Iglesia, con una peculiaridad magisterial tal que es fácilmente malinterpretada. Que el nuevo Papa se presente a la Iglesia como el sucesor del apóstol Pedro y no de Francisco, Juan XXIII o Benedicto XVI. El Papa no tiene el monopolio de una idea de pontificado y de Iglesia sino que depende de lo que le precede: la fe ininterrumpida de la Esposa de Cristo. La Iglesia precede al Papa en la fe que profesamos porque en última instancia es Cristo quien precede a la Iglesia y al Papa. ¿Querrá el nuevo Papa remediar todo esto?
En el panorama eclesial estadounidense el Papa Francisco ha logrado generar una profunda división, que se refleja también en el seno del Colegio Cardenalicio. Mientras por un lado encontramos cardenales estadounidenses creados por Benedicto XVI, como Burke, DiNardo, Harvey y Dolan, en posiciones católicas y alejadas del proyecto de la ‘iglesia de Francisco’; por otro lado surgen figuras como Gregory, Farrell, Cupich, Tobin, McElroy y Prevost, todos nombramientos del Papa Francisco, representantes de un frente más marcado ideológicamente y con muchos esqueletos en el armario. Durante el próximo cónclave pesarán los votos de algunos de los partidarios más cercanos del actual pontificado, pero incluso dentro de aquellos que se definen como «bergoglianos» hay matices significativos . Los cardenales creados por Francisco no están unidos a él, al contrario, muchos le acusan de no haberse atrevido lo suficiente, otros le consideran demasiado descarado. La verdadera división, porque así es, hoy no está tanto en el estilo personal del Papa, sino en dos visiones opuestas de la Iglesia. Entre algunos católicos estadounidenses, las críticas al pontificado de Francisco parecen estar fomentando una especie de cinismo sobre el liderazgo de la Iglesia en su conjunto. Me parece que el cinismo puede alimentar una crisis de esperanza.
Algunos cardenales no ocultan su preocupación: «Hay quienes dan entrevistas hablando de un Cónclave corto, de uno largo… En realidad, no estamos seguros de nada, porque cuando se cierren las puertas, se acabará el tiempo de la ficción. Esta mañana también se hicieron varias consideraciones práctico-económicas: siempre nos cuidamos de hablar bien del pasado, pero no tenemos el coraje de decir que necesitamos cambiar de rumbo, que necesitamos volver al respeto a las personas, a la ley, a las normas. Necesitamos empezar a nombrar a personas de confianza y ya está, sin alimentar el clima de desconfianza que nos ha llevado a este estancamiento».
El Sacro Colegio ha estado totalmente anulado estos años y se quiere pasar página. La creación del Consilium Cardinalium Summo Pontifici , conocido comúnmente como “Consejo de Cardenales” , representa quizás mejor que cualquier otro acto el modelo de gobierno elegido por el Papa Francisco: centralizado, personalista y desconfiado de la estructura colegial de la Iglesia. Quedó inmediatamente claro que se trataba del brazo operativo de un Pontífice que quería rodearse de unos pocos consejeros de confianza, excluyendo en su totalidad al Colegio Cardenalicio y marginando el papel de la Secretaría de Estado y sancionó el nacimiento de un verdadero Consejo del Rey , más parecido a un tribunal absolutista que a un organismo sinodal. El próximo cónclave deberá tener esto en cuenta. Y el próximo Papa tendrá que tener el coraje no sólo de restablecer el Praedicate Evangelium , sino también de devolver la dignidad a todo el Colegio Cardenalicio, el tiempo del consejo del rey debe terminar.
