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Al títere le crece la nariz

Pinocho
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Corría el año 1883, cuando Carlo Lorenzini, con el seudónimo de Carlo Collodi en honor a un bellísimo pueblo de la Toscana, publicó el libro “Historia de un títere”, Pinocho.

El títere, que cobrará vida, comienza a hacer un sin fin de travesuras, siendo desobediente, egoísta, gandul, mentiroso, con tendencia a las malas compañías, no queriendo estudiar y sí vivir una vida holgazana y carente de esfuerzos. Tiene buenas intenciones que caen en saco roto una tras otra en cuanto alguien le ofrece una salida más fácil y cómoda. La moraleja de Pinocho es clara, no basta querer ser bueno, hay que serlo.

Hasta conseguir esto, habrá una característica que acompañará al títere, le crecerá la nariz cada vez que mienta.

Comenzamos el curso constatando lo que todavía publicaba como sospecha a primeros de junio en mi artículo “Pueden intervenir el seminario de Madrid”.

A Osoro, nuestro actual Arzobispo, le sigue creciendo la nariz. Mintió junto con el Rector del Seminario Conciliar a los seminaristas, a los formadores, a los sacerdotes y por ende a todo el pueblo de Dios; en definitiva a toda la Iglesia que peregrina en Madrid.

Por desgracia, el último formador que tuvo que salir de prisa y corriendo, hasta hoy sacerdote, quien tiene un extenso currículum eclesiástico y académico, no dejó de ser formador del Seminario Conciliar de Madrid no sólo por razones de salud, sino por tener también en su currículum algunas aventuras que ocultó hasta que pudo en su madera de títere.

Nadie estamos libres de una debilidad o de la misma debilidad a lo largo de muchos años. Quizá y sencillamente nunca debió ser ordenado sacerdote ya que de aquellas aguas vienen estos lodos. El caso es que quien le ordenó y quienes lo presentaron como candidato tienen su parte de responsabilidad.

Pero a cada uno lo suyo; fue Osoro quien le nombró formador del Seminario Conciliar de Madrid y lo respaldó como candidato a la Cátedra de Nuevo Testamento en la Universidad Eclesiástica de San Dámaso, así como dio su visto bueno para que formase parte de la Comisión Bíblica Internacional; no olvidemos que es un “Arana boys” y Osoro ante eso se pliega.

Siento como sacerdote dolor por el dolor ajeno, tanto como cuando un matrimonio viene a plantearme su separación. Y aprovecho a dar públicamente gracias a Dios por seguir sosteniéndome fielmente en el ministerio sacerdotal por su infinita Misericordia. Pero no sería sincero sino manifestase que pienso que igual que hay matrimonios nulos, debería haber ordenaciones sacerdotales nulas.

Desde la cancillería de nuestra Archidiócesis de Madrid, ya han comenzado del proceso de secularización. De ahí que ya no figure como profesor en nuestra Universidad Eclesiástica para este curso 2022-2023. Lo siento de corazón, pero quizá sea lo mejor para la persona y para la Iglesia.

Vuelve a crecer la ya larga nariz de Osoro quien trata de modo desigual a unos sacerdotes que a otros. A unos los persigue hasta presentar recursos contra ellos mientras que a otros los oculta y encubre mintiendo como un títere.

Osoro ha tratado a nuestros seminaristas como menores de edad. Ellos no se escandalizarán porque uno de sus formadores tenga que dejar el seminario por razones personales, que no “por razones de salud”; son mayores de edad y en su inmensa mayoría han vivido muchas más experiencias de todo tipo que cualquiera de nosotros en nuestra época.

Osoro que intenta hacer ver a nuestros seminaristas que es un padre para ellos; ha utilizado lo que nos dice San Ignacio en los Ejercicios Espirituales que usa el demonio, la mentira. Y como padre de la mentira que es el demonio Osoro se ha dejado tentar por él y ha caído en su tentación.

La herida a nuestros seminaristas está hecha, se les miente, y esto es lo que les escandaliza, que su Rector y su Arzobispo usen la mentira cuando se pide la renuncia a uno de sus formadores. ¿Qué futuros sacerdotes estamos formando, cuando se les miente para ocultarles la enfermedad y la muerte espiritual?, también posible en la vocación sacerdotal.

Se cree que el autor de Pinocho era masón y que quiso expresar su visión de la masonería basada en el honor, la verdad y la virtud, a través de una escuela de formación de los individuos basada en los actos de Pinocho y sus consecuencias. Confiamos que esta pertenencia no sea el motivo de las mentiras del Arzobispo de Madrid y del Rector del Seminario Conciliar.

“Las mentiras, hijo mío, se conocen enseguida, porque las hay de dos clases: las mentiras que tienen las piernas cortas, y las que tienen la nariz larga. Las tuyas, por lo visto, son de las que tienen la nariz larga”. Le dijo el hada a Pinocho.

Comentarios
12 comentarios en “Al títere le crece la nariz
  1. perdonen mi ignorancia, pero el sacerdote al que se alude cuya secularización se está realizando quién es? Es el rector o el formador Andrés Saéz Gutiérrez. Me parecía un chico piadoso y distinguido.

  2. ¿Quién eres «balcones a la calle»? Muy importante que lo digas. No puedes decir todo esto y permanecer en el anonimato, mucho más si eres sacerdote como das a entender. Así no sirves a la Iglesia, así pierdes tu identidad.

    1. DA IGUAL dice: «¿Quién eres «balcones a la calle»? Muy importante que lo digas. No puedes decir todo esto y permanecer en el anonimato» Y yo pregunto: ¿Por qué? ¿Por que «no puedes decir todo esto y permanecer en el anonimato»? En todo caso que sea verdad o no lo que dice pero que no pueda permanecer en el anonimato no sé de dónde lo saca DA IGUAL. Que sigue diciendo: «Así no sirves a la Iglesia, así pierdes tu identidad» No sé qué identidad va a perder puesto que siempre la ha ocultado y lo de que no sirve así a la Iglesia es una afirmación gratuita de DA IGUAL

  3. Claro que hay ordenaciones nulas. La ley canónica contempla el proceso de declaración de nulidad de la sagrada ordenación. Lo que pasa es que es mucho más difícil que una ordenación sea nula a que lo sea un matrimonio, porque el matrimonio lo crea el consentimiento de los esposos, mientras que la ordenación no requiere el consentimiento del ordenando. Los requisitos de validez de la ordenación son seis. Tres, por parte del ordenante: que sea obispo, que quiera hacer lo que hace la Iglesia, que emplee la forma y la materia prescritas. Tres por parte del sujeto: que sea bautizado, que sea varón, que no rechace la ordenación.

    1. Ciertamente el derecho lo contempla, pero a nosotros nos lo endulza abriéndonos procesos de secularización prácticamente nunca de nulidad. Cuando muchos si los requisitos fuesen más coherentes serían nulos. Tenemos que ser honrrados y reconocerlo.

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