La explanada del Castillo de Javier fue, una vez más, el epicentro de la fe navarra con la celebración de la segunda Javierada de este año.
En su homilía, el arzobispo de Pamplona, don Florencio Roselló, lanzó un mensaje de acogida y unidad, remarcando que «en nuestra Iglesia caben todos, todos, todos». Unas palabras que, alineadas con el espíritu de aperturista del Papa Francisco, también han generado debate sobre su interpretación y alcance.
Durante su homilía, monseñor Roselló destacó el carácter acogedor del santuario de Javier y la universalidad del mensaje cristiano: “San Francisco Javier está en actitud de acogida, de recibimiento. Te dice ‘bienvenido’, ‘estás en tu casa’. No pregunta, no cuestiona, abraza y acoge”. En este contexto, el arzobispo hizo referencia a la diversidad de los peregrinos que acudieron a la Javierada, incluyendo inmigrantes, presos, enfermos y personas de diferentes sensibilidades. “Los brazos de San Francisco Javier acogen a todos”, insistió.
Sin embargo, esta insistencia en el “todos, todos, todos” podría prestarse a interpretaciones equívocas si no se matiza adecuadamente. La Iglesia es madre y maestra, y acoge a todos, sí, pero no para dejarlos en su situación sino para conducirlos a la conversión. Cristo abrazaba al pecador, pero siempre con la llamada clara a la conversión: “Vete y no peques más” (Jn 8,11). La acogida sin conversión se convertiría en mera complacencia, y el Evangelio no predica la indiferencia ante el pecado.
El arzobispo de Pamplona perdió la ocasión de recordar que la Cuaresma es el tiempo propicio para la conversión personal, por lo que no puede olvidar su misión esencial: llevar a todos al encuentro con la verdad de Cristo. La Javierada es un símbolo de peregrinación, de búsqueda y de cambio, y no puede convertirse simplemente en una invitación sin exigencias.
El verdadero desafío es encontrar el equilibrio entre la misericordia y la verdad, entre la acogida y la conversión. Porque, en efecto, todos caben en la Iglesia, pero no todos los caminos llevan a Dios. Y el mensaje de San Francisco Javier no fue solo de acogida, sino de misión y transformación.
Tal y como explicó el arzobispo de Oviedo, monseñor Jesús Sanz Montes, en septiembre del 2023 todos caben en la Iglesia «siempre y cuando nuestra libertad decida quedarse dentro en coherencia con el Evangelio y la vida cristiana que de él se deriva. Dios me ama como yo soy, pero para que apoyado en ese amor llegue a ser como Él desea que yo sea, es decir, santo de verdad».