Es aún pronto para hacer balances y análisis sobre lo que ha supuesto para la Iglesia y todos los católicos estos doce años de pontificado de Francisco. De nada sirve lamentarse en estos momentos por sus errores (como todos los tenemos). Toca pasar página y mirar ya al futuro.
La Iglesia católica, aquella verdaderamente fundada por Jesucristo sobre Pedro, su roca firme, vive tiempos convulsos y es momento de no perder la esperanza. Hay quienes sumidos en el pesimismo más absoluto ya sacan a pasear el popular refranero alertando de que «otro vendrá que bueno le hará», pero toca confiar en que dentro de unos días en la Capilla Sixtina también entre esa ola de sentido común que está empezando a resplandecer en algunos países de Occidente.
No en vano, el futuro Papa tiene por delante una ardua tarea. Son múltiples los temas que deberá abordar el 267º Papa de la Iglesia católica. Y no, la sinodalidad, la conversión ecológica o el fomento de la inmigración masiva no son prioridades. Tras el fallecimiento del Papa Francisco, la Iglesia Católica se encuentra en un momento de reflexión profunda. El próximo Pontífice enfrentará la tarea de abordar diversas cuestiones que han generado debate y división en los últimos años.
Volver a respetar el Derecho Canónico
Uno de los retos más urgentes que deberá abordar el futuro Papa es la restauración del respeto y la aplicación coherente del Derecho Canónico, la ley fundamental que rige la vida interna de la Iglesia. Durante el pontificado de Francisco, numerosos canonistas y observadores vaticanos han expresado preocupación por lo que consideran una administración personalista y, en ciertos casos, contraria al espíritu del orden jurídico eclesial. Casos concretos y ampliamente discutidos, como el famoso ‘Caso Gaztelueta’, han puesto sobre la mesa la inquietante percepción de que el Papa ha intervenido en procesos judiciales sin el debido respeto a las instancias establecidas por la ley canónica.
En el caso Gaztelueta, por ejemplo, se señala que el Papa intervino directamente en una causa que ya había pasado por las instancias judiciales eclesiales pertinentes, desautorizando de facto la sentencia y ordenando una revisión en términos que, para muchos, comprometían la imparcialidad del sistema judicial interno. Este tipo de actuaciones han sido vistas por numerosos juristas católicos como una señal de deterioro institucional, donde la figura del Papa se impone por encima de los procedimientos establecidos, rompiendo con siglos de tradición legal en la Iglesia. Principios elementales del derecho fueron pisoteados y despreciados por el Pontífice y su delegado para este caso, el obispo José Antonio Satué, tal y como han demostrado numerosos juristas. El último en denunciarlo fue el expresidente del Foro de la Familia Benigno Blanco en un certero artículo publicado en ABC.
Del mismo modo, ha sido motivo de escándalo el modo en que el Papa Francisco ha removido a varios obispos sin que mediaran procesos claros o públicos. Si bien el Papa tiene autoridad para remover prelados, el modo en que se han llevado a cabo algunas de estas destituciones ha generado un ambiente de inseguridad jurídica y desconfianza. Pastores con años de servicio han sido apartados sin explicación oficial, y en algunos casos, sin haber cometido delitos ni errores doctrinales manifiestos. Esto ha dado pie a acusaciones de arbitrariedad y a un malestar creciente entre los miembros del episcopado, que temen ser cesados no por razones objetivas, sino por motivos ideológicos o personales. Muchos han guardado silencio por miedo a perder la poltrona.
Paradójicamente, todo esto ha ocurrido en un pontificado que ha hecho bandera de la sinodalidad, es decir, de un estilo de gobierno basado en la escucha, la participación y la colegialidad. Sin embargo, en Roma ha sido común en estos años escuchar que, más allá de la retórica, la forma real de gobernar del Papa Francisco ha tenido tintes más propios de un régimen absolutista. El hecho de que el Papa sea, en efecto, un monarca absoluto en términos canónicos, no debe ser excusa para ejercer ese poder de forma despótica. El papado no es una monarquía oriental ni una dictadura: es el servicio más alto en la Iglesia, que debe reflejar en su forma y fondo la figura de Cristo, el Buen Pastor.
