El cardenal Matteo Maria Zuppi, actual presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, ha sido señalado en los últimos meses como un posible sucesor del Papa Francisco.
Sin embargo, un artículo de The Remnant, escrito por Gaetano Masciullo, plantea una pregunta inquietante: ¿es realmente un papable viable o simplemente un nombre utilizado como señuelo por el ala progresista de la Iglesia?
El análisis de Masciullo detalla las posturas doctrinales de Zuppi en temas clave como la homosexualidad, la inmigración, el suicidio asistido y la libertad religiosa, destacando su aparente alineación con corrientes modernistas dentro del Colegio Cardenalicio. Asimismo, señala su relación con la influyente Comunidad de Sant’Egidio, que ha estado involucrada en actividades de mediación internacional y ha sido criticada por su postura progresista en temas morales y sociales.
Uno de los datos más llamativos del artículo es la opinión de Gioele Magaldi, Gran Maestro del Grande Oriente Democratico d’Italia, quien afirmó en una entrevista que “entre los cardenales, el que más estima es Matteo Zuppi”, llegando incluso a decir que “sería un excelente Papa”. La relación entre Zuppi y figuras del ámbito masónico añade un nuevo elemento de debate sobre su posible papel en un futuro cónclave.
A pesar de su imagen de prelado progresista, Zuppi fue uno de los pocos obispos italianos que celebraron la Misa en la forma extraordinaria del rito romano tras la promulgación de Summorum Pontificum (2007) e incluso después de la publicación de Traditionis Custodes (2021). Este dato, sin embargo, no ha impedido que sea percibido como parte del ala modernista de la Iglesia.
El artículo también menciona la estrategia del llamado “Partido de Francisco”, heredero del Grupo de San Galo, que estaría trabajando en la elección del próximo Papa. Según Masciullo, dentro de este sector del Colegio Cardenalicio existen diferentes corrientes: los “bergoglianos radicales” (Marx, Hollerich, Grech, Tagle), los “bergoglianos pragmáticos” (Parolin, Becciu, Roche, Ouellet) y los “bergoglianos liberales” (Zuppi y Aveline).
Además, el autor advierte que dentro de la Compañía de Jesús se está impulsando la candidatura de Jean-Claude Hollerich o Mario Grech, mientras que la Comunidad de Sant’Egidio preferiría a Zuppi o, en su defecto, al cardenal portugués Tolentino de Mendonça. En este contexto, la teoría de que Zuppi podría ser solo un «candidato señuelo» cobra fuerza, ya que su perfil podría ser utilizado para desviar la atención mientras se impulsa a otro cardenal con mayores posibilidades de éxito.
¿Un “bergogliano” decepcionado?
Uno de los aspectos más interesantes del artículo de The Remnant es la aparente decepción de muchos progresistas con el pontificado de Francisco. Según Masciullo, Zuppi sería uno de los prelados que han mostrado cierto distanciamiento con el actual Papa, como lo demostraría su participación en la presentación del libro ¿Qué queda del papado? El futuro de la Iglesia después de Bergoglio, donde se habla abiertamente de un período pre-cónclave desde el año 2021.
El artículo cita además la renuncia del cardenal Reinhard Marx como un síntoma de este desencanto dentro del ala progresista de la Iglesia. Marx justificó su dimisión en 2021 como un acto de solidaridad con las víctimas de abusos sexuales y un reconocimiento del “fracaso sistémico” de la institución eclesial. Sin embargo, su renuncia fue rechazada por el Papa Francisco.
Zuppi y la “Iglesia de todos, todos, todos”
Matteo Maria Zuppi nació en Roma en 1955 y comenzó su carrera en la Comunidad de Sant’Egidio antes de ser ordenado sacerdote en 1981. Desde entonces, ha estado involucrado en múltiples mediaciones diplomáticas, incluida la firma de los Acuerdos de Roma de 1992, que pusieron fin a la guerra civil en Mozambique.
En 2012, fue nombrado obispo auxiliar de Roma por Benedicto XVI. Tres años más tarde, Francisco lo designó arzobispo de Bolonia, sucediendo al cardenal Carlo Caffarra, un prelado conocido por su postura tradicional. En 2019, Zuppi fue creado cardenal y recibió el título de la iglesia de Sant’Egidio en Trastevere, en un claro reconocimiento a su vinculación con dicha comunidad.
A lo largo de los años, Zuppi ha emitido declaraciones polémicas en torno a la homosexualidad y otros temas morales. En el prólogo de la edición italiana del libro Construyendo un puente de James Martin SJ, pidió una “pedagogía de la gradualidad” para la acogida de personas LGBT en la Iglesia. También apoyó la publicación del libro Iglesia y homosexualidad. Una investigación a la luz del magisterio del Papa Francisco, donde se afirma que la orientación sexual es inseparable de la identidad de la persona y debe ser aceptada plenamente por la Iglesia.
