León XIV explica la Parábola del Sembrador en su primera catequesis

El Papa León XIV explica la parábola del sembrador durante la audiencia general
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El Papa León XIV desgrana la parábola del sembrador en su primera Audiencia General

En su primera audiencia general, el Papa León XIV ha predicado con notable profundidad. Lejos de improvisar banalidades o frases huecas, el Santo Padre ha ofrecido una profunda meditación sobre la parábola del sembrador. De esta manera, retoma la catequesis jubilar que había sido iniciada por su predecesor bajo el título: «Jesucristo, nuestra esperanza».

El nuevo Papa ha descrito a un Dios que ama sin medida. Un Dios que lanza su palabra incluso en los corazones más pedregosos. “La forma en que este sembrador ‘derrochador’ arroja la semilla es una imagen de la forma en que Dios nos ama”, ha afirmado Su Santidad. Además, ha añadido una reflexión crucial: “Jesús es la semilla que muere para transformar nuestra vida”.

Asimismo, el Pontífice ha recordado que la esperanza no nace de nuestras capacidades humanas. Por el contrario, surge de la confianza divina: “Dios no espera a que seamos el mejor terreno”.

Con esta primera catequesis, el Papa León XIV marca claramente el tono de su pontificado: teología sólida, profundo anclaje en la Escritura, y una palabra exigente que, al mismo tiempo, consuela. A continuación, publicamos el texto íntegro de su intervención, donde se explora la riqueza de la parábola del sembrador.


Audiencia general de León XIV (21 de mayo de 2025)

Queridos hermanos y hermanas:

Me alegra darles la bienvenida en mi primera audiencia general. Es un gozo para mí retomar el ciclo de catequesis jubilares sobre el tema «Jesucristo, nuestra esperanza». Este ciclo fue sabiamente iniciado por el Papa Francisco.

La Parábola del Sembrador: Una Introducción a la Comunicación de Jesús

Hoy seguiremos meditando sobre las parábolas de Jesús. Estas narraciones nos ayudan a recuperar la esperanza, porque nos muestran cómo obra Dios en la historia. En esta ocasión, me gustaría detenerme en una parábola un poco particular. Se trata de una especie de introducción a todas las parábolas: me refiero a la del sembrador (cf. Mt 13,1-17). En cierto sentido, en este relato podemos reconocer la forma de comunicarse de Jesús. Su método tiene mucho que enseñarnos para el anuncio del Evangelio hoy.

Cada parábola cuenta una historia tomada de la vida cotidiana. Sin embargo, quiere decirnos algo más; nos remite a un significado más profundo. La parábola suscita en nosotros interrogantes importantes. Por ello, nos invita a no quedarnos en las apariencias. Ante la historia que se cuenta o la imagen que se me presenta, puedo preguntarme: ¿dónde estoy yo en esta historia? ¿Qué dice esta imagen a mi vida? El término parábola proviene, de hecho, del verbo griego paraballein, que significa lanzar delante. Efectivamente, la parábola me lanza delante una palabra que me provoca y me empuja a interrogarme.

La Dinámica de la Palabra de Dios

La parábola del sembrador habla precisamente de la dinámica de la palabra de Dios. También explora los efectos que esta produce. De hecho, cada palabra del Evangelio es como una semilla que se arroja al terreno de nuestra vida. Jesús utiliza frecuentemente la imagen de la semilla, con diferentes significados. En el capítulo 13 del Evangelio de Mateo, la parábola del sembrador introduce una serie de otras pequeñas parábolas. Algunas de ellas hablan precisamente de lo que ocurre en el terreno: el trigo y la cizaña, el grano de mostaza, el tesoro escondido en el campo. ¿Qué es, entonces, este terreno? Es nuestro corazón. Pero también es el mundo, la comunidad, la Iglesia. La palabra de Dios, de hecho, fecunda y provoca toda realidad.

Al principio, vemos a Jesús que sale de su casa. Inmediatamente, se reúne a su alrededor una gran multitud (cf. Mt 13,1). Su palabra fascina y, ciertamente, despierta la curiosidad. Entre la gente hay, evidentemente, muchas situaciones diferentes. La palabra de Jesús es para todos. No obstante, actúa en cada uno de manera diferente. Este contexto nos permite comprender mejor el sentido de la parábola.

El Sembrador «Derrochador» y el Amor Incondicional de Dios

Un sembrador, bastante original, sale a sembrar. Sin embargo, este sembrador no se preocupa excesivamente de dónde cae la semilla. La arroja incluso donde es improbable que dé fruto: en el camino, entre las piedras, entre los espinos. Esta actitud sorprende a los oyentes. Por consiguiente, los lleva a preguntarse: ¿por qué actúa así?

Estamos acostumbrados a calcular las cosas —y a veces es necesario hacerlo—, ¡pero esto no vale en el amor! La forma en que este sembrador ‘derrochador’ arroja la semilla es una imagen de la forma en que Dios nos ama. Es cierto que el destino de la semilla depende también de la forma en que la acoge el terreno. También influye la situación en que se encuentra. Pero, ante todo, con esta parábola, Jesús nos dice que Dios arroja la semilla de su palabra sobre todo tipo de terreno. Es decir, en cualquier situación en la que nos encontremos: a veces somos más superficiales y distraídos; a veces nos dejamos llevar por el entusiasmo; a veces estamos agobiados por las preocupaciones de la vida. Sin embargo, también hay momentos en los que estamos disponibles y acogedores. Dios confía y espera que tarde o temprano la semilla florezca. Él nos ama así: no espera a que seamos el mejor terreno, siempre nos da generosamente su palabra. Quizás precisamente al ver que Él confía en nosotros, nazca en nosotros el deseo de ser un terreno mejor. Esta es la esperanza, fundada sobre la roca de la generosidad y la misericordia de Dios.

Jesús: La Semilla que Muere para Dar Vida

Al contar cómo la semilla da fruto, Jesús también está hablando de su vida. Jesús es la Palabra, es la Semilla. Y la semilla, para dar fruto, debe morir. Entonces, esta parábola nos dice que Dios está dispuesto a «desperdiciarse» por nosotros. Nos enseña también que Jesús está dispuesto a morir para transformar nuestra vida.

Tengo en mente ese hermoso cuadro de Van Gogh: El sembrador al atardecer. Esa imagen del sembrador bajo el sol abrasador me habla también del esfuerzo del campesino. Y me llama la atención que, detrás del sembrador, Van Gogh haya representado el trigo ya maduro. Me parece una imagen de esperanza: de una forma u otra, la semilla ha dado fruto. No sabemos muy bien cómo, pero es así. En el centro de la escena, sin embargo, no está el sembrador, que está a un lado. Por el contrario, todo el cuadro está dominado por la imagen del sol, tal vez para recordarnos que es Dios quien mueve la historia, aunque a veces nos parezca ausente o lejano. Es el sol que calienta la tierra y hace madurar la semilla.

Acoger la Semilla de la Palabra de Dios

Queridos hermanos y hermanas, ¿en qué situación de la vida nos alcanza hoy la palabra de Dios? Pidamos al Señor la gracia de acoger siempre esta semilla que es su palabra. Y si nos damos cuenta de que no somos terreno fértil, no nos desanimemos. En lugar de ello, pidámosle que siga trabajando en nosotros para convertirnos en terreno mejor.

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