Es por ello que se vuelve imperioso recuperar un gobierno eclesial que no solo proclame la justicia, sino que la practique conforme a los procedimientos establecidos. Que el sucesor de Pedro sea verdaderamente ipse Christus, el que sirve, guía y santifica, no quien gobierna como un pequeño dictador de república bananera. En definitiva, el próximo Papa tendrá que recuperar la dignidad del Derecho Canónico, no como un obstáculo a la misericordia, sino como el cauce justo, prudente y transparente que garantiza la verdadera caridad y el orden en la Iglesia.
Reafirmar la ortodoxia doctrinal
Durante el pontificado de Francisco, documentos como Amoris Laetitia y Fiducia Supplicans han generado debates sobre la interpretación de la doctrina católica, especialmente en lo referente a la comunión de divorciados vueltos a casar y la bendición de parejas en situaciones irregulares. Estas situaciones han provocado confusión entre los fieles y han resaltado la necesidad de una enseñanza clara y coherente con la tradición de la Iglesia.
El próximo Papa deberá proporcionar claridad doctrinal en estos temas, reafirmando la enseñanza tradicional de la Iglesia y ofreciendo una pastoral que combine la verdad con la caridad. Inexplicablemente, son muchos los perseguidos que visten sotana o alzacuellos y defienden postulados tradicionales. En cambio, aquellos clérigos acostumbrados a vestir de vaqueros y camisas de cuadros y que predican una teología contraria a la fe católica o en el límite, han gozado de total impunidad. Es evidente que en este pontificado ha existido una doble vara de medir. Hay quienes han logrado salir de rositas como Zanchetta o Rupnik. En cambio, otros con menor o ninguna culpa han sido guillotinados por la maquinaria vaticana dependiendo de si gozaba de la simpatía o no del Pontífice.
Promover la unidad en la verdad frente a la polarización
El obispo Joseph Strickland describió el pontificado de Francisco como uno de los más polarizantes de la historia de la Iglesia, señalando que se ha dado cabida a opiniones alejadas de la fe y la moral católica. La promoción de la sinodalidad, aunque con la intención de escuchar a todos, ha sido interpretada por algunos como una apertura a doctrinas y estilos de vida contrarios a la enseñanza tradicional.
El famoso «todos, todos, todos» supuso un punto de inflexión para colar pensamientos, teorías, doctrinas y estilos de vida pecaminosos. Ya no se habla de conversión o de vida de fe profunda y espiritual. Se ha dado rienda suelta al libre albedrío para dar cabida a la diversidad con la idea de fondo de que nadie se aleje, pero la realidad es que sería una falsa compasión hacia aquellos que tienen derecho a que se les diga la verdad, la cual no está en contraposición a la unidad que ha de estar siempre fundamentada en la verdad. Todo lo demás es humo.
El próximo Papa deberá trabajar para restaurar la unidad en la verdad, asegurando que la diversidad de opiniones no comprometa la integridad doctrinal de la Iglesia.
Recentrar la misión espiritual de la Iglesia
Durante el pontificado de Francisco, la Iglesia ha enfatizado temas sociales como la inmigración, la conversación ecología, el cambio climática y la pobreza. Estos asuntos, han copado gran protagonismo en las intervenciones y discursos del Papa Francisco en detrimento de cuestiones fundamentales de las que se espera que hable un Papa.
No son pocos los fieles que se han sentido en cierta medida huérfanos estos años de un verdadero padre que les confirme en su fe. También conocemos casos de unos cuantos católicos que han tenido que dejar de leer los escritos de Francisco para poder mantener una fe fuerte y no sentirse decepcionados por quien debería habernos llenado de Dios en estos años.
El próximo Pontífice deberá recuperar y recordar la misión esencial que tiene la Iglesia: la salvación de las almas, la promoción de la vida sacramental y la profundización en la oración y la espiritualidad.
Aclarar cuestiones doctrinales polémicas
Sea quien sea el sucesor de Francisco, tendrá que cortar con los temas polémicos: el próximo Papa debe recordar que el sacerdocio es algo reservado para el hombre tal y como zanjó san Juan Pablo II y que algunos pretenden volver a «estudiar» aprovechando el problemático Sínodo. Que no habrá ni siquiera diaconado femenino. Derogar Fiducia supplicans y recordar que la Iglesia no puede aprobar ni bendecir el pecado. Insistir en la acogida con caridad pastoral a las personas con tendencia homosexual que quieran vivir acordes a la enseñanza de la Iglesia.