En una entrevista concedida a Vanity Fair en 2022, Zuppi afirmó que no tendría problema en celebrar el funeral de una persona que haya solicitado el suicidio asistido, argumentando que “la Iglesia no admite la eutanasia, pero pide la aplicación de cuidados paliativos”. Su ambigüedad en este y otros temas ha generado críticas dentro del sector conservador de la Iglesia.
Además, en junio de 2022, tras la bendición de una pareja homosexual en una parroquia de Bolonia, Zuppi no tomó medidas disciplinarias, a pesar de que en ese momento la Congregación para la Doctrina de la Fe había prohibido explícitamente tales bendiciones. Posteriormente, la declaración Fiducia Supplicans del cardenal Fernández legitimó este tipo de actos.
Un magisterio marcado por la ambigüedad
El artículo de The Remnant también subraya la confusión doctrinal de Zuppi en diversas declaraciones. En una entrevista con L’Osservatore Romano, el cardenal afirmó: “Dentro de nosotros hay un celo que nos lleva a defender la trinchera de la verdad. Pensamos que esta es nuestra tarea esencial y que esto significa seguir el Evangelio. Pero no es así. Porque ciertamente, el Evangelio es la verdad, pero es muy diferente de la actitud farisaica, que anuncia la Ley, mientras que el Evangelio nos pide comunicar el Amor.”
Masciullo señala que esta visión es teológicamente defectuosa, ya que equipara erróneamente la Verdad con la Ley, cuando en realidad ambas tienen un papel complementario en la doctrina católica.
En abril de 2023, Zuppi participó en un festival organizado por el periódico progresista Domani y declaró que la ley italiana sobre el aborto no debe ser cuestionada, describiéndola como una “importante traducción laica”. Estas declaraciones son coherentes con la postura de otros miembros de Sant’Egidio, como Vincenzo Paglia, quien ha defendido la ley del aborto como un “pilar de la sociedad”.
A la luz del análisis de The Remnant, Zuppi parece representar una figura ambigua dentro del panorama eclesiástico. Aunque algunos lo ven como un candidato viable al papado, su cercanía con sectores progresistas y su postura ambivalente en temas doctrinales podrían jugar en su contra en un eventual cónclave.
Además, la posibilidad de que su candidatura sea simplemente un señuelo dentro de la estrategia de los modernistas para impulsar a otro candidato más discreto —como el cardenal Tolentino de Mendonça— sugiere que el futuro de la Iglesia tras Francisco sigue siendo incierto.
¿Será Zuppi un verdadero contendiente en el próximo cónclave o solo una pieza dentro del ajedrez político del Vaticano? Esa es la gran incógnita que se plantea de cara a la sucesión de Francisco.
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El cardenal Zuppi es muy probable masón, sus actos así lo demuestran. La Iglesia está infestada de masones, particularmente la corte papal en el vaticano, es realmente vergonzoso lo que estamos viviendo. Y lo peor es la inacción y apatía de los fieles en general, las conferencias episcopales de Hispanoamérica, Europa y Estados Unidos dan ganas de vomitar, desde escándalos sexuales, adoración a la pachamama, hasta blasfemias contra la Santísima Virgen María. Con solo leer lo que en sus respectivas diócesis aprobaron en las 3 fases del sínodo dan ganas de vomitar, Dios nos ampare!
Muy cierto…
Zuppi por su forma de hablar y gesticulación se ve muy blandengue, sin autoridad y un títere.
Debemos ir preparando la soga, para cuando aparezca el cuervo de mal aguero en el balcón de la plaza de San Pedro y diga; Habemus Papam, cardenal Mateo Zuppi, ZUPPI I. Entonces será el momentos de colgarnos, por que qué católico sensato podrá soportar otro papado como el del papa flauta de Roma. Es imposible. Quizás la otra alternativa menos traumática sería la declaración de cisma en la iglesia universal, que en todo caso ya es inevitable. Como verán hoy me siento mas optimista que nunca, sigue lloviendo…..
Bergogliano declarado, devoto admirador de las políticas de Agenda 2030, debidamente disfrazadas de pseudocaridad cristiana. Los hay más radicales en el Colegio cardenalicio, eso sí, dado que se le conoce algún gesto de comprensión o paciencia hacia la liturgia tradicional, y eso nos permite, en cierta manera, asignarle a un bergoglianismo moderado o cosa análoga.
Su adhesión a los disparates inmigracionistas de la Santa Sede es de lo más destacable de Zuppi en los últimos tiempos.
De acuerdo con el fallecido Cardenal George Pell si eligen a Zuppi el verdadero papa seria Andréa Riccardi y por lo tanto la comunidad de San Egidio se iría a las nubes con los millones de dólares o euros que manejarían con el títere blandengue Zuppi.
En el Vaticano están luchando los progre entre si, quien va ser Papa. O puede ser q están buscando a alguno q se venda como Bergoglio para q los grupos q comandan (masones y homosexuales sigan haciendo de las suyas). Oremos para q el Señor tenga piedad y salga uno q sea fuerte y heche a esos grupos q están destruyendo a la Iglesia.