¿Qué ha cambiado respecto a 2013? «Nada ha cambiado para mejor, estamos en una situación peor. Doce años de invectivas continuas sobre el clericalismo, la corrupción, el coche último modelo, la iglesia apestosa, los juicios, los chismes, los maricones…». No puedo escribir todo lo que enumera el cardenal a la velocidad de la luz, hay cansancio pero también desconfianza, no pueden identificar a una persona que pueda recoger el legado de este hombre. «¿Qué se hereda?» Si en 2013 la gente tenía la impresión de una Curia con facciones internas y problemas que no funcionaban e incluso daban lugar a escándalos, hoy esta idea se ha intensificado. Francisco no ha erradicado la corrupción, ahora hay más corruptos que antes. Lo que ha cambiado es que ya no son enemigos de la prensa; muchas cosas no se revelan, pero están ahí, y algunos casos han surgido y siguen surgiendo con su tragedia, incluso ahora, con el problema de la corrupción en la Gendarmería Vaticana y en la Oficina del Promotor. ¿Cuántas veces hemos dicho que es necesario abordar estas realidades? Si queremos sobrevivir y sacar adelante la Iglesia de Cristo, debemos actuar sin restricciones. De lo contrario, será difícil prever un futuro brillante
Entrevista de Ettore Gotti Tedeschi al diario Libertà de Piacenza: “Nunca como hoy la iglesia necesita una autoridad moral fuerte». ¿Cuál es, en su opinión, el futuro de la Iglesia tras la muerte del Papa Francisco? «Mi experiencia comenzó hace casi 15 años (de 2009 a 2012), en una época en la que el Papa era Benedicto XVI, con quien tuve el privilegio “único” de colaborar. Los tiempos han cambiado y desde entonces me he alejado demasiado de los “muros sagrados”. Entonces, volviendo a tu pregunta: no lo sé. Creo que el futuro de la Iglesia depende del resultado del Cónclave, del que tendremos muchas explicaciones esclarecedoras sobre un punto fundamental que se preguntan todos los interesados: ¿qué tipo de Iglesia será la post-Cónclave? ¿Que se refiere a verdades doctrinales? ¿O que evoluciona mucho más con el mundo, gracias a un concepto de misericordia que integra o sustituye la verdad? El cónclave nos explicará qué Iglesia quieren los cardenales. La decisión sobre el sucesor del Papa Francisco debería ayudarnos a entender esto. Creo que el mundo necesita ahora más que nunca una autoridad moral fuerte».
«Para mí el problema es más amplio. Me parecería limitante decir simplemente lo que me gustaría que la Iglesia hiciera o cómo lo hiciera. En este momento no está en juego sólo el futuro de la Iglesia, sino el de toda la civilización de origen cristiano, o más bien occidental, fruto de una enseñanza de valores y principios vividos en los últimos milenios. La Iglesia representa la autoridad moral más escuchada en el mundo, incluso por otras religiones. Además, hay un problema… Vivimos en un mundo que ha cambiado dramáticamente en las últimas décadas. Hace apenas treinta años Occidente controlaba el 90 por ciento del PIB mundial; hoy menos de la mitad, esto significa que otras “culturas y civilizaciones” son más influyentes. Dado que el cristianismo ha contribuido en gran medida a la fundación de la actual civilización occidental, debemos reflexionar sobre cuál será el futuro de la civilización occidental y de la humanidad en su conjunto, a partir de lo que la propia Iglesia quiere ser para influir moralmente en ese futuro. Teniendo en cuenta estas transformaciones geopolíticas, técnicas, económicas, sociales, culturales. Pensemos, por ejemplo, que los llamados BRICS (países emergentes) representan un porcentaje del PIB mundial cercano al 40% y crecen a un ritmo del 5-7% anual, mientras nosotros estamos estancados. En este mundo en gran transformación, ¿qué puede y debe hacer la autoridad moral? El resultado del Cónclave lo explicará.»
¿El futuro de la Iglesia está en Asia? «Hace treinta años China representaba alrededor del 2 por ciento del PIB mundial, era un país de agricultores. Hoy pesa el 24 por ciento, exactamente lo mismo que Estados Unidos. Recuerdo una discusión con Benedicto XVI sobre este punto. Me preguntó, respecto a la deslocalización de la producción de Occidente a Oriente y el consiguiente crecimiento económico de China: «Cuando sean fuertes y ricos, ¿difundirán también su cultura, además de sus productos? ¿Con qué resultado para Occidente?». Eso sí, somos nosotros los que creamos el poder de China y Ratzinger había comprendido las consecuencias, este es un punto clave, quien dice que hay que mirar ese continente, tiene razón.
