Espero que ahora no venga algún memo a reclamarme que cómo no contrasto la noticia.
No soy ningún investigador ni un corresponsal de guerra. Sólo un comentarista de lo que veo, leo u oigo. Y sólo doy fe de que eso está ahí. En los papeles, las televisiones, internet o los rumores. Si las noticias son falsas la culpa no es mía. Y tampoco tengo medios para comprobar su veracidad o falsedad. En lo que tampoco me implico. Sólo aseguro que es verdad que eso se dice. No que sea verdadero lo que se dice. Lo será o no. Lo mío no es respaldarlo ni desmentirlo.
La última Audiencia general del Papa, hoy mismo, se celebró en el Aula Pablo VI. Donde se celebraron otras anteriores también de otros Papas. Con claros según dice Specola de esta u otras anteriores del Papa Francisco. Los de la Plaza de San Pedro los hemos visto todos y ya repetidas veces. No es fácil calcular el número de asistentes en una plaza aunque sí comparar con asistencias anteriores. En el Aula Pablo VI es facilísimo. Si hay espacios desocupados es que asistieron menos de 6.300 personas. Que no es ninguna cifra apoteósica.
Parece que también, o eso dicen algunos, que en la misa del gallo de este año, que hay quien la llama del pollo porque en hora tan anticipada no ha tenido tiempo el ave de llegar a gallo, había notables huecos en la basílica de San Pedro. Y todos recordamos los notabilísimos que la televisión mostró en el Corpus de este año en San Juan de Letrán.
Antes, en la Plaza, el Aula, la Basílica o donde se celebraran actos pontificios acudían multitud de peregrinaciones diocesanas o parroquiales, más infinidad de católicos que habían ido a Roma individualmente, además de los turistas que sin religión o de otras distintas de la católica que acudían igual que iban a la Fontana de Trevi o al Foro Romano.
Tenemos hoy un Papa popularísimo, ensalzadísimo por los medios, elogiadísimo por todos o casi todos los que odian a la Iglesia y que sin embargo parece haber alejado no poco el entusiasmo de los católicos en acudir a su lado. Me parece muy preocupante para la Iglesia y para el Papa.
Si el presidente del Real Madrid se viera todos los días felicitado por los forofos del Barça al tiempo que veía que sus socios disminuían todos los meses y cada vez había más gradas vacías en el Bernabéu, tal vez debiera pensar que algo no lo estaba haciendo bien.
Independientemente de que Spadaros, Truchos, Ojeas o Sciclunas nos repitan todos los días que por fin ha llegado Superman a la Iglesia. Y que a un tal Jesucristo no hay que hacerle mucho caso porque como en su tiempo no había grabadoras a saber lo que de verdad dijo.