Parolin, ¿hacia un acuerdo?

Parolin agenda 2030

Que Parolin está siendo impulsado por fuerzas poderosas, dentro y fuera del colegio cardenalicio, es algo que a estas alturas no ofrece duda. La suficiencia que está mostrando durante las Congregaciones avala la sensación de que se siente el elegido, aunque la verdad es que no levanta grandes pasiones ni siquiera entre sus más allegados.

En principio tiene muchas cosas en contra: incluso su trayectoria como hombre esencialmente de la alta política parece perjudicarle. Bastaría recordar el brutal desafuero bergogliano al respecto de la Iglesia en China por él ejecutado; su éxito en la política con Beijing es tal que, justamente, ayer 30 de abril, el gobierno de Xi Jingping anunció el nombramiento de dos nuevos obispos. La jugada se comenta sola.

Eso, por no hablar de Venezuela. Y tampoco – el hombre tira a gélido – resulta particularmente comunicativo, algo que por aquí cotiza alto. Pero si la alta política no parece ser lo suyo, la política con minúsculas ya es otra cosa.

Parolin no está jugando la baza de la identificación con Francisco, sino casi su desapego – dentro de un orden – porque la reivindicación del legado de Francisco, con alguna ocasional excepción, ha dejado de ser un asunto excesivamente popular. Así que las terminales mediáticas bergoglianas están haciendo un esfuerzo en ese sentido.

Los reivindicadores de Francisco son relativamente pocos. La crítica al último pontífice está bastante generalizada y, aunque se expresa con una cierta prudencia, ya se hace de modo más o menos abierto. O cuando menos, sobreentendido.

La situación en ese campo es confusa. El nombre del bergogiliano José Tolentino de Mendonça se deja caer de vez en cuando a modo de espantajo por parte de los sectores más progresistas, pero ¡atención! porque parece tener más tirón de lo previsto entre algunos moderados, que es quienes van a decidir la partida.

También asoma Aveline al frente de los más fervientes partidarios del sinodalismo, apoyado por Grech, Hollerich y Reinhardt Marx (de adecuadísimo apellido y que, no lo olvidemos, fue nombrado cardenal por Benedicto XVI; a cada cual lo suyo).

Esta opción es ciertamente improbable, aunque no tanto la suma de las dos anteriores, de modo que Parolin puede presentarse como lo suficientemente centrista a fin de alcanzar una masa crítica suficiente. De ser así, la cuestión sería ahora quién se asocia con el Parolin papa.

La elección de los Marx o de los Tagle cantando Imagine (Imagine there´s no Heaven…and the world will be as one) sería, simplemente, desastrosa; y con nada desdeñable probabilidad haría inevitable – o visible, a gusto del consumidor – el cisma.
Por eso, no es nada descabellado considerar la cuestión desde otro punto de vista. Y es que los conservadores estén llegando a un acuerdo, según ciertas filtraciones, con el entorno de Parolin para pactar un ticket – a lo made in USA – en el que encaje este en el solio pontificio y un secretario de Estado del grupo liderado por Erdö.

La duda es si una cosa así serviría para algo, más allá de ganar un cierto tiempo.