Pronto Asia también exportará cada vez más su propia cultura y valores. Así que sí, ciertamente es necesario pensar en Asia y ayudar a esos países, especialmente a China, a comprender los valores de Occidente. Lo cual ya está sucediendo, ya que desde hace treinta años trabajan sobre todo para hacer el bien a Occidente. Pero hoy China no sólo es un productor de bajo coste, también produce calidad e innovación.
¿Qué debe hacer la autoridad moral? «En estos tiempos de relativismo, hablar de moralidad provoca reacciones negativas. La pregunta es: ¿qué moralidad? ¿Qué verdad? Por eso la Iglesia debe proponerse como autoridad moral, pero racionalmente, afrontando las “causas” de los problemas, en lugar de limitarse a proponer actuar sólo sobre los efectos. Y demostrar que tienen una visión superior y soluciones viables para el bien común”. «Pienso en el ecologismo: la Iglesia debe tomar posición sobre los problemas ambientales y sus causas reales. ¿Alguna vez has pensado que el problema medioambiental nació precisamente gracias al desplome de la natalidad en Occidente y las soluciones intentadas para compensar el impacto de este desplome sobre el PIB, que han sido el hiperconsumismo en Occidente y la deslocalización de la producción “low cost” a Asia, para apoyar el poder adquisitivo consumista, siempre en Occidente? Otro ejemplo podría ser el de la familia, considerada enemiga del pensamiento-cultura que debe ser homogeneizada, cuando en cambio la familia da una educación subjetiva a los hijos, considerada “divisiva”. Otro ejemplo: no podemos hablar de migrantes sin comprender y explicar las verdaderas causas de la migración y las soluciones más adecuadas. Así pues, la Iglesia, después de haber establecido qué «tipo de Iglesia» quiere ser -teniendo en cuenta que está en juego la civilización misma-, debe comenzar por estudiar y afrontar las causas de los problemas, no sólo los efectos.
La prioridad es comprender el papel de la Iglesia en el siglo XXI es volver a estudiar lo que escribió el Papa Benedicto XVI. En “Caritas in Veritate”, la encíclica sobre la globalización escrita por el papa Benedicto XVI, a la que contribuí con la parte económica, se encuentra esta introducción fundamental: “¿Cómo puede un hombre imbuido de una cultura nihilista, sin muchos valores de referencia, saber manejar instrumentos tan sofisticados? Es posible que se le escapen de las manos y adquieran autonomía moral”. ¿Puede un instrumento tener autonomía moral? En la Conclusión, Benedicto XVI explica que en momentos de crisis tan profunda no son los instrumentos los que hay que cambiar, sino el corazón del hombre. Es esencial. Y queda una pregunta abierta: ¿quién debe cambiar el corazón del hombre? ¿Quién será el próximo Papa? «Sería estúpido responder. Y ni siquiera te diré a quién preferiría».
La Capilla Sixtina está cerrada y preparándose para acoger a los cardenales electores. En estos momentos se está montando un pavimento elevado, que anula el asiento perimetral y el espacio previsto para el trono pontificio. la estructura soportará el peso del Sacro Colegio, el día siete veremos la capilla luciendo un impecable alfombrado y con el mobiliario adecuado, es nuestra curiosa imagen de hoy.
«Este es verdaderamente el profeta que iba a venir al mundo».
Buena lectura.