Apostar por la riqueza valiosa que supone el celibato sacerdotal. Dejar de perseguir a movimientos e instituciones que hacen bien a la Iglesia y empezar a cortarles las alas aquellos que están infectando la Iglesia con sus tesis heréticas. Que la Iglesia no es una moneda de dos duros que deba contentar a todo el mundo.
El nuevo Papa tendrá trabajo y sí, deberá ser continuista pero con la fe y doctrina que nos dejó Cristo en el Evangelio y no estar a merced de las modas y cambios que reclama la secularizada sociedad actual.
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Cristo, en la Última Cena, mandó a San Pedro: «Confirma a tus hermanos» (Lc 22,32). Esta orden del Señor llega a todos los papas, y sólo se cumple cuando se mantiene la fidelidad a la verdad. Por eso, un pontífice que contradice a sus predecesores, en vez de confirmar en la fe, está sembrando confusión y división, y por amor a la Iglesia y por el bien de su unidad, debemos refutar a un papa, obispo, o a cualquiera que así se comporte.
Oremos y mortifiquémonos, para que el nuevo papa sea fiel a la Biblia y a la Tradición, tenga celo apostólico, y también habilidad pastoral, de modo que condenando los errores del Papa Francisco, ayude a revertir la situación de grave confusión doctrinal e ideológica en que se encuentran muchos católicos.
Titular ahora mismo de ‘Religión en Libertad’:
«¿Quién es la religiosa a quien se permitió rezar y llorar unos minutos ante Francisco?»
Y ni una palabra para contar a sus alienados lectores lo que realmente ha hecho conocida a Geneviève Jeanningros: ser la monja que organizaba las audiencias semanales de activistas «trans» con Francisco.
Avisa el cardenal Müller de un inminente cisma; ojalá lo declaren con tiempo de poder pasarnos a Jesús y saltar de una vez del Titanic de mentiras que pilotan los hobbits neocones.
Francisco no ha cometido ni la más mínima infidelidad doctrinal. Ha tenido estilo de pastor, y eso siempre da la sensación de que se transgreden normas, pero solo es una sensación, para nada la verdad.
Paco no ha podido meter más la pata. Hereje, blasfemo, idólatra, faltón, filomasón y procomunista.
Querrás decir que las ha cometido casi todas. Francisco es como el tonto del pueblo pero sin su mala leche. Cuando fue nombrado, yo me alegré enormemente, después tuve años de calvario para ir arrepintiéndome. Es que además ha inventado una doctrina nueva que jamás ha existido en la historia de la iglesia, sin precedente alguno ha nombrado nuevos dioses paganos, adorando a la hermana luna y a la madre tierra, y hasta la mona Chita. Cuando lo importante hubiera sido confirmarnos en la fe e instar al pueblo a la conversión, suprimió el infierno, negó que Dios castigara, ya que el covic era obra de la tierra cabreada, ha creado un sincretismo que ha resultado ser un auténtico engendro. Sus amigos eran los enemigos de la iglesia, y sus enemigos la TRADICIÓN, a la cual ha perseguido con saña.
RAURELL
JAJAJAJAJAJAJAJ, tus conocimientos sobre catolicismo deben ser parejos a los de la físca de partículas. ¿Te has leido la Amoris majadero? y la Fiducia? tu lo que eres es un fiducio. Anda y vete a que te bendigan a ti a tus otros seudonimos.
Juan Nadie, veo que has abandonado tu «sarasismo», me alegro.
«Francisco no ha cometido ni la más mínima infidelidad doctrinal»
😂 Jajajajajaja. Qué humoroso nos ha salido el troll.
Muy suave me parece el artículo. Hay que coger toda la morralla herética, elevada a magisterio en estos años, y quemarla o tirarla al Tíber. Amoris Laetitia, Fratelli Tutti, Laudato Sí…
Otra: hay que exorcizar los demonios que han tomado el Vaticano con la adoración idolátrica a la Pachamama, las orgías sodomitas y las más que probables misas negras realizadas a lo largo de los últimos años.
