El cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado del Vaticano durante casi doce años en el pontificado del Papa Francisco, ha ofrecido una sentida reflexión sobre la reciente elección del Papa León XIV, anteriormente el cardenal Robert Francis Prevost, de la Orden de San Agustín.
En un artículo publicado en el Giornale di Vicenza, Parolin compartió su testimonio tras participar en el Cónclave que eligió al nuevo Pontífice, describiendo la experiencia como “fuerte y conmovedora”. Para el purpurado italiano, la elección de un nuevo Papa no es simplemente un acto humano, sino un misterio en el que actúa el Espíritu Santo. “Creemos firmemente que es el Espíritu quien elige al hombre destinado a guiar la Iglesia”, escribió.
El cardenal destacó la pronta elección tras la enfermedad y muerte del Papa Francisco, a quien agradeció por haberlo mantenido como su colaborador más cercano por más de una década. Subrayó también que la Iglesia no ha quedado huérfana: “El Señor no abandona a su amada esposa, sino que la provee de pastores según su corazón”.
Parolin relató que tras el “acepto” de Prevost, un aplauso largo y caluroso llenó la Capilla Sixtina, marcando el inicio del pontificado del Papa número 267 de la historia. Lo que más le impactó, afirmó, fue “la serenidad que reflejaba su rostro” en un momento tan intenso y trascendental. A pesar de la conciencia de los desafíos actuales de la Iglesia, dijo, “nunca perdió su sonrisa apacible”.
El nuevo Papa fue descrito como un hombre equilibrado, prudente y conocedor profundo de las realidades eclesiales. Parolin recordó su primer encuentro con Prevost durante una delicada situación en la Iglesia del Perú, donde este era obispo de Chiclayo, y resaltó sus cualidades: “Conocimiento, serenidad en la argumentación, respeto, atención y amor por todos”.
En sus primeras palabras como Papa, León XIV ya mostró sensibilidad por los grandes temas globales, al referirse a la necesidad de una paz “desarmada y desarmante”. Parolin cree que su experiencia como religioso agustino y pastor será clave en su servicio, apoyado también en la espiritualidad de San Agustín, a quien citó tras su elección.
Finalmente, el cardenal expresó su cercanía al nuevo Pontífice: “Le acompañamos con nuestro afecto, nuestra obediencia y nuestra oración”.
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La primera vez que me cae simpático Parolin por lo que dice. Pero no es suficiente: que León XIV se apresure a cambiarlo en el cargo por otro de confianza.
Creo que, en general, los fieles deberíamos abstenernos de hacer juicios públicos sobre ía jerarquía eclesiástica. Obviamente, no contamos con los antecedentes necesarios para hacer juicios objetivos, y en segundo lugar, no somos los que estamos llamados a juzgar. Estamos empezando a vivir un nuevo potificado, dejemos que el Santo Padre haga su dificil tarea y recemos por él y por todos los que colaboran con él, no echemos más leña a la hoguera de las divisiones y rencillas en la Iglesia.