En mi opinión, durante el pontificado de Francisco, se puede deducir una acción multidimensional contra la doctrina:
1. Fé y moral: la bomba atómica anunciada por Seifert con Amoris laetitia (2016)
2. Liturgia: la otra bomba atómica de Traditionis custodes, Querida Amazonía, el Camino Sinodal Alemán y el Sínodo de la Sinodalidad
3. Eclesiología: el tratado secreto con China y el Camino Sinodal Alemán con el Sínodo de la Sinodalidad
4. Disciplina: el ataque e insultos continuados contra personalidades y comunidades tradicionalistas, y el laissez faire a favor de los progresistas (China, Alemania, Amazonía, James Martin…)
Aquí se trata la liturgia y las mujeres, un tema que el próximo papa deberá de solucionar ya de una vez, pues se arrastra desde sus orígenes con el Novus Ordo Missae de Pablo VI de 1969.
No es raro que muchos católicos, hartos de los abusos continuados y masivos desde hace 55 años en las misas del Novus Ordo de 1969, se hayan pasado al Vetus Ordo ante la absoluta falta de disciplina, indiferencia, tolerancia y disimulo por parte del Vaticano de Francisco y de sus obispos, y nada extraño ha sido la reacción furiosa de Francisco contra esta reacción que lo dejó en evidencia con su inicua Traditionis custodes, y es una evidencia que el apostático Camino Sinodal Alemán se quiere introducir dentro de la Iglesia Universal a través del Sínodo de la Sinodalidad y de este invento de la Iglesia Sinodal.
I. SACERDOCIO Y DIACONISAS FEMENINAS
Fundamentos ideológicos progresistas y modernistas de la petición de mujeres sacerdotisas y diaconisas en la Iglesia Católica
1. Igualdad baptismal: Basado en Gaudium et Spes (n. 29) y Lumen Gentium (n. 32), se argumenta que todos los bautizados, hombres y mujeres, comparten la misma dignidad y vocación a la santidad, lo que debería reflejarse en el acceso a todos los ministerios, incluidos el sacerdocio y el diaconado (Gal 3,28: «No hay varón ni mujer»).
2. Precedente histórico: afirman que hay evidencia de mujeres diaconisas en la Iglesia primitiva (siglos I-XI en Oriente, V en Occidente), que recibían ordenación sacramental (Rom 16,1: Febe como diaconisa), sugiere que el diaconado femenino es teológicamente viable y no rompe la tradición (National Catholic Reporter, 2024).
3. Necesidad pastoral: se fijan en la escasez de sacerdotes en países desarrollados (3.000 católicos por sacerdote en EE.UU.) y la función activa de mujeres en ministerios laicales (80-85% de los 35.000 ministros eclesiales laicos en EE.UU. son mujeres) justifican su ordenación para atender necesidades pastorales, como predicar o administrar sacramentos (Women in the Catholic Church, Wikipedia).
4. Justicia de género: influenciados por movimientos feministas y la teología de la liberación, los defensores ven la exclusión femenina como una forma de patriarcado incompatible con la justicia social y los derechos humanos, criticando el argumento de la «incapacidad ontológica» como culturalmente condicionado (Women Priests, 2021).
5. Inculturación y modernización mundana: la presencia de mujeres en funciones ministeriales en otras denominaciones (anglicanos, luteranos) y el cambio en las expectativas de género en la sociedad moderna presionan por una reforma que haga la Iglesia más relevante (U.S. Catholic, 2024).
Organizaciones y personalidades relevantes
1. Roman Catholic Womenpriests (RCWP): Organización independiente que, desde 2002, ordena mujeres como diaconisas, sacerdotisas y obispas, alegando sucesión apostólica, aunque no reconocida por el Vaticano, que excomulga a las participantes (Ordination of Women, Wikipedia).
2. Phyllis Zagano: Teóloga católica, autora de múltiples libros y miembro de la comisión vaticana de 2016 sobre el diaconado femenino, defiende la ordenación de mujeres diaconisas basándose en precedentes históricos y necesidades pastorales (Franciscan Media, 2023).