Otra: todos los herejes y macarristas que nos han torturado estos años deben ser enviados a Siberia: Tucho, Hollerich, Cupich, McElroy, los pro-sodomía, los que querían restaurar la ley mosaica, los del sacerdocio femenino…
Otra: hay que derogar inmediatamente la diabólica Traditionis Custodes y restaurar la Santa Misa en todo el mundo, no solo para los pocos privilegiados que viven cerca de una fraternidad sacerdotal tradicional.
Y así podríamos seguir páginas y páginas…
JUAN NADIE
Suscribo completamente.
1. En el próximo Papa lo tiene fácil, simplemente derogar la totalidad de las normas que hizo Francisco, hacer tabla rasa, porque no hay nada aprovechable… No hay nada más fácil que tener el terreno y el campo libre.
2. Luego se ha de reenganchar con la estela de San Juan Pablo II y Benedicto XVI, abandonando totalmente el camino de Francisco.
Eso también es sumamente fácil, no hay ninguna dificultad, porque implica reengancharse a la Sagrada Tradición y la tradición de los Padres, Doctores, grandes teólogos, místicos y santos de la Iglesia, que Francisco había orillado del todo.
3. Lo difícil será reintroducir los principios innegociables de todo católico en la vida pública: vida, familia y matrimonio, educación de los hijos por los padres y bien común.
Y no es porque sea difícil, sino porque hay que tener parresía o valentía.
Cuestión previa es que el próximo Papa sea Papa y no lo será si surge de un Cónclave mixto de 133 Cardenales.
De un falso Cónclave surgirá otro Anti-Papa así como de un mono surge otro mono, no un hombre.
El Cónclave católico será únicamente con Cardenales pre-2013.
Interesante tesis. Hay para todos los gustos.🤔
Es claro que esto no es elegir entre un helado de frutilla o de crema.
Es la magna cuestio ya que donde está el Papa está la Iglesia. Por esto Benedicto XVI salvó a la Iglesia Çatólica al no permitir que el munus -al que nunca renunció- pasara al farsante Bergoglio, quien en su impostura fundó una nueva iglesia: la del Anti-Evangelio.
Con el difunto Papa Francisco se cierra la profecía de San Malaquías, que ha tenido coincidencias muy llamativas de aciertos. Era el último de la lista. Como traca final no ha estado mal. ¿Habrá sido realmente el último Papa de la Iglesia? porque vivimos tiempos apocalípticos, por si alguien no se ha dado cuenta aún.
«Es aún pronto para hacer balances y análisis sobre lo que ha supuesto para la Iglesia y todos los católicos estos doce años..»
Si no lo habéis hecho cuando el déspota estaba vivo y había que luchar contra su malicia y sus herejías, ya habéis llegado tarde. Podéis sentaros esperando como una babosa el atardecer de la charca para hacer «balance y análisis». Ya no importa, cobardes!
Alabado sea Jesucristo
LO ULTIMO QUE ME ESERABA LEER EN INFOVATIANA, ES A UNA SANGUIJUELA NOMBRANDO A NUSTRO SEÑOR JESUCRISTO. ¡QUE DIOS SE APIADE DE NOSOTROS!
Efectivamente, que Dios se apiade de vosotros, raza de víboras, los idólatras del Falso Profeta Bergoglio.
Bergoglio: «La Virgen María no nació santa». Una de las muchas blasfemia del Bergoglio satánico y de los muchos ataque al dogma de la Inmaculada Concepción.
Iré refrescando la memoria de vosotros, raza de víboras, con las maldades es de este malnacido.
Alabado sea Jesucristo
Curiosa creencias. Todas irracionales y absurdas, pero matarías a tu madre por ellas.
Que hable usted de creencias irracionales y absurdas, siendo un supersticioso que cree en universos autocreados o eternos que la ciencia niega, sólo para autoengañarse y poder seguir con una vida inmoral mientras el cuerpo aguante, parece una broma del 28 de diciembre.
Cuando dijo «no nació santa», no se refería a su nacimiento estrictamente, libre del pecado original, se refería a que siendo una mujer, una persona, jamás cometió pecado.
