«El Papa Francisco tiene la capacidad, ampliamente demostrada, de cabrear a sus sacerdotes, otros no tiene. Lo triste de la situación es que lo hace utilizando argumentos que solo existen en su imaginación y ridiculiza , o pretende hacerlo , situaciones que no existen. Cuando los ministros «se exceden en su servicio y maltratan al pueblo de Dios, desfiguran el rostro de la Iglesia, la arruinan con actitudes chauvinistas y dictatoriales». «Es doloroso encontrar en algunas oficinas parroquiales la lista de precios de los servicios sacramentales como en un supermercado. Dejamos al lado otras referencias que son incompresibles puestas en la boca del Papa. Parece que el Papa Francisco pretende imponer sus gustos a todo el mundo y ante el evidente rechazo se llena de disgustos. Los sacerdotes, en general, por pura salud mental, pasan olímpicamente del Papa Francisco, y si algo lleva su firma, simplemente se tiene por no recibido.
Las palabras del Papa están, una vez más, completamente desconectadas de la realidad y le sirven para demonizar a todos y embellecerse a los ojos de aquellas entidades periodísticas que luego aman relanzarlo con énfasis. Ya había dirigido las mismas palabras a los sacerdotes sicilianos. Sería útil que nombrara las parroquias que tienen lista de precios en la sacristía. No tiene sentido atacar a las parroquias, todas y de forma indiscriminada, y a crear una mala imagen. El Papa Francisco, evidentemente nunca ha vivido en una parroquia, no sabe que gastos tiene una parroquia. La Iglesia no vive del aire y las parroquias no disfrutan de las generosidades de los Clinton, los Gates y los Soros. Al final de mes los párrocos reciben las facturas de luz, agua y gas y los innumerables gastos que sirven para mantener vivos los edificios y los servicios que los fieles disfrutan y utilizan.
Entonces, Santidad, ¿qué queremos hacer? ¿Enviamos todas las facturas al 00120 Ciudad del Vaticano? La realidad es que la mayoría de los sacerdotes viven con un salario miserable que ni siquiera les permitiría llegar a fin de mes si no fuera por la rectoría. La realidad es que numerosos párrocos y vicepárrocos pasan sus días entre la gente y no se preocupan de cuántas ofrendas se hacen porque confían en la divina providencia. Son hombres que han entregado su vida al servicio de Cristo y de la Iglesia y son conscientes de que «el Pueblo Santo de Dios» reconoce esta generosidad y también se hace presente con apoyo económico además de una colaboración activa. La realidad es que muchos sacerdotes trabajan duro cada día para obtener aportaciones que sirvan para costear una serie de tareas que sirven para ofrecer un ambiente familiar a las personas. Está claro que Francisco nunca ha experimentado estas realidades porque siempre ha estado ocupado siendo fotografiado en autobuses en Buenos Aires en lugar de visitar a sus párrocos y preguntarles si necesitaban algo.
Y terminamos esta última embestida del Papa Francisco: “Esta es la gran derrota a la que nos lleva el clericalismo. Y esto es muy triste y escandaloso (basta ir a las sastrerías eclesiásticas de Roma para ver el escándalo de los jóvenes sacerdotes probándose sotanas y sombreros o batas y sombreros de encaje)”. Parece que si un sacerdote va a una sastrería a hacerse un traje, ¿es clericalismo?, Si el sastre va a Santa Marta, ya no lo es. Los hay con buen gusto que se hacen tomar las medidas y hay quienes son descuidados y prefieren que se vean sus pantalones negros bajo su sotana blanca, que es 5 cm más corta, esto no es pobreza sino dejadez y descuido. El Papa Benedicto XVI usaba los mejores ornamentos posibles, la liturgia es esto y San Francisco, el de Asís, lo recomendaba vivamente y de tejidos sabía.
Los sacerdotes de 1968 estaban acostumbrados a tener la comida caliente todos los días, servida por el ama de llaves, y por eso siempre tenían mucho tiempo para charlar sobre estas cosas. Que toda una intervención del Papa Francisco en un sínodo vendido como importante se centre es esto es para hacérselo mirar. ¿Nos sorprende que Rupnik y Zanchetta estén encubiertos? Bueno, no usan encaje. Rupnik ni siquiera tiene una lista de precios para los sacramentos ni los administra. No olvidemos que el sacerdote medio goza de un humor excelente que le permite sobrevivir en medio de tantas tonterías y no dudamos que vistos los disgustos que causa al pontífice el tema del encaje se muestre firmemente partidario. El Papa Francisco pasará a la historia como el gran promotor del encaje, vistos los gustos y disgustos que provoca, se ha vuelto todo un signo de los tiempos, altamente recomendable».
https://silerenonpossum.com/sinodo-papa-francesco-e-il-disco-rotto-su-pizzi-e-soldi/
Tiene narices que precisamente Francisco hable de actitudes dictatoriales.
Pura maldad…