-La Iglesia Católica, según el Código de Derecho Canónico (canon 1024) y Ordinatio Sacerdotalis (1994), considera que solo los varones pueden recibir la ordenación sacerdotal, y el diaconado femenino sigue en estudio sin resolución definitiva (Catholic News Agency, 2023).
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II. CAMINO SINODAL ALEMÁN: SACRAMENTO DEL ORDEN FEMENINO
Capítulo 1: Aprobaciones de iure
El Camino Sinodal Alemán no ha logrado reformas litúrgicas de iure vinculantes, ya que requieren aprobación vaticana.
Las propuestas aprobadas en sus asambleas son resoluciones no implementadas formalmente, pero se listan como intentos de reforma litúrgica.
1. Intervención de mujeres en la liturgia
Ampliar funciones litúrgicas para mujeres, incluyendo predicación homilética, liderazgo en oraciones comunitarias y participación activa en la liturgia.
Foro “Mujeres en ministerios y servicios en la Iglesia” (2022)
2. Funciones propuestas:
2.1. Homilías: Permitir que mujeres prediquen durante la Misa.
2.2. Oración de los fieles: Liderazgo femenino en oraciones comunitarias.
2.3. Lecturas: Proclamación de lecturas (ya permitido, pero con énfasis en mayor participación).
Estado: No implementado de iure, pendiente de revisión canónica.
3. Funciones litúrgicas específicas
3.1. Homilías: Propuesta de permitir homilías por laicos, especialmente mujeres (Foro “Mujeres en ministerios”, 2022). No implementado.
3.2. Consagración laical: posibilidad de que los laicos (hombres y mujeres) pudieran consagrar individualmente o en un grupo, o conjuntamente con sacerdotes, mediante una autorización ad hoc del obispo por el sacerdocio bautismal habilitado a ordenado
3.3. Interconsagración ecuménica o universal: sacerdotes y líderes protestantes (hombres o mujeres) pueden consagrar las especies eucarísticas; también lo pueden hacer otros miembros de otras religiones o incluso agnósticos o ateos, pues Cristo es universal
Capítulo 2: actuaciones de facto
– Intervención de mujeres en la liturgia
Mujeres asumen funciones litúrgicas expandidas, incluyendo predicación, liderazgo de oraciones y distribución de la comunión.
1. Homilías: Mujeres teólogas predican en Misas, contraviniendo el canon 767 §1 (Osnabrück, 2022).
2. Lecturas: Mujeres proclaman el Evangelio (no autorizado; Múnich).
3. Oración de los fieles: Mujeres dirigen oraciones comunitarias (Colonia).
4. Administración de la comunión: Mujeres actúan como ministras extraordinarias sin necesidad estricta (Friburgo).
En Hamburgo (2023), mujeres lideraron oraciones y predicaron en Misas dominical
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III. MUJERES CURA EN LAS MISAS SIN CURA
Norma que regula las celebraciones dominicales en ausencia de presbítero
Documento: Directorio para las Celebraciones Dominicales en Ausencia de Presbítero, de 2 de junio de 1988.
Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, aprobado por Juan Pablo II.
Regula las asambleas dominicales en comunidades sin acceso a la Eucaristía por falta de sacerdotes. Incluyen Liturgia de la Palabra (lecturas del Leccionario dominical, oraciones) y, si es posible, distribución de la comunión con hostias previamente consagradas. Son excepcionales, no reemplazan la Misa y buscan fomentar el deseo de la Eucaristía (n. 18-22).
Canon 1248 §2 del Código de Derecho Canónico, que permite cumplir el precepto dominical con Liturgias de la Palabra u oraciones comunitarias.
La escasez de sacerdotes en regiones como la Amazonía o áreas rurales de Europa. Las conferencias episcopales pueden adaptar los ritos con aprobación vaticana (n. 35).
– Presidencia de mujeres en estas celebraciones
Las mujeres pueden presidir estas celebraciones, designadas por el obispo diocesano, con formación litúrgica adecuada y reconocimiento de la comunidad (Directorio, n. 29-30).