Por eso esas palabras, muy posiblemente sacadas de contexto, constituye un error de Francisco, al no terminar de explicarlas bien, y no en una herejía.
De todas maneras, hay que mantener la esperanza en el nuevo Papa, pues solo Dios sabe de cuanta maldad del demonio nos habrá librado Francisco. Fue morir Benedicto XVI y comenzar el cisma por el centro de Europa, con quién tuvo que luchar Francisco y está también la terrible Agenda 2030, que la combatió también, que ya no es la Agenda 2030, sino la Agenda 2035 pues la ha tenido que retrasar la Unión Europea.
Se ha muerto: ya no tiene usted la necesidad de tratar de cuadrar el círculo para disculpar lo que no tiene disculpa. Esa frase no sólo no se ha sacado de contexto, sino que si cita el contexto (el texto completo) empeora, lo cual ya es difícil. Soltó una herejía como la copa de un pino, explicando que la Virgen se hizo santa por voluntarismo jesuítico (que es lo único hasta donde él llegaba), no entendiendo y/o aceptando que no: no se hizo santa por el camino por voluntad propia, sino que nació Santa por una decisión divina «ab aeternum».
Hay en Internet una persona que se llama Christian Viñas, que lleva una web católica, que ha leído todo el texto de esas palabras «no nació santa» y explica muy bien, en el contexto, lo que dijo el Papa y lo defiende.
Está claro que el significado se esas palabras han sido deformadas al sacarlas del contexto donde se dijeron.
Es el problema, no hay ninguna herejía del Papa Francisco, simplemente algunos católicos ortodoxos no las han comprendido en su contexto.
En cuanto mis palabras, mejor te olvidas de ellas, pues sí van a dividir no deben de ser buenas. La frase queda mejor defendida por Christian Viñas.
Perdona se llama Christian Huerta, su canal es SemperFiat.com
Con todo respeto, recuerdan las dubias sin contestar y las ambigüedades en orden a los Sacramentos, parece que en definitiva es una cuestión no de restauración sino de la Primacía de la Fe, en la cual no hay dobleces, lo que es sí es sí y lo que no es no.
Es imprescindible la confirmación en la Fe, de otro modo nada se podrá, no hay reemplazo ni sustituto y no admite graduaciones es un todo.
Creemos realmente en la Eucaristía o ha pasado a ser una costumbre rutinaria.
Veamos la Liturgia, tan olvidada, en la Misa es más importante la Eucaristía, la Consagración o el rito de la paz…
Al final el que persevere en la Fe y la Oración triunfará…
Caramba!. Visto el articulo, que es lo que ha hecho bien?. Menos mal que empiezan diciendo » nos equivocamos todos».
En lugar de comentarios, casi todos, subidos de tono, por decirlo suavemente, probemos a invocar al Espiritu Santo, ofreciendo nuestras oraciones para que el nuevo Papa sea un buen pastor para nuestra Iglesia.
Con que profese la fe católica, podemos darnos con un canto en los dientes. No se necesitan más «pastores» (de aquella manera), cuando el anterior se ha encargado de dejar el redil sin ovejas. ¿Qué va a pastorear? ¿El pasto? ¿El cercado? Sin ovejas sobra el pastor. Queremos un papa, no un ganadero.
Entonces no creerá lo mismo que tú, Carcholicvs.
Tú no eres católico (eres cerebralmente disfuncional, pero eso es otea historia).
Tu religión vengativa, supersticiosa, irracional y mezquina ez el Carcolicismo.
Anda y gete a oír misa de culo, que te pone palote.
Trátese la dislexia, Gay CerdetePF; y no proyecte, que parece aún más tarado.
El otro día estuve metendando con Satanás y el Espíritu santo y me contaron que ya han llegado q un consenso:
Nuevo Papa; Victor M. «Tucho» Fernandez
Doctrina de la fe: James Martin, Jesuita
Lituria: Kiko Argüello (primer laico creado cardenal)
Clero; Brigitta Filsdogotir (islandesa, promera cardenala de la historia)
Unidad de los cristianos; Hermano Alois fe Taizé
Sevretario de Estado; Prdro Sanchez Pérez-Castejón.
Y así todos