Actúan como laicas o religiosas, en comunión con el párroco y el obispo, en diócesis con escasez de clérigos (Hispanoamérica, Europa rural).
En la diócesis de Oviedo, España, se forman laicas y religiosas para liderar estas celebraciones con esquemas aprobados (Iglesiadeasturias.org, 2019).
– Funciones de las mujeres presidentes
Las mujeres desempeñan las siguientes funciones en la estructura de la celebración (Directorio, n. 38-44):
1. Ritos iniciales:
Inician con un saludo laical (“Bendigamos al Señor”), dirigiendo desde fuera del presbiterio, sin usar saludos sacerdotales.
2. Liturgia de la Palabra:
a) Proclaman lecturas (primera, segunda, salmo) y el Evangelio, simplificando fórmulas clericales (“Escuchemos el Evangelio según…”).
b) Dirigen la oración de los fieles, usando textos del Misal o adaptados.
c) Ofrecen reflexiones sobre las lecturas (no homilías), basadas en textos aprobados (homilías del Papa).
3. Rito de la comunión:
La apariencia que da es como si fueran sacerdotes, al ocupar el presbiterio y el altar y realizar gestos parecidos.
a) Tocan la Sagrada Eucaristía al manejar el copón con hostias consagradas, colocándolo en el altar y haciendo genuflexión.
b) Muestran (no elevan) la hostia, diciendo: “Este es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo”.
c) Administran la comunión como ministras extraordinarias, diciendo: “El Cuerpo de Cristo”.
4. Ritos de conclusión:
a) Pronuncian una bendición laical (“El Señor nos bendiga”), persignándose, sin bendiciones sacerdotales.
b) Despiden con “En el nombre del Señor, pueden ir en paz”.
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IV. ACÓLITAS Y LECTORAS
El Papa Francisco aprobó la participación de mujeres como acólitas y lectoras mediante la Carta Apostólica en forma de Motu Proprio «Spiritus Domini», publicada el 11 de enero de 2021.
El decreto modificó el canon 230 § 1 del Código de Derecho Canónico, que previamente reservaba los ministerios de lector y acólito a varones laicos. La nueva redacción establece:
“Los laicos que tengan la edad y condiciones determinadas por decreto de la Conferencia Episcopal, pueden ser llamados para el ministerio estable de lector y acólito, mediante el rito litúrgico prescrito; sin embargo, la colación de esos ministerios no les da derecho a ser sustentados o remunerados por la Iglesia.”
Esta reforma elimina la restricción de género, permitiendo que mujeres sean instituidas formalmente en estos ministerios laicales.
1. Ruptura con la tradición litúrgica
La inclusión de mujeres en los ministerios de lectorado y acolitado rompe con 2.000 años de tradición que reservaba estos roles a varones, vinculados históricamente al sacerdocio masculino. Aunque redefinidos como laicales en 1972, su reserva a varones mantenía un simbolismo teológico, y este cambio se ve como una alteración de la práctica constante de la Iglesia.
2. Devaluación del sacerdocio ordenado
Permitir mujeres en ministerios litúrgicos estables diluye la distinción entre el sacerdocio ordenado (exclusivo de varones) y las funciones laicales, generando confusión. Su presencia en el presbiterio puede sugerir una cercanía visual al sacerdocio, creando expectativas erróneas sobre la ordenación femenina.
3. Alteración del simbolismo litúrgico
La liturgia refleja la relación esponsal entre Cristo (varón) y la Iglesia (femenina). Las funciones masculinos en el altar simbolizan a Cristo como Sumo Sacerdote. Incluir mujeres rompe este simbolismo y responde a presiones seculares de igualdad de género, ignorando la complementariedad teológica.
4. Precedente para ordenación femenina
Aunque no autoriza el sacerdocio femenino, la reforma podría ser un paso hacia el diaconado o sacerdocio femenino, alimentando expectativas progresistas. La institucionalización de mujeres en ministerios estables mediante ritos litúrgicos se percibe como un acercamiento a las funciones clericales.
5. Formalización de irregularidades litúrgicas, relativismo y laxismo
La reforma legitima la práctica extendida pero irregular de mujeres como lectoras y acólitas, antes considerada un abuso según el canon 230 § 1. En lugar de corregir estas prácticas, las codifica, promoviendo laxitud en la disciplina litúrgica.
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V. MONAGUILLAS
Carta Circular sobre el Servicio Litúrgico de los Monaguillos (Congregación para el Culto Divino, 15 de marzo de 1994, Prot. N. 144/94), basada en el canon 230 §2 del Código de Derecho Canónico.
Autoriza a mujeres y niñas a servir como monaguillas con la aprobación del obispo diocesano, siempre que sea pastoralmente adecuado.
Funciones de las monaguillas
Realizan tareas de apoyo litúrgico, incluyendo:
1. Portar objetos litúrgicos (cruz procesional, cirios, incensario, misal).
2. Asistir al sacerdote en la preparación y limpieza del altar.
3. Incensar bajo dirección del celebrante durante la Misa u otras celebraciones.
Diócesis
Desde 1994, diócesis en Europa, América Latina, Estados Unidos y otras regiones han incorporado monaguillas, previa formación en liturgia y bajo supervisión parroquial. El obispo evalúa su idoneidad según las necesidades y sensibilidades de la comunidad.
Justificación teológica:
La apertura a monaguillas refleja la igualdad baptismal (Lumen Gentium, n. 32) y la participación activa de los laicos (Sacrosanctum Concilium, n. 14). Su función es estrictamente laical, sin funciones clericales (proclamar el Evangelio, consagrar).
El servicio de monaguilla es una función temporal, no requiere institución formal (a diferencia de acólitas) y está abierto a laicos de ambos sexos, según normas diocesanas.
Críticas:
1. Disminución de vocaciones sacerdotales masculinas
Los monaguillos varones han sido una fuente para fomentar vocaciones al sacerdocio al introducir a los niños en la vida litúrgica y enseñarles su operativa. Introducir monaguillas rompe esta formación, ya que no pueden acceder al sacramento del Orden, y desplaza a los niños, limitando su experiencia.
2. Ruptura con la tradición litúrgica
Durante dos mil años, el servicio en el altar fue exclusivo de varones, ligado al sacerdocio masculino. Las monaguillas son una innovación que altera esta continuidad.
3. Expectativas de ordenación femenina
Las monaguillas pueden generar confusión, sugiriendo que las mujeres podrían acceder al diaconado o sacerdocio, contrariando la doctrina católica.
4. Desaliento de niños varones
La presencia de monaguillas puede desmotivar a los niños a participar en el servicio litúrgico, al percibirlo como “femenino”, reduciendo su involucramiento.
5. Desacralización de la liturgia
Las monaguillas, al introducir elementos modernos, podrían disminuir la reverencia litúrgica, especialmente si no están bien formadas.
6. Confusión de funciones litúrgicos
La participación de monaguillas puede difuminar la distinción entre roles laicales y clericales, generando ambigüedad sobre el sacerdocio masculino.
7. Concesión al feminismo
Las monaguillas se perciben como una respuesta a presiones culturales feministas, incompatibles con la doctrina de roles diferenciados en la Iglesia.
8. Falta de formación y reverencia
Las monaguillas, sin formación adecuada, pueden mostrar comportamientos irreverentes que afectan la solemnidad de la Misa.
Críticos: Cardenal Albert Malcolm Ranjith, Monseñor Pedro Martínez, Monseñor Athanasius Schneider, Juan Pablo II, Sra. Elisa Jacoma, Catholic.net
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VI. MUJERES CON OTRAS FUNCIONES LITÚRGICAS
Las mujeres pueden desempeñar funciones litúrgicas alrededor del altar conforme al Código de Derecho Canónico (canon 230 §2 y §3), la Instrucción Redemptionis Sacramentum (25 de marzo de 2004, n. 63-65, 154-155) y el Directorio para las Celebraciones Dominicales en Ausencia de Presbítero (2 de junio de 1988, n. 29-30).
Estas normas permiten tareas específicas en la Misa o celebraciones no eucarísticas, bajo autorización del obispo y en casos de necesidad pastoral.
Se justifica la participación femenina por la igualdad baptismal (Lumen Gentium, n. 32) y responder a necesidades pastorales en regiones con escasez de clérigos (Sacrosanctum Concilium, n. 28). Teóricamente las funciones son estrictamente laicales, excluyendo actos diaconales como proclamar el Evangelio, pronunciar homilías (canon 767 §1) o presidir bendiciones sacramentales. Se implanta en diócesis de Hispanoamérica y Europa rural, con formación previa y supervisión episcopal.
Las mujeres pueden realizar las siguientes tareas litúrgicas alrededor del altar:
1. Ministras extraordinarias de la comunión:
Canon 910 §2 y Redemptionis Sacramentum (n. 155).
Distribuir la Sagrada Comunión en la Misa o a enfermos, cuando faltan clérigos o hay muchos comulgantes. Colocan el copón en el altar, muestran la hostia con la fórmula “Este es el Cordero de Dios” y reparten la comunión diciendo “El Cuerpo de Cristo”.
2. Asistencia litúrgica al sacerdote:
Canon 230 §2. Preparar el altar antes de la liturgia eucarística (disponer el cáliz, patena, misal), retirar objetos tras la comunión, llevar objetos litúrgicos o incensar bajo dirección del celebrante, especialmente en Misas solemnes.
Restricción: No realizan actos reservados a clérigos, como proclamar el Evangelio o dirigir la oración universal sin autorización.
3. Presidencia de celebraciones no eucarísticas:
Directorio (1988, n. 29-30). Liderar Liturgias de la Palabra o servicios comunionales en ausencia de presbítero, manejando el copón en el altar para distribuir hostias consagradas. Dirigen oraciones y ritos desde fuera del presbiterio, accediendo al altar solo para la comunión.
4. Acólitas y lectoras
La Carta Apostólica Spiritus Domini (11 de enero de 2021) amplía la participación femenina en el altar al formalizar los ministerios de acólitas y lectoras
5. Desviaciones
En diócesis progresistas (Alemania, Bélgica), las mujeres asumen con mayor frecuencia funciones de ministras extraordinarias y liderazgo en celebraciones eucarísticas y otras, impulsadas por el Camino Sinodal Alemán
(2019-2023) incluso saltándose cualquier tipo de limitación legal.
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Según Gaetano Masciullo en The Remnant, ya estaría prácticamente hecho un acuerdo para elegir a Parolin.
Pido y rezo por un Papa que lleve la Santa Iglesia Santa y Católica en las venas de su alma.
Que tenga:
«Alma Petrina» hasta el martirio pastoreando, una Iglesia perseguida por mundo Demonio y carne.
«Alma Paulina». Misionera y Católica, cuya obsesión sea Cristo, y con verdadera preocupación orante por cada bautizado y cada pagano
«Alma Joánica» y mística, que Crea, Espera y ore, con el Drama espiritual del Apocalipsis en sus entrañas.
«Alma actual» con el Catecismo de la Iglesia Católica y el verdadero Vaticano segundo, limpio de tanta porquería y manoseo vulgar, mundano y malvado.
«Alma Mariana», Madre de Dios y Madre dolorosísima de TODOS los hombres, de los buenos y de los malos que rehuimos la conversión, y que delante de su cara seguimos crucificando al Hijo.
«Alma hecha Pura Misa», alma cristificada, que de día y de noche clame al cielo… orando lo que todos los santos llevan en su alma: «!Qué va a ser de los pecadores!» y su destino eterno.
Lo de la salud del Cardenal Parolin es totalmente incierto y ya ha sido desmentida por el Vaticano. Mienten. Desinfovaticana.